Estrategia de Duque con Maduro sufre doble golpe por incursión armada

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La revelación de cómo se planeó en territorio colombiano la Operación Gedeón para capturar al dictador de Venezuela, el rol que jugaron los delegados de Juan Guaidó, y los vínculos de la DNI con uno de los organizadores debilitan las dos patas de la política exterior del gobierno.

La novela alrededor de la frustrada Operación Gedeón que buscaba capturar a Nicolás Maduro y llevarlo a Estados Unidos a ser juzgado (y seguramente cobrar la millonaria recompensa que ofrece Donald Trump por él) sigue saliendo por capítulos.  Aunque hay versiones encontradas sobre si fue un plan del gobierno interino de Juan Guaidó o si él se bajó del bus meses antes de que se ejecutara, aquello en lo que coinciden es suficiente para poner en riesgo las dos patas de la estrategia del presidente Iván Duque frente a Venezuela. Por dos razones:

1. El episodio le resta legitimidad a sus denuncias internacionales contra Maduro

Además de casarse con Juan Guaidó, la otra pata de la estrategia de Duque frente a Venezuela ha sido denunciar internacionalmente -en la ONU y ante la Corte Penal Internacional- el apoyo que la dictadura de Maduro le presta al ELN y a las disidencias de las antiguas Farc en su propósito de desestabilizar al Estado colombiano. 

Las revelaciones acerca de cómo la Operación Gedeón se planeó en suelo colombiano le quitan legitimidad a esta cruzada. Pues indican que -como mínimo- el Gobierno Duque se hizo el de la vista gorda frente a lo que los exmilitares venezolanos estaban fraguando contra el régimen de Maduro.

Tanto la investigación de la Associated Press, como los testimonios del representante de Silvercorp Jordan Goudreau, del exsoldado gringo capturado en el operativo Luke Denman, de Clíver Alcalá y del mismo Maduro coinciden en que los más de 60 exmilitares venezolanos y civiles que participaron en la Operación se entrenaron en tres campamentos en La Guajira durante varios meses, se alojaron en casas en Riohacha; y partieron hacia Macuto, en la costa venezolana, en lanchas que salieron desde La Guajira.

El 23 de marzo, cuando la Policía de tránsito decomisó en la carretera entre Barranquilla y Riohacha un arsenal de guerra que iba en una camioneta Renault, avaluado en más de 150 mil dólares, el exgeneral de Hugo Chávez, Clíver Alcalá, dijo a la W que las armas eran parte de un acuerdo entre él y Juan Guaidó, con asesores norteamericanos, que tenían como fin ser utilizadas en una operación en contra de Nicolás Maduro.

Esa información, por sí misma, ya indicaría un nivel de negligencia del Estado colombiano para enterarse de lo que sucede en su territorio. Pero la historia es más complicada.

Cuando, en marzo, Clíver Alcalá apareció mencionado como narcotraficante en el indictment contra Maduro decidió entregarse en Barranquilla donde vivía para presentarse voluntariamente ante el Fiscal del Distrito Sur de Nueva York. A raíz de su entrega, según contó el diario El Heraldo, de Barranquilla, Alcalá dijo en una entrevista a medios radiales venezolanos que los miembros de la Dirección Nacional de Inteligencia de Colombia que lo recogieron en su casa en el norte de Barranquilla y posteriormente lo llevaron a un hotel para facilitar su entrega son personas conocidas para él.

"Son funcionarios de Inteligencia del presidente Iván Duque. Los conozco de vista y trato desde hace más de un año, he estado con ellos constantemente en comunicación en el pasado en Colombia, he sostenido reuniones con ellos aquí en Barranquilla, no tengo ninguna duda de que son funcionarios dignos del Gobierno colombiano", expresó Alcalá, mientras esperaba un vuelo hacia Bogotá, desde donde saldría un avión que posteriormente lo llevaría a Estados Unidos.

La Silla Vacía confirmó con una fuente oficial de la DNI que desde que Alcalá se exilió en 2017 había trabajado como colaborador del organismo de inteligencia, que depende directamente del presidente Duque.  

La información que podría suministrarles el que había sido general de Hugo Chávez sobre el régimen de Maduro pesó más que sus otros antecedentes. Como contó Semana, en 2008 Alcalá apareció mencionado en los computadores de Raúl Reyes, ex jefe de las Farc, a propósito de un negocio de venta de armas con la guerrilla; y en 2012, fue denunciado por estar involucrado en narcotráfico.  

Según dijo Alcalá en esa misma entrevista citada por El Heraldo, "(Los agentes de la DNI) Me han alertado de grupos privados que querían capturarme para entregarme al Gobierno de los Estados Unidos... me están dando protección personal para evitar que mercenarios del dinero me puedan raptar y entregarme al Gobierno norteamericano".

