El 'modelo' Vélez ganó el pulso de las noticias en TV

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En los dos años que estuvieron a cargo, tanto Luis Carlos Vélez como Rodrigo Pardo intentaron transformar la forma de contar las noticias en televisión. Al final, si se juzga por los ratings (que es la vara que le importa a los del negocio de la televisión), el modelo ‘Vélez’ triunfó.  Con las consecuencias de esa victoria, vivirán los colombianos durante los próximos años.

El jueves pasado fue el almuerzo de despedida de Luis Carlos Vélez en Caracol con la farándula política y mediática de Bogotá. También la semana pasada, Rodrigo Pardo anunció oficialmente a su equipo de RCN su partida. De esta manera, los directores de los dos principales noticieros de televisión, que llegaron casi al tiempo a conducir los programas periodísticos de mayor audiencia en el país, dejan sus puestos con una diferencia de pocas semanas.

Rodrigo Pardo dejará RCN para volver a la Revista Semana como director editorial. Luis Carlos Vélez, abandona el noticiero para irse a Telemundo.

En los dos años que estuvieron a cargo, tanto Vélez como Pardo intentaron transformar la forma de contar las noticias en televisión. Al final, si se juzga por los ratings (que es la vara que le importa a los del negocio de la televisión), el modelo ‘Vélez’ triunfó.  Con las consecuencias de esa victoria, vivirán los colombianos durante los próximos años.

Mucho directo, poca investigación

“¿Qué dejó (Velez)?”, escribe el analista de medios Ómar Rincón en su columna de El Tiempo. “Un noticiero con más rating, un proyecto con innovaciones de formato, una agenda de bajos instintos y una oda a la intrascendencia.”

Cuando Vélez asumió su cargo, los noticieros de RCN y Caracol se peleaban cabeza a cabeza los ratings. Para dar un ejemplo, el 16 de enero de 2012, el noticiero de las 7 p.m. de Rcn tuvo un rating de 7,5 y el de Caracol de 7,2. Al día siguiente, Caracol tuvo 8 puntos de rating, y RCN 7,3. 

Al año, los noticieros de Caracol ya le habían sacado ventaja a los de Pardo en todas las franjas y particularmente en el de las 7 de la noche. Esa ventaja se mantiene hasta hoy.

Incluso entre los líderes de opinión, el liderazgo de Caracol es indudable. Mientras en el Panel de Opinión realizado por la encuestadora Cifras y Conceptos, Caracol le sacaba dos puntos a RCN a finales de 2011, en la última encuesta de 2014, ya le sacaba siete. Y entre los líderes de Bogotá, diez puntos.

“Los resultados en rating de Luis Carlos son espectaculares”, dijo uno de los directivos de Caracol a La Silla que habló off-the-record porque no tiene la vocería del Canal. “Antes se creía que los noticieros no eran capaces de tener su propio rating. Vélez cambió eso”.

¿Cómo lo hizo?

Vélez, un economista de 37 años, llegó a Caracol después de ser presentador y productor senior de CNN en Español y de cubrir eventos como el triunfo de Barack Obama en Estados Unidos y el terremoto en Haiti y desde el primer día trató de copiar el modelo de la televisión local gringa.

Lo primero que hizo fue sentar en la mesa de asignaciones a todos los periodistas, incluyendo los editores con mayor antiguedad, y sacar a muchos periodistas a la calle a recorrer los barrios. Incentivó la consecución de videos de robos, de accidentes, de lo que sucedía en Transmilenio, de conductores embriagados, de eventos que impresionaran y que estuvieran sobre todo muy relacionados con la seguridad, una de las mayores preocupaciones de los colombianos (y seguramente más de aquellos que veían su noticiero). Cuando el escándalo de la vacuna del Papiloma trasladó medio noticiero a la Costa a cubrir el escándalo.

“Hizo del directo y el falso directo el eje de las noticias (el directo es la clave de la televisión)”, escribe Rincón.

Por otro lado, presionó y consiguió que el Canal hiciera grandes inversiones en tecnología para darle mayor movimiento a la pantalla. “En elecciones sacó todos los juguetes”, dijo el directivo, haciendo alusión al uso de infografías y de animaciones en el set.

Vélez convirtió al noticiero en un show alrededor de sí mismo. Si la noticia era la elección del nuevo Papa, Vélez aparecía en el Vaticano. Si el drama estaba en Venezuela, ahí estaba él con su micrófono en la mano. Su personalidad y su ego abarcaron todo el cubrimiento noticioso. También impuso su percepción de lo que era importante cubrir.

“Como estaba formado afuera no se dejó meter en le rollo que le interesa a la élite cachaca pero no a los televidentes. La cosa política no le interesaba, sino lo que le interesa al mismo universo que ve ‘Diómedes’, dice la fuente de Caracol.

Vélez despreciaba los temas relacionados con el proceso de paz, con la discusión legislativa, y con la política en general, y ese desprecio se reflejaba en que éstos escasamente se registraban en el canal. Su descalabro el día del debate presidencial evidenció que la política no era su fuerte.

En todo caso, ese enfoque de Vélez encajaba con el resto de la producción del canal en las noches, hecho con telenovelas y realities, y él pudo aprovechar mejor el arrastre de las audiencias de esos programas. Caracol ya le ganaba a RCN en la franja de 5 de la tarde a 10 de la noche, y con Vélez los noticieros usaron eso como una ventaja que consolidaron hasta el punto de que su rating ya no vive de ese arrastre,

“Noticias Caracol perdió al país y sus grandes agendas: paz, corrupción, minería, infraestructura, pobreza, derechos humanos… para esos temas no funciona informar en directo; para los asuntos de país solo queda investigar, hacer reportería diversa, crear reportajes y crónicas. Así, el país diverso y estructural se perdió de la pantalla de Caracol y nos quedamos con la miseria de algunos colombianos salidos de la norma”, es la evaluación descarnada que hace Rincón del trabajo de Vélez.

