La pelea de la semana pasada entre Petro y Mauricio Cárdenas por el futuro de la energía eléctrica de Bogotá tiene el trasfondo de una disputa empresarial y regional entre dos empresas que quieren posicionarse como líderes en este sector: la Empresa de Energía de Bogotá, EEB, y las Empresas Públicas de Medellín, EPM.

Mauricio Cárdenas, Ministro de Minas, cree que Petro exageró al anunciar un posible apagón el próximo año si EPM no se pone las pilas con una línea que tiene que construir entre El Guavio y Bogotá. Foto: Juan Pablo Pino
La Empresa de Energía de Bogotá está buscando expandir sus negocios por fuera de la capital.
Empresas Públicas de Medellín, o EPM, son, junto a la EEB e ISA, los jugadores principales en las licitaciones de expansión de red eléctrica en el país.

Petro vs. Cárdenas

La pelea comenzó el jueves de la semana pasada cuando el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, advirtió desde su cuenta de twitter, @petrogustavo que si EPM no construía ya la línea de transmisión entre la estación de El Guavio y la Nueva Esperanza que tiene bajo su responsabilidad (y que ayudará a abastecer de energía a la ciudad y a su Sabana), esto podría causar un racionamiento de energía eléctrica y de gas en la capital en 2013.

Entonces, el MinMinas Mauricio Cárdenas salió a hablar en nombre del Gobierno y dijo que Bogotá tendría asegurado el suministro de energía para 2013 pues las obras y las inversiones “avanzan como corresponde a los programas establecidos” y que el anuncio de Petro era excesivamente alarmista.

Petro insistió y, por su parte, el Vicepresidente de Inversión de la EEB, Henry Navarro, y Mónica de Greiff, la gerente de la Empresa, estuvieron de acuerdo con la posición de Petro.

No es cierto, como dice el ministro Cárdenas, que las inversiones avancen según el cronograma establecido (pues estas obras presentan retrasos como varios puntos del Plan de Expnasión de la Unidad de Planeación Minero Energética, Upme, la entidad encargada de planear la expansión  y contratar la construcción de la red eléctrica en todo el país).

Pero esto no significa necesariamente que vaya a haber un apagón en Bogotá como advirtió Petro. En realidad lo que hay detrás de esta discusión -según expertos consultados por La Silla- es una pelea empresarial y regional entre los intereses de EPM y la EEB.

Cuatro personas cercanas al sector eléctrico consultadas por La Silla Vacía dijeron que Petro sí puede estar siendo demasiado alarmista. Su explicación es que, tras las constantes voladuras de torres por parte de la guerrilla en los ‘90, se adoptó como política crear redundancia en las interconexiones eléctricas. Es decir, crear varias conexiones que cumplan el mismo propósito, para evitar apagones, por si uno de los puntos de conexión deja de funcionar. Entonces, según le dijeron estas personas a La Silla Vacía, esta nueva línea no es esencial para el funcionamiento actual de la red eléctrica de la capital, tan sólo es un refuerzo que se hace previendo que en algún día la demanda crezca (aunque ese día parece estar más lejano que 2013).

Además, resaltaron que la línea desde Guavio del proyecto “Nueva Esperanza” que está construyendo EPM y a la que ha hecho referencia Petro no servirá para generar nueva energía, sino simplemente para facilitar su transporte por lo que, en su opinión, era ridículo que Petro dijera que demoras en este proyecto podrían afectar la cantidad de energía que produce la red que alimenta a Bogotá y sus alrededores.

Por eso, en su opinión, la verdadera razón detrás de esta denuncia es la competencia que existe entre la Empresa de Energía de Bogotá y las Empresas Públicas de Medellín.

La historia de la licitación

En abril de 2010, al ganarle la licitación a la EEB y a ISA, EPM se comprometió a construir la subestación de energía Nueva Esperanza al sur de Bogotá y dos líneas de transmisión de energía hacia las subestaciones de Bacatá y El Guavio (al oriente de Cundinamarca).

Con esto, EPM no sólo se quedó con un negocio grande -el proyecto en total costará unos 80 millones de dólares-, sino que le ganó una batalla a EEB e ISA, que desde hace unos años son sus principales competidores en licitaciones energéticas de este tipo.

