La conexión de Petro con la calle es un “activo poderoso”: Germán Arce

La conexión de Petro con la calle es un “activo poderoso”: Germán Arce
German Arce portada.jpeg

Germán Arce es economista de la Universidad del Valle, nació en Buga, y es el nuevo presidente del Consejo Gremial, el gremio de gremios de Colombia, la mayor vocería del sector privado en el país. Según sus datos, concentra el 88 por ciento del PIB y el 84 por ciento del empleo formal. Arce llega como la cabeza de Asofiduciarias, el gremio de las fiduciarias, donde el gobierno tiene uno de los 13 asientos de su junta directiva.

Arce, de 50 años, entró al sector público en el primer gobierno de Juan Manuel Santos, luego de estar en la banca privada. Empezó como director en el Ministerio de Hacienda y terminó como ministro de Minas y Energía. Hoy en el Consejo Gremial su vocería llega en el año de las reformas sociales del gobierno de Gustavo Petro. Y arranca con un ánimo constructivo, optimista y montado en la ola de cambio.

¿Cómo fue su llegada a la presidencia del Consejo Gremial?

El Consejo Gremial nace como nacen los clubes sociales, con un grupo de amigos hace 30 años. Hoy es una cosa sustancialmente distinta. Es un gremio sombrilla de los temas que no son sectoriales. En temas de políticas públicas, de estabilidad financiera, de protección a la inversión. Es decir, los principios de la economía de mercado.

Entonces nosotros lo que llevábamos es la vocería que ha ido evolucionando y que tiene unas reglas democráticas de elección. La palabra clave es democracia. ¿Cómo llegué yo al Consejo Gremial? Con votos. Con los votos de la mayoría de los 32 miembros ¿Por qué hago énfasis? Porque en el pasado eso de votar era como alternativa.

Y porque en el Consejo Gremial el consenso era la regla.

Porque todos eran parecidos, representaban más o menos las mismas cosas. Ya no es un grupo homogéneo. Es un grupo heterogéneo de sectores de la economía y de personas.

Hoy en la foto del Consejo hay mujeres, regiones, distintos tipos de negocios, unos señores de industrias extractivas, unos inscriptos en software. No es la agenda del petróleo o los mineros, que ya tienen gremios. Esta es la agenda de la informalidad. De la hora extra que nos pega a todos.

Pero hay un sector que no lo apoyó.

Pero es una minoría. Y con la voz de las mayorías definimos en qué tema nos vamos a meter en el Consejo, porque si empezamos a discutir cada tuit que emite un funcionario, nos chiflamos. Vamos a concentrar este año la agenda de grandes temas de impacto transversal para todo el sector empresarial.

Este es un año de reformas que se tienen que materializar en un debate democrático en el Congreso. Tenemos que ser capaces de identificar qué problemas hay que resolver, igual que el gobierno. Tenemos unos logros, sí, pero también tenemos desafíos. Tenemos que entender esa propuesta de cambio qué implica.

¿Siente que su mandato es acompañar el cambio que representa el presidente Petro desde el sector privado?

Desde una óptica de lo que es responsable fiscalmente. Desde el reconocimiento de que tenemos una institucionalidad. Pero también de que estamos lejos de tener un mundo perfecto. Cuando uno tiene 60 por ciento de informalidad, no puede decir que tiene un buen régimen laboral.

Hay un presidente electo democráticamente con un diagnóstico de unos problemas que compartimos en varios frentes. Hablemos de las soluciones. Si la discusión se vuelve una discusión en la que nos vamos a sentar a decir cómo todas las ideas son malas y no cuáles son las buenas ideas, no vamos a salir de esta polarización de discusión en la que hemos estado.

Por ejemplo, la semana pasada enviamos una carta al presidente sobre el tema de las comisiones de regulación, en la que dijimos que no estábamos de acuerdo con la intervención. Después de ese comunicado, el presidente me invitó un café largo.

