Una de las políticas de género de la Vicepresidenta es la apertura de Casas de Mujeres Empoderadas. Acá en la inauguración de una en Cúcuta en 2019 con Ivanka Trump, hija del expresidente Donald Trump. Foto: Vicepresidencia.

Ad portas de decidir si renuncia para la contienda presidencial, la mujer con el cargo más alto en la histoira del país se autodenomina feminista, pero no tiene el respaldo de los movimientos de mujeres.

Durante Semana Santa, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez estuvo en “retiros espirituales” para definir si se retira antes de mayo para lanzar su candidatura presidencial para el 2022.

 

Dentro de su grupo político consideran que hay una posibilidad de 50-50 de que lo haga, pero coinciden en que si toma la decisión de salir a hacer campaña, ser la mujer con más experiencia electoral en el país (senadora, candidata presidencial en tres ocasiones y primera Vicepresidenta) es uno de los activos más importantes que tiene ahora cuando los temas de género se han vuelto prioritarios en la agenda del país y del mundo.

“Será muy difícil que se hagan llaves de presidencia o vicepresidencia para 2022 sin mujeres presentes”, nos dice Alejandra Barrios, directora de la MOE. “Porque ese salto ya se dio, hoy ya estamos más maduros y con agendas más fuertes de derechos de mujeres”.

Tanto Barrios como la estratega política María Clara Posada consideran que estas agendas y las propuestas sociales que hagan los próximos candidatos para que las mujeres dejen de ser las más afectadas por la pandemia son puntos clave en 2022.

Marta Lucía Ramírez lleva impulsando su propia agenda de género desde que arrancó su carrera pública. Pero sus posturas tradicionales y católicas sobre la conformación de la familia; su rechazo a la adopción igualitaria y al aborto; y su carrera dentro de la política tradicional son todos puntos que el feminismo rechaza.

¿Cuál ha sido realmente el legado de Ramírez para las mujeres?

El feminismo según Marta Lucía Ramírez

En varios espacios, Ramírez ha dicho que es feminista y cuando fue proclamada vicepresidenta dijo que representaba a todas las mujeres del país. “Ser feminista es defender los derechos de las mujeres”, le dijo a El Espectador. “Lo que nunca haré es ir en contra de los hombres”, dijo a El Tiempo.

Y pocas mujeres en Colombia han roto tantos techos de cristal en la política, a punta de esfuerzo propio y tenacidad: fue la primera presidenta del antiguo Instituto de Comercio Exterior (Incomex en 1990) en un momento en que los temas comerciales estaban en manos de los hombres; la única ministra de Defensa que ha tenido el país durante el Gobierno de Álvaro Uribe; y la primera vicepresidenta.

En su paso por el MinDefensa, particularmente difícil por el machismo que domina el mundo castrense, impulsó una modificación a una ley para que oficiales de las fuerzas de carrera administrativa pudieran llegar al rango de general. Eso ayudó para que en 2009 y 2013 dos mujeres alcanzaran el rango de general en la Policía y el Ejército, respectivamente.

Durante la década pasada, luego de su fallida campaña en 2014, impulsó la estrategia Millones de Mujeres Empoderadas, una serie de seminarios y talleres para el liderazgo femenino, que realizó con varias de sus aliadas, como su exsocia y hoy ministra de Transporte, Ángela Orozco.

“Es una convencida de sus causas de género”, nos dijo María Clara Posada, estratega de campañas políticas que estuvo en la campaña presidencial de Ramírez en 2014. 

Una noción de género que está muy amarrada a la idea de que lo más importante para las mujeres es tener independencia económica. Ramírez ve una relación causal entre la falta de dinero propio y la violencia.

“La mujer que depende 100 por ciento de los ingresos de su compañero es una mujer mucho más vulnerable, sin autonomía ni libertad, por eso buena parte de la política de equidad de género la he querido encaminar por ese lado”, dijo la semana pasada a La República.

Esa aproximación se refleja en las políticas que ella ha impulsado desde la Vicepresidencia, en la que fue encargada por Duque de la política de género con la Consejería para la Equidad:

  • Casas de Mujeres Empoderadas para capacitar a las mujeres en sistemas tecnológicos, creación de empresa y ofertas de empleo. Actualmente hay nueve sedes (en Santander, Nariño, Norte de Santander, Chocó, Valle del Cauca, Tolima y La Guajira). Su resultado más visible es la apertura en marzo de 5 mil vacantes a nivel nacional, que se recogen a través de esas casas, para trabajar con la empresa francesa Teleperformance en servicio al cliente, ventas, traducciones y soporte técnico.

