El crecimiento del recaudo, la victoria más silenciosa pero más poderosa del Gobierno
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El Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, logró una gran victoria con el aumento del recaudo. |
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Juan Ricardo Ortega se ha dado la pela para aumentar los ingresos del Estado. Y, hasta ahora, va ganando esa pelea. |
El Gobierno de Santos ratificó en las últimas semanas que invertirá billones en la reconstrucción invernal y ayer el Presidente le contó al país que el nuevo POS está financiado. Incluso comenzará a operar la Ley de Víctimas, que fue inicialmente criticada por los detractores por lo que le costaría al país. Pero esas críticas se han visto acalladas en gran parte porque el Gobierno logró recaudar más dinero por los impuestos que sirven para financiarlas. El hombre detrás de ese logro es el director de la Dian, Juan Ricardo Ortega.
Ortega había sido Viceministro Técnico de Hacienda cuando Santos era ministro de esa cartera y llegó a la Dian porque Santos se lo sonsacó a Samuel Moreno, quien lo había nombrado Secretario de Hacienda. En ese cargo, Ortega había mantenido el manejo ortodoxo de las finanzas de Bogotá, lo que le valió a Moreno críticas del ala más de izquierda del Polo y aplausos de sectores empresariales.
La llegada de Ortega a la Dian marcó un cambio grande en la entidad. Su antecesor, Néstor Díaz Saavedra, era un funcionario de carrera, de la cuerda de Mario Aranguren y Óscar Franco, los otros directores de la entidad durante los dos períodos de Uribe. Entre los tres lograron que el recaudo aumentara de entre dos y tres puntos del PIB en ocho años.
En el año y medio que lleva en la entidad, Ortega logró que el recaudo creciera más del veinte por ciento y en unos dos puntos del PIB. Aunque le ayudó que el 2011fue un año de vacas gordas, esos resultados son un innegable éxito para el director de la Dian.
En 2011 el recaudo aumentó en todos los tributos que administra la Dian. En renta, pasó de 28,1 billones en 2010 a 32,7 hasta el primero de diciembre de 2011; en IVA de 21,6 a 24,1 billones; en aranceles de 14,5 a 15,1; en impuesto al patrimonio de 2,3 a 4,4 billones de pesos; en cuatro por mil, de 3,2 a 4,5 billones de pesos. En total, en 2010 se recaudaron 67 billones de pesos, y en todo 2011, 86,5 billones.
¿Qué explica ese rápido aumento?
En primer lugar, el crecimiento económico: si la economía creció un 5,5 por ciento y la inflación fue del 3,73 por ciento, es normal que el recaudo crezca alrededor del 10 por ciento. Pero lo hizo en más del 20 por ciento y por eso llegó al 14 por ciento del PIB, cuando en 2010 había sido del 12.
“Claramente hay una dosis de crecimiento económico, eso es indiscutible”, le dijo Ortega a Reuters. Según Ortega, cada punto de crecimiento produce alrededor de 800 mil millones de pesos más de recaudo, por lo que el crecimiento de 2011 podría representar alrededor de 4,4 billones de mayor recaudo de impuestos.
Otro factor que ayudó al aumento fue la 'reformita tributaria' que el equipo económico de Santos, encabezado por el Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry, logró que aprobara el Congreso a finales de 2010. Como lo contó La Silla Vacía, esa reforma desmontó la deducción del 30 por ciento de la inversión en activos fijos productivos y la exención del pago de los impuestos a la gasolina en las zonas de frontera y se taparon algunos huecos del cuatro por mil, con lo que en ese entonces se calculó que los ingresos subirían en 4,6 billones. Aunque también se crearon algunos incentivos, que en 2011 pudieron sumar más de un billón de pesos.
En la práctica hubo algunas diferencias frente a lo que el equipo económico estimó inicialmente que lograrían con la reforma: el cuatro por mil recaudó 1,7 billones de pesos, un billón más de lo que esperaban, pero el impuesto de renta estuvo un billón por debajo de lo estimado, según le dijo Ortega a La Silla Vacía. En total, el impacto de esta reforma puede rondar los 3,5 billones de pesos, apróximadamente.
Otra parte del aumento en el recaudo se debe a los cambios en el impuesto al patrimonio que, aunque es un impuesto temporal, se ha cobrado todos los años desde 2004. Se logró que más personas y sociedades pagaran el impuesto (los contribuyentes pasaron de 7 mil en 2010 a 50 mil en 2011), porque se llevó el impuesto a patrimonios más pequeños (en 2010 lo pagaban quienes tuvieran un patrimonio de por lo menos 3 mil millones, en 2011, los que tuvieran desde mil millones) y a que deben pagar más (en 2010 debían pagar el 1,2 por ciento del patrimonio y en 2011, según el tamaño del patrimonio, esa tasa iba del 1 al 6 por ciento). Además, se calculó mal el impacto del impuesto y se recogieron 4,4 billones, en vez de los 3,4 que estaban presupuestados. En suma, el Estado recaudó 2,2 billones de pesos de más gracias a estos cambios.
Entre el crecimiento de la economía, la mini reforma tributaria de Echeverry y los cambios en el impuesto al patrimonio se explican alrededor de 10 billones de pesos por mayor recaudo. Pero quedan unos 6,5 billones que se deben a otro tipo de factores y que se le atribuyen a Ortega como un logro de su administración en la Dian.
Ortega ha hecho mucho énfasis en la fiscalización. Lo ha hecho hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro, una de sus primeras medidas fue eliminar más de mil cargos de supernumerarios, lo que se tradujo en molestias dentro de la entidad, pero que también envió un mensaje de que iba a poner la casa en orden.
