El peso de los medicamentos en la emergencia social

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El peso de los medicamentos en la emergencia social


El sobreprecio de los medicamentos es otro problema del sector de la salud. La industria farmaceútica afirma que no es culpa de ellos, sino de los intermediarios que inflan el precio final.
Fotoilustración: Juan Carlos Arroyo.

Uno de los tantos problemas que abordó la emergencia social en salud, y que ha pasado desapercibido, es el alto costo de los medicamentos. Un tema que suele poner en orillas opuestas a la industria farmacéutica y las EPS, y que hace parte del colapso financiero del sistema. En las medidas tomadas, el Gobierno parece darle la razón a la primera. 

En el sector es un hecho conocido que muchos medicamentos se venden a precios excesivamente altos. Otra cosa es que no se habla de eso públicamente. Y si bien el problema está identificado, nadie tiene la última palabra a la hora de explicar las causas. En parte porque no hay estudios objetivos sobre la materia.

Los primeros señalados son las empresas farmacéuticas, que - según los críticos - aprovechan las condiciones del mercado para vender a un precio más alto en comparación con otros países de referencia; se culpa al Estado, que por cuenta de impuestos o controles a ciertos principios activos de medicamentos que también se usan para el procesamiento de drogas ilícitas, termina encareciendo el producto legal; y también se habla de las EPS, los hospitales y los distribuidores, que tienen un margen excesivo de ganancia entre el precio de fábrica – conocido como ‘ex factory’ – y el precio final de venta.

En el Decreto 126, el Gobierno acogió sobre todo la tesis de la industria farmaceútica. En las justificaciones de la norma, se refiere a un informe de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro) al que La Silla Vacía tuvo acceso. Que el Gobierno utilice como justificación un estudio de una de las partes interesadas, fue blanco de críticas. Para el Observatorio del Medicamento implica que el Gobierno estaba “sesgado”.

Según este estudio, existen unas afirmaciones comunes sobre el problema que no son ciertas: "los altos precios de la industria farmaceútica ponen en riesgo el sistema", "se abusa de la posición monopólica de medicamentos patentados" y "hay que controlar el precio al principio de la cadena".

Afidro desvirtúa estos argumentos diciendo que el problema está en los márgenes de intermediación entre el precio 'ex factory' y el precio final. Y para el efecto, cita varios ejemplos, sin mencionar el nombre del medicamento (únicamente la indicación). Según estos datos, la intermedicación llega incluso al 99%.

Valores unitarios de producto
Diferenciales de Precios en recobro

Producto

Indicación

Recobro

Laboratorio

% intermediación

Producto 1

Hipercolesterolemia

10.056

5.062

99%

Producto 2

Diabetes

157.419

131.324

20%

Producto 3

Glaucoma

98.315

70.030

40%

Producto 4

Inmunosupresor

25.616

15.000

71%

Producto 5

Nauropatias

3.600

2.641

36%

Producto 6

Tto. Esquizofrenia

102.553

70.827

45%


Debido a la política de libertad de mercado en Colombia, son diversos los actores que pueden vender medicamentos en el país. A veces lo hace la EPS directamente, o después de recibir el medicamento de un distribuidor; o lo hace la IPS o la cooperativa de hospitales, directamente o través de un intermediario. Esto hace más complejo saber en qué parte de la cadena es que se produce ese sobreprecio (ver recuadro abajo).

¿Cómo funciona el control de precio de los medicamentos?

Colombia tiene un sistema de libre competencia en medicamentos. Esto quiere decir que el Gobierno no monopoliza la distribución de los medicamentos ni establece precios fijos para éstos. Tiene, en cambio, una vigilancia en tres niveles: la ‘libertad vigilada’, donde están en principio todos los medicamentos; posteriormente, la ‘libertad regulada’, donde están los medicamentos difíciles de conseguir, que son necesarios para proteger la salud pública o que se requieran por razones de urgencia nacional. En este nivel, se establece un precio máximo de referencia para la venta. Y, por último, está el régimen de ‘control directo’, que es el más severo. Allí se incluyen los medicamentos que no cumplen con la libertad regulada o sobre los cuales los fabricantes, comercializadores o compradores no remiten información veraz y completa.

