La presencia de Juan Manuel Santos en Chinchiná, y su gesto de acercarse a los caficultores, muestran la importancia que el Presidente le da a los caficultores, precisamente a pocas semanas de un paro nacional.

Foto cortesía de Juan Pablo Bello SIG

Este miércoles, Juan Manuel Santos hizo un Acuerdo de Prosperidad en Chinchiná, uno de los pueblos más cafeteros de Colombia, para presentar las medidas del Gobierno para defender a los caficultores. Santos, que conoce el medio porque trabajó muchos años en la Federación Nacional de Cafeteros, decidió romper el protocolo de seguridad y llegó al evento manejando un ‘yipao’, se bajó en una tienda a tomarse un tinto y luego explicó que su campaña presidencial había empezado en esa misma tienda. Al parecer, su campaña por la reelección también empezó este miércoles, en ese mismo lugar.

A pesar de ese gesto, su intervención fue atropellada y resultó cortada por fuertes gritos, incluyendo algunos como “no sirve” y varios chiflidos.

Eso se debió a que sus anuncios no colmaron las expectativas de muchos cafeteros: éstos esperaban, por ejemplo, que se aumentara el auxilio que el Gobierno incluye en el precio de la carga de café, y que es un subsidio a los caficultores,  a 100 mil pesos. Pero Santos les trajo la noticia de que se iba a mantener el actual de 60 mil pesos, algo que ya había prometido el Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, en diciembre pasado. 

“Jornada decepcionante para cafeteros, no aumenta auxilio por carga”, tituló La Tarde de Pereira.

La presencia de Santos en Chinchiná y su preocupación por el café, además de la preocupación económica por la situación de las más de 500 mil familias cafeteras, tienen como trasfondo la pelea por los millones de votos cafeteros. Él mismo lo dijo, de manera indirecta, cuando habló en el Acuerdo de Prosperidad. “No se dejen seducir por cantos de sirena de oportunistas que aparecen cuando hay dificultades con intereses oscuros o con el ánimo de desbaratar la alianza histórica entre la sociedad y los cafeteros”, dijo.

Óscar Iván Zuluaga es caldense y conoce el mundo de la caficultura de primera mano. Desde la tarima de su precandidatura presidencial, ha sido muy crítico de las políticas del Gobierno.

El senador del Polo Jorge Enrique Robledo, que empezó su vida política en el Eje Cafetero, está impulsando el paro nacional del 25 de febrero.

Luis Genaro Muñoz llegó a la gerencia de la Federación en 2009, con el apoyo del gobierno Uribe y muy especialmente de Gabriel Silva, entonces Ministro de Defensa y pupilo de Santos.

Esos llamados a repensar el papel del gobierno y de la Federación de Cafeteros sí existen, como también es real un descontento entre los cafeteros, que no le conviene al Gobierno.

La Unidad Cafetera, una asociación de caficultores que tiene lazos con el senador del Polo Democrático Jorge Enrique Robledo, ya dijo oficialmente que los anuncios de Santos son insuficientes para resolver la crisis . El mismo Robledo, quien ha trabajado con los caficultores del Eje Cafetero desde hace más de 20 años, ha sido un fuerte crítico de la Federación y de las políticas del Gobierno, a quienes ha señalado como responsables de la crisis. 

Por el otro lado, Óscar Iván Zuluaga, precandidato del Centro Democrático que viene de Caldas y conoce de primera mano el mundo cafetero, ha estado participando en debates cafeteros desde tribunas tan variadas como Twitter y columnas de prensa en medios del Eje Cafetero como La Patria de Manizales. Aunque no ha manifestado su respaldo al paro, sí ha criticado las políticas del gobierno.

Esos ataques de la oposición de izquierda y de derecha muestran que el asunto cafetero está caliente y que se calentará más a medida que avance la contienda electoral.

Fuera de que en el agro el uribismo tiene más fuerza que Santos, el Presidente no puede arriesgar un poderoso canal para la inversión social en el año en el que supuestamente el Gobierno hará su mayor gasto público: los comités cafeteros que existen en 17 departamentos y unos 600 municipios canalizan recursos públicos para proyectos que van desde vías hasta acueductos en zonas productoras, incluyendo el apadrinamiento de escuelas rurales. En 2012 esas inversiones, que van directamente a las zonas productoras, fueron de 89 mil millones de pesos.

Los comités son elegidos por votación de los cafeteros cedulados, y por lo tanto representan a los productores. Como tienen esa representatividad y un presupuesto importante, sirven muchas veces como un escalón en la carrera de políticos locales.

En las elecciones más recientes, en 2010, votaron más de 200 mil cafeteros y hay casi 5 mil  con cargos de poder en los comités. Las próximas elecciones son en 2014, el mismo año de las legislativas y las presidenciales, y pueden rebarajar el poder cafetero, seguramente de la mano de los cambios en el poder político.

