"El traicionado": la historia repetida en el círculo de confianza de Rodolfo

"El traicionado": la historia repetida en el círculo de confianza de Rodolfo
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Dentro de su rutina en Bucaramanga, fuera de las correrías políticas que emprendió hace relativamente poco, Rodolfo Hernández reserva un tiempo para meditar. El exalcalde va al apartamento de un extrabajador suyo, cuya esposa dirige las sesiones. 

Trata de ir al menos dos veces a la semana, a las cinco de la tarde. Ella le pone música relajante y lo guía para que se siente con las piernas cruzadas en el piso, cierre los ojos y, durante una hora, intente dejar la mente en blanco. “Es descargar la mente de tantas traiciones”, le dijo Hernández a La Silla durante la reportería para su perfil.

La traición es parte clave del lema populista anticorrupción que lo tiene disputando la Presidencia con Gustavo Petro: “No robar, no mentir, no traicionar”. Pero también es la acusación recurrente con la que el exalcalde explica varias rupturas que ha tenido con aliados políticos y asesores claves.

Para un hombre que reconoce su ignorancia en muchos temas y necesita rodearse bien, la traición es un señalamiento sistemático por el que ha quemado puentes con muchas personas de su pasado en las que había depositado su confianza. Entre ellas, a su aliado y antecesor en la Alcaldía de Bucaramanga, a su jefe de gabinete, y su sucesor, el actual alcalde Juan Carlos Cárdenas.}

De acusado de traición a acusador

De las rupturas públicamente conocidas en la vida de Hernández, la de su hermano Gabriel Hernández es de las más sonadas. Menor que Rodolfo, es un ingeniero civil que estudió filosofía y a quien el hoy candidato presidencial reconoce como ideólogo de su proyecto político, cuyo logo es la letra griega Pi.

En 2013, cuando Rodolfo decidió lanzarse a la Alcaldía, su hermano le dio clases sobre el imperativo categórico kantiano, que él mismo definió en entrevista con La Silla como “aquello que tenemos todos los seres humanos de que en un momento de crisis reaccionamos a favor de la comunidad así como persona individual no nos favorezca”.

Con esa narrativa fue como Rodolfo cimentó su discurso anticorrupción y antipolítico. Pero una vez llegó a la Alcaldía, los hermanos tuvieron desencuentros sobre cómo ponerlo en práctica. Aunque en los primeros meses de la administración de Rodolfo, su hermano fue una voz de autoridad, el distanciamiento inició con el nombramiento de asesores que a juicio de Gabriel, no eran incorruptibles. Se consumó cuando el exalcalde posó en una foto alzandole la mano a concejales que hacían parte de la clase política tradicional en medio de la posesión del contralor de la época.

“Él (Gabriel) resolvió no volver a hablarme porque según él yo no atendí lo que él quería. Él es rencoroso. Se sintió como traicionado”, así explica el propio Rodolfo ese episodio.

Paradójicamente, esa explicación del rencor y la traición es la que Rodolfo aplica para otros distanciamientos que él ha incubado y ha hecho públicos.

En su faceta como empresario, Hernández solía sentarse a la mesa con los políticos de turno. Sobre todo con políticos liberales, partido en el que él militó y por el que llegó a ser concejal dos veces en su natal Piedecuesta, en los años setenta y los noventa. La última vez resultó destituido por la Procuraduría.

Entre ellos los políticos de confianza estaba Luis Francisco Bohórquez, su antecesor en la Alcaldía de Bucaramanga y quien hoy enfrenta un juicio por corrupción durante esa administración (2012-2015). En 2011, Rodolfo le hizo campaña, le regaló plata (100 millones de pesos, según él), y, al menos en un evento de proselitismo con candidatos al Concejo de la época, cogió el micrófono y se echó un discurso. En su primer año de gobierno fueron cercanos, al punto de que Rodolfo asistía a reuniones del Alcalde y su equipo de gobierno e incluso era invitado especial de eventos oficiales.

Tanto el exalcalde Bohórquez como Rodolfo coinciden en que el punto de quiebre de su relación fue la decisión del segundo de ser Alcalde de Bucaramanga. Según Bohórquez, inicialmente Rodolfo buscó que él lo apoyara para llegar a la Alcaldía y como no aceptó, Rodolfo se distanció de él. Según Rodolfo, se alejó de él al darse cuenta de que Bohórquez no estaba haciendo “una Alcaldía de corte social”, como prometió en campaña.

Entonces, Rodolfo dice que en 2013 fue al despacho del entonces alcalde Bohórquez, le contó que se iba a lanzar a la Alcaldía y le dijo: “necesito que me devuelva los hijueputas 100 millones de pesos que le regalé para la campaña”.

Además, Hernández le dijo a La Silla que Bohórquez y otros políticos de la ciudad le tendieron una trampa a su hijo Luis Carlos Hernández, por lo que él terminó notariando una coima de 1,5 millones de dólares por hacer lobby a favor de la empresa Vitalogic (caso por el que Rodolfo enfrenta un juicio por interés indebido en contratación).

