Hundido el POT, López le gana su primer pulso a Peñalosa

Silla Cachaca
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Claudia López, Alcaldesa electa de Bogotá, y Enrique Peñalosa, Alcalde actual. Foto: Alcaldía de Bogotá.

Luego del triunfo de Claudia López, el Alcalde, ya desgastado, perdió el respaldo de concejales que siempre lo habían apoyado. Ella podrá presentar un proyecto con su visión sobre cómo debe crecer la ciudad.

El Concejo de Bogotá hundió ayer el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que le había presentado el alcalde Enrique Peñalosa, menos de una semana después de que éste tuvo servida en bandeja de plata la oportunidad de expedirlo por decreto y sin que el Concejo se pronunciara.

Un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) es el instrumento con el que los municipios definen cómo ordenan su territorio. Contiene políticas y programas y normas que orientan el desarrollo físico del territorio y qué usos se le deben dar a suelo y en qué zonas. Por ejemplo: residencial, comercial, de oficinas o bares. Un POT tiene vigencia de 12 años e incluye temas como el acceso de la ciudadanía a servicios públicos, vivienda y vías. También plantea una serie de reglas de juego que permiten orientar las inversiones públicas y privadas. Tomado de http://www.sdp.gov.co/micrositios/pot/que-es.

La presión ciudadana, sumada a la pérdida de influencia del Alcalde sobre su coalición de gobierno y al triunfo hace una semana de Claudia López (que se oponía al POT) cambiaron el panorama y ahora ella tendrá la oportunidad de redactar uno que condense su visión sobre cómo se debe desarrollar la ciudad en los próximos 12 años y comenzar a hacer los cambios que prometió frente al modelo de Peñalosa.

 

Peñalosa: del cielo al suelo en cuatro días

El martes de la semana pasada estalló un escándalo porque el concejal Juan Felipe Grillo (Cambio Radical), Presidente de la Comisión del Plan del Concejo, en la que se le debía dar el primer debate al proyecto del POT, canceló la sesión del día siguiente en la que debía comenzar la votación de los 555 artículos.

Fue un escándalo porque, por tiempos, si no se celebraba esa sesión para votarlo en primer debate, ya era imposible cumplir con el plazo del 3 de noviembre que tenía el proyecto para hacer su curso completo en el Concejo, que implicaba también ser discutido y votado en plenaria en segundo y último debate.

Y, sobre todo, que el Concejo ni siquiera votara le permitía al Alcalde podía expedir el POT por decreto.

Eso le caía como anillo al dedo no sólo porque no estaba obligado a meterle ningún cambio, sino porque, como contamos en La Silla Cachaca, no tenía los votos asegurados en el Concejo.

Además, expedirlo por decreto le permitía hacer una demostración de poder ante su sucesora, Claudia López, que se oponía a ese POT y le había pedido que no lo firmara por decreto, pero él se negó.

Peñalosa, entonces, salía directamente beneficiado con la decisión del concejal Grillo, en una movida que se vio como planeada entre los dos, aunque el concejal lo niega.

Ayer le dijo a La Silla Vacía que, tal y como estaban de apretados los tiempos, para él era claro desde el comienzo de la semana pasada que el proyecto no alcanzaría a llegar al segundo debate, en plenaria, el 3 de noviembre.

Sin embargo, eso no implicaba que no pudiera ser votado en primer debate en la Comisión del Plan que él preside. Y eso fue lo que reclamó la oposición, en particular la del Polo y los verdes.

Miércoles y jueves se fueron en esa discusión sin que Grillo se pronunciara; y el viernes, en una reunión entre los voceros de 11 de las 12 bancadas que hay en el Concejo (el MIRA no asistió), 10 votaron a favor de que se hiciera la votación en la Comisión.

El único partido que votó en contra fue el Centro Democrático, cuya vocera es la concejala Carolina Villegas.

Eso obligó a Grillo a convocar la sesión de ayer, y mostró al tiempo que Peñalosa había perdido el respaldo de la mayoría de partidos que siempre lo respaldaron, pues a favor votaron los voceros de Cambio Radical, Liberal, La U y el Conservador.

“El Alcalde perdió esto fue desde el viernes en la reunión de voceros”, le dijo un concejal de la coalición peñalosista a La Silla Cachaca bajo la condición de que no lo citáramos.

