En su primer discurso como presidente electo, Gustavo Petro habló de “diálogos regionales vinculantes” para construir “las reformas que necesita Colombia para poder convivir en paz”. Aunque aún en su equipo no tienen claros los detalles definitivos de lo que se hará, el sólo anuncio está generando expectativa de empoderamiento y esperanza en varias organizaciones sociales, que desde ya comienzan a prepararse para atender este llamado en los territorios.

Así lo constatamos indagando en cinco regiones por cómo están concibiendo esas conversaciones varios líderes del movimiento social, que se declara debilitado tras cuatro años de gobierno Duque, en los que algunos conflictos regionales se han recrudecido, ha habido poca interlocución entre ellos y el Gobierno saliente y lamentablemente han aumentado los asesinatos de líderes y defensores de derechos.

Sus expectativas incluyen la implementación plena del Acuerdo de Paz, que fortalecerá a muchas organizaciones, pues concibe el desarrollo de abajo hacia arriba. Además, según nos contaron por separado el senador del Pacto Histórico Robert Daza, la lideresa del Cauca que está en el proceso de empalme Clemencia Carabalí y el líder social que ayudó a liderar la campaña de Petro en Nariño, Lenny Silva, la idea es que de esos espacios salgan insumos para el Plan Nacional de Desarrollo de Petro. 

Golpeados durante el Gobierno de Duque

Uno de los componentes primordiales en las negociaciones del Acuerdo de Paz de 2016 fueron las organizaciones sociales. Estas concentran un poder importante en las movilizaciones sociales, y en el marco del Acuerdo tenían diferentes labores que iban desde la divulgación del proceso, coordinación con las comunidades, o en el posconflicto buscando su cumplimiento.

En los cuatro años de presidencia de Iván Duque -que llegó criticando el Acuerdo y, aunque no lo cambió, tampoco lo cumplió plenamente-, han sentido el recrudecimiento del conflicto, la no implementación de lo esperado y cómo el miedo ha vuelto a ciertos territorios.

Su peor circunstancia ha sido el aumento en los asesinatos de líderes sociales, que se constituye en uno de los peores legados del Gobierno que termina.

En ese escenario, muchas organizaciones se han debilitado. 

Por ejemplo, es el caso de las del Putumayo, donde en este tiempo se han reconfigurado o nacido grupos ilegales armados como los Comandos de la Frontera, el Frente Carolina Ramírez y disidencias de las Farc. La existencia de esos actores armados, el no cumplimiento de los acuerdos de paz y la violencia general contra los líderes sociales ha hecho que las organizaciones se hayan desarticulado, según cuenta Yuly Artunduaga, lideresa de la región.

Otras han seguido trabajando, aunque sin tanto ímpetu.

“Nosotros hemos venido trabajando no importa de quién sea el gobierno, solo esperamos a que eso se formalice un poco para acomodarnos a la agenda”, dice desde el Chocó Plácido Bailarín, presidente de la Mesa Interétnica indígena de ese departamento.

Dilon Martínez, líder social del Comité Cívico de Quibdó, señala por su lado que se han movido como organización a nivel nacional, han hecho velatones, y “no nos hemos quedado quietos ante la barbarie que sigue viviendo a diario”.

Mientras, en lugares como Samaniego, Nariño, donde hay presencia activa de grupos armados como el ELN, Giovany Melo, presidente del Consejo Municipal de Paz, cuenta que a pesar de todo han podido trabajar porque por el momento no se están presentando enfrentamientos entre grupos ilegales y Fuerza Pública y el último hostigamiento fue en 2019. 

En resumen, como comenta Jorge Mantilla, Director de Dinámicas del Conflicto FIP, a pesar de todo en las regiones se sigue desarrollando una agenda asociada a lo humanitario producto justamente del recrudecimiento de la violencia, sobre todo en los últimos cuatro años.

La esperanza

En regiones como Arauca, Cauca, Putumayo, Nariño y Antioquia, ya hay organizaciones sociales trabajando en crear hojas de ruta para los diálogos regionales vinculantes anunciados por Petro, pensando en que desde allí sean atendidas deudas históricas particulares de cada zona. Especialmente, para que se reviva la implementación de los acuerdos de paz que para muchos murieron con el gobierno saliente, y que sean el primer paso para reactivar las negociaciones de paz con el ELN.

El 24 de junio, por ejemplo, el Congreso de los Pueblos, un movimiento social y político de izquierda que agrupa a decenas de organizaciones sociales en el país -incluidas unas que guardan afinidad con algunas de las posturas políticas del ELN-, publicó una carta dirigida a Petro y Francia Márquez pidiendo espacios de participación y comunicación.

