Con la entrada de Enrique Peñalosa a la contienda presidencial, se comienza a consolidar un segundo carril para que el Expresidente lleve su candidato a la segunda vuelta en 2022.
El 'combo de los alcaldes' ayuda a desuribizar la coalición de Uribe

Mientras en la centro-izquierda hay divisiones, filtraciones, y recriminaciones, lentamente y sin drama se va armando una coalición de centro-derecha. La entrada del exalcalde Enrique Peñalosa contribuye a desuribizarla, lo que al final, le facilitará a Álvaro Uribe llegar con su candidato a segunda vuelta.
Aunque hasta ahora se ha hablado de reuniones y exploraciones, es un hecho que el exalcalde de Bogotá entrará a la contienda presidencial, y que buscará hacerlo al lado de los también exalcaldes Federico Gutiérrez y Álex Char.
Los tres están explorando cómo armar su propio ‘combo’ para que de ahí salga un candidato que se enfrente en una consulta interpartidista con el escogido por Uribe en el Centro Democrático y con el que salga del Partido Conservador. El ganador de esa consulta se enfrentará a Gustavo Petro y al candidato del centro en primera vuelta.
El efecto desuribizador
Independientemente de cómo arranque la campaña de la centro-derecha, hay poca incertidumbre sobre cómo terminará: Álvaro Uribe pondrá las reglas para facilitar el triunfo del candidato que crea que tiene más opciones de ganar, como lo hizo en el pasado con Iván Duque al escoger el mecanismo de la encuesta y con Óscar Iván Zuluaga, en detrimento de Pacho Santos en 2013. Es el privilegio que le da tener la capacidad de poner la mitad de los votos que se necesitan para llegar a la segunda vuelta.
Sin embargo, se comienzan a activar varios caminos para llegar a ese punto. Y la entrada de Peñalosa, que ayuda a consolidar el ‘carril de los alcaldes’, le inyecta a la dinámica de esa coalición nuevos matices.
Los tres alcaldes llegan cada uno con sus talones de Aquiles. Para mencionar solo uno: sobre la administración de Char pesan varios cuestionamientos de corrupción, como contó La Silla Vacía; Gutiérrez tiene más show que mostrar alrededor de su estrategia de seguridad en Medellín que logros concretos; y Peñalosa no solo no logró abandonar su imagen de gomelo y conectarse emocionalmente con los estratos más bajos sino que muchas de sus promesas de campaña se quedaron en renders.
Pero con todas sus debilidades, el combo de los alcaldes ayuda a desuribizar la coalición de centro-derecha. Los tres exalcaldes tienen carreras independientes al Expresidente, se salen de la agenda “del Ojo con el 2022” y no cargan con los lastres del uribismo.
Para comenzar, dos de ellos se convirtieron en alcaldes derrotando al candidato de Uribe. Aunque en 2011 Uribe apoyó la aspiración frustrada a la Alcaldía de Bogotá de Peñalosa, cuatro años más tarde, éste regresó al Palacio Liévano sacándole una ventaja de casi 600 mil votos al candidato uribista Francisco Santos.
Ese mismo año, en un cabeza a cabeza, Federico Gutiérrez derrotó a Juan Carlos Vélez, el candidato que impulsó Uribe en Medellín. Char ganó prácticamente por W-0 en medio del unanimismo que reina en Barranquilla. Y lo logró sin el apoyo de Uribe.
En otras palabras, ninguno de los tres le debe su carrera al Expresidente ni ha construido su imagen pública bajo el ala de Uribe. Pero, además, los tres comparten una agenda urbana alejada de las banderas del uribismo, tradicionalmente ligadas al conflicto armado, a la seguridad y al rechazo a la guerrilla y al ‘castrochavismo’.
La Silla supo por tres fuentes directas que la idea del ‘combo de los alcaldes’ es rescatar su representación regional (el paisa, el cachaco y el costeño); su experiencia y sus logros ejecutando obras, que esperan contrastar contra la experiencia exclusivamente legislativa de otros candidatos; y la agenda urbana, bajo la tesis de que, al fin y al cabo, más del 80 por ciento de los colombianos viven en las ciudades.
Aunque los tres son vistos como más de derecha y son abiertamente antipetristas, no encarnan los temas que más alimentan el antiuribismo, como son aquellos ligados a las violaciones de derechos humanos cometidas durante los gobiernos de Uribe y al rechazo del Acuerdo de Paz con las Farc. De hecho, los tres apoyaron abiertamente el Sí en el plebiscito y han dicho que apoyan la implementación del Acuerdo tal como fue firmado con la guerrilla.
El Manual del Ojo al 2022 que esbozó Uribe el año pasado como hoja de ruta electoral no será el que ellos sigan.
Que estos tres alcaldes tengan durante lo que resta del año su propia dinámica también contribuye a ‘desduquizar’ la discusión de la coalición de derecha puesto que ninguno de los tres es particularmente cercano al Presidente.
Como ha contado La Silla Vacía, Duque ha encontrado en el peñalosismo una cantera de tecnócratas para su gobierno como lo hizo Uribe en sus mandatos, pero no será tan fácil endilgarle a los tres exalcaldes los fracasos del actual gobierno, como sí lo es a un candidato del Centro Democrático.
Paradójicamente, que este ‘combo’ y particularmente la entrada de Peñalosa ayude a desuribizar la coalición, beneficia a Uribe.
La estrategia para el 2022
En 2018, Iván Duque ganó gracias a tres tipos de electores: el votante conservador, el que vota por el que diga Uribe, y el votante antipetrista que se sumó en la segunda vuelta.
Sin embargo, Uribe ha perdido popularidad desde entonces: la Gallup Poll muestra que cuando Duque fue elegido la imagen positiva del Expresidente superaba el 50 por ciento. Ahora lo supera su desfavorabilidad por más de 20 puntos. Por eso, en las próximas elecciones seguramente necesitará robarle más votos al centro que hace tres años.
Y con la muerte del exministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, Uribe perdió el candidato que desde el Centro Democrático tenía mayor capacidad de tender puentes por fuera del uribismo.
Los otros posibles candidatos, como Rafael Nieto o Paloma Valencia, tienen un discurso más radical de derecha y con mayor capacidad de avivar el antiuribismo que impulsará a Petro.
Por esto y porque en 2018 la consulta de marzo fue lo que ayudó a convertir a Iván Duque en presidenciable, en el Centro Democrático son conscientes de que tendrán que competir por la candidatura de una coalición de centro-derecha con candidatos de otros partidos y con un discurso más atractivo para el votante antipetrista pero no uribista. Y Uribe lleva ya varias semanas dándole garantías a todo el que quiera competir por su dedazo.
Ayer se anunció que el 25 de febrero el directorio nacional conservador se reunirá con los exministros Juan Carlos Echeverry, Juan Carlos Pinzón y Mauricio Cárdenas para comenzar a explorar una candidatura presidencial azul, por la que muy seguramente competirá también la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez.
De esta manera, songo sorongo, se va armando la coalición de la derecha con nombres más alejados del uribismo y que ya cuentan con un reconocimiento e ideas propias que le inyectarán energía y votos a la consulta que hagan en marzo. Pero que comparten el propósito de convertirse en el que “dice Uribe” para llegar a la Casa de Nariño en 2022.