Este es el artículo del 'The Washington Post' que enreda al hermano de Uribe

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Hoy el diario 'The Washington Post', uno de los más influyentes de Estados Unidos, publicó esta historia. Es el testimonio de un policía retirado de Yarumal, Antioquia, que involucra al hermano del presidente Álvaro Uribe, con grupos paramilitares. Dada la gravedad de la denuncia y la credibilidad del medio estadounidense, La Silla Vacía tradujo el artículo. El vicepresidente Francisco Santos desvirtuó la acusación y dijo que las declaraciones de Meneses tenía motivaciones políticas. La justicia colombiana deberá aclarar la veracidad de este testimonio. Esta es la traducción textual del artículo escrito por Juan Forero, corresponsal de 'The Washingon Post':


"El hermano del Presidente colombiano es salpicado con haber liderado escuadrones de la muerte"


El presidente colombiano Álvaro Uribe dejará el cargo en agosto habiendo logrado en gran parte arrebatarle el control de una buena parte del territorio rural a insurgentes marxistas, un logro posible en parte gracias a más de $6.000 millones de dólares en ayuda de Estados Unidos.


Pero el gobierno de Uribe también ha sido salpicado por escándalos, incluyendo acusaciones en debates en el Congreso que escuadrones de la muerte tramaron complots en su finca en los años ochenta y revelaciones que el organismo de inteligencia bajo su control espiaba a opositores políticos y ayudaba a matar a activistas de izquierda.

Camilo Ospina

 Ahora un ex mayor de la policía, Juan Carlos Meneses, ha afirmado que el hermano menor de Uribe, Santiago Uribe, lideró un temible grupo paramilitar en los años noventa en un pueblo al norte del país que mataba ladronzuelos, simpatizantes de la guerrilla y a presuntos subversivos. En una entrevista con el Washington Post, Meneses dijo que los sicarios entrenaban en la finca La Carolina, donde la familia Uribe tenía un agronegocio a principios de los noventa.


Las revelaciones podrían reabrir una investigación penal en contra de Santiago Uribe y poner sobre la mesa nuevas preguntas sobre el pasado del Presidente en una región donde ejércitos privados financiados con ingresos del tráfico de drogas y patrocinados por ganaderos causaron estragos en los noventas. Las revelaciones podrían ser incómodas para los Estados Unidos, que ha visto a Uribe por mucho tiempo como un beneficiario confiable de la plata estadounidense en la pelea contra los grupos armados y el tráfico de cocaína.

R“Esto es lo que hemos estado esperando-- que algo así saliera, y que pudieramos mostrar lo que eran esos grupos paramilitares”, dijio María Eugenia López. Cinco de sus familiares fueron asesinados por paramilitares de Yarumal en 1990.

Los grupos de derechos humanos han exigido hace tiempo que Uribe aclare su papel, si tuvo alguno, en la formación de algunos de esos grupos, cuyos múltiples crímenes de guerra están siendo desentrañados por grupos especiales de fiscales. Uribe fue senador y después gobernador de este departamento, Antioquia, donde el número de grupos paramilitares creció exponencialmente con la ayuda de Fuerzas Militares y empresarios que querían una fuerza 'alternativa' para enfrentarse a las guerrillas que en ese entonces eran muy poderosas.

En una entrevista en su casa en Medellín, Santiago Uribe negó que él o su hermano estuvieran involucrados en crimen alguno. Dijo que las acusaciones son parte de una campaña cuidadosamente orquestada para hacerle daño al Presidente. “Los enemigos del Presidente no descansarán, y él lo sabe muy bien”, dijo Uribe.

El portavoz del Presidente no respondió a llamadas buscando comentarios. Pero en los ocho años en su cargo, Uribe con frecuencia ha despotricado contra activistas de derechos humanos, acusándolos de ser marionetas de la guerrilla que diseminan acusaciones falsas en contra de su gobierno.

Pero defensores de derechos humanos que tienen conocimiento de primera mano sobre las acusaciones de Meneses dijeron que su declaración es una evidencia poderosa que debería desencadenar una investigación. Varios de ellos son argentinos prominentes, incluyendo el Premio Nóbel de Paz de 1980 Adolfo Pérez Esquivel, que oyó a Meneses contar su historia en una reunión grabada en Buenos Aires en abril.
“Se incrimina a sí mismo y también al hermano del Presidente que manejaba al grupo paramilitar, pero también al presidente Uribe”, dijo Pérez Esquivel.


'12 Apóstoles'
 

Fiscales investigaron a Santiago Uribe en los noventa por vínculos con los paramilitares y encarcelaron temporalmente a empresarios locales, a Meneses, y a otro comandante de la Policía, conocido como “Capitán Dique” porque era acusado de tirar los cuerpos de las víctimas a la represa de la región. Testigos secretos que participaron en crímenes dieron testimonios detallando el rol de Santiago Uribe. Pero nadie fue condenado por liderar el grupo, conocido como los 12 Apóstoles porque uno de sus miembros era un cura.

