Hace quince días, Ángela María Buitrago dejó la Fiscalía, dos días después de que llamó a indagatoria a tres generales en retiro, por la muerte del magistrado Carlos Horacio Urán en la retoma del Palacio de Justicia.

Ángela María Buitrago regresó a la vida académica y al litigio en derecho penal. Está en la lista de candidatos a la Corte Suprema de Justicia.
Fotos: Laura Rico.

 
Hace quince días, Ángela María Buitrago dejó la Fiscalía, dos días después de que llamó a indagatoria a tres generales en retiro, por la muerte del magistrado Carlos Horacio Urán en la retoma del Palacio de Justicia.

El fiscal general encargado Guillermo Mendoza aceptó su renuncia protocolaria y divagó y dio vueltas tratando de ofrecer explicaciones sobre su salida. Las críticas llovieron de todas partes, excepto de la propia Ángela María Buitrago, que se fue sin decir nada desentonado. Y tal vez habría guardado silencio – prudente y cauta, como siempre fue en la Fiscalía – de no ser porque Mendoza Diago escogió la peor vía para justificar su salida: que era una funcionaria ineficiente.

Dos semanas después, lejos del búnker, sin la responsabilidad de los procesos y sin los reflectores de los medios, La Silla Vacía habló con Ángela María Buitrago.  
 

La Silla Vacía: hace un año, cuando hablé por primera vez con usted, me quedó la sensación, después de oírla, de que su salida de la Fiscalía era inminente. ¿Qué pasó?

Ángela María Buitrago: yo presenté mi renuncia cuando se fue Mario Iguarán. Pensaba irme, pero tenía siete procesos con personas presas. Entre ellos, Jorge Noguera [ex director del DAS], Ciro Ramírez [ex senador conservador], Alfonso Plazas Vega, Iván Ramírez y Jesús Armando Arias Cabrales [mandos militares en la retoma del Palacio de Justicia].

Cualquier salida de cualquier funcionario de la Fiscalía traumatiza un proceso. Sea quien sea. La responsabilidad era muy grande, y no quería dejar colgada a la institución. Sin embargo, el fiscal encargado Guillermo Mendoza tuvo a su disposición mi renuncia desde ese momento.

¿Cómo se dio exactamente su salida? La semana anterior a eso, Mendoza les había pedido la renuncia protocolaria a todos los fiscales delegados, pero parecía que en su caso sólo se trataba de la reasignación de unos procesos.

AMB: ese martes por la mañana el Fiscal reasignó los procesos de Francisco Santos y del magistrado Carlos Horacio Urán, que estaban a mi cargo. Poco después, el abogado de la parte civil del caso de Urán fue a mi despacho y me dijo que la esposa de Urán, que no es colombiana ni vive en el país, quería saber cuándo le podían devolver el cuerpo para enterrarlo.

¿La Fiscalía todavía tiene en su poder los restos mortales de él?

AMB: sí, desde que se hizo la exhumación. El caso es que le dije al abogado, “No puedo ayudarlo porque yo ya no tengo a mi cargo ese proceso”. Él se sorprendió. Imagino que por ese lado fue que los medios supieron que me habían quitado esos casos.

Ese día por la noche, vi en los noticieros que decían “relevada fiscal”, y pensé que se referían a los procesos que habían reasignado y que simplemente estaban dando mal la noticia. Pero después en CM& dijeron que Mendoza había aceptado mi renuncia, y supe que la fuente tenía que ser él y que era cierto. Llamé a mi auxiliar y le dije, “A las 7 y 30 de la mañana nos vemos en la Fiscalía porque vamos a entregar el despacho.”

¿Qué opina de que se dijera que salía por ineficiente?

AMB: mi despacho estuvo sin fiscal titular mucho tiempo antes de que yo llegara. Cuando llegué había procesos que no se movían desde 1995. Cuando me fui, tenía 190, y nunca dejé de recibir procesos nuevos. De ese total, 46 no se habían movido: la mayoría eran de 2010, y había unos de 2009 y de 2008. Y muchos de esos eran casos de prevaricato, que no tienen términos.

El propio Guillermo Mendoza nos había dicho que no congestionáramos a la Policía Judicial con procesos de prevaricato. Él dijo, “Los procesos sobre regalías y contratación administrativa son mi prioridad”.

Y el propio Guillermo me decía que no tenía tiempo para que revisáramos los procesos que él me asignaba como fiscal auxiliar. ¿Qué le iba a decir? ¿Ven a la Corte Suprema mientras estoy en receso de audiencia y trabajamos?


Muchas veces le dije a Guillermo: “Sabes que tienes mi renuncia en tu escritorio, por si en algún momento necesitas disponer de mi cargo”– Ángela María Buitrago

¿Cuáles procesos eran prioritarios para usted?

AMB: los procesos que tienen gente detenida no se pueden dejar de lado. Los términos son rígidos. Si uno llega a la fase de acusación con 12 ó 14 presos, como fue mi caso, hay que ir a las audiencias. Si uno pide un aplazamiento, el tiempo le corre es a uno. Entre octubre del año pasado y marzo de éste, estuve en 285 audiencias.

¿Y cómo estaba su despacho en comparación con otros?

AMB: me he reído yo sola viendo las estadísticas. Hay fiscalías delegadas con 210, 220 y 230 procesos. No digo que yo sea mejor que nadie; todo el mundo en la Rama Judicial está en mora a pesar de lo mucho que se trabaja. Yo ni siquiera tenía tiempo de tomar vacaciones.

