A un año de firmado el Acuerdo en la Habana lo que hay son varios embriones de país. En unos meses sabremos cuál fue el que se desarrolló.

En la semana que acaba de terminar ocurrieron tres episodios que, a un año exacto de la firma definitiva del Acuerdo de Paz con las Farc en el teatro Colón, constituyen los embriones del 2018.

El domingo 19, ganó la consulta liberal Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno con las Farc, convirtiéndose en el candidato del Partido Liberal y anunciando su intención de convertirse en cabeza de la coalición del Sí para el 2018.

El jueves 23, el expresidente Ernesto Samper envió una carta a los presidentes de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) y de la Comisión de la Verdad renunciando a su fuero presidencial.

Dice que pese a que el Congreso excluyó tajantemente la posibilidad de que la JEP llame a declarar a los ex presidentes, él está “dispuesto a atender todos los requerimientos del Tribunal para la Comisión de la Verdad para contribuir al esclarecimiento de los hechos de guerra ocurridos durante mi gobierno”. E invita a sus colegas ex presidentes a hacer lo mismo como un “acto de transparencia histórica”.

En mi condición de Expresidente de la República, estoy dispuesto a atender todos los requerimientos del Tribunal para la #Paz y la Comisión de la Verdad para contribuir al esclarecimiento de los hechos de guerra ocurridos durante mi gobierno pic.twitter.com/0C60zBwoAq

— Ernesto Samper P. (@ernestosamperp) 23 de noviembre de 2017

El viernes 24, seguramente para responder con una imagen opuesta a la reunión del presidente Santos y del jefe de la Farc Timochenko, los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana anunciaron su Alianza para la Reconstrucción de Colombia que se concretará en llevar un candidato presidencial de los dos a las urnas en mayo.

También presentaron su propuesta programática, un manifiesto ideológico absolutamente conservador.

Alianza para la Reconstrucción de Colombia. Carta de @AndresPastrana_ y @AlvaroUribeVel pic.twitter.com/jXvzu26jcQ

— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) 24 de noviembre de 2017

La primera línea del mismo es su creencia en “un sector privado que jalone el crecimiento económico”, y de ahí se derivan varias propuestas: desde una reducción de impuestos para fomentar la inversión hasta una reforma a la justicia “que unifique las ramas existentes en una corte de cierre” (en otras palabras, que limite la tutela).

Frente al proceso de paz proponen respetar “aquellos aspectos que permitan la reincorporación de personas en armas y su tránsito a la vida política, pero es necesario corregir los graves desequilibrios institucionales creados en la negociación” (es decir, la idea de que el poder se construya de abajo hacia arriba, entre otras).  

Reiteran su oposición a que la JEP juzgue a los terceros y también a que haya una redistribución de la tierra como parte del acuerdo de paz.

Por último, reiteran su llamado a respetar “la familia”, a prohibir la dosis personal de las drogas y a combatir militarmente el narcotráfico.

De cómo evolucionen estos tres episodios, que son el resultado directo del Acuerdo del Colón, dependerá en gran parte el futuro del 2018 y de la historia próxima de este país.

Lo que ha prosperado del Acuerdo

A raíz del primer aniversario de la firma del Acuerdo con las Farc en el Colón ha habido todo tipo de balances, unos positivos y otros catastróficos.

El de La Silla Vacía podría resumirse así: El Acuerdo de Paz ha conseguido que todo aquello que se necesitaba para garantizar el desarme de las Farc ha salido adelante y desde la perspectiva de ese objetivo -que era el central para Juan Manuel Santos y el Establecimiento- el balance es positivo.

El Congreso cumplió con sacar las leyes que se requerían para ese propósito, incluyendo la de amnistía, la que convierte a las Farc en un partido político, la que crea una justicia transicional, la que permite pagarles un sueldo mensual durante dos años y darles ocho millones para crear un proyecto productivo.

