Lina Barrera, representante a la Cámara conservadora por Santander.

Sin el apoyo de la casa de Iván Díaz Mateus, a la representante conservadora se le nubló el camino para las legislativas.

Cuando ya se están terminando de definir las cartas para las legislativas, la continuidad de Lina Barrera en la Cámara está en vilo.

Luego de haber aterrizado en la política como heredera de su esposo el exsenador conservador condenado por la ‘yidispolítica’, Iván Díaz Mateus, en 2010 y de haberse reelegido con esa misma estructura en 2014, el camino para 2018 lo tiene enredado.

Perdió la casa Díaz Mateus

La de Lina Barrera Rueda, es una de las típicas historias de los herederos del poder en el Congreso.

Ella, una administradora de empresas de San Gil, pasó de ser casi que una desconocida en la política de Santander a quedarse en 2010 con una de las siete curules de la Cámara de ese departamento.

En ese entonces, alcanzó 32 mil votos y lo hizo como la candidata de su esposo Iván Díaz Mateus, quien en 2009 resultó condenado por el delito de concusión por haber participado en la compra del voto a Yidis Medina para permitir la reelección de Álvaro Uribe Vélez.

Esa misma fuerza le sirvió para reelegirse en 2014 con 29 mil votos, pero según cuatro fuentes que se mueven dentro del conservatismo, para 2018 no contará con su impulso.

La principal razón está en que su matrimonio con Díaz Mateus estaría en malos términos y a que en esa medida él está buscando otras fichas para mantener su fortín.

Sin embargo, aún no está claro cómo se va a mover.

Según le dijeron a La Silla cinco fuentes que conocen de cerca esa casa política, la posibilidad de que haya candidato nuevo está supeditada a lo que defina la reforma política, específicamente en el tema de las listas cerradas y si va a aplicar para 2018.

Dependiendo de lo que se decida Lina Barrera podría tomar fuerza o quedarse rezagada debido a que si la lista es cerrada por tener la única curul en el departamento sería la que tendría el derecho a encabezarla.

En cambio, si las condiciones se mantienen, todo está encaminado a que alguien más llegue a la Cámara con la fuerza electoral de Díaz Mateus.

El único nombre que hasta hoy suena con fuerza es el del diputado Luis Eduardo Díaz Mateus, quien además de ser hermano de Iván, fue la segunda votación de la Asamblea de Santander en 2015 (alcanzó 23 mil votos).

Aunque su candidatura sería ideal para su casa política, su aspiración depende de que en la misma reforma de la que depende Lina, se levante la inhabilidad que tiene de aspirar al Congreso por ser diputado (el coletazo del fallo de Oneida Pinto y debido a la inseguridad jurídica que generó esa decisión, por no haber renunciado dentro de los tiempos de ley).

Según dos fuentes cercanas a la casa de Iván Díaz, en caso de que el diputado finalmente siga inhabilitado para 2018 o de que la reforma se active hasta para 2022 y con eso Lina salga del juego, Díaz Mateus buscaría otro nombre o podría cuajar una alianza con el exalcalde de Piedecuesta Ángel de Jesús Becerra, quien nuevamente quiere aspirar a la Cámara.

Además falta ver cuántas votos sigue moviendo Díaz Mateus, teniendo en cuenta que no tiene de su lado las alcaldías de Floridablanca, Piedecuesta y que en Bucaramanga, por lo que se ve, no van a tener caballo en esa carrera.

Desinflada pero no borrada

Aunque sin la fuerza de Iván Díaz Mateus, Lina tiene su camino electoral empantanado, cinco representantes conservadores y un miembro del directorio nacional de los azules, le dijeron a La Silla que con lo que Barrera ha cosechado como congresista no está borrada del mapa político nacional.

Ella además de ser una de las congresistas más alineadas al Gobierno de Santos, ha cultivado suficientes relaciones como para ser conocida por ser cercana al Ministro Mauricio Cárdenas y amiga de la exsenadora Consuelo Durán de Mustafá, la mamá del gerente del Fondo de Adaptación, Iván Mustafá.

Eso sumado a que según cinco congresista ha hecho buenas relaciones con la bancada, hoy la tiene como la más opcionada para ser la próxima vicepresidente de la Cámara de Representantes, cargo que por acuerdos le corresponde a los azules en el último año del Congreso.

Según le dijeron a La Silla tres representantes azules, Barrera hoy cuenta con el respaldo de entre 11 a 16 representantes de los 28 que tiene esa bancada, y como hay otros dos candidatos –Orlando Clavijo y Humprey Roa-, los votos que quedan están divididos.

Según le dijo a La Silla una fuente muy cercana a la representante, Lina además cuenta con el respaldo del Gobierno.

“Tiene la ventaja frente al Gobierno de que es amiga y que no es alguien que no se sepa cómo se vaya a comportar en ese puesto”, dijo esa fuente.

Aunque la bancada no se reunirá sino hasta la primera semana de junio para definir quién se queda con la vicepresidencia, si Lina Barrera sigue con la balanza inclinada a su favor como hasta ahora y se queda con ese puesto, le servirá de champú teniendo en cuenta que perdió su fortín y que -por lo que supo La Silla- quiere empezar a firgurar en el Ejecutivo.