Al interior del Polo Democrático y de la campaña de Clara López, que hace un año partía como favorita para llegar a la Alcaldía de Bogotá pero que terminó tercera detrás de Enrique Peñalosa y Rafael Pardo, le echan la culpa de la debacle a una persona con quien hace un mes pensaban que iban a ganar: el alcalde Gustavo Petro.

Al interior del Polo Democrático y de la campaña de Clara López, que hace un año partía como favorita para llegar a la Alcaldía de Bogotá pero que terminó tercera detrás de Enrique Peñalosa y Rafael Pardo, le echan la culpa de la debacle a una persona con quien hace un mes pensaban que iban a ganar: el alcalde Gustavo Petro.

El factor Petro en la derrota

“El de Petro fue el abrazo del oso”, dice un político que viene de un sector no clarista del Polo.

“Todavía no entiendo cómo terminamos nosotros encartándonos con ese muerto”, coincide con él uno que estuvo metido de lleno en la campaña de Clara, que no duda en calificar el acuerdo con el político que primero denunció la corrupción del gobierno de Samuel Moreno y que salió del Polo en 2010 dando un portazo como “un error en retrospectiva”.

Esa percepción la comparten dos personas cercanas a López y tres del sector más crítico con ella: todos creen que la alianza que selló la candidata polista con los progresistas de Petro en septiembre tuvo un efecto bumerán sobre su campaña y que, más que reforzar el voto de izquierda, terminó trasladándole a ella el voto castigo contra el alcalde.

Es por eso que en el Polo admiten que la derrota de Clara fue un duro golpe para el futuro político de la izquierda, pero se resisten a cargar con toda la culpa.

“Hay dos maneras de verlo. El vaso medio lleno es que no ganamos pero tampoco perdimos nada, porque la Alcaldía no era del Polo -sino de Petro solo- y nunca tuvimos ni siquiera un Secretario con él. Y el vaso medio vacío es que la izquierda sí perdió un campo fértil que ya tenía abonado y que era muy importante sostener de cara al 2018”, dice un ex congresista del Polo.

Casi todos hacen el mismo cálculo aritmético: Clara arrancó la campaña con un capital semilla de unos 500 mil votos, equivalentes a lo que sacó en Bogotá en la primera vuelta de las presidenciales el año pasado. Y terminó sacando 498 mil, equivalentes al 18 por ciento y muy lejos del 32 por ciento con que Petro venció en 2011.

En el Polo admiten que la derrota de Clara fue un duro golpe para el futuro político de la izquierda, pero se resisten a cargar con toda la culpa.

“Volvimos a sacar la votación de la primera vuelta: eso significa que Petro no nos puso ningún voto. Quizás nos puso los 58 mil que sacó Hollman [Morris, cabeza de lista petrista al Concejo], pero eso igual nos lo terminó quitando en otros sectores”, dice un político polista.

Esas cuentas supondrían que ninguno de los sectores políticos que fueron sumando a Clara -como los liberales samperistas, los verdes línea Antonio Navarro, Ángela Robledo y Antonio Sanguino, la Marcha Patriótica, la Unión Patriótica y el progresismo- le pusieron votos. Y omiten, por ejemplo, que la UP sacó 35 mil votos al Concejo y estaba de lleno con Clara (por solo mencionar un caso fácil de cuantificar).

Esa lectura tan crítica de la alianza con Petro, sin embargo, muestra la atmósfera dentro del Polo, donde muchos líderes le lanzan a esos sectores dardos como que “no nos sumaron votos” o “terminaron donde Pardo”. “La supuesta unidad de izquierda no fue al final sino un anuncio de prensa que no produjo mayores resultados”, dice incluso una persona cercana a López.

Pero ninguna adhesión despierta tantas críticas como el petrismo, al que irónicamente el Polo cortejó antes de firmar un acuerdo que el partido defendió públicamente.

Tanto que, en su momento, una persona cercana a López le decía a La Silla que “no nos vamos a dejar convencer de que el camino es pelear con Petro. Pardo ya picó el anzuelo. Pero la verdad es que, no importa cuál es la capacidad de influencia del Alcalde, en una campaña reñida su apoyo puede ser clave”.

Ahora, sin embargo, algunos como un político consultado por el Polo, creen que “Petro trató de perfilarse como el salvador de la izquierda y eso le falló”, y aclara que su sector del partido jamás lo hubiese respaldado como candidato presidencial. “Terminamos cambiando el apoyo de un grupo con un candidato del 1 por ciento [la ex secretaria de Hábitat petrista María Mercedes Maldonado] por el castigo a su gobierno”.

Algunos también le atribuyen la derrota al apoyo del samperismo, a quien -como contó La Silla- el sector rival a Clara le ha endilgado la responsabilidad política por el gobierno de Samuel que se robó a la ciudad.

“Uno escoge con quién se alía. Y fue una catástrofe hacerlo con el ex presidente más desacreditado del país y con un alcalde que tuvo una inversión social magnífica pero que sepultó todo con su estilo confrontacional y su sectarismo”, dice un dirigente, que también atribuye la derrota a que los medios crearon una matriz de opinión contraria al Polo y a la ‘campaña sucia’ que buscaba asociar ese partido a los Moreno (cuando, según ellos, gobernó con el samperismo. El detalle de que Clara López era su secretaria de Gobierno lo omiten).

“Ante el imaginario es difícil sacar de la cabeza que el Polo no estaba gobernando [con Petro]. Es una falsedad que a punta de repetirla, la volvieron verdad y por eso hoy suena como una derrota. Y seguro que sí lo es, pero no de la magnitud con que están titulando los medios”, dice un dirigente del partido.

