El tema del transfuguismo en el Congreso de la República está candente. Mientras los pequeños partidos piensan cómo lograrán el umbral de votos para obtener curules, los grandes partidos esperan con los brazos abiertos a todos los que quieran adherirse a ellos. Foto: Juan Pablo Pino

La historia se repite cada cuatro años. Cuando faltan apenas cinco meses para que comience el periodo de inhabilidad de los parlamentarios que se quieren lanzar por otro partido, en el Congreso muchos de ellos empiezan a idearse estrategias para lograr cambiar de camiseta sin tener que renunciar a su curul un año antes. El motor de esas tácticas hoy, al menos el que más se ha atrevido a defenderlas públicamente, es el novato representante del PIN llamado Juan Carlos Salazar.

Desesperado por irse de un partido desprestigiado, Salazar no sólo ha dicho ante todo el que ha podido que fue un error haber entrado al PIN y que éste no debería existir. También, y pese a estar legislando en causa propia, pasó a la acción al radicar los proyectos para permitir el transfuguismo y la escisión de un partido cuando el 60% de sus miembros así lo quiera. 

Mañana martes en la tarde, a partir de las 3, se sabrá si jugó bien sus últimas cartas en este puente festivo y logró los apoyos necesarios para salvar el proyecto de acto legislativo que autoriza la escisión de los partidos políticos. Una iniciativa que se discute en la plenaria de la Cámara luego de que Salazar retirara su propuesta original de transfuguismo y radicara la escisión como una proposición sustitutiva.

El transfuguismo fue retirado y la escisión se hunde luego de que el presidente Juan Manuel Santos pidiera tumbar ambas iniciativas durante su discurso en la asamblea del partido de La U.

Aunque en su momento se interpretó que el presidente quería con eso evitar una desbandada hacia filas uribistas, llama

Juan Carlos Salazar es quien lidera el grupo de congresistas que buscan irse de sus partidos. Foto: Juan Pablo Pino

la atención que los dos proyectos venían siendo empujados por el ministro Fernando Carrillo, a pesar de que el transfuguismo nunca fue visto con mucho entusiasmo por La U.

La Silla supo por varias fuentes de una reunión entre el ministro y algunos voceros de bancadas, en Palacio hace unas tres semanas, en la que Carrillo había sugerido acumular el proyecto de acto legislativo del transfuguismo con el del Código Electoral y que Salazar, tal y como luego se hizo, radicara una proposición para cambiarlo por el de la escisión de partidos.

De hecho, hace una semana cuando Santos pidió públicamente a La U que hundieran el transfuguismo, ya ese proyecto había sido retirado por Juan Carlos Salazar, lo que indica, aparentemente, que el ministro Carrillo o no le había comunicado el tema al presidente o éste no le había entendido.

Salazar, quien advierte que 18 de los 20 congresistas del PIN quieren abandonar el partido, ve en la escisión su última carta antes de marzo y por eso dice que está dispuesto a todo para lanzarle un salvavidas al proyecto. Nos contó que les ha pedido ayuda a los ministros del Interior, Vivienda y Trabajo, a Plinio Olano, presidente de La U; y aseguró que mañana tiene programada otra reunión en la Casa de Nariño.

¿Qué está dispuesto a negociar? ¿Votos para proyectos clave del gobierno como la reforma tributaria? El representante rebelde del PIN no quiso dar mayores detalles, pero insistió en que se moverá pues lleva dos años intentando irse de su partido y se le acaba el tiempo.

Salazar es representante por el Valle, exdiputado liberal y muy cercano al cuestionado exgobernador Juan Carlos Abadía, tanto que su elección con 40 mil votos -junto a la de su fórmula al Senado, Juan Carlos Rizzeto, desconocido en la arena política- fue atribuida a un supuesto apadrinamiento por parte de Abadía.

Recién salió electo, la revista Semana reveló unas grabaciones según las cuales Salazar pudo haber presionado indebidamente a empleados públicos de su departamento para que votaran por él.

Hace dos años, la Procuraduría, en primera instancia, lo había destituido e inhabilitado por 10 años para ejercer cargos públicos por haberse inscrito y salido elegido como diputado, pese a que su madre también se había inscrito como candidata al Concejo de Dagua (Valle), un hecho que constituye inhabilidad para los diputados.

Ahora que quiere irse del PIN Salazar llegó al extremo de pedirles a las directivas de esa colectividad que le hicieran “el favor” de tramitarle una resolución de expulsión, pero dijo que sólo la usará si sus abogados consideran que le sirve como herramienta para no inhabilitarse.

No es el único que quiere abandonar su barco

Por razones ideológicas o simplemente politiqueras. Por hacer parte de un partido pequeño que se arriesga a no alcanzar el umbral de votos exigidos, que en las próximas legislativas subirá del 2 al 3%. Son varias las razones de los congresistas que quieren salirse de sus respectivas colectividades y volver a lanzarse a nombre de otra. Esos, aunque no todos así lo reconozcan, se verían beneficiados con los proyectos de Salazar.

Por ejemplo, el senador del Polo Jorge Guevara, quien se quiere ir de su partido junto con los congresistas Luis Carlos Avellaneda, Camilo Romero y Gloria Inés Ramírez. Él dice que está “secuestrado por la ley en el Polo” y que por eso apoyaría el proyecto de escisión.

Una situación parecida a la que viven en La U uribistas como Miguel Gómez, o en el Partido Verde congresistas como Ángela Robledo, y en Cambio Radical sus siete senadores.

En el Partido Liberal serían felices si la escisión o el transfuguismo salen adelante, pues allí esperan a más de uno de los que están incómodos en sus colectividades. Un representante liberal consultado dijo que la mayoría vería el tema con buenos ojos.

Por su parte, Alfonso Prada, representante verde y uno de los ponentes mañana de la escisión, pedirá que se hunda la iniciativa, pero que a cambio se discuta la posibilidad de que el umbral se mantenga como está en el 2%. Su idea es que no desaparezcan los partidos chiquitos, pero también que se vaya asegurando la supervivencia de aquellos que surjan del proceso de paz.

Así las cosas y si Salazar no tuvo suerte en sus intentos por convencer al gobierno este fin de semana, lo más probable es que mañana se hunda el proyecto que autoriza la escisión de los partidos. Pero, con tantas motivaciones sueltas, seguro no será la última noticia que haya de aquí a marzo sobre el llamado voltearepismo.

Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...