También han sido muy sonadas sus declaraciones sobre la existencia de redes de funcionarios que desfalcaban la Dian, como los que tramitaban exportaciones ficticias para cobrar devoluciones de IVA. Aunque hasta ahora sus fuertes denuncias han producido más bien pocos resultados judiciales, y eso lo ha hecho blanco de críticas de quienes afirman que exageró el problema, sí se han desmontado algunas redes y eso ha servido como ejemplo de su intención de frenar la corrupción dentro de la entidad.
Y cambió todas las cabezas de las aduanas seccionales del país por funcionarios más técnicos, lo que ayudó a que en aranceles se recaudaran 2 billones más que la meta.
Hacia afuera Ortega también ha dado de qué hablar. Con una labor fiscalizadora más fuerte en las aduanas, logró que entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011 las aprehensiones de mercancías de contrabando pasaran de menos de 43 mil a más de 55 mil millones, un aumento casi del 30 por ciento. Y con decisiones tan mediáticas como la de ordenar una auditoría a todos los restaurantes de Hamburguesas El Corral -porque cuando fue a almorzar a uno de los restaurantes de la cadena le pasaron una pre-factura que no incluía el IVA-, puso en el tapete el tema de la evasión y lo que puede costar, en términos de sanciones y de buen nombre, que una empresa sea señalada de evasora.
Esto se suma a lo que Andrés González, abogado especialista en impuestos, llamó un "cambio en la cultura tributaria". "En los últimos años ha habido un proceso de regularización. Ahora la gente prefiere pagar, por lo menos algo de impuestos", le dijo a La Silla Vacía. Y el mismo Ortega recordó que parte del aumento, sobre todo del recaudo de IVA, se debe a este cambio cultural. "El riesgo reputacional de comercios como los restaurantes ayuda a lograr eso", afirmó.
Con estas medidas, Ortega pudo aprovechar la bonanza económica y las nuevas normas tributarias y llevar aún más lejos a la Dian. Logró superar las metas de recaudo y convertirse en una de las estrellas del Gobierno.
Con esos mayores ingresos, el Gobierno puede darse el lujo de anunciar billonarias inversiones.
Primero, el aumento en los ingresos contribuyó a que el déficit fiscal bajara del 3,9 por ciento del PIB al 2,9 por ciento. Esa reducción quiere decir que el Estado necesita endeudarse menos para pagar sus gastos, o que si se va a endeudar lo puede hacer pagando menos intereses. Por eso, el Gobierno ya anunció que va a reducir su deuda en por lo menos 3,3 billones de pesos, de más de 200 billones que debe. Un incremento menor, pero que recuerda que hay espacio de maniobra.
Además, un menor déficit fiscal siempre es una señal positiva en la economía, porque deja libre más plata para que los bancos presten a los privados y refuerza la idea de que el Estado sí puede pagar sus deudas y está muy lejos de un default.
El aumento en los ingresos del Estado también quiere decir menos presiones políticas al Gobierno. Una de las principales críticas a la Ley de Víctimas era que no había cómo pagar las reparaciones, que se han calculado en 4 billones de pesos al año; y para las que en todo caso el Conpes aprobó 6,1 billones para el 2012 (aunque una parte es del presupuesto normal de salud y educación, pero priorizado para desplazados). Con estos nuevos ingresos, ya hay cómo financiar ese programa bandera de Santos, así como otras iniciativas. Por eso, el crecimiento del recaudo es quizás la victoria más silenciosa pero más poderosa del Gobierno.
Pero quedan varios asuntos pendientes.
Algunos de los aumentos del recaudo, como parte del de aranceles, se deben a eventos que no se van a repetir, según Ortega. A su juicio, el año pasado hubo un incremento de importaciones porque algunas grandes empresas trajeron cosas para aprovechar que era el último año de la deducción del 30 por ciento de activos reales productivos, si finalmente la Corte Constitucional entiende que en ese punto la mini reforma tributaria no se aplica a 2011. Según Ortega, algunas empresas habrían anticipado importaciones que, de hacerlas en 2012, sin duda alguna no habrían estado cobijadas por esa deducción. Y esas importaciones pagaron más aranceles. Como esos ingresos no se van a repetir en el futuro, es importante que no se dirijan a gastos que se vayan a repetir de año en año.
Otro problema para los ingresos futuros es que el cuatro por mil se va a ir marchitando en los próximos años, según la mini reforma tributaria. Y eso corresponde a 4,4 billones de pesos del recaudo de 2011, que deberán ser reemplazados en el futuro.
También queda pendiente una reforma tributaria que posiblemente se tramite este año. Para Ortega, la reforma debe eliminar distorsiones y crear un sistema tributario más amigable. Incluso, cree que podría producir un recaudo ligeramente menor, pero mejor distribuido. Para Echeverry, la reforma tendrá como principal objetivo reducir la evasión: "No pensamos subir tarifas, sino fortalecer que en Colombia haya una cultura del pago de impuestos", le dijo a La Patria.
Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi, el gremio de los industriales, aboga por una reforma que le baje los costos a las empresas y fomente la formalidad. Aún no es claro el norte de la reforma, y sigue en discusión en el Gobierno, pero seguramente será uno de los grandes temas del 2012.
En todo caso, después de lo obtenido en el 2011, el reto más grande no está por el lado del recaudo tributario, sino de evitar que esa plata termine siendo mal manejada o en manos de los corruptos. Pero eso ya no depende de Ortega, que hasta ahora ha hecho su tarea.