Le conté cómo funciona la democracia en este sistema gremial. Le dijimos al presidente que nos interesa tener un canal abierto en la discusión del Plan de Desarrollo, ver cómo va a ser la reforma laboral y la reforma al tema de servicios públicos, que fue un pedazo grande de la discusión.

En esa reunión estuvo Juan Fernández, el asesor de Petro que lanzó lo que en el mundo gremial se interpretó como una amenaza contra Bruce Mac Master. En el sentido de que si usted era un líder gremial crítico del gobierno, le iban a cerrar las puertas ¿Hablaron de eso? 

No, no creo que sea materia del rol que tengo sentarme a discutir un trino o una diferencia de un funcionario. Aquí hay que garantizarle al sector privado un canal de interlocución con el gobierno.

Uno siempre tiene que cuidar el fondo y las formas en todas las relaciones. No es una cosa particular de este gobierno. Yo fui funcionario público ocho años, y tengo la sensibilidad suficiente para saber que uno no entra dando patadas a la oficina de un funcionario público. Tiene que ver más con si somos capaces de ser constructivos en el proceso de discusión. Ser constructivos, no quiere decir estar de acuerdo.

Yo le dije al presidente “me parece pésima idea que usted asuma las funciones de la Creg”. No me tengo que enfrentar al presidente para decirle eso, no creo que ese sea el camino. Hay que contarle al presidente qué riesgos asume con esa competencia. Le acaba de quitar la responsabilidad a una comisión que tiene cientos de funcionarios. Si mañana las tarifas suben porque la inflación sube, es culpa del presidente, sin haber hecho nada.

¿Y el presidente qué le dijo? 

El presidente fue generoso con el tiempo, hablamos mucho sobre el sector eléctrico, porque tiene muchas dudas. Ahí hay una señal de apertura que espero que nosotros podamos estar a la altura de ser propositivos, incluso en las cosas en las que no estamos de acuerdo, pero con soluciones. 

En algunos discursos Petro pinta a los empresarios como unos capitalistas que están carbonizando el mundo con su avaricia. ¿Ese tono surgió en la reunión?

El presidente, además de que es un tipo observador, está un poco en el dilema de encontrar la mejor forma de cumplir sus promesas. Hay unas afirmaciones de "vamos a". El gobierno está en la fase de descubrir cómo se hace, sin desbaratar lo que sí funciona. El ejercicio de entender si la mejor solución para resolver un problema de tarifas en el Caribe es asumir las competencias de la Creg. El presidente está resolviendo esa pregunta.

Ahí hay una curva de aprendizaje, los adanismos no funcionan. No le funcionó a Iván Duque, no le va a funcionar al presidente Petro.

¿Le habló a Petro de sus adanismos?

No fue esa la expresión que usé. 

¿Se comprometió a algo con el Presidente?

Me comprometí a que iba a organizar la conversación al nivel del Consejo Gremial y que le íbamos a poner propuestas sobre la mesa. 

En el Consejo, hubo alguna gente que se enteró de la reunión por un tweet y eso no gustó. 

Esa invitación se hizo como respuesta al comunicado que mandamos. La posición del Consejo estaba acordada en el comunicado, consensuada. Las demás conversaciones surgieron de que el presidente quiso hablar de más temas.

La reforma a la salud, la reforma pensional, tienen como fundamento la discusión del rol del Estado en la prestación de algunos servicios públicos. Uno pensaría que el Consejo Gremial tiene algo que decir en defensa, más allá de una defensa sectorial de las EPS.

La tiene. Una voz pensando en que la Constitución que pide es que le garanticemos acceso a la salud a los ciudadanos. La pregunta es cuál es la mejor fórmula para dar ese acceso. Hay que pensar en una solución que opere en todo el territorio nacional, con sus problemas de acceso, pero los problemas hay que pensarlo desde la órbita de donde se pueden solucionar. 

¿Cuál es la teoría del jiu-jitsu para lidiar con el gobierno nacional que usted le ha presentado a sus colegas?