Un día antes de esa entrevista, Alcalá había dicho en otra entrevista a la W que "ninguna autoridad colombiana conocía de la operación que veníamos preparando contra Venezuela. Ni el presidente Iván Duque ni las Fuerzas Militares. Ellos solo se enteraron hasta hace 48 horas".

La investigación de la AP dice que “las autoridades colombianas sabían de sus movimientos” desde varios meses antes.  

Así lo describen en el artículo: “...Alcalá abiertamente pregonó sus planes para una incursión en una reunión en junio con los directivos de la Dirección Nacional de Inteligencia y pidió su apoyo, dijo un exoficial colombiano familiarizado con la conversación. Alcalá también se ufanó de su relación con Goudreau, al que describió como un agente de la CIA.

Cuando los colombianos chequearon con sus contrapartes de la CIA en Bogotá, fueron advertidos que el ex boina verde nunca había sido un agente. Entonces, sus anfitriones le dijeron a Alcalá que dejara de hablar de una invasión so pena de ser expulsado, dijo el exoficial colombiano”.

Una fuente que conoce las movidas internas de la DNI, le ratificó a La Silla Vacía off the record que desde finales del año pasado en el DNI sabían que Alcalá estaba fraguando algo sospechoso y que en la cúpula del organismo se dio una discusión entre los que abogaban por expulsar a Alcalá del país y quienes consideraban que era mejor dejarlo quieto porque su información seguía siendo muy valiosa. Estos últimos prevalecieron.  

La Silla no pudo confirmar con fuentes directas si el presidente Iván Duque supo de esta discusión. Cuando La Silla pidió a Casa de Nariño una declaración oficial sobre si el Presidente sabía o no, su jefe de prensa respondió que “no hay ningún comentario al respecto de la Presidencia”.

Sin embargo, el viernes, en una entrevista a la emisora Mi Oriente de Antioquia, Duque dijo en su primera declaración pública al respecto: “no auspicio invasiones ni triquiñuelas, porque confío en la carta democrática”.

En su 'confesión' tras ser capturado por el régimen de Maduro, uno de los ex soldados gringos contó que en Riohacha habían sido recibidos por un señor en silla de ruedas que parecía tener mucha influencia. Maduro lo identificó como el narcotraficante Elkin López, alias La Silla o Doble Rueda. Se trata de un desmovilizado del bloque Resistencia Tayrona, que controlaba el Clan Giraldo de la Sierra Nevada. Cuando en 2008 le hicieron un atentado, quedó a cargo de la Oficina Giraldo de Santa Marta, encargado del aparato logístico para almacenar y exportar la cocaína de otros grupos criminales. "Controló el puerto de Santa Marta durante mucho tiempo", dijo a La Silla un experto en el tema, a quien le constó que pese a que seguía delinquiendo conservaba el escolta de la Unidad de Protección. También se rumoraba que tenía unas rutas para la salida de la coca por Venezuela y de ahí podría venir su vínculo con Clíver Alcalá. El año pasado, a Doble Rueda se le "cayó" una tonelada de cocaína de los Gaitanistas, que fue incautada, lo que provocó una guerra entre esa banda criminal y el Clan Giraldo, que a la postre perdió el control del puerto. Doble Rueda sale desplazado hacia el Cesar, donde comienza a cobrar deudas a favor de ex jefes paramilitares extraditados. En uno de esos trabajos, asesinó a un cardiólogo mientras trotaba, y el revuelo que esto causó llevó a que el presidente Duque pidiera públicamente su captura. En diciembre, se entregó en la clínica de Barranquilla donde se hacía un tratamiento renal. A pesar de que tenía una orden de extradición de Estados Unidos, un juez de Barranquilla lo dejó libre en febrero porque el recaudo de pruebas había sido irregular. Según contó El Tiempo ayer, a raíz de la mención que hizo Maduro de su nombre se entregó por segunda vez a las autoridades y pidió ser extraditado a Estados Unidos de manera express.

Dos exfuncionarios que conocen minuciosamente la DNI dijeron a La Silla que este es el tipo de información que le debe llegar al Presidente porque el organismo de inteligencia depende directamente de él, se creó precisamente para mantenerlo informado de este tipo de situaciones y la comunicación es semanal. Además, porque el tema de Venezuela es prioritario para Duque.

Incluso en su Informe, Guaidó dice que en octubre, cuando se enteró que los militares y civiles en el exilio estaban involucrados con Clíver Alcalá y "que habían sido infiltrados por agentes de la dictadura" compartió esa información con "algunos países aliados" para advertirles "sobre los peligros respectivos". ¿Colombia no era uno de esos países aliados?