Esa poderosa maquinaria institucional es parte de lo que está en juego en este pulso por el favor de los cafeteros, pero si la economía cafetera sigue sumida en una crisis, lo más seguro es que haya cambios importantes en quienes la controlan.

La crisis del café

La crisis del café colombiano se viene discutiendo hace ya varios meses en columnas especializadas, pero no se ha convertido en un debate nacional. Esa situación, que viene desde la ruptura del Pacto Internacional del Café en 1989, se ha venido profundizando año tras año.

En Colombia, más de medio millón de familias viven del café, la mayoría de ellas en los departamentos del Eje Cafetero, Antioquia, Huila y Tolima, aunque están presentes en la mitad de la geografía nacional. Por eso, la crisis afecta la economía en todo el país, y particularmente el empleo rural.

Los problemas son varios, desde el envejecimiento de los cafetos hasta la revaluación, pasando por la competencia de productores más recientes de café como Vietnam. Eso ha afectado el tamaño de la cosecha (en 2012 fue de 7,6 millones de sacos, depsués de haber llegado en 2007 a 12,5 millones) y el precio interno (bajó un 39 por ciento eñl año pasado) e internacional (en 2012 cayó el 33 por ciento).

Mientras muchos de los grandes productores se la han jugado por cafés de alto nivel, para los que tienen que hacer grandes inversiones pero pueden exportar directamente, los pequeños cafeteros han estado más afectados y le venden su producción a la Federación.

Esos caficultores ven a la Federación como responsable de la crisis, por lo menos en parte. Sienten que ésta se ha preocupado más por posicionar la marca del país y mantener buenas relaciones con los compradores, que por mantener el nivel de vida de los caficultores. Notan el declive en los recursos del Fondo Nacional del Café, que entre  2010 y 2012 pasó de gastar 127 mil a 89 millones de pesos en inversión social. Además, sienten que la Federación es cada vez más cercana al Gobierno y menos a los cafeteros. Eso ha producido un malestar que cada vez crece más y amenaza con una ruptura fuerte en el sector.

 

La pelea interna

El año pasado, el Congreso creó una comisión accidental para estudiar los problemas del café. Esa comisión creó unas mesas de trabajo a las que invitó a cafeteros individuales, algunos de ellos líderes de organizaciones más o menos amplias, y a la Federación Nacional de Cafeteros, que se creó hace casi 100 años precisamente para representar a los cafeteros. Al invitar a otros líderes cafeteros, el Congreso reconoció implícitamente que la Federación ha perdido representatividad.

En diciembre se realizó el Congreso Cafetero, de la Federación, donde 120 delegados de los comités cafeteros discutieron con el Gobierno la situación del café. Allí tanto Santos como el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas (cuyo padre, Jorge Cárdenas Gutiérrez, fue el gerente de la Federación por más de 20 años), dijeron que no había una crisis del café, lo que produjo molestias entre líderes de comités cafeteros.

En cambio, Juan Camilo Restrepo, quien también viene del mundo cafetero pero a diferencia de Santos y Cárdenas tiene contactos directos con comités cafeteros y productores (en 2009 fue candidato de los comités de Caldas y de Antioquia para ser gerente de la Federación), sí admitió esa crisis.

Esa falta de acuerdo en el Gobierno es reflejo de una pelea vieja. En 2009, cuatro de los principales comités cafeteros se distanciaron de la elección de Luis Genaro Muñoz como gerente. En ese entonces se ventilaron molestias de algunos dirigentes cafeteros por la excesiva intervención del gobierno en la Federación, pues veían a Muñoz como ficha de Gabriel Silva, anterior gerente y hombre de confianza de Santos, que había llevado a que precisamente Restrepo declinara su aspiración a ser gerente.

Esas dificultades ha llevado a que personas cercanas a la Federación, como su antiguo asesor de gerencia y secretario general, Guillermo Trujillo Estrada, han salido públicamente a pedir que se respete la institucionaldiad cafetera, que claramente está en problemas.

Por eso Santos anunció la creación de una comisión gubernamental para revisar toda la política cafetera, incluyendo sus instituciones, dándole espacio tanto a la Federación, con Mario Gómez (líder cafetero de Caldas que en 2009 también sonó para la gerencia de la Federación), como a los cafeteros que no están satisfechos con la Federación. “Vamos también a invitar a alguien que sea de aquellos cafeteros que dicen que no se sienten representados por la Federación, vamos a invitarlos también a que sean parte de esta comisión.”, dijo.

De esa manera, Santos crea un espacio que puede servir para darle oxígeno a las instituciones cafeteras y para solucionar la pelea. Si la comisión funciona y logra crear un nuevo consenso entre los cafeteros, Santos no solo podría desactivar un paro (lo que es un logro para cualquier gobernante) sino también dar un paso para resolver la crisis del sector económico que impulsó la economía colombiana en el siglo XX. Y, con todo eso, empezar con pie derecho su campaña reeleccionista.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.