Julián Serrano Gómez. Foto: Tomada de www.vanguardia.com

En los últimos tres años Julián Serrano Gómez pasó de ser uno de los contratistas en ascenso de Santander, a entrar en las grandes ligas de los círculos de poder locales.

Julián Serrano Gómez en los últimos tres años pasó de ser un contratista mediano en Santander a uno de los más poderosos del departamento. 

Solo entre 2016 y lo que va de este año se ha ganado la ejecución de al menos $180 mil millones en contratos que van desde obras pequeñas de infraestructura, hasta megaproyectos regionales. 

Aunque no aparece de frente en la política regional, sí es conocido dentro de todos los círculos de poder locales por moverse tras bambalinas y tener aliados. 

El poder que ha amasado es tal, que más allá de la plata que ha ejecutado, tiene concejal aliado en Floridablanca, recomendó al secretario de Infraestructura de Barrancabermeja y es allegado al gobernador de Santander, Didier Tavera, y a su familia.

Los inicios

Julián Serrano Gómez es un ingeniero civil con maestría en ingeniería ambiental graduado de la UIS.

Su primera aparición en lo público fue a inicios de la primera década del 2000 en la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, cuando entró como contratista para tareas relacionadas con mitigación del riesgo en suelos.

Sobre cómo llegó allí hay dos versiones:

La primero, según le dijo el mismo Serrano a La Silla, fue que obedeció a una recomendación de Germán Cobos Miranda, quien para la época era Subdirector de Conservación de Suelos, y fue su director de tesis. 

La segunda, que fue a través del exalcalde de Girón, Luis Alberto ‘el Loco’ Quintero, quien lo recomendó aprovechando que tenía juego vía el excongresista Fredy Anaya, quien era el director de la época de esa entidad, y es su aliado político.
 
El empujón habría llegado porque su esposa conocía a esa familia y le pidieron el favor.

Cualquiera que haya sido la real, lo claro fue que le sirvió a Serrano para despegar dentro del sector público. 

Allí, según tres fuentes que trabajaron con él, se hizo fama porque era bueno formulando proyectos de obras de mitigación, algo que más adelante se convertiría en su experticia.

En 2008 dio su primer gran salto y pasó de ser un contratista de bajo perfil, a Secretario de Infraestructura de Girón en la última administración del ‘Loco’ Quintero.

Entró en el gabinete, como le confirmaron dos fuentes a La Silla que estuvieron detrás de su nombramiento, por recomendación del entonces concejal del municipio William Mantilla Serrano, quien es el actual de gerente del Hospital de Girón.

“Tenía entrada de todas maneras porque se conocían de antes con Quintero y porque al venir de la Cdmb con Fredy estaba relacionado”, dijo a La Silla una de esas fuentes.

En ese cargo fue clave dentro de las gestiones para recuperar la Ciudadela Nuevo Girón (proyecto de vivienda que fue construido en una zona de riesgo y que era para reubicar las víctimas de la ola invernal de 2005), pero solo se mantuvo hasta 2010 cuando salió en medio de rumores sobre que quería ser el candidato a la Alcaldía de Quintero.

Lo de la aspiración jamás se concretó y Quintero, quien para la fecha ya sumaba varios ruidos, entre esos, modificaciones presuntamente irregulares del POT, se sumó a la candidatura de Héctor Quintero, quien fue el que ganó las elecciones de 2011 y lo sucedió.

Aunque después Serrano salió del país para estudiar, regresó a los pocos meses y reapareció en lo público nuevamente en la Cdmb, cuando la directora era Elvia Ercilia Páez, la esposa del entonces senador de Cambio Radical, Bernabé Celis.

Ese año y en 2012 lo volvieron a vincular para desarrollar proyectos de mitigación del riesgo con honorarios mensuales promedio de $6,8 millones.

Luego se disparó.

La crecida

El 2013 fue crucial para Julián Serrano Gómez, porque fue ese año que incursionó a las grandes ligas de la contratación estatal. 

 

Su debut lo hizo en Barrancabermeja en la administración del controvertido Elkin Bueno Altahona, quien hace dos años estuvo prófugo y quien quiere buscar la Gobernación de Santander con el aval de Cambio Radical en octubre. 

En ese entonces fue representante legal de dos consorcios que armó en sociedad con Óscar Andrés Gómez Galvis, un contratista recurrente de la Empresa de Alcantarillado de Santander, Empas (manejada políticamente por Anaya), quien fue el que puso toda la experiencia. 

En total los contratos sumaron $4 mil millones, fueron para hacer obras de mitigación del riesgo, y cerraron con único oferente pese que su objeto es muy común dentro del ramo de la ingeniería. 

Desde entonces, la suerte le empezó a sonreír a Serrano. 

Solo entre 2013 y 2015 se hizo a 18 contratos que sumados ascendieron a más de $72 mil millones en entidades públicas del municipio.

