El costo de la libertad
La Alianza Verde tiene una fuerza política representada en 69 alcaldías (entre las que están Bogotá, Cali y Cúcuta), 18 congresistas, y más de 1.400 diputados, concejales y ediles. Aún así, no lograron definir una candidatura propia para estas elecciones.
Quedan tres de sus seis precandidatos iniciales. La libertad implicaría que terminen con sus aspiraciones o que busquen otras toldas que los avalen, por fuera del partido.
Camilo Romero, exgobernador de Nariño, podría terminar en la consulta del Pacto Histórico. Carlos Amaya, exgobernador de Boyacá, dice que seguirá con su candidatura independientemente de la decisión del partido. Podría terminar con Verde Oxígeno de Ingrid Betancourt y ha tenido acercamientos a Alejandro Gaviria. Y Sandra Ortiz está a la espera de lo que pase hoy.
La libertad, por otro lado, puede ser vista como una ganancia para Petro (mayor crítico de Claudia López) pues le quita una tajada al candidato de la Coalición de la Esperanza que en este momento el más opcionado es Sergio Fajardo.
A la vez, esa indecisión hace que como partido no tengan tanta fuerza para la primera vuelta. Un ejemplo de eso es que en el Concejo de Bogotá la votación de 12 verdes se divide en apoyos para Gaviria, Fajardo, Francia Márquez, Romero, Amaya y Enrique Peñalosa. En Santander algunos se irían con Petro y otros con Rodolfo Hernández.
“Dejamos de ser una opción fuerte de centro para apoyar a la izquierda donde el fuerte es otro. El partido, además, queda herido de muerte. Dilapidamos el capital político que teníamos”, dice la representante Ortiz.
“Después de las elecciones parece inevitable que el partido se divida oficialmente y hay algunos muy aburridos”, agrega el representante Mauricio Toro.
Sin embargo, el copresidente González dice en una entrevista con El Espectador que en segunda vuelta los verdes se iban a encontrar y que el partido es fuerte justamente porque permite esas diferencias.
“Estamos a punto de ganar la Presidencia. La única diferencia que tenemos es en la primera vuelta de las elecciones de 2022. Para mí este es el mejor momento de la Alianza Verde”, aseguró.
El senador Antonio Sanguino también considera algo parecido: “La escisión ya no es una opción porque no hay tiempo. Pero además una vez superemos las elecciones y lo de la primera vuelta no tendría sentido dividir al Verde”.
Camino tortuoso a la libertad
En el partido algunos consideran que la decisión de dejar en libertad en vez de irse con el candidato de la Coalición de la Esperanza, tiene que ver con el poder de Carlos Ramón González, uno de los tres copresidentes.
“Carlos Ramón es muy respetado y tiene una gran influencia por la trayectoria dentro del partido. Él ha logrado mantenerlo a flote”, dice Giovanni Leal, diputado de Santander. Con él están de acuerdo otros 10 verdes consultados para esta historia, de todas las tendencias.
Su capacidad de lograr consensos y alianzas ha dado resultados en varias elecciones. Cuando fundó el Partido Verde Opción Centro en 2009 arrancó con dos gobernaciones, 17 alcaldías, 10 diputados y 370 concejales.
Ya hizo alianzas con el petrismo en 2013, cuando se fusionaron los petristas de Progresistas con el Partido Verde, y en 2018, cuando muchos, incluyendo a Claudia López, apoyaron en segunda vuelta presidencial al líder de la Colombia Humana.
Antonio Navarro y Antanas Mockus, los otros dos copresidentes, también tienen influencia. Buscaban que el Verde entrara a la Coalición de la Esperanza, como acordaron inicialmente en marzo. Pero no lograron mantener esa decisión pese a que tenían de ese lado a otras figuras importantes como Claudia López, la senadora Angélica Lozano y Juanita Goebertus.
“Mockus, aunque es muy respetado, no está en las mejores condiciones de salud para hacer política. Y Navarro ha sido pasivo en las discusiones”, dijo una congresista que pidió no ser citada para hablar con libertad. Uno de los tres precandidatos confirmó esta versión.
Para la representante Katherine Miranda, que viene del ala de Mockus y hoy está con Petro, la libertad responde a que es la única opción de consenso. “Más que querer irnos con Gustavo Petro es que la naturaleza del partido ha sido no imponer y buscar el acuerdo y eso es lo que busca Carlos Ramón. Por eso, en este momento la opción más viable es la libertad”.
En efecto, no se trata de una victoria total para González. Según explicó Toro, inicialmente Carlos Ramón quería que la Alianza Verde tuviera un candidato en una coalición con Petro. Pero eso no fue posible, pues en la Coalición están Fajardo y Jorge Robledo, quienes no iban a aceptar una alianza con Petro. Tampoco lo iba a hacer Claudia López.