Ahí pasó Peñalosa del cielo al suelo porque tenía muy difícil lograr una victoria a voto limpio en el Concejo.

Los votos amigos que se le fueron

Para el proyecto del POT había tres ponencias: una negativa del concejal del Polo Celio Nieves, y dos positivas de Lucía Bastidas (Alianza Verde) y Grillo (Cambio Radical).

Los 15 concejales de la Comisión del Plan primero debían votar la negativa, que pedía hundir el proyecto, y ahí terminó todo porque la mayoría votó a favor de esa opción. La votación quedó 8 a 5.

Por hundirlo votaron: Celio Nieves (Polo Democrático), Juan Carlos Flórez (Alianza Social Independiente), Marco Fidel Ramírez (Opción Ciudadana), Jorge Torres (Alianza Verde), María Victoria Vargas y Germán García (Partido Liberal), y Ricardo Correa y David Ballén (Partido de la U).

Por salvarlo votaron: Andrés Forero y Carlos Camacho (Centro Democrático), Lucía Bastidas (Alianza Verde), Nelson Cubides (Conservador) y Juan Felipe Grillo (Cambio Radical).

No votaron  porque no fueron: Olga Victoria Rubio (del Mira, que presentó excusa) y César García (de Cambio Radical, que respondió el llamado a lista y se fue).

En circunstancias normales, en este grupo de 15 concejales Peñalosa sólo hubiera tenido la oposición de tres: Nieves (Polo), Flórez (ASI) y Ramírez (Opción Ciudadana), que hacen parte de la oposición.

El resto, excepto la concejala del MIRA, hacen parte de la coalición peñalosista, y son concejales que les han votado prácticamente todo al Alcalde en estos cuatro años.

La derrota de ayer fue una combinación entre el desgaste de Peñalosa con sus concejales y el efecto del triunfo de Claudia López hace una semana.

Error de cálculo + desgaste + triunfo de López = derrota

Que la aplanadora peñalosista en el Concejo ya no funcione es elocuente después de lo bien que ha funcionado en estos ya casi cuatro años.

Un concejal de esa coalición de los que votó por hundir el POT nos dijo fuera de micrófono que entre el viernes y ayer antes de que empezara la sesión lo contactaron insistentemente de la Alcaldía para persuadirlo de que votara a favor. 

“Nunca me habían buscado tanto, pero aquí le cobramos a Peñalosa su soberbia, eso de creer que es el que se las sabe todas y nos puede llegar a imponer cosas como esta”, dijo, aunque al tiempo matizó esa posición diciendo que si hubiera ganado las elecciones Carlos Fernando Galán, que muy probablemente hubiera garantizado la continuidad del POT de Peñalosa, la historia sería otra.

“Aquí no hay nada de técnico; el tema es político porque hay un nuevo escenario político en Bogotá”, dijo ayer en la sesión el concejal Jorge Lozada, peñalosista de Cambio Radical, y agregó: “El mayor problema que tuvo este POT no fue su trámite, sino haberlo votado después de elecciones”.

Eso se debió a un error de cálculo del Alcalde.

En teoría, el proyecto iba a ser presentado en 2017, en su segundo año de mandato, pero lo terminó haciendo casi dos años después debido, en parte, a lo complejo, y en parte a que quería contar con la autorización de la CAR Cundinamarca para modificar e intervenir la reserva Thomas Van der Hammen e incluir eso en el proyecto del POT.

(Sin la Van der Hammen, Peñalosa proyecta en su POT habilitar 7.189 hectáreas de suelo para construir en los próximos 12 años 420 mil viviendas en megaproyectos. Con la modificación de la Reserva pretendía lograr suelo para 350 mil viviendas más).

Sin pronunciamiento de la CAR, Peñalosa presentó el proyecto el 5 de agosto de este año, en medio de la campaña política y con un plazo de discusión de 90 días que terminaba hoy, 3 de noviembre, una semana después de elecciones.

Es decir: Peñalosa no sólo presentó el POT al final de su gobierno, cuando él iba a estar más desgastado, sobre todo porque no logró subir sus niveles de aprobación, sino que terminó jugando con candela al poner a discutir a los concejales sobre un tema tan sensible en plena campaña y con la posibilidad de terminar permeados por los resultados de las elecciones, como efectivamente pasó.