La gran mayoría estuvieron en la Alcaldía de Bucaramanga (15) y el resto en el Área Metropolitana de Bucaramanga (2) y Metrolínea (1) y se dividieron en tres grandes ramos:

– Estudios de mitigación del riesgo y la posterior ejecución de esas obras. Ejecutó más de $28 mil millones. 

– Interventorías pequeñas de infraestructura del municipio, por lo que de paso Serrano también incursionó en otra rama de la ingeniería. Ejecutó alrededor de $4 mil millones.

– El intercambiador de la Avenida Quebradaseca con 15, una de las megaobras que fue pagada con plata de la valorización por la administración de Lucho Bohórquez. Costó $45 mil millones y fue adjudicada en medio de denuncias sobre presuntos favorecimientos de la Alcaldía al contratista.

Todos los contratos de la Alcaldía tienen en común que fueron adjudicados por el secretario de Infraestructura de la época, Clemente León Olaya, quien había llegado a ese cargo como cuota de Fredy Anaya y ya se conocía con Serrano porque ambos trabajaron en la Cdmb.

Tanto León, como el entonces alcalde, Luis Francisco Bohórquez, están asegurados por la Fiscalía en medio de varias investigaciones por presunta corrupción.

Sin embargo, más allá de las obras de la Alcaldía, Serrano también incursionó en el negocio de la basuras y con eso se terminó de crecer.

Cuando el gobierno de Bohórquez iba de salida se quedó con dos contratos claves en la Empresa de Aseo de Bucaramanga, Emab: la construcción y operación de la planta de lixiviados a 20 años, y la operación de la disposición de las basuras en el relleno sanitario El Carrasco.

Como contó La Silla en su momento, la manera en la que se adjudicaron esos dos contratos ocasionó la salida de Samuel Prada Cobos de la dirección de la Emab, porque la junta, ya en manos del actual alcalde Rodolfo Hernández, consideró que los contratos habían sido direccionados.

Si bien la manera en la que Serrano ha crecido tiene varios ruidos, sus obras son conocidas por quedar bien hechas.

Por ejemplo, el intercambiador de la Quebradaseca lo entregó dentro del plazo pese a que uno de los cuestionamientos en el proceso de adjudicación fue que el tiempo era muy difícil de cumplir y de hecho el diseño y la ejecución de esa obra fue premiada; y la planta de lixiviados (que él diseñó) es modelo en el país debido a que deja el agua casi potable. 

Además, como operador del Carrasco, fue capaz de sortear la crisis del año pasado cuando una de las celdas colapsó, sin dejar de recibir basuras.

En 2016 Serrano creó Maquinobras SAS, le transfirió parte de la experiencia que hizo contratando como persona natural y también empezó a ejecutar obras a través de ella.

El poder

Sobre el poder de Serrano hay muchas versiones en el Santander político. 

De las 18 fuentes con las que hablamos para esta historia, 15 coincidieron en decirnos que la gasolina que le dio el despegue fue el controvertido excongresista Fredy Anaya.

Las razones para que lo digan van desde su paso por la Cdmb, hasta las coincidencias entre todos los contratos que recibió en la administración de Lucho Bohórquez vía las cuotas que puso Anaya puso en infraestructura.

“En lo público nada pasa porque sí. Esas coincidencias no son gratuitas y obedecen a las lógicas de las campañas”,  nos dijo una fuente que estuvo en esa administración. Tres más nos dieron una versión muy similar.

Otra más que estuvo dentro de la Alcaldía de Bohórquez nos relató que Serrano “asistía todos los viernes a los consejos de la Secretaría de Infraestructura como delegado de Anaya”.

Tanto el excongresista como el excontratista nos negaron que esas versiones fueran ciertas; sin embargo, La Silla encontró que existe un documento de 2014, cuando la bonanza de Serrano iniciaba su auge, que da fe de que el contratista se cruzó con otra de las personas claves de Anaya.

Ese año Serrano abrió su primera matrícula mercantil en la Cámara de Comercio, y a quien registró como referencia fue a Tatiana Villareal, una excontratista de la Cdmb que se fue a trabajar con el emporio empresarial de Anaya y que es una de sus manos derechas.

Serrano le dijo a La Silla que no recordaba haber suscrito esos documentos cuando se los mostramos, y no nos dio una explicación de por qué ella podría aparecer allí.

Sea como fuere, lo que sí pasó luego fue que Serrano cogió vuelo propio.

“Lo que pasa es que Julián ha sido inteligente. Él hace socios para crecer, políticos y empresariales, pero apenas ve que puede hacer los suyo por aparte lo hace y arma su propios negocios”, le dijo a La Silla un político que también se mueve dentro del gremio de la construcción. 

“¿Usted quiere saber de quién es Julián Serrano ahora? Julián Serrano es de Julián Serrano”, fue como lo describió otra fuente que lo conoce de cerca.

