En apenas cinco días, la carta que envió Iván Cepeda a los diferentes sectores de la izquierda, proponiéndoles una “coalición pluralista” en momentos en que avanza el proceso de paz con las Farc, ha recibido varios ‘sí’. Pero el problema de fondo sigue siendo que la propuesta no es viable bajo las actuales reglas de juego, que no permiten coaliciones para el Congreso. Por eso, su principal efecto es meterle presión al presidente Santos y al Gobierno para que evite la desaparición de los partidos pequeños como resultado de la pasada reforma política en momentos en que en La Habana se comienza a discutir la participación política de las Farc.

La carta que le envió el representante Iván Cepeda a todos los sectores de izquierda sirvió para reabrir el debate sobre la posible desaparición de los partidos minoritarios en el Congreso. Foto: Juan Pablo Pino

En apenas cinco días, la carta que envió Iván Cepeda a los diferentes sectores de la izquierda, proponiéndoles una “coalición pluralista” en momentos en que avanza el proceso de paz con las Farc, ha recibido varios ‘sí’.

Pero el problema de fondo sigue ahí: la propuesta no es viable bajo las actuales reglas de juego electorales, que no permiten coaliciones para el Congreso sino sólo para las presidenciales. Por eso, su principal efecto -más allá de tender puentes entre sectores que se han distanciado en los últimos años- es meterle presión al presidente Juan Manuel Santos y al Gobierno para que evite la desaparición de los partidos pequeños como resultado de la pasada reforma política y en momentos en que en La Habana se comienza a discutir la participación política de las Farc, el segundo punto de la agenda de negociación.

Esa preocupación no hizo sino agravarse ayer con la aprobación en el Congreso de una segunda curul para los colombianos en el exterior, una propuesta con la que la mayoría de los partidos minoritarios está de acuerdo, pero que ven como otro golpe directo porque llega a expensas de la curul para minorías.

La carta de Iván Cepeda
Clara López, presidenta del Polo, se reunió con Cepeda el sábado para discutir la carta de unidad de la izquierda y ayer anunció que apoya la demanda contra el umbral del senador Carlos Baena y del Mira. Foto: Juan Pablo Pino
Piedad Córdoba fue la primera política de izquierda en responderle a Iván Cepeda y propuso una unión no sólo de partidos sino también de movimientos sociales. Foto: La Silla Vacía

El miércoles pasado el representante del Polo y del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) envió una carta a todos los sectores de la izquierda, pidiéndoles aparcar las diferencias -sin renunciar a sus identidades políticas- para trabajar juntos en preparar esa transición. “La unidad de la izquierda no es sólo un asunto de táctica electoral hoy, por encima de todo es un imperativo histórico”, escribió Cepeda.

Desde entonces han comenzado a aparecer las respuestas. Piedad Córdoba fue la primera en hacerlo, prometiendo una reflexión más larga pronto y haciendo énfasis en que hará una invitación similar que englobe no sólo a la izquierda sino a todos los movimientos sociales como el Congreso de los Pueblos, la Mane, la Minga Social e indígena, el Movimiento Contra la Gran Minería o el Movimiento de Mujeres por la Paz. (La Mane rápidamente respondió, en un videochat en La Silla, que no son un movimiento político, que están dedicados a su propuesta de reforma educativa y que no buscan participar en el proceso electoral).

También han respondido el Congreso de los Pueblos, Poder y Unidad Popular -una de las corrientes dentro del Polo- y Feliciano Valencia, el líder indígena nasa del Cauca que ya se declaró precandidato presidencial por el Movimiento País Común.

Además, Cepeda se reunió este sábado con Clara López para explicarle los puntos de la carta, cuyo contenido ella discutirá ahora con el comité ejecutivo del Polo Democrático. Progresistas, que se separó del Polo cuando Gustavo Petro se lanzó a la Alcaldía de Bogotá y cuyo líder Antonio Navarro Wolff ha sido uno de los impulsores de una tercería de centro e izquierda, tocará el tema en su encuentro nacional dentro de dos semanas. Tampoco han respondido aún Marcha Patriótica ni el Partido Comunista, excluido el año pasado del Polo, pero La Silla supo que dentro de ambos hay interés.

