En el malecón de Arauca capital hay una concha acústica y una escultura de una pareja bailando joropo, esculpida en bronce. Se llama Forum Libertadores. Hoy las jardineras alrededor están impecables y la baranda del malecón recién pintada de blanco.
Cuatro soldados y cuatro policías custodian el lugar. Una pila de basura y hojarasca arrinconada revela que hace poco le cambiaron la cara. Concretamente, hace 10 días, cuando la Alcaldía y la Gobernación hicieron una jornada de recuperación del malecón.
“Ese es el paso de la delincuencia. Ahí es donde se mueve el contrabando, el microtráfico”, nos dijo un periodista de la región. “Está bonito porque ¿cómo no iban a reaccionar con todo lo que estaba pasando ahí?”.
¿Qué estaba pensando ahí? La historia comienza con El Enano.
Frente al malecón está el río Arauca, la línea divisoria entre Colombia y Venezuela. Para llegar a El Amparo basta pagar 2 mil pesos por el paso en canoa, y en menos de un minuto se está del lado venezolano. Si se cruza con una maleta pequeña, como muchos migrantes que vienen del vecino país, hay que pagar otros 2 mil pesos.
Al igual que en las trochas por Norte de Santander, los grupos armados ilegales controlan los 296 kilómetros de frontera de Arauca. El paso en canoa del Forum Libertadores —el más transitado en la capital— es territorio de la disidencia del frente Décimo de las Farc.
Cada canoero, maletero, vendedor ambulante o pescador que se mueve por ahí lo hace con la venia de ese grupo, que está del lado venezolano.
“Usted cruza y ahí mismo los va a ver, paseándose”, nos dijo un líder comunal de la zona. “Nosotros nos paramos en la orilla del río y nos vemos las caras con ellos”, ratificó el comandante de la Policía de Arauca, el coronel Freddy Ferney Pérez.
Así, algunos de los que frecuentan la zona del Forum Libertadores, trabajan directamente con esa disidencia que apareció en Arauca cuando se estaban creando las zonas de reincorporación del proceso de paz, en medio de disputas internas entre algunos guerrilleros y el comandante de turno.
Ese era el caso de Darwin González Castillo, alias el Enano, jefe de una banda delincuencial que operaba en la capital araucana.
El Enano empezó como motorista, cruzando gente en su canoa de una orilla a otra. Cruzaba la frontera con un chaleco salvavidas puesto –donde guardaba una pistola– y hace dos años, las disidencias le dieron libertades para contrabandear y manejar microtráfico por ese paso del malecón. A cambio, le exigieron pagarles una renta y mantenerlos informados de los movimientos de la Fuerza Pública del lado colombiano.
Pero con el tiempo, el Enano empezó a desconocer ese acuerdo criminal; ya no le rendía cuentas a las disidencias. Se empoderó tanto que también cobraba vacunas a comerciantes, como las guerrillas.
El 3 de agosto pasado, en un paso de canoas por el sector del Fórum Libertadores, el ‘Enano’ se cruzó con el miliciano José Leonardo Guerrero, alias ‘El Mono’, y lo mató.
‘El Mono’, miembro del frente 10, era el mandamás en ese sector. Por ese asesinato, alias ‘Ferley’, el jefe financiero de la disidencia en Arauca, pidió la cabeza de El Enano. Y no solo de él, también de todos los que le ayudaban.
Entonces, se desató la oleada de asesinatos en el departamento con epicentro en la capital araucana. Sólo en la primera semana de agosto ya iban 13 homicidios— casi dos diarios.