En Bogotá el petrismo tiene muchos votos y un problema de candidatos

En Bogotá el petrismo tiene muchos votos y un problema de candidatos
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Gustavo Petro y los congresistas del Pacto Histórico barrieron en Bogotá en las pasadas elecciones. Pero existen dudas de si podrán trasladar ese poder electoral a la campaña a la alcaldía. Los candidatos de la izquierda, hasta ahora, son poco visibles o tienen dificultades para construir alianzas, claves en un escenario de segunda vuelta.

En la capital Petro le sacó a Rodolfo Hernández una diferencia de 17%. Y en el Congreso, el Pacto logró sacar a 7 de 19 representantes que pone Bogotá. Pese a esa victoria, no es claro que el movimiento de Petro pueda refrendar esos votos en las próximas elecciones en la capital, donde se estrena el esquema de la segunda vuelta si un solo candidato no logra superar el 40% de los votos.

Un problema de liderazgo

Con la caída de la reforma política, los posibles aspirantes fuertes de la izquierda a la Alcaldía de Bogotá se quedaron por fuera. Entre ellos estaban los congresistas recién elegidos David Racero, María José Pizarro, y otras figuras de centro izquierda, como Katherine Miranda del partido Verde, la representante más votada en Bogotá.

Actualmente, el abanico de izquierda tiene a dos candidatos ya en campaña. Carlos Carrillo, un concejal de Bogotá que obtuvo 31 mil votos, es el candidato del Polo Democrático y férreo opositor de Claudia López. Y Guillermo Alfonso Jaramillo, exsecretario de Petro en la alcaldía y exalcalde de Ibagué, es uno de los 22 precandidatos de la Colombia Humana. Se trata de una dupla con muy poca visibilidad y reconocimiento en la capital. “No tienen ningún chance, son muy poco conocidos”, dice el politólogo y catedrático de la Javeriana, Fernando Giraldo.

En el sonajero también está Hollman Morris, quien fue el candidato de Petro en las pasadas elecciones. Una fuente cercana le dijo a La Silla que está considerando la posibilidad de lanzarse luego de que no le confirmaron su cargo como gerente del canal público Rtvc.

Pero estos dos posibles candidatos, para Ángel Becassino, estratega político, tienen “grandes negativos”. Para Becassino, Hollman Morris “no es un buen candidato”. No solo porque se quemó en 2019, con 440 mil votos (13 por ciento de los votos), sino porque sacó unos 5.000 votos en su intento por el Senado en 2022. Además, carga el lastre de las acusaciones en su contra por acoso sexual, aunque algunas ya fueron archivadas por la Fiscalía.

Finalmente, está Gustavo Bolívar, exsenador petrista. Todavía no ha oficializado su candidatura, pero en el Pacto dan por descontado que se lanzará porque renunció a su curul a tiempo para no inhabilitarse y no ha dejado de opinar de temas de la capital en materia de movilidad o seguridad.

Bolívar es conocido, mediático y popular en la izquierda. Pero para Becassino y otros analistas no es automático que pueda endosarse los votos de la izquierda. Daniela Garzón, investigadora del Centro Paz y Reconciliación, dice que a Bolívar “le falta discurso” y además cargará con el “lastre del inicio del gobierno de Petro que ha dado muchos traspiés”.

Los analistas coinciden en que el mayor problema para Bolívar sería construir alianzas con sectores de centro izquierda. “Que Petro insista en que su candidato sea Bolívar no es sensato porque no tiene el volumen de votos para ganar en una segunda vuelta, y en cambio sí tiene muchas dificultades para tender puentes con otros sectores”, dice Becassino.

Bolívar tiene un tipo de personalidad que ha sido exitosa como legislador, pero que tiene riesgos como alcalde. “No lo veo en debates técnicos, como ejecutor o construyendo un gabinete”, dice Garzón. “Es una persona muy radical, sin ninguna moderación que incluso puede generar resistencia dentro de la izquierda”, dice Fernando Giraldo.

Un gran negativo para la figura más visible de la izquierda, especialmente con el estreno de la segunda vuelta.

La inminencia de la segunda vuelta en Bogotá

Quien quiera ganar en el primer intento la Alcaldía de Bogotá tendrá que llevarse el 40% de los votos. Así quedó establecido en una reforma constitucional que se aprobó en 2019 impulsada por el hoy representante Juan Carlos Losada y el excongresista José Daniel López. Pero eso no ha pasado en los últimos 12 años de elecciones.

Gustavo Petro ganó en 2011 esa carrera con el 32% de los votos, Enrique Peñalosa lo hizo en 2015 con la misma cifra y Claudia López con el 35% de los votos en 2019.

El politólogo Giraldo explica que el voto en la capital “no es mayoritariamente cautivo para los partidos, el voto bogotano no es militante”. Por eso la izquierda la tiene difícil. Para Giraldo, el espacio que está dejando la izquierda puede hacer que “un candidato de centro e incluso de derecha moderada, con la condición de sensibilidad social, pueda desplazar parte de esos electores a su favor”.

Muestra de eso es que según el último sondeo del Centro Nacional de Consultoría (que pagó Independientes, el movimiento de Daniel Quintero) los candidatos más visibles son Juan Daniel Oviedo, el exdirector del Dane de Iván Duque, y Carlos Fernando Galán, del Nuevo Liberalismo. De tercero está Bolívar.

A la falta de liderazgo de la izquierda se suma que está embolatado el frente amplio con el centro, específicamente con el partido Verde. Claudia López y Gustavo Petro han tenido varias diferencias por el metro de Bogotá y, en todo caso, la Alianza Verde, que hacía cuatro años ya sabía que su candidata era López, hoy no ha definido siquiera el mecanismo de selección de sus candidatos. Y su mayor representante, la mandataria de la capital, no tiene una imagen según las últimas encuestas como para dejar a un sucesor.

Por ahora la apuesta de López es Carlos Amaya, quien no ha confirmado si se lanza a Bogotá o vuelve a Boyacá, donde tiene altas posibilidades de ganar. Pero ese es un candidato que rompe con la posibilidad de una alianza con Petro, pues ya ha descartado en otras oportunidades una unión con el mandatario.

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