  • Instalación del Consejo Asesor de Mujeres Empresarias en 2019. Hacen parte 134 empresarias que son “madrinas” de 50 alcaldesas del país para acompañar emprendimientos femeninos. Un ejemplo de eso está en Ansermanuevo, Valle: allí, la expresidenta de Fedesoft, Paola Restrepo, acompaña dos proyectos de empresarias con el apoyo del Cesa y la alcaldesa Lina María Barco.

  • Una estrategia para que más mujeres estén en juntas directivas, que se basa en envíos periódicos de cartas desde su despacho (como esta a la Andi en febrero) para impulsar la equidad de género en esas instancias. Un miembro del consejo gremial nacional nos dijo que en las reuniones que ha tenido con Ramírez “siempre nos manda sablazos para tener más mujeres en las juntas”. Hasta ahora, solo el 17 por ciento de las mujeres las integran, y es un número que desde hace varios años no cambia. Ramírez anunció un proyecto de ley para impulsar esta estrategia en febrero, pero aún no lo radica.

  • Un decreto durante la pandemia para destinar un llamado Patrimonio Autónomo para las mujeres. Una idea que Ramírez le presentó a Duque para buscar recursos para impulsar emprendimientos de mujeres. Además del decreto ya hay una ley sancionada. Actualmente, cuenta con 20 mil millones de pesos y lo ejecuta Innpulsa. El 16 de abril se abrirán las primeras convocatorias para acceder a las ayudas de emprendimiento. 

    Ramírez anunció que buscará 400 millones de dólares más en la banca internacional para financiar que un millón de mujeres se conviertan en empresarias. 

  • Pacto por la Mujer Rural. Iniciativa junto con la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) para entregar créditos para casi medio millón de campesinas y empresarias del agro. Actualmente tiene un presupuesto de 48 mil millones y está en etapa de caracterización de las mujeres que pueden acceder a las ayudas. De acuerdo con el gremio, la plata necesaria para financiar a las mujeres que viven del agro se acerca a 1 billón de pesos.  

  • Creación de una escuela de liderazgo femenino en política con la universidad Sergio Arboleda, que ya tiene 1.600 graduadas.

  • Iniciativas más simbólicas como la entrega del premio Colombia sin Techos de Cristal a alcaldes que impulsan la equidad de género. Y la orden Esmeralda Arboleda para galardonar a “mujeres que rompen paradigmas”. En su primera entrega este año, fueron homenajeadas políticas como Cecilia López (liberal) y Noemí Sanín (conservadora) y la actriz Alejandra Borrero, entre otras.

“Aunque ella se les ha metido a los problemas, uno esperaría más”, dice Catalina Ortiz, representante de la Alianza Verde, expresidenta de la Fundación Terpel y miembro de la Comisión de Equidad en el Congreso. “Cuando uno tiene una cosa tan dramática como los números en términos de empleo o de la cantidad de mujeres que lideran empresas los resultados son pobres”.

Y es que el Dane reportó que las mujeres entre 25 y 54 años son las más afectadas por el desempleo en pandemia, un grupo que corresponde al 28 por ciento frente a los hombres que solo son el 12 por ciento. Sin contar que somos las mujeres que, sin importar la carga laboral, tenemos a cargo tareas del hogar.

Aunque la misma Ramírez reconoce que para implementar sus políticas se necesita plata, como demostramos en esta investigación sobre el trazador de género en el Presupuesto General, el gobierno Duque proyecta invertir 2,9 billones de pesos en programas y proyectos de género este año. Eso son 256 mil millones de pesos menos en comparación con 2020, a pesar de que las mujeres han sido las más golpeadas.

Y si bien en el sector privado le reconocen a Ramírez que “se ha echado al hombro la política para las mujeres”, como nos dijo Jorge Bedoya, presidente de la SAC, la falta de recursos del mismo Estado ha impedido, a su juicio, que tenga resultados visibles.

”Con cifras tan dramáticas los resultados son pobres”

Catalina Ortíz, representante

“Ella acompañó e hizo lobby para proyectos de empoderamiento de mujeres en el Presupuesto de la Nación, que el Ministerio de Hacienda no acompañó”, nos dijo Bedoya.

Tampoco ha tenido la influencia suficiente sobre el presidente Duque para que cumpla con la ley de cuotas en su gabinete.

La oficina de Ramírez también implementó algunas estrategias para evitar el otro problema de las mujeres en pandemia, la violencia. Con resultados mixtos.

Para atacar la violencia doméstica que se disparó durante la cuarentena, hace un año la Vicepresidencia y la Consejería de Equidad entregaron predios decomisados a narcos para que cinco departamentos abrieran unas casas de acogida para refugiar a las sobrevivientes de estas violencias. Hay en Valle, Nariño, Boyacá, Cauca y Magdalena. 