Meneses es el primer colaborador cercano a los 12 Apóstoles que habla públicamente sobre el funcionamiento interno del grupo. Sus declaraciones también son el recuento más detallado hecho por un oficial de las Fuerzas Armadas sobre cómo la policía militarizada de Colombia y su ejército trabajaban en equipo con los escuadrones de la muerte en una comunidad-- un modelo que los investigadores del movimiento paramilitar dicen fue duplicado en todo el país.

Meneses aún no ha testificado frente a las autoridades judiciales, pero sí le ha escrito a la Fiscalía anunciando que quiere cooperar. El video hecho en Argentina también ha sido visto por investigadores, y un oficial del sistema de justicia colombiano dijo que los fiscales quieren recibir el testimonio de Meneses. Si su testimonio es creíble, según el oficial, reabriría casos que llevan mucho tiempo inactivos.

“El caso en contra de Santiago Uribe puede ser revivido”, dijo el oficial judicial, hablando bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para discutir el caso.

Hablando en su casa con su esposa a su lado, Santiago Uribe reconoció que las acusaciones de Meneses podían “por supuesto” reabrir su caso. En respuestas largas y enredadas a varias preguntas, admitió que un hombre había sido asesinado en su hacienda bajo condiciones turbias, pero dijo que no tenía conocimiento de que paramilitares operaran en Yarumal.
 

El papel de Meneses


En su recuento, Meneses dijo que él empezó a colaborar con el grupo paramilitar al ser asignado a comandar a la Policía en Yarumal a principios de 1994. Santiago Uribe era el principal recaudador de fondos y estratega detrás del grupo, dijo Meneses, describiendo reuniones en las cuales los dos discutían quién sería el próximo al que matarían. Meneses dijo que su función era sencilla: se aseguraba de que sus policías no estuvieran en ningún lugar cerca a donde se llevaría a cabo el asesinato.

“Yo los dejé actuar”, dijo sobre los sicarios, que incluían a un oficial de la policía, Alexander de Jesús Amaya, que después cooperó con las autoridades. Los muertos incluían a presuntos guerrilleros y extorsionadores, dijo Meneses, pero también civiles sin vínculos con grupos insurgentes.

“Al principio, eran drogadictos y criminales de poca monta que aparecían muertos,” dijo un ex oficial del municipio, hablando anónimamente. “Y después eran más y más muertos”.

Por su ayuda, recuerda Meneses, recibía un pago mensual de unos $2.000 dólares (4 millones de pesos a cifras de hoy), entregado por Santiago Uribe.

Meneses dice que decidió hablar porque amigos cercanos en los servicios de seguridad le advirtieron que pronto lo iban a matar por saber demasiado. Meneses pensó denunciar esto públicamente lo sacaba del anonimato y lo convertía en un testigo valioso cuya muerte podría desatar investigaciones serias.

En octubre, Meneses huyó a Venezuela, buscando estatus de refugiado con su esposa y sus hijos. Contactó a un prominenete activista de derechos humanos colombiano, Javier Giraldo, un padre católico, quien lo llevó a Argentina. La confesión de tres horas de Meneses en Argentina le dió un nivel de legitimidad, dijo Pérez Esquivel, el Nobel.

“Pocos oficiales de la policía o las fuerzas militares han tenido el valor de admitir que han cometido crímenes en Colombia,” dijo Pérez Esquivel.

 

 

Recuadro: Entrevista a Juan Carlos Meneses


Juan Carlos Meneses, de 42 años, un mayor retirado de la Policía Nacional de Colombia, decidió hablar sobre cómo colaboró con un grupo paramilitar en el pequeño municipio de Yarumal. El grupo, dice, fue organizado y dirigido por Santiago Uribe, el hermano del presidente Álvaro Uribe.

Las acusaciones podrían revivir una investigación contra Santiago Uribe que los fiscales archivaron en los noventa. Las acusaciones públicas de Meneses sobre el funcionamiento interno del grupo paramilitar de Yarumal Los 12 Apóstoles son las más detalladas jamás ofrecidas por un oficial de las Fuerzas Militares colombianas, que han sido vinculadas hace mucho tiempo con los grupos ilegales que sembraron terror hasta que fueron desmovilizados por el gobierno en 2006. Temiendo que podría ser asesinado por saber demasiado, Meneses huyó del país e hizo pública su historia, primero a un grupo de respetados activistas de derechos humanos argentinos. Habló con Juan Forero, de The Washington Post el 12 de mayo.