La técnica de inmovilizar al contrario, que es el jiu-jitsu brasilero, es una técnica. Se puede vencer, al contrario poniéndole toda su fuerza e inmovilizando. La técnica del jiu-jitsu japonés es usar la fuerza del contrario. Si uno tiene claro qué es lo que quiere lograr, hay distintas maneras de hacerlo: una es inmovilizar al contrario, y otra es utilizar su fuerza. Y por eso puse el ejemplo del jiu-jitsu, que es una misma práctica que tiene dos tipos de desarrollo, el original de los japoneses y el de los brasileros.

La ciudadanía votó por unos cambios, porque hay unos problemas, ahora, no todo es tan trágico como se ha dicho en el debate político. 

Y entonces la metáfora del jiu-jitsu es utilizar la fuerza del cambio que el gobierno tiene para resolver unos problemas con unas soluciones que ustedes también moldean y proponen.

Y que sean sostenibles en el tiempo. La pregunta es si la fuerza del cambio sirve para resolver los problemas del 100 por ciento o solo los del 40 por ciento. Hay varias cosas que son reivindicaciones sindicales, que no son los problemas de mañana, son los problemas de hace 20 años.

¿Y en qué momento siente usted que hay que volverse un boxeador clásico, en el sentido de hacer respetar ciertas cosas frente al gobierno?

Todo lo que Colombia necesita es hacer cumplir la Constitución. Yo creo que dentro del marco de la Constitución y la ley somos capaces de construir acuerdos, porque creo que los pesos y contrapesos están allí. 

¿Y uno cómo hace para utilizar la fuerza del gobierno cuando saca a la gente de la calle para movilizar apoyo para sus reformas? 

Esta es una democracia representativa, que tiene visos del rol de la ciudadanía en la construcción de las políticas públicas, pero aquí las leyes todavía se aprueban en el Congreso. Si uno juega dentro de la institucionalidad y si uno juega dentro de las reglas, debería ser capaz de construir esos consensos dentro de ese marco. La voz del pueblo es importante, pero las leyes no se aprueban en las calles, las leyes se aprueban en el Congreso. 

¿Pero el Consejo Gremial busca ser garante de esa institucionalidad? 

Pues todas las instituciones tienen ese deber, no solo nosotros. Nosotros tenemos un deber de visibilizar y de fortalecer ese marco institucional. Pero es un deber de todas las instituciones, empezando por la del Jefe del Estado. Nosotros no somos activistas políticos, hay suficientes políticos en la calle. 

Pero su voz es importante, ¿cómo la va a administrar? 

Tengo poco de influencer. Soy más de hacer, de trabajar. La apuesta en el corto plazo es ser propositivos y utilizar los canales institucionales. No tengo pensado montar una cuenta de TikTok.

Y eso tiene que ver con que usted está empezando en el año de las reformas sociales. 

Los partidos de fútbol tienen instancias, tienen primer tiempo, segundo tiempo. Estamos en el minuto uno de la agenda de este año, arranca en este instante donde radican el plan de desarrollo, donde radica la ley de adición. Hay que organizar una conversación en la que nos oigamos. No este diálogo a gritos. 

¿Y usted cree que esa conversación es posible? 

Sí, pues yo si creo. Si yo creyera que no es posible sentarse a la mesa y proponer soluciones, no me hubiera montado en esta tarea. ¿Tengo garantía de éxito? Ninguna 

Le ayuda un poco que haya otros santistas, como usted, dentro del gobierno.

Ayuda a conocer gente dentro del Estado. Pero la mitad de las discusiones son con gente que no viene del santismo, no me sirve mucho Alejandro Gaviria en educación, cuando tengo que hablar con la ministra de Trabajo, a quien no conozco. No creo que ese sea el factor de éxito.

Ayuda más haber estado ocho años en la administración pública.

A propósito de las reformas, no conocemos los documentos oficiales pero sí ha habido varias declaraciones. ¿Hasta ahora qué opina de temas como salud o trabajo?