El Ejecutivo movió a los guerrilleros con seguridad a las zonas de reincorporación, recibió y destruyó las armas, ha protegido a los líderes de la guerrilla (todos siguen vivos, aunque según el Instituto Kroc 25 guerrilleros sí han muerto asesinados), les ha pagado los subsidios, está capacitándolos para su reincorporación

La Fiscalía y los jueces tramitaron las amnistías; la Corte Constitucional avaló la justicia transicional, la amnistía y el blindaje del Acuerdo de Paz.

El Ejército ayudó a garantizar el movimiento de tropas a las zonas de concentración, le ha dado seguridad a los campamentos y es claro que ya no los ve como enemigos (o por lo menos no los trata así).

Que haya existido la voluntad de todos los poderes y un consenso sobre la importancia de este desarme ha ahorrado miles de vidas, ha salvado a cientos de soldados de quedar mutilados, y decenas de niños de ser reclutados para matar. También ha permitido que en varias regiones azotadas antes por las Farc florezcan nuevas iniciativas y organizaciones sociales y disensos explícitos por primera vez.

En las zonas donde estaban las Farc y no hay negocios ilegales (y por lo tanto, tampoco disidencias, ni avances del ELN y de las bacrim) también ha llegado la tranquilidad.

En cambio, todo lo demás del Acuerdo de Paz, que buscaba transformar las condiciones estructurales que facilitaron el origen de la violencia y su reproducción y que no está estrictamente ligado al desarme -todo lo que permitía que saliera un país más moderno con la excusa del acuerdo de la Habana y que defendieron Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle-, se ha empantanado.

Lo que se enredó del Acuerdo

Como lo mostró el triunfo del No en el plebiscito, sobre aquello del Acuerdo de Paz que tiene que ver más con el tipo de país que queremos no existe un consenso político.

La reforma rural integral ni siquiera se presentó en el Congreso. Hasta el proyecto de innovación en el agro está enredado.

Si bien se aprobó la justicia transicional, se excluyó la posibilidad de juzgar a los terceros o a los agentes del Estado no civiles, lo que habría golpeado de raíz las estructuras de poder.

Por ahora, los empresarios que financiaron la llegada del bloque Calima de las Auc al Valle; los políticos del Caquetá y otras regiones que se aliaron con las Farc para sacar del camino a sus rivales; las empresas que hicieron acuerdos con las Farc para vender de manera monopólica sus productos; o los notarios y funcionarios del Incoder que permitieron a empresas hacerse a la tierra barata de los desplazados, por citar algunos ejemplos, por ahora respiran tranquilos gracias al lobby que hicieron los de Cambio Radical, el Centro Democrático, los conservadores y el consejo gremial para blindarlos.

El catastro multipropósito, que le permitiría a los municipios cobrar a los dueños de tierras impuestos prediales adecuados a su valor, está totalmente varado antes de tener su primer debate en el Congreso porque, entre otras cosas, los liberales no quieren perder el fortín burocrático que representa el Instituto Agustín Codazzi, como contó La Silla.

Y la reforma política, que en el Acuerdo buscaba abrir más la democracia para darle juego a nuevas voces y movimientos políticos y ponerle un tatequieto al clientelismo, terminó transformada en un arbolito de Navidad lleno de regalos para los poderes establecidos.

Hasta el mismo Santos le quitó el apoyo a la lista cerrada por miedo de que beneficiara a Uribe y lo que los grandes partidos terminaron respaldando fue las listas de coalición para partidos grandes lo que lejos de abrir la competencia la cerrará aún más.

Total, todo lo que era medianamente revolucionario del Acuerdo -incluyendo el enfoque territorial que el idealista ex comisionado de Paz defendió hasta el último día dentro del gobierno como una voz cada vez más solitaria- está en el congelador esperando las próximas elecciones presidenciales.

De ahí que lo que sucedió en los últimos días sea tan relevante pues son los embriones de dos proyectos políticos con nortes muy diferentes, y un tercero desestabilizador.

