“Esta guerra hay que pararla”: así fue el careo del GEA y los Gilinski

“Esta guerra hay que pararla”: así fue el careo del GEA y los Gilinski
Foto Portada Edgar.jpeg

Carlos Raúl Yepes tomó el micrófono y se paró justo al frente de Jaime Gilinski, cabeza del grupo empresarial que desde el 2021 lanzó una toma hostil por el Grupo Sura.

Yepes, expresidente de Bancolombia, empresa de Sura, pidió la palabra antes de la votación decisiva de la asamblea. “Esta guerra hay que pararla”, dijo.

Y con la mirada fija en el banquero lanzó un discurso de 15 minutos criticando su estrategia económica y legal para tomar el control de Argos, Sura y Nutresa. Hubo un aplauso estruendoso y unánime en el salón abarrotado de accionistas minoritarios donde estuvo La Silla Vacía.

Yepes hizo un paralelo del actual conflicto corporativo entre el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y los Gilinski con el pleito judicial por Bancolombia, protagonizado en los noventa por los mismos grupos empresariales.

“La llamo la cicatriz Gilinski”, dijo Yepes mostrando una marca en su antebrazo producto de una intervención al corazón provocada, según él, por el estrés que le causó el largo conflicto empresarial de los noventa.

“Esta guerra apenas lleva año y medio. Paremos y trabajemos juntos”, finalizó Yepes.

La frase hizo que incluso Nestor Camilo Martínez, hijo del exfiscal Nestor Humberto Martínez y abogado de los Gilinski, se levantara de su asiento y aplaudiera el gesto de concordia mientras abrochaba su saco negro cortado a la medida.

La asamblea de dos minutos

“Bienvenidos a la asamblea extraordinaria del Grupo Sura”, dijo Gonzalo Pérez sobre las 7:55 de la mañana.

Pérez es el presidente del conglomerado paisa propietario de Bancolombia, el banco más grande del país, y de Protección, el segundo fondo de pensiones privado más grande del país, entre otras compañías.

Cinco minutos para las ocho. Esa fue la hora solicitada por Jaime Gilinski para la convocatoria de los accionistas. Su objetivo era elegir una nueva junta directiva para el grupo.

Luego del saludo protocolar, Pérez leyó el documento con las cifras del quórum. Menos del 2% de las acciones se registraron para la reunión. Ni los representantes del GEA ni los accionistas minoritarios se presentaron, e incluso los Gilinski se bajaron dando por muerta la primera de las tres asambleas convocadas para hoy.

“Muchas gracias por su asistencia”, dijo Pérez ante un salón prácticamente vacío y ocupado únicamente por la junta directiva de Sura y el equipo de abogados de los Gilinski. “Bueno, fue un placer”, dijo una periodista entre risas mientras la transmisión oficial finalizaba.

Pero afuera del salón, los pasillos de Plaza Mayor, uno de los principales centros de convenciones de Medellín, bullían con las conversaciones de los accionistas; y en las escalinatas que daban a la entrada del pabellón, un grupo de manifestantes gritaban y tocaban trompetas.

Desde las 7 de la mañana decenas de trabajadores de Sura y Nutresa, la compañía de alimentos, se agolparon en la entrada del evento para protestar en contra de la “toma hostil” y el “juego sucio” de los Gilinski. 

“Esta guerra hay que pararla”: así fue el careo del GEA y los Gilinski
Fotos personas protestando.jpeg

Cada vez que un hombre o una mujer, de maletín y traje de negocios con el corte de ejecutivo del GEA, bajaba por las escalinatas para entrar al pabellón los trabajadores explotaban en aplausos.

Los ejecutivos más jóvenes, sonrojados, bajaban por un costado para evitar la multitud. “Gracias por defender a nuestras empresas”, les decían en el umbral de la puerta.

Era una expresión más del baño de masas que en el transcurso de la semana se dieron los cacaos antioqueños.

Justo un día antes, en la antesala de la asamblea extraordinaria del Grupo Argos, Jorge Mario Velásquez, presidente de otro conglomerado que hace parte del GEA, salió acompañado de su junta directiva para saludar y tomarle fotos a los solidarios trabajadores de la cementera.