El balance nacional del Polo

Dentro del Polo, por ahora, prefieren ver el vaso medio lleno.

Aunque aún es difícil saber aún si mejoraron la cosecha de 2011 de ocho alcaldes, ocho diputados y 167 concejales, en el partido sienten que el balance fue positivo.

Sobre el papel no consiguieron ninguna ninguna gobernación ni alcaldía capital.

En la práctica, sin embargo, sí tienen un alcalde electo muy cercano: Pedro Vicente Obando, el etnolingüista y tres veces rector de la Universidad de Nariño que fue representante a la Cámara por el Polo y que prefirió lanzarse con firmas a la alcaldía de Pasto porque de esa manera podía armar una coalición más amplia de la izquierda.

También quedaron con tres alcaldes y un gobernador agradecidos por su respaldo.

Uno de ellos, Guillermo Alfonso Jaramillo, fue senador del Polo y luego secretario de Gobierno de Petro en Bogotá antes de ganar como independiente -tras alejarse del petrismo- la Alcaldía de Ibagué.

En Santa Marta apoyaron a Rafael Martínez, que militó en el Polo pero que fue elegido como parte del movimiento de izquierda del actual alcalde Carlos Caicedo.

En Bucaramanga se sumaron al empresario Rodolfo Hernández, que fue el palo en Bucaramanga al derrotar -como candidato cívico y sin músculo político- a la aceitada maquinaria del liberal Carlos Ibáñez y la alcaldía de la ciudad. Y en Putumayo Sorrel Aroca, la diputada verde que dio la sorpresa ganando la gobernación del Putumayo.

Aparte de los cinco bogotanos, consiguieron 10 concejales más en 10 ciudades, incluyendo nuevos en Bucaramanga, Yopal y Buenaventura aunque se quemó una figura ascendente como el concejal David Múnera en Cartagena. Y aumentaron su cosecha de diputados de siete a nueve, con uno en Magdalena y otro en Caquetá

Y en otra contienda importante estuvieron cerca, aunque sin el logo del Polo en el tarjetón: Leonidas Gómez, el empresario cercano al Moir del senador Jorge Robledo que se lanzó por firmas a la Gobernación de Santander con su movimiento ‘Dignidad Santandereana’ y terminó segundo, por encima de las cartas del clan Aguilar.

“Leonidas es el camino: fijó claros sus límites de no irse la maquinaria y prefirió irse por firmas para ampliar su base de votantes y que no lo estigmatizaran por ser de izquierda”, dice un político del partido.

La mayoría de las alcaldías que conquistó el Polo son pequeñas. Dos ejemplos son las que lograron los líderes de las Dignidades del paro agrario de 2013 y que se convirtieron en cabezas de la nueva súper Dignidad Agropecuaria que nació el año pasado: el papero nariñense Jairo Chamorro que gobernará en Potosí y el lechero boyacense Giovanni Vela que lo hará en Turmequé. O la del El Tarra (Norte de Santander), donde ganó un aliado del senador Alberto Castilla, él mismo elegido congresista hace un año como líder del paro en el Catatumbo.

Sobre todo resaltan que se fortalecieron como partido de oposición, aumentando su número de concejales en ciudades grandes de 11 a 15.

En Bogotá, al tiempo que caía Clara, el Polo creció. Los 228 mil votos que sacaron al Concejo de la capital les permitieron tener una bancada de cinco concejales, una curul más que los que tienen actualmente (aunque sigue siendo menor que en 2007, cuando -arrastrados por Samuel Moreno- sacaron 356 mil votos y el primer puesto en la ciudad). Además de eso, se consolidaron como la mayor fuerza de izquierda en la capital, tras la virtual desaparición del petrismo del Concejo.

Aparte de los cinco bogotanos, consiguieron 10 concejales más en 10 ciudades, incluyendo nuevos en Bucaramanga, Yopal y Buenaventura aunque se quemó una figura ascendente como el concejal David Múnera en Cartagena. Y aumentaron su cosecha de diputados de siete a nueve, con uno en Magdalena y otro en Caquetá.

El futuro de Clara y el de Robledo

Más allá del guayabo electoral por la derrota del Polo, se viene una dura discusión dentro del mayor partido de izquierda del país por quién lo liderará.

“La pregunta del millón es qué hará Clara”, dice un congresista del partido. Esto porque, tras dos campañas electorales consecutivas y como presidenta del partido, podría intentar ser de nuevo su candidata presidencial para el 2018.

 

Por el otro lado está Jorge Enrique Robledo, el senador más votado del país que -como contó La Silla- hizo una gira en bus por casi todo el país acompañando a los candidatos amarillos y, de paso, aprovechando para perfilarse como el presidenciable de cara al 2018.

Hace cinco meses, durante el cuarto congreso del Polo, los dos sectores que venían duramente enfrentados desde las presidenciales pasadas pactaron la paz para buscar que Clara ganara la alcaldía. Ahora que ella perdió -y que todos están buscando culpables- esas heridas se están reabriendo.

Como dice una persona cercana al senador, “el panorama está oscuro para la izquierda si no tiene la altura de hacer un examen autocrítico y cambiar sus estrategias políticas, porque no estamos atrayendo a otros sectores”.

Al final, dentro del Polo creen que -como dice otro dirigente- “sí tuvimos resultados significativos, pero la magnitud del suceso se determina por lo que ocurrió en Bogotá”. Y el chivo expiatorio es Petro.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...