Si el presidente Iván Duque no fue enterado, indicaría que así como no controla lo que sucede al interior de inteligencia del Ejército (como quedó en evidencia por su reacción al escándalo de los perfilamientos la semana pasada) tampoco lo hace en la DNI. Si sí lo supo y no ordenó la expulsión de Alcalá ni de los demás exmilitares que se estaban entrenando en La Guajira, le da toda la munición a Maduro para que acuse a Colombia, de lo que siempre, con razón, lo ha acusado Duque.

"Ha sido una demanda nuestra que Venezuela no apoye los grupos que buscan desestabilizar el Estado colombiano", dice Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario y experto de la Red de Venezuela de La Silla Vacía. "Ha sido una pelea constante con la revolucion bolivariana y que en este momento quedaría del lado colombiano".

Rodríguez advierte sobre el riesgo de que este episodio escale la confrontación con Venezuela, en plena pandemia, cuando Maduro puede incluso mandar gente contagiada a la frontera como una estrategia irregular de guerra. "El todo se vale puede llevarnos a una situación muy compleja y muy peligrosa, incluso de forma muy rápida", dice.

2. El episodio le resta aún más credibilidad a Guaidó, con quien Duque ha casado su política frente a Venezuela

La otra pata de la estrategia frente a Venezuela es el apoyo incondicional al presidente interino Juan Guaidó, alrededor de quien gira toda la política del Gobierno Duque frente al vecino país.  Como explicó La Silla, el presidente Duque se había ido quedando solo en su apuesta por Guaidó.  Con el fiasco de esta operación, lo estará aún más. 

Guaidó pierde con este operativo frustrado por doble vía: con el Gobierno de Estados Unidos, que, como nos dijo una fuente venezolana que conoce los intríngulis de la política exterior de ese país, “pierde credibilidad definitivamente”.   El Secretario de Estado Mike Pompeo, dijo en sorna, que si EE.UU. hubiera estado involucrado no hubiera sido tal fracaso.  Ya, en todo caso, la Casa Blanca estaba buscando una “transición negociada” que excluye a Guaidó.  

También pierde credibilidad frente a los militares venezolanos, que son claves para la caída de Maduro. “Después de esto difícilmente lo acepten”, dice la misma fuente que habló off the record por seguridad.

“Guaidó está jugando un doble juego”, dijo a La Silla una periodista venezolana.  “Por un lado trata de mantener contentos a los gobiernos que le apoyan (sobre todo europeos) y por el otro, explora todas las cartas”.

Esto porque si bien las versiones difieren sobre si el presidente interino Juan Guaidó avaló la Operación Gedeón, todas las versiones, incluida la de Guaidó, coinciden en que el presidente interino sí exploró seriamente la posibilidad de sacar a Maduro del poder a través de la violencia. 

Guaidó reconoce en un Informe Especial a la Comunidad Internacional que divulgó ayer que él designó al diputado Sergio Vergara y JJ Rendón, famoso en Colombia por haber liderado la campaña negra de la campaña de Juan Manuel Santos contra Antanas Mockus en 2010, para conformar una comisión de estrategia y crisis el año pasado. Y que como parte de esa labor, Vergara y Rendón se reunieron con la empresa Silvercorp “en el marco de la labor emprendida por la comisión de estrategia para evaluar y preparar diferentes escenarios y propuestas de planes respectivos”. 

Guaidó estuvo tan dispuesto a explorar esta posibilidad que, según su delegado JJ Rendón, la exploración duró mes y medio, dio para que por lo menos Vergara y Rendón firmaran un contrato y redactaran un anexo de 42 páginas, y Rendón le desembolsara a Silvercorp 50 mil dólares.

Según Guaidó y Rendón, el presidente interino finalmente no avaló la operación y así se lo hicieron saber a Silvercorp en noviembre. El representante de Silvercorp también reconoce que Guaidó los dejó en el limbo, incumplió el pago del contrato, y que a él le tocó seguir por su cuenta con los exmilitares venezolanos la operación contra Maduro.

Sin embargo, el Comisionado Especial de Seguridad e Inteligencia, Iván Simonovis, que es el equivalente a un ministro del gobierno interino de Guaidó, dos días después de que fracasara la operación tuiteó su apoyo a los que participaron en ella, sin que Guaidó reaccionara en su contra:

“Hay unos grupos muy radicales dentro de la oposición que han jugado a este tipo de iniciativas”, dijo a La Silla la fuente de la oposición venezolana bien informada desde Estados Unidos. “Guaidó ha sido muy ambivalente frente a estos grupos”.

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