CARTA ABIERTA A GUSTAVO PETRO Y FRANCIA MÁRQUEZ
Como @C_Pueblos hacemos un llamado al @PactoCol , así como a @FranciaMarquezM, vicepresidenta y @petrogustavo, presidente, a que en el marco del respeto y reconocimiento de la independencia https://t.co/vPRoheBwob pic.twitter.com/ObGQLzmKFs

— Congreso de los Pueblos (@C_Pueblos) June 25, 2022

Marelyn Serna, defensora ambiental y vocera del Congreso de los Pueblos, de Cajibío, Cauca, le contó a La Silla que efectivamente están buscando escenarios de diálogo, por lo que van a empezar a reunirse en las próximas semanas. Ella dice que esa organización tiene listos temas a tratar en un eventual diálogo nacional, como el incumplimiento de los acuerdos de paz, el posible diálogo con el ELN y otros acuerdos humanitarios que se han planteado en los territorios.

De hecho, ya tienen claro que el paso a seguir como organización es tomar la iniciativa, pues aún “no hay canales de comunicación con el nuevo gobierno, sabemos que nos toca a nosotros. Queremos hacer una movida, una marcha, una acción no de confrontación sino de visibilización y a partir de eso entablar el diálogo”, dijo Serna.

En ese sentido, el senador Robert Daza, quien a la vez es líder del Comité de Integración del Macizo Colombiano, una Ong del Cauca que hace parte del Congreso de los Pueblos, le dijo a La Silla que está reuniéndose con comunidades en distintas regiones para recibir sus propuestas para los diálogos regionales.

“Lo importante es que la comunidad se reúna en asamblea, en esos diálogos regionales, y cada quien aporta lo que históricamente ha construido su territorio. Seguramente de ahí saldrá el Plan de Desarrollo o plan de vida monumental”, dice Daza.

Dilon Martínez líder de Chocó dijo respecto a los diálogos regionales: “Estamos listos, las plataformas están listas, las organizaciones sociales y de la iglesia están listas, y estamos expectantes”.

“Estuvimos como muy desarticulados, pero la llegada de Petro ha hecho que piensen en juntarse”, agrega por su parte la líder Yuly Artunduaga, desde Putumayo: “Es como si hubiera una nueva esperanza, unas nuevas garantías. Justo ayer nos encontramos para hablar del plan de sustitución de tierras”.

Además de lo que ha dejado ver Petro referente al diálogo nacional, el presidente electo lleva años usando el concepto de “paz grande” (que fue protagonista en el evento de entrega del informe final de la Comisión de la Verdad), en referencia a que se deben solucionar las causas estructurales de la violencia.

Todos estos llamados han llegado a las organizaciones sociales, que coinciden en ver con buenos ojos una nueva oportunidad de diálogo.

En regiones como Arauca, donde el ELN tiene mayor influencia tanto militar como política, desde varias organizaciones sociales ven en los diálogos regionales la oportunidad de revivir la negociación de paz con esa guerrilla. Esto es clave porque el proceso con ese grupo tiene una lógica distinta a las conversaciones con las Farc, pues está más enfocado a conversar con la sociedad civil.

“Creo que hay una ventana de oportunidad con Petro porque se va a articular con las regiones directamente, reconocer las problemáticas de cada una sí puede ayudar a sentar bases sobre lo que sería una eventual agenda con el ELN”, le dijo a La Silla Andrés Aponte, investigador experto en esa guerrilla.

Y la iglesia, que siempre ha sido parte importante en el diálogo en medio del conflicto armado, ve lo mismo: “Ellos (ELN) con ese Gobierno que acabó de pasar no querían como mucho diálogo porque no tenían mucha confianza y el Gobierno cerró las puertas, pero entiendo que con la llegada de este nuevo presidente ven cómo todos estamos viendo una puerta abierta al diálogo y una solución negociada al conflicto”, nos comentó un Obispo de Chocó que ha trabajado con la iglesia en medio del conflicto y prefiere no ser citado para opinar tranquilo.

Por ahora, no son muchos detalles los que se tienen de estos espacios. Además de que la idea es que alimenten el PND, se sabe que lo que se acuerde en estos espacios se verá materializado en reorientación del gasto y decisiones del Ejecutivo. También que no serán foros ni se parecerán a los talleres Construyendo país de Duque ni a los consejos comunitarios de Uribe, según le contó a Cambio el líder petrista Jorge Rojas, quien es muy cercano al nuevo Presidente.

No hay fecha oficial del primer diálogo regional. En el equipo de Gustavo Petro nos dicen que este tema aún no está definido y una fuente que estuvo en la campaña aseguró que “la pista son los ‘Petro te Escucha‘,  que se hicieron en campaña. 

Como sea, en los territorios desde ya esperan que no los vayan a dejar vestidos y alborotados. 

Soy periodista de la Unidad Investigativa de La Silla Vacía desde 2023. Antes cubría política menuda en los santanderes y conflicto armado en la frontera colombovenezolana. En 2015 gané el premio de periodismo regional Luis Enrique Figueroa Rey. En 2017 codirigí el documental Espejos de Vida, selección...

Estudiante de Comunicación Social y Periodismo del Politécnico Grancolombiano, Tecnólogo Industrial de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Me encanta el periodismo, el análisis tras bambalinas de la política y del poder. mi cuenta de Twitter es @stdanielg