La Comisión Nacional de Precios de Medicamentos (CNPM) es la encargada de poner esto en práctica. De la CNPM hacen parte el ministro de la Protección Social, el de Industria y Comercio y un delegado del Presidente. El problema es que, en la práctica, el trabajo está a cargo de la secretaría técnica, que hasta hace poco tenía un solo funcionario. Ahora tiene tres, pero ninguno de ellos es especialista en farmacología o ingeniería química.

“La CNPM no tiene información completa sobre los precios de los medicamentos ni tiene la capacidad para controlar esto”, dice a La Silla Vacía Tatiana Andia, consultora del Observatorio del Medicamento.

La CNPM ha tomado pocas decisiones en la materia, y algunas de éstas no se han cumplido. Por ejemplo, en 2009 decidió pasar Kaletra, un medicamento de Abbot para el tratamiento del VIH, al nivel de libertad regulada. Pero no funcionó. “El gobierno actualmente estudia la incorporación al régimen de control directo de este medicamento debido a que el laboratorio no ha cumplido con el precio de referencia”, afirma el Gobierno en la justificación del decreto, remitida a la Corte Constitucional.

El caso de Kaletra, según varias fuentes consultadas por La Silla Vacía que no quisieron identificarse, no es el único. Pero no se sabe exactamente cuántos son ni a que se debe el sobrecosto, ya que la información remitida al CNPM o está incompleta o no existe o las bases de datos están en desorden. Además, muchas veces las empresas farmacéuticas o los distribuidores se escudan en el secreto profesional para no reportar estos datos.

En noviembre pasado, la organización ‘Health Action International’ comparó en 93 países el precio del genérico Ciprofloxacino, un antibiótico usado para el tratamiento de varias infecciones. Colombia obtuvo el primer lugar con honores: 500 miligramos cuestan 131 dólares. “El precio del medicamento de marca en Colombia es 200 veces más alto que el de cinco países asiáticos”, dice el estudio.

Esto no sólo afecta las finanzas de los pacientes, sino también las del Estado – y por ende las de todo el sistema – que a través del Fondo de Solidaridad y Garantía en Salud (Fosyga) asume el costo de los medicamentos que no están en el POS y que son autorizados por los comités científicos u ordenados a través de acciones de tutela.

El principal temor de la industria farmaceútica es que se llevaran los medicamentos a un control de precios directo. Pero no fue la respuesta del Gobierno ni es la política pública que ha venido operando en los últimos años. El nuevo decreto busca obligar a todos los agentes del sector a que reporten los precios, así esta información sea confidencial – caso en el cual los datos no son públicos pero sí los conoce la CNPM –. También establece un tope a los márgenes de comercialización y extiende el control a los dispositivos médicos. Además de las drogas, los dispositivos se han convertido en algo sumamente costoso. Es el caso del stent, una prótesis vascular que en algunas modalidades no está incluida en el POS. Por último, el Gobierno aspira a hacer compras colectivas de medicamentos, para mejorar sus posibilidades de negociación.

Carolina Lorduy, secretaria técnica de la CPNM considera que los factores no están únicamente en la cadena comercial, y sin señalar a nadie en particular, considera que todos tienen una cuota de responsabilidad. “La idea es que el decreto sirva también para obtener unos recursos que ayuden el trabajo de la comisión para hacer un control efectivo”, declaró a La Silla Vacía.

Una asesor de EPS consultado, que no quiso ser identificado, consideró pertinente la medida, pero no cree que el problema esté simplemente en las EPS y los hospitales. “Acá se acabó también la fiesta de la industria farmacéutica”, afirma.

Las medidas tomadas bajo la emergencia parecen adecuadas para enfrentar el desafío, pero la ecuación de poder en el sector parece tener al Gobierno en el lado más débil de la balanza. De un lado de la mesa, una comisión pequeña sin habilidades técnicas y, del otro, las multinaciones y los bufetes de abogados de las empresas.


* Las tablas incluidas en este artículo fueron tomadas del documento 'Medicamentos de alto costo y recobros al Fosyga', Afidro, octubre de 2009.


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