Conquistar a los que han votado en el pasado por Álvaro Uribe es el objetivo de los cinco precandidatos del Centro Democrático y de los demás aspirantes que buscan una coalición de centro-derecha. Es un voto que está desencantado.
El desencanto en el uribismo lo compensa el miedo a Petro

Álvaro Uribe en las manifestaciones del No. Foto: twitter
El posible votante y simpatizante de la derecha está decepcionado con el gobierno de Iván Duque, quien fue impulsado por Uribe para llegar a la Presidencia hace tres años; reconoce, además, el desgaste de la imagen del expresidente y jefe único del uribismo.
A pesar de todo eso, el miedo a “entregarle el país” a la izquierda, encarnada en el senador Gustavo Petro, hace que la gran mayoría insista en que votará por un aspirante de centro-derecha o derecha.
Eso fue lo que encontró La Silla Vacía tras hablar con 30 personas de las regiones que cubrimos (Caribe, Pacífico, Antioquia, Caribe, Santanderes y Bogotá) para conocer las emociones que mueven a este sector. Y aunque la mayoría nos dijo que no ha escogido aún un candidato —en línea con lo que develan las últimas encuestas— dos de ellos nos indicaron que se "voltearon" y ya están convencidos de que votarán por Petro.
El desencanto radica en Duque
Veinticinco de las 30 personas con las que hablamos nos dijeron que la principal razón de su falta de entusiasmo con la derecha tiene que ver con el presidente Duque, quien llegó como “el que dijo Uribe” en 2018 y es visto por la mayoría de los consultados como un presidente con poco manejo para las crisis, a diferencia de su jefe político.
Los militantes con carnet del partido que entrevistamos creen que Duque es "una buena persona", pero que sus problemas radican en que está "muy mal asesorado", como nos dijo Luis Vargas, directivo del Centro Democrático en Santander. O que "tiene un problema de comunicaciones", como señaló Santiago Orozco, coordinador nacional de juventudes del partido.
Sin embargo, para los simpatizantes de a pie, la molestia va más allá. "Los que votamos por el gobierno de Duque lo hicimos con la convicción de que seguiría el legado de Uribe y no hubo continuidad", dijo Brian Castañeda, un abogado caleño de 30 años. Con él concuerda Sara Jaramillo, una estudiante de 21 años de Medellín: "Se le olvidaron los pilares del uribismo por los que lo elegimos".
La mayoría nos dijo que el principal problema ha sido el manejo de seguridad, le achacan que no haya reanudado la aspersión con glifosato y que no haya hecho “trizas” el Acuerdo.
“Esperábamos más firmeza sobre todo con los temas de seguridad, de orden”, dijo Johan Vique, un estudiante de 25 años de Medellín y militante del Centro Democrático. “No corrigió los problemas de seguridad que dejó el gobierno anterior”, dijo Jorge Avilés, un ingeniero civil y ganadero de Chinú en Córdoba. “No se pudo avanzar en la erradicación de cultivos, en la reforma a los acuerdos, que más bien fueron acuerdos de impunidad total”, dijo a su turno Horacio Escorcia, un arquitecto y músico barranquillero de 55 años.
Una situación que cala no solo entre el electorado que ya eligió a Duque, sino entre los que le hicieron campaña siendo jóvenes, como Isaac Mendoza, un estudiante de derecho paisa de 18 años: “No fue capaz de sacar la reforma a la justicia, ni capaz de ajustarse a las disposiciones de la Ley para volver a fumigar con glifosato. Tenemos a los mismos senadores de las Farc en el Congreso”.
A lo que se suma su manejo del Paro. Para Sara, la estudiante paisa, "fue desastroso" porque no hubo mano dura. Pero para Sebastián Uribe, un supervisor de datos, el efecto fue el contrario: la represión policial hizo acercarlo a los discursos de Petro y ahora dice que votará por él. Aunque toda su familia es uribista purasangre y cercana al expresidente.
"Petro ha tenido un discurso acorde al pensamiento que he ido formando y ha dicho las cosas que yo quería escuchar", nos dijo Sebastián, de 30 años. "Este Gobierno me decepcionó tanto que me di cuenta que el voto mío no es de derecha".
Y se suma otro señalamiento que hasta este año Duque no tenía: el de un gobierno corrupto. Esa sensación radica en que pese a que Duque ha sacado cuatro leyes anticorrupción, su manejo del escándalo de Centros Poblados dejó un mal sabor.
"A uno no le perdonan una multa, pero te roban 70 mil millones y te pueden estar aplaudiendo", nos dijo Francisco Burbano, enfermero nariñense. "Eso (la corrupción) es lo que más me disgusta", opinó Campo Aníbal, un pensionado de 74 años de Barranquilla. "Ha sido permisivo con eso", dijo Jorge Barrios, un comerciante de la misma ciudad.