Mientras tanto Ricardo Sierra, CEO de Celsia, filial de Argos, publicaba una selfie con un grupo de empleadas presentes en las manifestaciones.

“Yo empecé a liderar este movimiento desde noviembre. He visto compras hostiles, secretos, desinformación a través de los medios, insultos y mentiras contra nuestros líderes”, dice Juanita Arango, trabajadora de Nutresa y una de las organizadoras de las manifestaciones. En su mano llevaba una bandera de Colombia y una pancarta enrollada con el característico logo verde de la compañía.

“Esta guerra hay que pararla”: así fue el careo del GEA y los Gilinski
Fotos protesta 2.jpeg

La asamblea decisiva y el abogado solitario

Con la asamblea extraordinaria de los Gilinski hundida, el turno fue para la asamblea convocada por los representantes del GEA.

Empezó cinco minutos después, a las 8 de la mañana, y a diferencia de la primera, apenas una formalidad, el salón empezó a llenarse con un ejército de pequeños accionistas. También de abogados corporativos de los conglomerados en disputa y de funcionarias preparadas para operar la logística de las votaciones.

Y de nuevo el ritual. Inicio de una nueva transmisión en directo, saludo protocolar del presidente Pérez y lectura del quórum: 97% de las acciones ordinarias de Sura registradas para la asamblea.

Juntos y lejos de Pérez, al extremo derecho de la mesa principal, estaban sentados la exministra de Comercio María Ximena Lombana, representante de los intereses de los Gilinski en la junta, y Gabriel Gilinski, concentrado en su teléfono.

Pérez, y los ejecutivos vinculados al GEA, impulsaban dos propuestas que, básicamente, respaldaban el derecho de los representantes de Sura para tomar decisiones en Argos y Nutresa. La movida defendía el enroque básico que desde hace décadas ha permitido que el GEA defienda la propiedad de las tres empresas antioqueñas de inversionistas externos.

Su aprobación tenía como efecto oponerse a las medidas cautelares impulsadas por el Grupo Gilinski, a través de la Superintendencia de Sociedades, que busca romper el enroque. El objetivo de los banqueros: bloquear los votos de la actual administración de Sura en ambas compañías, argumentando conflictos de intereses; una movida audaz de cara a la elección de la nueva junta directiva de Nutresa, programada para el 11 de abril.

Leídas las propuestas, los accionistas empezaron a llenar las papeletas con el sentido de su voto y un grupo de funcionarias se desplegaron en el salón para recogerlas en pequeñas urnas de cristal. 

“Esta guerra hay que pararla”: así fue el careo del GEA y los Gilinski
Señora votando.jpeg

Y justo cuando la votación marchaba con normalidad, el abogado Martínez, sentado en la mitad del salón y acompañado solamente por su abogado junior, pidió el micrófono para intentar impedirla.

“Es imposible votar sin tener la información de cuál va a ser el sentido del voto de la compañía en las asambleas de Argos y Nutresa”, dijo Martínez mientras caminaba por el salón con el semblante de un abogado en juicio, y enfrentado a un jurado adverso.

Velásquez, presidente de Argos, lo escuchaba atentamente con las piernas cruzadas y los lentes en la mano. “¿Cómo sabemos si lo que va a votar el representante legal del Grupo Sura no es perjudicial para la compañía?”, continuó Martínez, alegando que los accionistas estaban entregando un poder ilimitado.

“¡Si no le gusta no vote!, ¡No vote!”, le gritaban en medio de silbidos y abucheos algunos accionistas minoritarios.

Durante toda la asamblea, Martínez siguió con disciplina su papel: oponerse a cada uno de los puntos aprobados por la mayoría e insistir en que los representantes de Sura debían pedir autorización para cada uno de sus votos emitidos en Argos y Nutresa, planteando dudas sobre su criterio y confiabilidad.

Pero su elocuencia no pudo hacerle frente a la aritmética de los votos. Cada una de las proposiciones fue aprobada con una mayoría del 58%, el número que representa la alianza del GEA, con la propiedad cruzada de Argos y Nutresa, y la inmensa mayoría de los accionistas minoritarios.

Con la derrota de los Gilinski consumada, el presidente Pérez dio paso de inmediato a la tercera asamblea del día. Esta vez ordinaria.