González tiene otra teoría sobre por qué terminaron en libertad. “¿Qué sucedió? Que unilateralmente, de manera sorpresiva y extraña, los miembros de la Coalición de la Esperanza tomaron la decisión de que no querían seguir más con el partido Verde hasta que no solucionáramos nuestros problemas (...) Nuestra colectividad quedó dividida en el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza”, dijo a El Espectador.
Así, el camino más viable dentro de diferencias aparentemente irreconciliables fue la libertad.
Una serie de decisiones desafortunadas
No hay acuerdo sobre un candidato no solo por las marcadas tendencias, sino también por algunos pasos en falso. “Nunca nos decidimos a tener una candidatura fuerte. Fajardo llegó preguntando qué tenía que hacer para ser el candidato Verde y no lo aceptaron”, dice Catalina Ortiz.
Otra congresista dice que no los precandidatos estaban usando esa aspiración más bien como una plataforma política para llegar al Congreso. "“No digamos mentiras. Ningún candidato Verde era suficientemente fuerte y, salvo Camilo Romero, los demás tenían otras opciones”, dijo un representante que ha jalado para que el partido vaya al Pacto Histórico de Petro.
Ante la indefinición, el Verde hizo unas encuestas para ayudarlo a definir su derrotero. Pero sus resultados, conocidos hace un mes, le dieron argumentos a ambos bandos y profundizaron la indecisión.
Por un lado, la mayoría quería la unidad entre el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, algo imposible.
Al tener que elegir entre los dos, los encuestados respondieron que preferían la Coalición, lo que dio fuerza a quienes quieren irse para allá. Pero el aspirante presencial con más apoyo era Petro, lo que dio gasolina a personas como González para insistir en unirse a él.
A eso se sumó la candidatura de Alejandro Gaviria, que apoya la representante Juanita Goebertus, quien había participado en la creación de la Coalición de la Esperanza. Pero la representante no ha logrado ni que Gaviria entre al grupo de Fajardo, y eso diluyó su poder en el Verde.
En ese embolate han cogido vuelo otras opciones de centro como el Nuevo Liberalismo, donde terminó el senador Iván Marulanda, quien renunció a la Alianza Verde.
Por las listas al Congreso
Si la libertad a sus militantes es la decisión frente a la apuesta presidencial, la siguiente discusión fuerte es qué hacer con las listas al Congreso.
La apuesta inicial de ir a la Coalición de la Esperanza con candidato presidencial, incluía una lista de coalición al Senado con los otros movimientos de ese grupo, como Dignidad, de Jorge Robledo, y En Marcha, de Juan Fernando Cristo. El Verde iba a jugar como el partido más fuerte, y su ausencia es un golpe que sentirán todos.
Aunque esa opción es aún factible en términos legales, se hace más difícil con la libertad para las presidenciales y el partido dividido.
“Estábamos tratando de llegar a un acuerdo, pero que la Coalición de la Esperanza decidiera unilateralmente que Humberto de la Calle encabezara la lista molestó a unos como Inti”, dijo Mauricio Toro. De la Calle no ha aceptado la oferta, pero es lo que están buscando sus líderes.
El representante Inti Asprilla, del ala más petrista, considera que la opción de una lista con la Coalición podría ser viable, pero solo si la lista no lleva el nombre de la Coalición de la Esperanza y la encabeza el Verde. COn eso coincidió otro representante verde.
Eso está difícil la propuesta a De La Calle y porque en las reuniones sobre el tema no ha salido una fórmula para conciliar que algunos de la lista verde no apoyen al candidato de la Coalición de la Esperanza.
“Habíamos hecho un pacto de no agresión, pero pasan cosas como lo del Concejo de Bogotá, donde algunos verdes y la administración tratan de obligar a cuatro verdes a votar sí al POT. Así es muy difícil”, dijo Miranda, quien de todos modos espera que haya una lista con la coalición.
Para las listas de Cámara, lo más probable es que en los departamentos donde el Verde es minoritario, busque hacer listas de coalición con otros movimientos y partidos, dependiendo del caso.
“En Santander no es como en Bogotá. Acá llevamos una relación cordial con todos los alternativos y podemos aliarnos”, dice Carlos Parra, concejal de Bucaramanga. Pero para la representante Ortiz esa idea es descabellada porque no muestra unidad y coherencia de partido a nivel nacional.
En lo único que coinciden los verdes, entre sus múltiples diferencias, es que en este punto lo mejor es la libertad cueste lo que cueste.