De ahí se agarró el Secretario de Planeación, Andrés Ortiz, al darles explicaciones a los medios: “esta fue una decisión política porque hace una semana cambiaron las circunstancias”.

Y lo reafirmó el Alcalde, que señaló directamente a López:

La Silla Cachaca no logró establecer si efectivamente López movió hilos para que así fuera, aunque una fuente de su campaña y otra que lo supo de primera mano nos dijeron, por aparte, que personas cercanas a la alcaldesa electa intentaron contactar a Grillo, el Presidente de la Comisión del Plan, después de que canceló la sesión que generó el escándalo de la semana pasada.

Sólo el concejal verde Jorge Torres, que solía votar a favor de los proyectos de Peñalosa, dijo abiertamente que, además de sus críticas al POT, también justificaba su decisión en que prefiere que la nueva alcaldesa sea la que estructure uno nuevo. Él, además, firmó, con el resto de candidatos al Concejo de ese partido (excepto Lucía Bastidas) un compromiso con López para votarlo de manera negativa por considerarlo inconveniente.

Los dos liberales (Vargas y García) se opusieron con un argumento legal: la ley dice que el proyecto de POT debe ser presentado al comienzo de la administración, y éste lo presentó el Alcalde el 5 de agosto, a menos de cinco meses de terminar su mandato.

Y de los dos de La U (Correa y Ballén) que le han votado prácticamente todo a Peñalosa, habló Correa para decir que se oponía a lo que Peñalosa proponía en el proyecto: el sendero en los cerros orientales, muchas más troncales de Transmilenio y la Alameda Entreparques.

Más allá de esas explicaciones, el resultado se convirtió, como nos dijo un concejal que votó por hundir el POT, en “el primer acto de campaña de Claudia López”, para dar a entender que esto la favorece directamente a ella.

Y es que, al menos, le permite coger la sartén por el mango en este asunto, sin que eso implique que tiene esa pelea ganada.

Lo que viene

Para Bogotá, tener un nuevo POT es obligatorio porque el actual tiene ya casi 20 años, aunque fue modificado por la Alcaldía de Lucho Garzón en 2004, pero, en todo caso la vigencia es de 12.

También es importante porque, precisamente, la norma ya se va quedando vieja y la realidad de la ciudad ha cambiado.

El POT define cómo y dónde debe crecer la ciudad; en qué zonas, por ejemplo, se puede construir comercio, bares, edificios residenciales, y de cuántos pisos, entre otros temas.

El que estructuró Peñalosa planteó hacer las principales intervenciones de renovación urbana en zonas cercanas a la oferta de transporte, que para el caso es sobre todo Transmilenio porque en el proyecto propone extenderlo por toda la ciudad. A eso se suma, como ya hemos contado, la construcción de edificios y comercio en zonas residenciales, de un sendero de 111 kilómetros y de 20 parques en los Cerros Orientales, la intervención urbana a lo largo del río Bogotá, entre otros megaproyectos con los que Peñalosa pretendía extender la ciudad en sus extremos norte, occidente y sur con el argumento de que así Bogotá no seguiría expulsando habitantes a municipios vecinos.

Hundida esa propuesta, Claudia López tiene la obligación de presentar una nueva que seguramente sacará los temas que le disgustaban a la oposición a Peñalosa.

Anoche, por ejemplo, trinó que el eje de transporte de su proyecto será el metro y no Transmilenio, como lo prometió en campaña.

Su reto, además de lo complejo que puede ser estructurar una nueva propuesta, será político, porque le tocará hacer todo el trabajo con comunidades, sentarse con grupos de interés poderosos como los grandes constructores representados en Camacol (con los que Peñalosa llegó fácil a acuerdos porque los intereses de ambos estaban alineados) y lograr que el Concejo se lo apruebe.

Eso no será fácil porque, como ya es sabido, a pesar de que los verdes tendrán 12 concejales que se sumarán a los 4 del Polo, esos 16 no arman una mayoría entre los 45 y le tocará buscar acuerdos.

Es decir: con el hundimiento del POT, la nueva alcaldesa le gana un pulso a Peñalosa, pero eso no le garantiza que la propuesta que presente esté exenta de lo que le acaba de ocurrir al Alcalde.

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