En esta, los Gilinski por fin hablaron.

Gabriel, el hijo de 36 años que lidera el negocio de medios con Semana y El País de Cali, lo hizo para cuestionar una auditoría presentada por la junta directiva. Y secundado por Martínez, el abogado, presentó las conclusiones de otra auditoría contratada por su grupo y que advierte supuestas irregularidades en contratos millonarios de Sura.

Con esta auditoría los Gilinski han intentado sembrar dudas sobre la administración de Sura, denunciando incluso gastos excesivos e injustificados por parte de sus altos ejecutivos.

Jaime, el padre y líder del grupo familiar, en cambio, tomó el micrófono al final y lo hizo con un tono moderado. Habló sobre el buen comportamiento de las acciones de la compañía y la fortaleza de la organización.

“Les quiero agradecer especialmente al personal de Sura. Sin el esfuerzo de ustedes no tendríamos estos resultados”, dijo Gilinski ante un auditorio en silencio alineado con los valores del GEA.

Los pequeños accionistas y el sentido del deber

“Hombre, no jodan, y dejen trabajar”, dijo el ingeniero Álvaro Sánchez Londoño, de 70 años, sobre la estrategia de los Gilinski para tomar el control de las compañías insignias.

Después de la asamblea decisiva, Sánchez salió a tomar un pequeño refrigerio en el catering ofrecido por la organización, colmado por accionistas minoritarios que son dueños de cerca del 21% del grupo.

Se tratan de personas con lazos más estrechos con las élites empresariales antioqueñas, y que comparten su filosofía de desarrollo, muy influyente no sólo en el músculo económico del departamento sino en sus instituciones públicas. Y que se negaron a vender sus acciones en las sucesivas ofertas de los Gilinski, la mayoría de ellas con precios altos para el mercado.

Son, por lo general, pequeños y medianos empresarios; algunos, como Sánchez, están vinculados con el extenso grupo de familias antioqueñas que industrializaron a la ciudad entre finales del siglo XIX y principios del XX.

La madre de Sánchez, cuenta, era familiar de los Londoño, que construyeron una famosa compañía de empaques. Y él es el prototipo del profesional nacido en ese entorno y que luego tomaron el testigo empresarial de sus padres: en los setenta, recién graduado del colegio, viajó a los Estados Unidos a estudiar Ciencia de la Ingeniería en la Universidad Estatal de la Florida.

“Las compañías están sufriendo un grave perjuicio. Esto es una guerra innecesaria”, dijo sobre el conflicto con los Gilinski. “Ellos podrán tomar el control de las empresas cuando realmente sean los dueños, pero no a través de subterfugios y jugadas oscuras”, continuó, alineado con los argumentos de los representantes de Sura vinculados con el GEA.

De hecho, en medio de la segunda asamblea extraordinaria uno de los accionistas minoritarios, el abogado Fernando Rodas, les propuso a sus compañeros acompañar con acciones legales los recursos que ha presentado Nutresa para oponerse a las medidas cautelares impulsados por los Gilinski en la Supersociedades.

“Muy berracos ustedes estar durmiendo con el enemigo”, dijo otro accionista en apoyo a los representantes del GEA en Sura.

En el fondo del salón Yepes, el expresidente de Bancolombia que con su discurso levantó al auditorio, conversaba con algunos periodistas. “Toda la prensa nacional está hablando de usted”, le dijo uno.

En sus manos llevaba una carpeta con documentos y notas. Contó que su intervención la preparó desde el lunes. “Llevo 25 años en estas organizaciones. Siento que tengo una obligación moral de ayudar a detener esta guerra”.

Entre los documentos de la carpeta destacaba uno. Era el registro de la compra de una acción de Sura. “La compré el lunes. Hasta ayer me dieron el certificado de que soy accionista. Tengo una acción. Me costó 38 mil pesos más impuestos”, dijo satisfecho.


Nota: Bancolombia, del GEA, actualmente financia un especial de La Silla sobre el envejecimiento del campo y otro sobre transición energética. El año pasado, Sura pautó una temporada de nuestro podcast 'Huevos Revueltos'.

Publicaciones

Compartir