Con la salida de Fernando Carrillo del Ministerio del Interior y de varios de los funcionarios que trabajaron con él, varios de los procesos que él dejó rodando quedaron en ‘veremos’. La Silla supo que salieron del ministerio la directora de consulta previa y el equipo de “Avanza”, con lo que dos de los proyectos bandera de Carrillo en el tema de participación están, por ahora, en un limbo.

Con la salida de Fernando Carrillo del Ministerio del Interior y de varios de los funcionarios que trabajaron con él, varios de los procesos que él dejó rodando quedaron en ‘veremos’. La Silla supo que salieron del ministerio la directora de consulta previa y el equipo de “Avanza”, con lo que dos de los proyectos bandera de Carrillo en el tema de participación están, por ahora, en un limbo.

Esta semana termina de trabajar Andrée Viana, quien había tomado las riendas de la consulta previa hace solamente dos meses. Con su salida, sería el cuarto cambio en menos de un año en esta dirección clave, una de cuyas misiones es sacar adelante varios procesos de consulta con las comunidades afro e indígenas que llevan represados más de un año, como los de la doble calzada entre Buga y Buenaventura.

Carrillo se había traído a Viana cuando llegó al ministerio y coordinó personalmente toda la línea de trabajo en consulta previa desde su despacho. Por eso, los últimos tres directores -Viana, Pablo Rueda y Catalina Balcázar, que estuvo encargada- trabajaron bajo ese esquema y juntos, así ninguno de ellos estuviera más de tres meses en el cargo.

Con ellos también salió el viceministro encargado de participación Aníbal Fernández de Soto, a quien le correspondía directamente impulsar el proyecto de ley consulta previa, y que saltó al Ministerio de Agricultura para inaugurar el viceministerio de desarrollo rural.

La pregunta es qué sucederá ahora que ellos se fueron y que lograron reconstruir la confianza con las comunidades, que venía en un punto bajo desde hace algunos años. Ese cambio de tono se vio en la reciente organización del Congreso Nacional Afro, que reunió a 1500 líderes en Quibdó y -como contó La Silla- fue un paso clave para destrabar la consulta previa de los proyectos que están varados, como la reforma a las corporaciones autónomas regionales o la ley de desarrollo rural de Juan Camilo Restrepo, porque no hay a quién consultar.

Y también en que lograron destrabar procesos que venían enredados desde hace varios años, como la Ruta del Sol y la carretera Cartagena – Barranquilla. Además, logró una relación diferente con las comunidades a la que, por ejemplo, tuvo Rafael Antonio Torres, quien precedió al equipo de Carrillo de consult previa y fue duramente criticado por los indígenas y los afro después de que algunos de sus conceptos sobre cuándo no se requería consulta fueran cuestionados por la vice encargada de participación de ese momento.

Un dilema igual quedó con la salida del Ministerio de todo el equipo de Avanza, un proyecto con el cual Carrillo se propuso crear espacios donde pudieran dialogar de manera abierta y transparente las empresas mineras y de hidrocarburos, el Gobierno y las comunidades locales.

La idea de Avanza, que lideró María Claudia Medina, era asegurar que mejoraran las relaciones de confianza en dos sectores que han sido altamente conflictivos en los últimos dos años e identificar los problemas en potencia antes de que estallaran. El proyecto, que arrancó en Casanare y Putumayo y contó con financiación de la Ford Foundation, estaba listo para entrar ya en su tercera fase de diálogos. Su piloto nació en tiempos de Vargas Lleras, pero fue realmente Carrillo el que le dio impulso.

Por ahora Aurelio Iragorri no ha dicho cuáles son sus planes para ninguno de los dos.