Indígenas del Cauca: también en la mira de las Águilas Negras

Daniel Piñacué sobrevivió al atentado contra su vida el pasado 6 de enero y sigue firme con su campaña política para representar a los indígenas en la Cámara de Representantes por el partido Alianza Social Indígena (ASI).                                                                            

Foto: Laura Rico Piñeres

Al día siguiente del atentado realizado contra Daniel Piñacué por seis hombres encapuchados, el e-mail del movimiento político Alianza Social Indígena (ASI) y varios de sus miembros amaneció con un mensaje de pésame por la muerte de su candidato a la Cámara por la circunscripción indígena. Quizás los asesinos no contaban con que Piñacué, uno de los grandes líderes de la Minga indígena, andaba por las carreteras del Cauca en un carro blindado dado por el Gobierno que, como ha señalado Alonso Tobón Tobón, el presidente de la ASI, le salvó la vida. (Ver e-mail)

“Volveremos a comunicarnos” fue la frase de cierre del último correo que recibió Piñacué de manera anónima el 7 de enero. Y en el anonimato han quedado sus agresores. Piñacué ya entregó el carro abaleado al Ministerio del Interior y ahora espera que le den mayor seguridad para poder realizar su campaña política sin riesgos.

El atentado, ocurrido del 6 de enero contra el hermano del senador Jesús Enrique Piñacué, no es un hecho aislado en el Cauca. Como a otros indígenas, al ex diputado y ex gobernador del cabildo Nasa, lo venían amenazando a través de su correo electrónico y volantes desde noviembre de 2009. Las ‘Águilas Negras’ lo declararon objetivo militar acusándolo de revoltoso y colaborador de la guerrilla (Ver volante).

Este grupo neoparamilitar que ahora hace presencia en el Cauca, un territorio donde las Farc solían dominar, se ha sumado a los dolores de cabeza de los cabildos indígenas de toda la región. Desde mediados de 2009 han aumentado las amenazas y asesinatos de líderes indígenas y afrocolombianos. Y esta vez se salvó Piñacué, pero muchos otros siguen en la mira de las Farc y de las bandas emergentes. (Ver noticia sobre asesinato a líderes afro en el Chocó)

“Todos los que se paran frente a las Farc son asesinados” Alonso Tobón, presidente de la Alianza Social Indígena (ASI).

Foto: Laura Rico Piñeres

Desde noviembre, la Asociación de Cabildos de Inzá en el Cauca alertó sobre las amenazas que habían recibido por parte de las Águilas Negras donde además de Piñacué, se señalaba a personas como Oscar Liz, miembro del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), a Marco Tulio Chirimuscay, del resguardo de la Gaitana, y José Pardo, del resguardo de Yaquivá. Sin embargo, poco se ha hecho para esclarecer quién está detrás de las amenazas y para proteger a los demás líderes y comunidades que conviven entre el fuego cruzado del Ejército, paramilitares y  las Farc.

Hoy no se sabe quién está detrás del atentado contra Piñacué, ni él mismo puede dar fe si lo persiguen los grupos de izquierda o de derecha como ‘Los Rastrojo’, ‘Águilas Negras’ o ‘Los Machos’. Por eso, incluso la ASI le envió un comunicado a las Farc preguntándole si habían sido ellos, ya que el gobernador del Caquetá asesinado también había sido avalado por la ASI. (Ver comunicado)

Lo que sí está claro es que en el Cauca se está persiguiendo y hostigando a los indígenas por diferentes frentes.

La Corporación Arcoiris le confirmó a La Silla Vacía que el Cauca es una zona donde los indígenas tienen problemas gravísimos con las Farc que les acusan de soplones del Ejército mientras reclutan sus menores. Y a eso se le agrega ahora la presencia neoparamilitar. ¿Y el Ejército?

“La Fuerza Pública hace poco por proteger a los indígenas. Hay una idea de que son guerrilleros y no es así. Lo que pasa es que sus territorios están en las zonas donde se licitan las explotaciones mineras y por eso viven entre el fuego cruzado”, dijo un investigador de la Corporación Arcoiris a La Silla Vacía.

El granito de oro del conflicto

La exploración del oro en el Cauca no ha hecho sino empeorar la situación pues las nuevas bandas emergentes con frecuencia escudan a las multinacionales que van tras el oro o llegan tras ellas para aprovechar lo que las empresas no alcanzan a explotar.

Los indígenas del Cauca se caracterizan por su unidad y resistencia y rechazo a la violencia. La Minga es muestra fiel de ello.
Daniel Piñacué militó en el M-19 y en el Quintín Lame en los años 80. Hace años dejó las armas para representar a su comunidad Nasa en diferentes cargos públicos.

Según Ingeominas, el Cauca es rico en oro, plata, carbón, arena y arcilla, productos codiciados por su valor que en muchos casos, reposan en territorios indígenas. Tal es el caso del municipio de Suárez, una zona con gran potencial minero y donde sus líderes tradicionales están amenazados y varios han muerto ya.

Como sucede con el petróleo, la explotación de estos recursos en territorio indígena requiere de una consulta previa con las comunidades donde ellas tienen el derecho constitucional de decidir si aprueban los proyectos que lideran multinacionales en el Cauca como Anglogold Ashanti Mines-Kedahda S.A, Smurfit Kappa Cartón de Colombia y Empresa de Energía del Pacífico EPSA. 

Como mencionó este portal hace varios meses, la consulta a los pueblos indígenas en Colombia es un derecho que se incumple constantemente o que se arregla bajo cuerda sin el aval de las autoridades indígenas o que provoca, en casos extremos, la amenaza, asesinato y desplazamiento de los líderes como una estrategia para saltarse la consulta previa. (Ver artículo Consulta Previa: farsa multicultural)

El Cabildo Cerro Tijeras es uno de los cabildos ubicados en Suárez que hoy está en el ojo de los grupos armados en el Cauca. Desde junio, han aparecido grafitis amenazantes en las veredas de la zona y amenazas por celular a sus miembros en nombre de las Águilas Negras, nueva generación. El último mensaje de texto amenazante (“HP, no decidan por la comunidad que si quieren los recursos tienen ocho días pa’ salir. Sigue la lista”) lo recibieron el 4 de diciembre vía celular en el cual se instaba a los líderes a no entorpecer los procesos de explotación minera, saliendo del territorio.

Desde que comenzó esta oleada de amenazas, han muerto Reinaldo Bomba, Nilson Campo, Egidio Obando y Marly Carolina Huila Guamango. Nadie ha respondido por su muerte, ni se sabe quiénes están detrás de las capuchas. Sienten además que sus problemas no han tenido eco en el Gobierno.

Ya salió el informe del Relator Especial de la ONU James Anaya sobre la situación de vida de los indígenas en Colombia y el veredicto parece reflejar lo que las comunidades denuncian. “En general, las leyes, programas y políticas del Gobierno no permiten una efectiva protección y satisfacción de los derechos humanos de los pueblos indígenas en el país” declaró el Relator tras su visita en 2009. (Descargar informe)

Actualmente trabajo como activista global de Avaaz.org abriendo ventanas para cambiar el mundo que tenemos, por el mundo de tolerancia, respeto y libertad que la mayoría queremos tener desde cualquier rincón del mundo. Trabajé como periodista y reportera gráfica en La Silla Vacía....