Entre miembros del partido en regiones como Santanderes, Valle y Antioquia, a la molestia se suma que Duque "no nos tuvo en cuenta" para conformar gabinete. "Usted gobierna es con sus amigos y eso no pasó", dijo Carlos Peña un ex dirigente uribista que armó "rancho aparte" con otros exmiembros del partido en Bucaramanga.
El guiño de Uribe cuenta, pero no como antes
Álvaro Uribe sigue siendo para la mayoría de los entrevistados una figura muy importante. No obstante, el lastre del Gobierno Duque y sus propios líos judiciales sí pesan a la hora de confiar en su guiño.
Unos, porque el lío judicial por falsos testigos que tiene encima desfiguran su imagen: "Así Uribe salga limpio (del caso por falsos testigos), los escándalos pesan y Duque no pegó al uribismo", opinó César Moreno, un periodista de 43 años de Bogotá.
Otros creen que ya aprendieron de la lección con Duque: "yo creo que con Duque el uribismo entendió que no puede señalar a dedo a un candidato", dice Fabio Moncada, un mecánico dental en Buga. "Ya no me genera confianza (el guiño). Tocaría ver quién es esa persona y que tan bien preparada está", dice Samuel Escobar, ingeniero ambiental de Medellín de 24 años.
A Lina Londoño, una diseñadora industrial de 55 años, le molesta la "peleadera" de Uribe. Y más que desencantada con el expresidente está "un poco desencantada del Centro Democrático". Nos dijo que si bien confía "en quien confía Uribe" no será lo único que considere al tomar una decisión para votar. "Puede que él diga que le guste alguien, pero que a mí no".
Dentro de los más jóvenes que militan en el uribismo, el expresidente sigue siendo un faro. Y esperan que el próximo aspirante de esa colectividad y el de la derecha en general siga los pilares que dejó.
"Obvio muchos estamos acá por él, pero no voy con los ojos cerrados con el guiño del presidente Uribe", dijo Sara Jaramillo, estudiante paisa de 21 años. "El guiño es valioso pero no es todo, eso sería ser autoritario", dijo Johan Vique, coordinador local de los jóvenes uribistas en Medellín.
Votar por el que sea, menos Petro
De la misma forma que muestran las recientes encuestas, la mayoría de las personas que entrevistamos dijeron que no tenían claro por quién votar en 2022. Siete personas nos mencionaron que podrían simpatizar con las senadoras Paloma Valencia y María Fernanda Cabal; el exministro Oscar Iván Zuluaga o el exalcalde Federico Gutiérrez.
Pero si el nombre no los une, el miedo a Petro sí lo hace. A excepción de dos entrevistados, el resto habló de la posibilidad de votar por quién sea con tal de que el senador de la Colombia Humana no llegue a la Casa de Nariño.
"Confío en un candidato que derrote a Petro, ya no miro partido político sino una coalición unida con ese objetivo", nos dijo Oscar Vergara, un ingeniero civil de Córdoba, una tierra netamente uribista. Una sensación similar tiene Mario Cárdenas, ex militante del partido en Santander: "el temor es que llegue una línea de izquierda radical que dañe lo que hemos progresado e implementen un modelo socialista que no sea sostenible".
Ese miedo ha hecho que algunos ya miren escenarios extremos. Así ocurre en la familia de Diana Vásquez, una abogada bogotana de 35 años. Nos contó que su mamá ya está vendiendo algunas propiedades "porque siente que Petro está cerca de ganar". La mayoría de su familia es uribista, pero ella está desencantada y votará por Petro.
Otros confían en que justamente por ese temor, los desencantados logren la unidad e incluso después de las elecciones de 2022 el uribismo y el partido salgan fortalecidos.
"Mil veces sigo pensando que voto por un candidato de derecha y no por entregar al país en bandeja de plata a la izquierda", dice Michael Medrano, exedil de Bogotá y militante uribista. "Luego del 22 de noviembre, cuando el partido tenga un candidato único se va a fortalecer;en las reuniones que he estado con los precandidatos ya se siente el orgullo de ser uribistas", dice Jorge Aviles de Córdoba.
Tanto él, como Santiago Orozco, coordinador del Centro Democrático de juventudes nacionales, consideran que el uribismo es clave para que gane el próximo candidato de una eventual coalición de la derecha. "El próximo presidente será uno de los precandidatos del partido. Es que para ganarse una elección en el país tienen que contar con el uribismo".
Algunos consideran que la situación actual significa un recambio de liderazgos. "Acá necesitamos un cambio, pero a la derecha", consideró Jorge Barrios, un comerciante barranquillero de 59 años. "Estoy convencido de que no es que haya cansancio de la derecha sino de los líderes de esa derecha. La gente está cansada de ellos y quiere una nueva gente en la política", dijo Camilo Rojas, un profesor bogotano de 30 años.
Más allá de las simpatías y la ideología en general para los entrevistados que se mantienen en el voto de derecha y centro-derecha, la constante entre ellos será que en segunda vuelta "toque votar contra Petro".