Ambas descripciones coinciden con lo que sucedió con el negocio de las basuras en Bucaramanga. 

Aunque incursionó en él junto a Reynaldo Bohórquez, otro megaempresario de Santander cuestionado, entre otras, por uno de los rellenos sanitarios de Barrancabermeja, y quien fue el que le aportó la experiencia, luego se distanció y lo sacó.

Pero más allá de esos episodios, en lo que 12 fuentes que nos lo contaron por aparte coincidieron, es que la campaña de 2015 fue la que hizo que Serrano dejara de ser conocido como un contratista en ascenso a un poderoso regional.

Según las versiones de todas esas fuentes, cuatro de las cuales tendrían como saberlo porque trabajaron adentro, él le puso plata a las campañas de Darío Echeverri en Barrancabermeja (asegurado por presunta corrupción y quien fue impulsado por Édgar ‘el Pote’ Gómez) y de Didier Tavera a la Gobernación. 

“Lo que pasa es que usted no lo va a ver de frente haciendo campaña o tomándose fotos. A él le gusta el bajo perfil, pero sí fue importante”, dijo a La Silla un político que estuvo dentro de una de esas campañas.

Julián negó que esas versiones fueran ciertas, pero luego de revisar la contratación de los últimos tres años de Serrano lo que sí queda en evidencia es que justamente es en esas dos administraciones es donde se ha ganado millonarios contratos. 

En Barranca es donde hay más señales. 

Desde 2016 se ha quedado con cinco contratos que sumados superan los $65 mil millones, para pavimentar vías principalmente. El último se lo adjudicaron este año y cerró con único oferente. Otros dos siguieron el mismo patrón pese a lo común del objeto.

Allí hay un vaso comunicante adicional: el secretario de Infraestructura Gerson González (hijo del exconcejal liberal de Floridablanca Guillermo González), según lo que nos contaron tres fuentes que tienen manejo dentro de la Alcaldía de ese municipio y una que estuvo detrás de su nombramiento,  llegó recomendado por Serrano.

“Serrano fue el que le dijo al Pote que lo pusiera a él. Por eso en la Alcaldía se dice que esa cuota es del Pote, pero en realidad fue Serrano quien dio el nombre”, dijo a La Silla la fuente que estuvo detrás del nombramiento. Las otras tres nos dieron una versión similar.

Los dos se conocen desde que estudiaron en la UIS, también se cruzaron en la Alcaldía de Lucho Bohórquez cuando el ahora Secretario de Infraestructura de Barranca hizo parte del equipo de contratación de Clemente León, quien -como contamos atrás- fue el que le entregó la primera racha de contratos a Serrano.

En la Gobernación de Tavera Serrano se ha ganado otros siete contratos que sumados ascienden a los $103 mil millones y que van desde obras de mitigación del riesgo, hasta la administración de una porción del banco de maquinaria, la construcción de la prolongación de la avenida 105, el parque del parapente en Floridablanca, y el intercambiador de Guatiguará en Piedecuesta. 

A diferencia de Barranca los procesos han cerrado con varios oferentes, por lo que más allá de las versiones sobre que son “muy amigos” y que específicamente tienen en común el gusto por el ganado (Serrano tiene una hacienda en San Alberto, Cesar, que se dedica a genética de Brahman), no pudimos probar nada de fondo.

En Floridablanca, otro de los municipios donde Serrano ha ganado contratos, encontramos que tiene concejal propio de Cambio Radical.

En 2015 respaldó a José Fernando Sánchez, sobrino del exconcejal conservador César Sánchez muy cercano a Mantilla, y quien es su amigo personal. 

Justo en Bucarica, la zona del municipio en la que él tiene su fortín electoral, la Alcaldía le adjudicó a Serrano un contrato por poco más de $6.500 millones en un proceso que cerró con único oferente para la construcción de un sendero ecológico.

Además, Diana Sanabria, la esposa de Serrano, tuvo un contrato de prestación de servicios en la administración de Mantilla como asesora jurídica de la división de cobro coactivo entre 2016 y 2018. Llegó allí como una de las cuotas de Sánchez en el palacio municipal.

A mediados del año pasado, Serrano creó una nueva empresa llamada Invernota SAS a la que también empezó a transferirle experiencia, y con la que ha ejecutado en consorcio con su otra empresa, los contratos que ha recibido desde entonces.

Como este año suele ser el de la contratación más gruesa de los gobernantes, aún falta ver cómo termina de cerrar el cuatrienio Serrano, quien, en todo caso, con la racha que lleva ya se puso con nombre propio en el mapa de poder de Santander.

Soy coordinadora de la Unidad Investigativa. Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga. Antes fui editora de La Silla Santandereana, donde cubrí poder en los dos santanderes y Arauca. Previo a La Silla, fue periodista de política y de la Unidad Investigativa...