El rating, sin embargo, lo premió. No así a Rodrigo Pardo, que intentó hacer lo contrario

Más contexto, menos rating

A Rodrigo Pardo le importaba poco el rating. O por lo menos, así lo percibían empleados suyos en el canal.

Pardo se convirtió en director de Noticias de RCN sin tener ninguna experiencia en televisión. Había sido canciller del Gobierno Samper, ex Embajador en Venezuela y Francia y uno de los mejores analistas del escenario internacional en el país.

Venía, además, de ser director o subdirector de prácticamente todos los medios impresos tradicionales: de El Espectador y de El Tiempo, de la revista Cambio y de la revista Semana. Medios en los que la rendición de cuentas no es minuto a minuto ni la competencia es descarnada.

Por eso, y porque ideológicamente no tenía nada que ver con el uribismo que había caracterizado al Canal hasta ese momento, su nombramiento en RCN fue recibido con mucha expectativa por los que trabajaban en el medio y por observadores externos. La gran incógnita era si Pardo lograría darle a las noticias de televisión la profundidad y el análisis que había caracterizado su trabajo previo.

El reto que se propuso era bajarle al amarillismo sin bajar el rating.  Logró un poco lo primero pero fracasó en lo segundo.

“A medida que se fue estableciendo, Pardo fue proihibiendo las imagenes amarillistas, los videos de robo, las historias de muerte truculenta”, dice uno de los periodistas que trabajó con él. “En el noticiero de la noche y del fin de semana lo logró más. En el del mediodía no le hacían caso. Sin sangre no hay rating”.

Pardo también trató de darle un poco más de análisis al noticiero, metió temas relacionados con el proceso de paz y un poco más de historias políticas, pero no pudo desterrar las historias de robos y huecos porque la mayoría de los editores y periodistas que venían de trabajar con la anterior directora Clara Elvira Ospina siguieron haciendo la televisión que habían hecho siempre.

Se topó con varios feudos dentro del Canal y con jefes de emisión que tenían más experiencia que él en televisión y que sencillamente creían y decían “que este negocio ya está inventado” –según le dijeron dos fuentes a La Silla- para resistir un cambio estructural.

El rating les daba la razón y Pardo no se ha caracterizado en ninguno de sus trabajos en medios por tratar de imponer su visión e imprimir su estilo. Menos si toca a los gritos, como solían hacerlo algunos antes que él.

Tampoco nombró un subdirector, que le ayudara a hacerlo, después de sacar al que estaba cuando él llegó.

En un principio, cuando llevó al noticiero a Yamit Palacio como asesor de la dirección, él ayudó a reforzar la línea de Pardo con especiales periodísticos pero una vez comenzó a ser presentador se desdibujó su liderazgo, según personas que trabajaron con ambos.

Pardo sí logró desuribizar el Canal y ampliar el abanico de voces que hablaban en el noticiero. Cuenta una persona que trabaja con él que cuando llegó Rodrigo pidió que entrevistaran a Piedad Córdoba y fue como si se lo hubiera pedido a la pared. Nadie se dio por enterado. Tuvo que insistir para que alguien accediera a entrevistar a la líder de izquierda.

Con esa desuribización, comenzaron a aparecer de vez en cuando denuncias de violaciones de derechos humanos que antes eran impensables.  

El noticiero dejó de ser “Radio Casa de Nariño”, como les decían, pero no es claro todavía en qué se convirtió. En parte porque los hermanos Ardila, que son los dueños del Canal, tienen ideas diferentes sobre el rumbo de su negocio y esa falta de una visión compartida se refleja al interior, según lo que pudo reportear La Silla con personas adentro y afuera de RCN.

La sucesión

Rodrigo Pardo deja RCN para regresar a la revista Semana, como su director editorial. Con él, vuelve también la periodista Marta Ruiz, experta en temas de paz y de seguridad y quien se había retirado hace un par de años después de ser una de las periodistas estrella de la revista.

La llegada de ambos desvirtúa el argumento económico dado internamente por la revista hace un par de meses para justificar la salida de los editores generales Luz María Sierra y Alvaro Sierra. Pero, refuerza el equipo periodístico de la revista, precisamente cuando el proceso de paz entra en su fase más crucial y cuando la capacidad de análisis de Pardo y Ruiz hará una diferencia.

Pardo comenzará a trabajar en Semana desde ya pero los dueños de RCN le han pedido que paralelamente siga conduciendo los noticieros por lo menos hasta marzo mientras le buscan un reemplazo.

Como posibles sucesores suenan nombres todos los días dentro del Canal. Los que han sonado con mayor fuerza son los de las periodistas Vicky Dávila y Claudia Gurisatti.

El nombre de Dávila es el preferido de un sector de la redacción pero al parecer no está pasando por el mejor momento dentro del canal. Gurisatti es muy cercana a Carlos Julio Ardila pero tiene el problema de que es percibida como contraria al proceso de paz con las Farc justo cuando este va a ser el tema.

En todo caso, es muy improbable que a Pardo lo vayan a reemplazar con un periodista de su perfil. La apuesta más segura es que será alguien que venga de la televisión y que le apueste nuevamente a subir el rating.

En Caracol, tan pronto se anunció la salida de Vélez, se conoció el de su reemplazo. Juan Roberto Vargas es un presentador que fue ascendido dentro del canal, que se caracteriza por ser un reportero y no se anticipa ningún cambio en el formato.

La televisión de Vélez llegó para quedarse