Hay fiscales seccionales con 700 procesos que además de su trabajo tienen que pagar de su bolsillo los desplazamientos a las audiencias y los CD para grabarlas. Yo naturalmente era privilegiada. Si pedía algo – papel, CD, tinta, carpetas – tarde o temprano me lo daban.

¿Usted cree que a Mendoza le pidieron su cabeza?

AMB: yo sé que hubo ruido de sables de algún sector político o militar, y pidieron mi cabeza. Lo veía venir. Entiendo que el Fiscal no pueda aceptar eso ni decirlo públicamente, pero eso pasó.

Hay cosas que se solucionaron con mi salida, y hay gente que está contenta. Pero también mucha gente me expresó su apoyo. Todavía me llegan cartas, mensajes de gratitud de todas partes. La respuesta de los medios de comunicación fue impresionante. Creo que el mismo Fiscal no se esperaba todo lo que pasó.

¿Por qué Guillermo Mendoza no aceptó su renuncia antes si la idea era quitarse ese ‘problema’ de encima?

AMB: Guillermo siempre me apoyó. Cuando él era coordinador de la unidad, tuvimos una relación muy cordial. Además, él fue la segunda instancia de muchas decisiones que yo tomé, y las respaldó todas. Jamás las revocó. Entonces no sé qué fue lo que pasó.

Muchas veces le dije a Guillermo, “Sabes que tienes mi renuncia en tu escritorio, por si en algún momento necesitas disponer de mi cargo”. No entiendo entonces por qué salió a decir eso. Primero, que me iba porque no movía procesos de 2004; después, que me iba porque tenía un ritmo muy académico, y después, que porque no tenía el perfil y era una decisión discrecional.

¿Usted habló con él después de toda la polémica en los medios?

SMB: Mendoza quiso darme algunas razones, pero le dije que no quería oírlas. Yo le dije: “Entiendo que hayas tenido que aceptar mi renuncia, pero lo que no te perdono es que hayas puesto en duda mi trabajo”. Al final me ofreció disculpas.

¿Será que no pudo tolerar más esas presiones? ¿O quiso ganar puntos para que lo incluyan en la terna de Fiscal General?

AMB: siempre se han oído rumores de que él podría estar en la terna en caso de que la cambien, lo cual sería una etapa lógica de la carrera de Mendoza. Él tiene una trayectoria muy importante. Pero no sé si haya sido por eso. El cargo genera unas presiones insostenibles.

Yo siempre he sido ajena a ese mundo político. Hace un año, Mendoza me pregunto que si podía tenerme en cuenta eventualmente para la Vicefiscalía. Yo le dije que no, que él sabía que yo no servía para eso porque me alejaría de mis procesos y me pondría a lidiar con presiones que jamás tolero.

Cuando me incluyeron en la lista de elegibles para magistrada de la Corte Suprema, alguien me dijo, “Usted necesita un padrino”. Yo les dije que jamás haría eso. El compromiso de un abogado es frente a los procesos. Nada más.

¿Recibió presiones del gobierno anterior, en casos como el del hermano del Ministro del Interior, o del Palacio de Justicia?

AMB: yo no recibí una presión directa, pero qué más que dijeran públicamente que los funcionarios que estábamos detrás de esos casos eramos terroristas.

  ¿Cómo fue el episodio de los privilegios, que usted denunció, que tenía el hermano del Ministro del Interior en la cárcel?

AMB: Para mí el hecho de que un funcionario público esté investigado por corrupción es muy grave. Más grave que una investigación contra un particular. Y en los procesos contra los funcionarios y congresistas hay concesiones inexplicables.

El hermano del Ministro, Guillermo Valencia Cossio, tenía masajista en la cárcel. Dijeron en su defensa que tenía una afección en la espalda. ¿74 masajes por una afección en la espalda?

Los presos llegan a las audiencias esposados y custodiados. En el caso de Valencia, los guardias del Inpec nunca estaban cerca, ni mucho menos lo traían esposado. Parecían sus asistentes. Después de la denuncia que hice, la cosa cambió un poco.

Yo no me siento la encarnación de la justicia, pero el derecho penal debe ser igual para todos.


“El hermano del Ministro tenía masajista en la cárcel. Dijeron que tenía una afección en la espalda. ¿74 masajes por una afección en la espalda?”

¿Cómo ve el futuro de los procesos que dejó?

AMB: los procesos que están por el sistema penal anterior dependen mucho de la Corte o el  juez, que pueden moverlos e impulsarlos. Por ese sistema está el caso del Palacio de Justicia y el de Jorge Noguera. Pero en el Sistema Penal Acusatorio lo que no haga el Fiscal no se hace. El fiscal es el que mueve el proceso.

Para el que llega es muy complicado porque no conoce los procesos. Yo dejé los mapas de los casos, todas las pruebas están reseñadas, pero no es fácil familiarizarse con el proceso.

En el caso de Noguera, por ejemplo, hay 42 CD de audiencia pública. En promedio, seis horas por declaración. En el caso del Palacio de Justicia, hay 345 declaraciones, 100 inspecciones judiciales y más de mil horas de grabación. Si uno revisa todo eso en tres meses, es tiempo récord. ¿Qué puede hacer el Fiscal que llega? Sentarse a leer.

¿Aprovechó el cambio para finalmente tomarse unas vacaciones?

AMB: claro, la semana pasada estuve en Cartagena, en el congreso sobre derecho procesal [risas]. 

Fui periodista de La Silla Vacía y creador de La Mesa de Centro. Hago contenido en Charlas con Charli y soy codirector de Linterna Verde.