Ayer la juez 67 civil municipal de Bogotá casó a dos personas del mismo sexo. Con eso ganaron varias personas, incluyendo el antecesor de Ilva Myriam Hoyos en la Procuraduría Delegada para la Familia.

Hoy la juez 67 civil municipal de Bogotá casó a dos personas del mismo sexo. Con eso ganaron varias personas, incluyendo el antecesor de Ilva Myriam Hoyos en la Procuraduría Delegada para la Familia.

Tras esta decisión quienes ganan son los colectivos LGBTI, especialmente Colombia Diversa, organización que ha liderado esta batalla desde hace tiempo y ha apoyado el proceso de Gonzalo Ruiz y Carlos Rivero. En particular la victoria es de los abogados Manuel Páez y Mauricio Albarracín (bloguero de La Silla) y el exprocurador Delegado para la Familia Aroldo Quiroz. En general ganan todas las parejas del mismo sexo que quieren casarse y que ya tienen un precedente que muestra que lo pueden hacer.

Encabeza la lista de perdedores la Procuraduría General de la Nación, cuyos funcionarios lideraron la oposición al matrimonio igualitario. El procurador Ordóñez y la procuradora delegada para la infancia, Ilva Myriam Hoyos, se pronunciaron en contra en más de una oportunidad. En esta misma audiencia el delegado de la Procuraduría, un Procurador Judicial II, intentó entorpecer la decisión con seis recursos, pero todos fueron rechazados por la juez.

Pierden también “los cristianos”, quienes hasta último momento se opusieron a que Gonzalo Ruíz y Carlos Rivero se casaran. Algunos de ellos estuvieron presentes afuera del despacho de la juez promoviendo el No, pero también participaron directamente tratando de impedir el trámite del “matrimonio”, como en el caso de la senadora Claudia Wilches que contó La Silla ayer.

Lo que queda pendiente es cómo entender que dos personas estén casadas pero no gracias a un matrimonio, ver qué deciden otros jueces en trámites similares y cómo registran los notarios estas uniones.

La crónica

Gonzalo Ruíz Giraldo y Carlos Hernando Rivera llegaron al juzgado 67 civil municipal de Bogotá hacia las 10 de la mañana, tal como estaba previsto. A esa hora los había citado la juez Carmen Lucía Rodríguez Díaz para tomar una decisión con respecto a su solicitud de matrimonio.

Antes de que arribaran, en las afueras del juzgado fue posible escuchar uno que otro comentario agresivo: “Aquí esperando a ver qué maricada sale” o “que vergüenza”, fueron algunos de ellos.

Tampoco faltó la pancarta que mostraba a un hombre y a una mujer como única forma posible de matrimonio, algo que provocó una pequeña escaramuza entre el hombre que la sostenía y quienes apoyaban a Gonzalo y a Carlos.

Una vez adentro del juzgado se repitió la escena. Justo afuera del despacho de la juez se agolparon los familiares, amigos y defensores del matrimonio entre las parejas del mismo sexo, pero también sus detractores:

“Si un juez de la República denomina la unión de dos mujeres o dos hombres como matrimonio, automáticamente comete prevaricato y se expone a las denuncias que yo personalmente en nombre  de la Fundación Marido y Mujer instauraré ante el Fiscal General de la Nación como penal y ante el Procurador General de Nación como disciplinario”, sostuvo Javier Suárez, creador de la Fundación Marido y Mujer.

Quienes vinieron a apoyar a Gonzalo y a Carlos también expresaron su parecer:

“Es un asunto de derechos y de igualdad, y mundial, entre menos diferencias haya entre seres humanos va a haber un mundo más igual, no existe razón para sigamos teniendo ese tipo de diferencias”, afirmó Olga Amparo Cabrales Ruiz, sobrina de Gonzalo Ruiz Giraldo.  “No acepto bajo ningún punto de vista, razón o circunstancia más discriminación” agregó Marta Lucía Cuellar de San Juan, quien tiene un hijo gay.

Hacia las 11:30 de la mañana la juez Rodríguez salió de su despacho, ingresó al baño y le pidió a la gente que hiciera espacio para las personas que se acercan al juzgado por otros procesos.

Antes de retomar el trámite y ante la insistencia de algunos periodistas por conocer su decisión soltó un lacónico: “La paciencia es una virtud”.

En su oficina no solo estaban Gonzalo y Carlos con su apoderado, también estaba un procurador delegado que finalmente interpuso 6 recursos.

A las 2 de la tarde terminó la audiencia. El primero en salir fue Gonzalo. Sus primeras palabras fueron: “Casados, casados”.

Afuera del juzgado decenas de personas esperaban a la pareja. Les tiraron arroz arengando: “Sí señor, yo sí me casaré, así me dijo el cura, así me dijo el juez”.