Asimismo, la vicepresidenta trabajó en los protocolos para atender violencias de género dentro de las fuerzas militares. Luego de que seis militares abusaran de una menor embera en Risaralda, Ramírez -por orden de Duque- creó una comisión para redactar una política para el manejo de denuncias y equidad de género dentro de las cuatro fuerzas armadas. El protocolo fue entregado antes de finalizar el año a los comandantes.

Ramírez ha enviado cartas a la Fiscalía ante casos visibles y emblemáticos de violencia de género para evitar la impunidad en los procesos: en el caso de María Camila Gómez, en diciembre; y en el del asesinato de Ana María Castro, en febrero de este año.

Por este último caso, Ramírez lanzó en marzo con la Policía un protocolo de seguridad y acompañamiento para mujeres en bares y restaurantes del país, que a partir de “preguntar por Ángela” a los del bar, ellos llaman a la Policía para que las acompañen.

”La mujer que depende 100 por ciento de los ingresos de su compañero es vulnerable”

Marta Lucía Ramírez

Son esfuerzos que para las expertas Alejandra Coll, abogada e investigadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres y Alba Rodríguez, doctora en antropología y miembro del centro de estudios de género de la Univalle, terminan siendo demasiado puntuales y no acciones de fondo.

Coll cree que una razón de que las políticas no tienen tanto impacto es por la falta de un documento de largo plazo, como un Conpes para la equidad, que no está en los planes de presentarse.

Además, le critican, como muchas otras feministas, el enfoque.

“Podemos tener 200 policías detrás de nosotras y serán una amenaza, o si no miremos la cifra en Colombia que hay 180 procesos por violación en el Ejército”, nos dijo la doctora Rodríguez. “Su planteamiento es super militarista y es una característica del patriarcado”.

Y es que justamente es esa mirada desde la política pública tradicional en la que las feministas se desmarcan de Ramírez.

“Por ejemplo, no he visto una Marta Lucía Ramírez manifestándose frente a los derechos reproductivos de las mujeres, o de las mujeres trans que tienen una esperanza de vida de 35 años, y esa es caracteristica de una mujer feminista moderna”, dice la investigadora miembro del centro de estudios de género de la Universidad del Valle Rodríguez. 

“Ese discurso de emprender no es cierto. Incluso las mujeres ilustradas no tienen ese acceso a la paridad. En la pandemia los hombres no tuvieron que asumir la carga doméstica, sino fuimos las mujeres que nuevamente la asumimos”.

”No la he visto manifestándose frente a los derechos reproductivos o de mujeres trans”

Alba Rodríguez, centro de estudios de Univalle

Coll, por su parte, opina que si bien la autonomía económica es una parte de la lucha por la equidad de género, las políticas implementadas por Ramírez “no atacan el centro de la inequidad ni de la violencia contra las mujeres”.

Esta abogada e investigadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres explica: “Son iniciativas que están centradas en vincular a las mujeres a la economía, a la producción de capital y la generación de ingresos. No se inscribe en ningún tipo de feminismo”.

Como esos temas propios del activismo feminista no son los que Ramírez defiende, no es claro si la agenda de género podría convertirse en la plataforma sobre la cual la vicepresidenta pueda lanzarse al ruedo para el 2022.

La agenda, un activo político

“Los sectores de mujeres feministas que apoyan el matrimonio igualitario, por ejemplo, nunca votarían por un perfil como el de Marta Lucía, pero lo mismo ocurre con las mujeres que votan por Marta Lucía, ellas no votarían por una agenda amplia de género”, dice María Alejandra Barrios, de la MOE.

Lo que sí parece claro es que si Ramírez se lanza no contará con el apoyo activo del movimiento de mujeres en su campaña, como varias de sus líderes sienten que no han contado con el de la vicepresidenta.

Por ejemplo, en el tema que más congregó el activismo de grupos de mujeres este año como fue la norma para aplicar listas paritarias para corporaciones, aprobadas en el Congreso hace un mes, el acompañamiento de Ramírez para conseguir los votos no se sintió, según nos dijeron dos congresistas de la Comisión de Equidad.

Marta Lucía Ramírez considera que el país ya está preparado para una mujer presidenta: “Colombia tiene que darle espacio al liderazgo a las mujeres el ejercicio de poder, el de los hombres es distinto”, dijo hace una semana en La República. Falta ver si cuando tome la decisión de buscar el camino a partir del próximo mes su marca de feminismo es la que termina teniendo resonancia en el 2022.

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...