Este proyecto, que el Ministerio estaba buscando construir desde 2008, debería estar funcionando, según el cronograma inicialmente establecido, en agosto de este año. Y a eso era a lo que se refería Petro al hablar de tres o cuatro años de demora, pues la licitación se demoró dos años en entregarse y las obras han durado dos años más después de esto.

El problema está en que EPM tiene detenidas las obras de la línea entre El Guavio y Bogotá, pues no ha recibido una licencia ambiental que necesita obtener para poder construir el proyecto. Según EPM, en 2010 le presentaron un diagnóstico ambiental al entonces llamado Ministerio de Vivienda y Medio Ambiente. Pero en agosto de 2011, el Ministerio decidió alterar unas rutas para evitar que pasaran por zonas de páramos protegidas. Esta modificación aumentaba los costos del proyecto y alargaba su tiempo de construcción.

Por eso, EPM interpuso un recurso de reposición ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, que no se ha resuelto todavía y que podría demorar aun más la construcción del proyecto.

Sin embargo, personas cercanas a EPM le dijeron a La Silla Vacía que la Empresa ha planteado varias soluciones y vías alternas que no aumentarían tanto el costo del proyecto, pero que el Gobierno no los ha ayudado a agilizar los trámites por lo que, por ahora, el proyecto que sigue vigente es el de las correcciones del Ministerio del Medio Ambiente que aumenta los costos.

La pelea empresarial

El problema para EPM es que le ganó la licitación a la EEB porque ofreció un mejor precio. Si ahora incorpora al proyecto las modificaciones exigidas por el Ministerio de Ambiente se le aumentan tanto los costos que la empresa bogotana podría entrar a recordar que se les están violando sus derechos en la licitación del proyecto Nueva Esperanza, pues ahora la propuesta de ellos pasaría a ser la más barata y, por lo tanto, debería ser la elegida.

Es poco probable que esta licitación pase a manos de la EEB, pero sí es posible que la empresa bogotana dé la lucha y haga que la empresa paisa pierda puntos. Esto la puede afectar en una licitación futura en la que ambas se vuelvan a enfrentar pues, como ya dijimos, estas dos (junto a ISA) son las principales jugadoras en el negocio de grandes líneas de transmisión y expansión del sistema eléctrico.

Con esta licitación, EPM fue ganando posiciones en el negocio. La empresa paisa, desde la época del apagón durante la presidencia de César Gaviria (a principios de los ‘90), ha estado buscando quedarse con contratos por fuera de Medellín y Antioquia, aprovechando que esa crisis energética cambió la manera en la que se manejan las redes eléctricas en Colombia.

Antes, cada red del país dependía de una empresa pública y regional, que también tenía la responsabilidad de “electrificar” -es decir, de construir más redes- y que era regulada por Interconexión Eléctrica S. A., mejor conocida como ISA.

Después de la presidencia de Gaviria, se cambió el sistema al actual en el que la Upme está encargada de planear y revisar toda la red nacional y, además, tiene la responsabilidad de abrir licitaciones para nuevas construcciones y operaciones, en las que también pueden entrar empresas privadas.

Este es el caso, por ejemplo, de Bogotá, en el que la red eléctrica pasó a ser operada por la empresa privada Codensa y la EEB pasó a tener ahí meramente funciones administrativas. Así que, mientras que EPM lleva buscando expandirse desde hace dos décadas, la EEB se concentró principalmente en negocios en Bogotá hasta la década pasada cuando entró en negocios como la Transportadora de Gas Internacional, TGI y empezó a pelearle a EPM en otros lugares.

Para algunos analistas la EEB está en desventaja y victorias como estas le pueden ayudar a ganar terreno. En cualquier caso, habrá que esperar a que la EPM consiga la licencia ambiental o acepte construir un trazado diferente para que construya la línea, por lo que esto seguirá siendo tema de polémica y de pelea.

Fui reportero político de La Silla Vacía. Soy Literato y periodista. Soy miembro fundador y periodista de Radio Pachone y cofundador y escritor del blog de fútbol La Catedral. Publiqué el libro Historias del fin del mundo.