Después dijo que eso no lo perdonaría. “A ese sí no se la rebajo. Ahí sí llamo al fiscal y al juez. Se robó toda Bucaramanga con esos concejales y ¿llevan siete años haciendo una suma?”, le dijo a La Silla, haciendo referencia al caso de corrupción que Bohórquez enfrenta desde 2017 y que aún no termina.

“Yo no puedo hacer nada diferente a presionar como jefe de estado si llego a ganar. Ahí sí me vuelvo vengativo”, le dijo a La Silla en noviembre del año pasado.

La “traición” de su mano derecha en la alcaldía de Bucaramanga

En un audio que circuló en septiembre de 2021, Rodolfo Hernández hizo público su distanciamiento con su mano derecha durante su periodo como alcalde de Bucaramanga: Manolo Azuero (quien trabajó en La Silla Vacía como periodista).

“Lo puse de vicealcalde. Lo puse. ¿Y sabe qué me hizo Manolo? Maquiavélicamente con unos amigos allá, empezó a hacer la Alcaldía de él, apenas saliera yo. A espaldas mías”, dijo el hoy candidato presidencial.

En su periodo frente a la Alcaldía, Azuero fue su jefe de gabinete o de gobernanza. Respondía ante medios de comunicación por las decisiones de la administración e internamente mediaba entre el entonces Alcalde y su gabinete cuando su terquedad tensaba el ambiente.

En septiembre de 2019, cuando faltaban tres meses para terminar su mandato, Hernández renunció al cargo porque la Procuraduría lo suspendió tres meses por participación en política. Entonces, Azuero terminó su mandato como alcalde encargado.

“Apenas salí empezó a desmantelar todo lo que yo hice”, dijo en ese mismo audio, sin más detalles ni pruebas de sus señalamientos. Y en todo caso, Azuero terminó el periodo sin hacer ningún cambio en el gabinete ni tuvo cuestionamientos por corrupción. Además, en su momento Hernández sí halagó a Manolo diciendo que era "el segundo Galán". 

En el audio, Rodolfo remata diciendo “eso no importa voy a aplicar el dicho de mi mamá Cecilia: ‘Mijo, no se preocupe que todo muerto estira’”.

Esa expresión, según el sociólogo e investigador santandereano Emilio Arenas, significa que “todo lo que se hace, se paga. Una forma agresiva de decir que el tiempo reacomoda las cosas. Tiene una connotación de venganza”.

Azuero no ha aparecido en la esfera pública desde que terminó el encargo como Alcalde. Un amigo de Rodolfo y dos fuentes de su movimiento le dijeron a La Silla que Rodolfo estaba disgustado con Azuero porque en esos tres meses no lo llamó ni lo tuvo en cuenta para las decisiones de la Alcaldía.

“Se sintió desconocido”, nos dijo uno de ellos.

Sin embargo, una fuente que lo sabe de primera mano le dijo a La Silla que la molestia de Rodolfo hacia Manolo fue más un efecto rebote de lo que sucedió con su sucesor, Juan Carlos Cárdenas.

"(Manolo) pidió la renuncia protocolaria a todo el gabinete antes de irse y Cárdenas sí cambió algunas personas. Eso fue lo que no le gustó", dijo esa fuente. 

La “traición” del sucesor en la Alcaldía

Su más reciente ruptura pública fue con el actual Alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, su sucesor y a quien apadrinó para llegar a la Alcaldía.

Con él tuvo diferencias desde su posesión. Cuando Cárdenas llevaba cinco meses en el cargo, lo catalogó de “blandengue” y ya se habían distanciado totalmente. Rodolfo le dijo a La Silla en su momento que Cárdenas ni siquiera lo había llamado cuando ganó para darle las gracias, que solo habían hablado tres veces por teléfono.

“Yo tampoco quiero decirle, haga esto, haga lo otro. Yo lo que le pido es que continúe con lo que la gente votó. Porque si no, eso sí es traición al elector”, dijo.

Un año después, estaba promoviendo la revocatoria en su contra.

“Tenemos ya la cura pa’ Juan Carlos...”, dijo en junio de 2021 en una de sus transmisiones semanales de Facebook. Sonriendo frente a las cámaras agregó: “la revocatoria... ahoritica que van a entregar los formularios”.

En su momento, esa ruptura le sirvió para sacarle punta a su precandidatura presidencial, ya que sin la visibilidad que le daba ser Alcalde, podía revivir su lucha contra la clase política tradicional.

“Le salí (a Juan Carlos Cárdenas) como un león y le he retrasado la robadera. Y lo vamos a poner en evidencia sin miedo, porque el problema de Colombia es la politiquería”, le dijo Rodolfo a La Silla en ese momento. 

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