Yo prefiero no especular, porque quisiera llegar a proponerle una cosa formal sobre la mesa. Le contribuye al debate público mirar los números de cada cosa que se propone, qué impacto tiene, porque en la administración pública, el diablo está en los detalles.

Una cosa es lo que uno desea y otra cosa lo que es viable dentro del marco legal, dentro del marco fiscal. Ese debate se debería dar como se dan las discusiones dentro del gobierno, hay múltiples necesidades que hay que balancear. 

¿Existe esa disposición a escuchar en un gobierno que impulsa sus reformas desde la calle? 

Yo estoy hablando con un gobierno que tiene una enorme conexión con la calle, que lo llevó al poder, y eso me parece que es un activo poderoso y ojalá toda esa fuerza, como en el Jiu-Jitsu, la utilizáramos para resolver problemas estructurales.

El cambio permitirá resolver esas cosas que todos los que hemos estado dentro hemos tenido la ambición de tocar, pero que las fuerzas nunca han jugado a favor. Me parece que el gobierno tiene fuerzas a su favor para sacar unas reformas que realmente impacten algunos de esos problemas estructurales. 

¿Usted qué les dice a los empresarios que llegan preocupados porque sienten que estamos al borde del castrochavismo?

Calma, hay que jugar el partido con convicción y la disposición a ser parte de la solución. Lo otro es garantía de fracaso. Ese fatalismo es no darse cuenta de lo que está pidiendo la gente, no darse cuenta del deterioro social que hemos tenido, no reconocer que esa es la realidad de la gran mayoría de colombianos. 

El Consejo Gremial tiene hoy la particularidad de tener dos miembros sentados en la mesa del ELN, Rosmery Quintero y José Félix Lafaurie. ¿Eso los mete en la paz total?

No son delegados del Consejo Gremial, pero el presidente invitó a unas personas que contaron con el apoyo de sus gremios para participar, lo cual me parece una extraordinaria estrategia.

De ese tema solo hemos tenido una conversación, en donde nos contaron el proceso en qué está. Hay un tema en la agenda que tiene que ver con transformaciones para la paz, que esencialmente son reformas muy asociadas al tema del agro. En esa discusión de transformaciones para la paz hay que participar y tenemos dos personas ahí que van a llevar las preocupaciones del sector empresarial. 

Hay una efervescencia social ahora mismo que, por ejemplo, ha generado como 17 bloqueos en todo el país. 

Dieciocho.

Eso desde el Consejo Gremial, ¿cómo lo están viendo? 

Nos hemos sentado con el ministro del Interior. De hecho, yo estuve esta mañana una reunión con la policía, porque yo creo que necesitamos mejorar nuestro mecanismos de coordinación, sobre todo en en ser capaz de prevenir esas situaciones

Tenemos que ser capaces de garantizar que los derechos de todos se respeten, no solamente el derecho a la protesta legítimo, sino el derecho de los ciudadanos a que les llegue la leche, el derecho a la ambulancia a pasar.

Entiendo que los miembros del Consejo aprobaron un comunicado a propósito de los bloqueos, pero usted no lo sacó. 

No, no, eso no es cierto. Un gremio quería un comunicado, un gremio que no hizo comunicados desde su sector y quería que hiciéramos un pronunciamiento. 

¿Cuál? 

No, pregúntele al que le contó. Pero no hay un comunicado que yo bloqueé. Lo que hicimos fue sentarnos con las autoridades, conseguir que fueran y levantaron el bloqueo, cosa que pasó al siguiente día. 

Que es lo que usted dice que quiere traer, más colaboración que oposición.

¿Pero qué resuelve el comunicado? Tiene un poquito de fetiche, se pone en papel y ya uno como que se libra de la responsabilidad. Yo creo que el deber es hacer y resolver. 

El comunicado es una manera de ejercer presión, de ejercer la vocería. 

Eso es “old school”.

Compartir