¿Por qué se formaron grupos paramilitares en Yarumal?

La guerrilla estaba azotando la zona en ese momento. Se había tomado la zona, secuestrando, extorsionando a ganaderos y finqueros.

Usted dijo que Santiago Uribe lideró a esos paramilitares. ¿Él que hizo?

El papel de Santiago era liderar un grupo de ganaderos. Él los organizó para armar un grupo para protegerse de las acciones de la guerrilla. Entonces su papel era llamarlos y decirles “Vamos a armar un grupo de autodefensa”.

¿Usted alguna vez había visto este tipo de grupo antes de su llegada a Yarumal a principios de 1994?

Ya se veía cierta resistencia entre los ganaderos, entre la gente que tenía plata. Sin embargo, yo sí me sorprendí un poco de ver lo que estaba pasando porque no lo había visto en ninguna otra parte donde yo había estado como teniente y subteniente-- ver a gente de una cierta influencia y reputación, dueños de haciendas y ganaderos, uniéndose así.

¿Cuál fue el papel de Álvaro Uribe, un político en ciernes y senador con sus ojos puestos en la Presidencia, mientras todo esto estaba sucediendo en Yarumal?

Lo que yo sabía de Álvaro Uribe era lo que me decía Santiago. En esa época, él me dijo “No se preocupe, teniente, mi hermano Álvaro sabe todo sobre esto”.

¿La familia Uribe intercedió a su favor cuando las autoridades empezaron a investigarlo a usted y a otro comandante de la policía por crimenes paramilitares?

Fuimos a una oficina que tenía Santiago en el piso 13 o 14 del Edificio del Café, que es cerca al parque Berrío, en Medellín. Él nos recibió, y mi capitán y yo le dijimos “Mire, están investigando a los 12 Apóstoles-- necesitamos que nos ayude”. Y él dijo “No se preocupen porque Álvaro tiene muy buenos amigos en la Fiscalía, tiene muy buenos amigos en política en Bogotá, y vamos a tratar de que archiven el caso”.

¿Santiago Uribe le pagó por colaborar con grupos paramilitares?

Cuando mi capitán me puso en contacto con él, me dijo: cada mes le van a dar algo de plata, y en esa época eran 1.500.000 pesos, que en esa época era mucha plata.

¿Y usted recibió la plata sin escrúpulos?

Santiago me dice “Mire teniente, le voy a dar esto mensual, y usted debería tener claro que sus comandantes, los comandantes de la policía en Antioquia, todos saben sobre la plata. Entonces, si la recibe o no, vamos a seguir porque tenemos el apoyo.” Entonces eso lo frena a uno y uno dice: si así son las cosas, ¿uno qué hace?

Algunos investigadores dicen que entre los asesinos en Yarumal había un policía, Alexander de Jesús Amaya. Cuénteme de él.

La policía confiaba mucho en él. Era un pistolero de la policía. Tengo entendido que lo transfirieron para que pudiera actuar contra la guerrilla, matando gente. Él había trabajado en el sureste de Antioquia, donde había matado mucho y después lo mandaron a Yarumal.

¿Usted ha dicho que había un cuarto que era alquilado, enseguida de la estación de la policía de Yarumal, donde guardaban los equipos que usaban los paramilitares?

Guardaban su ropa, camuflados, cachuchas, botas, mochilas, carpas.

Otros testigos en el pasado han dado mucha de la misma información que usted está dando ahora. Pero sus identidades no son conocidas. ¿Quiénes son?

Ellos sabían de las relaciones entre la Policía y el grupo. Hablan de las reuniones que yo tuve con Santiago en la finca. Sabían que yo recibía plata de Santiago. Así es que a mí me terminan vinculando con todo esto.

Cuando usted y otros policías fueron investigados en el pasado, ¿por qué no dijeron lo que sabían sobre Santiago Uribe?

Nunca consideramos mencionarlo porque si uno lo hacía entonces tenía que hablar sobre todo-- cómo se llevaron a cabo los asesinatos-- entonces se incriminaría a uno mismo.

Usted dijo que sintió que lo iban a matar, entonces decidió dejar el país y hablar. ¿Por qué ahora?

La tensión que yo llevaba en Colombia era inaguantable. Preferí hablar, y no estar en Colombia donde podría ser asesinado. Por eso tomé la decisión de decir la verdad.

Usted parece justificar a los grupos paramilitares diciendo que fueron creados para combatir las atrocidades de la guerrilla, pero ¿usted no mató a mucha gente inocente?

Creo que también había personas inocentes. Pero, aún así, inocentes o no, yo creo que no deberían haber sido asesinados. Yo llevo ese peso en mi conciencia y ese remordimiento también me pesa, y me lleva a hablar de todo esto.


Artículo en inglés en The Washington Post.