Los embriones

Embrión uno

Que Humberto de la Calle haya ganado la consulta liberal y no Juan Fernando Cristo eliminó la posibilidad de un acuerdo del Partido Liberal con Germán Vargas Lleras pues el jefe negociador del Gobierno en la Habana no puede estar en el mismo tiquete con el ex Vicepresidente de Santos que se opone a lo firmado en la Habana, como lo explicó La Silla en este artículo.

Por otro lado, que él sea el candidato facilita una eventual alianza con la coalición de los Ni-ní, dada su cercanía con Sergio Fajardo y Claudia López; y también con el partido de la U, si el senador Roy Barreras (con la ayuda de Santos) logra convencer al partido del Presidente de respaldarlo.

Es decir, con De la Calle una coalición del Sí más unificada es más posible que si hubiera perdido. Y si esta coalición gana, con De la Calle a la cabeza o con Sergio Fajardo, los aspectos más transformadores del Acuerdo de Paz tienen un chance de ser implementados.

Embrión dos

La coalición Pastrana-Uribe representa una profunda contrarreforma a la Constitución del 91 en lo que tiene que ver con las herramientas para hacerle un contrapeso a los poderes establecidos como la tutela o las consultas populares.

Su decisión de solo salvar del Acuerdo de Paz lo que permite la reincorporación de los guerrilleros y nada más quedaría legitimada políticamente si triunfan en mayo y es un camino muy diferente al que seguiría el país si gana el candidato de la coalición del Sí.

Es un embrión diferente al que representa Germán Vargas Lleras en cuanto a los personajes involucrados, pero no en cuanto al norte ideológico, desde que Vargas se pasó al No y está buscando competirle a Uribe sus votos, incluyendo aquellos dentro de sectores conservadores en lo moral como los cristianos que apoyan a la senadora Viviane Morales.

Embrión tres

La carta de Samper pasó relativamente desapercibida, en gran parte por sus problemas de credibilidad. Sin embargo, tiene un potencial desestabilizador muy grande para el 2018 independientemente de cuál de los dos zigotos -el liberal o el conservador- prosperen.

Samper está tratando desde hace meses de armar una coalición de izquierda que incluiría a Clara López (que ya cuenta con el aval de ASI), a Gustavo Petro y su movimiento Progresistas, al Partido Comunista y seguramente a la Farc, con la idea de hacer un puente con los demás de la coalición del Sí.

Esa coalición aún no ha podido consolidarse ni darle un protagonismo a Samper. Esta carta, en cambio, sí lo podría ubicar en el centro del 2018.  Solo para citar un ejemplo. Si Samper acude a la JEP a “esclarecer” los hechos de guerra sucedidos durante su gobierno y si es fiel a la idea que plasmó en la carta de que sería “una vergüenza” que solo los militares respondieran, seguramente hablaría de las Convivir.

Estas organizaciones de autodefensa creadas para que los ganaderos y empresarios del campo, agobiados por las guerrillas, pudieran defenderse, nacieron en 1994, durante el gobierno de Samper y como una idea de su ministro de Defensa Fernando Botero.

En dicho testimonio sobre cómo algunas de las Convivir creadas como estrategia para contener el secuestro, la extorsión y las amenazas guerrilleras pasaron de tener una actitud defensiva a convertirse en organizaciones paramilitares, seguramente mencionará que el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, fue uno de los principales defensores y promotores de las Convivir.

Quizás tras sus declaraciones, incluso Uribe se anime a ir y contar su versión de la Historia, con lo cual ese Acuerdo de la Habana que hasta ahora ha sido lo que Luis Jorge Garay describió en una entrevista con La Silla Vacía como un mero “pacto de élites” podría convertirse en el primer gran picotazo al cascarón del estatus quo que quisiera mantener el Establecimiento.

En unos meses sabremos cuál fue el embrión que se desarrolló.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...