Cepeda insiste en que la unidad de la izquierda y el tema del umbral son independientes, pero cinco políticos de la izquierda consultados por La Silla coinciden en que el tema de fondo es la supervivencia de los partidos minoritarios, incluyendo los suyos.

“Es necesaria la unidad -por la realidad política, por el umbral, por la supervivencia- pero no hay una ley que lo permita, así que todo lo que se diga es más emocional que viable. A todos nos interesa y nos motiva, pero está la barrera legal”, le dijo a La Silla Angélica Lozano, la concejal de Bogotá y una de las figuras más visibles de Progresistas. “Ese balón lo tienen en su campo el Gobierno y la Unidad Nacional. La pregunta es para ellos, la pregunta es si definitivamente quieren enterrar a la diferencia y la disidencia en política”.

El dilema del umbral
El viernes pasado el senador Carlos Baena, del Mira, demandó el nuevo umbral por juzgar que vulnera la pluralidad política. Foto: Juan Pablo Pino
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Ayer el Congreso aprobó el proyecto de ley del representante Jaime Buenahora (La U), que le da una segunda curul a los colombianos en el exterior y elimina la de las minorías políticas.
Antonio Navarro Wolff, el líder de Progresistas y uno de los impulsores de la idea de la tercería en las presidenciales, ha sido uno de los críticos más vocales del actual panorama político para las minorías. Foto: Juan Pablo Pino

Con el aumento del umbral del 2 al 3 por ciento de los votos válidos para Senado o Cámara, el número de votantes que se necesitan para tener una bancada en el Congreso el próximo año y guardar la personería jurídica subió a cerca de 450 mil.

Esta situación tiene, como contó La Silla, en vilo a partidos como el Polo, Cambio Radical, el Verde, Progresistas, el MIRA, el PIN y la ASI, que ahora tendrán que sumar casi el doble en las últimas elecciones. Y la posibilidad de que un ‘efecto Uribe’ atraiga más nuevos votantes aumenta esa preocupación pues podría elevar aún más el umbral.

Ahora ni siquiera podrán optar a la curul de minorías políticas, que fue suprimida ayer -según la propuesta del representante Jaime Buenahora- en favor de una segunda curul para los colombianos en el exterior. Esta curul estaba vacante porque sus condiciones eran bastante restringidas.

“Es muy importante que se le dé más representación a los colombianos afuera, pero no puede ser a costa de la pluralidad y la diversidad. Nos están cerrando puerta tras puerta y estamos cada vez más cerca de salir del escenario político”, le dijo a La Silla Gloria Inés Ramírez, quien es senadora del Polo, dirigente del Partido Comunista y cercana a Marcha Patriótica.

Ella, así como otros dos congresistas, hicieron énfasis en el hecho de que cuatro ministros -incluyendo a Fernando Carrillo, cuya cartera vela por las minorías- estuvieron en el Congreso y no dijeron nada sobre las minorías.

El problema es que todas las alternativas que han pensado las minorías políticas se han caído, a su juicio, por falta de apoyo de la Unidad Nacional y del Gobierno.

Desde enero se habían venido reuniendo partidos como el Polo, el Verde y Progresistas, movimientos políticos como Pido la Palabra y organizaciones de la sociedad civil como la Misión de Observación Electoral (MOE), Plural, Viva la Ciudadanía y Foro por Colombia para explorar alternativas. Ninguna de sus ideas -las listas en coalición al Congreso y reglamentar la escisión, fusión y disolución de partidos- tuvo acogida en la Unidad Nacional ni fueron incluidas en la agenda del Congreso esta legislatura, prácticamente sellando su suerte.

Y la tercería, que diferentes sectores políticos y sociales han venido explorando como una posibilidad para las presidenciales, no sirve para el Congreso.

Esto ha llevado a las minorías a buscar otro tipo de tácticas para obligar al Gobierno a pronunciarse sobre un tema que han discutido con personas como el Ministro de Interior Fernando Carrillo pero que no ha tenido ningún efecto concreto.

El viernes pasado el senador Carlos Baena del Mira demandó el umbral por juzgar que va en contra del pluralismo y la apertura de la democracia. Y Clara López anunció ayer, en su regreso a la actividad pública tras un mes de incapacidad médica, que su partido apoya la demanda.

Pero por ahora, la mejor carta parecería ser insistir en la contradicción de que el Santos esté negociando una eventual llegada de las Farc a la política y al mismo tiempo se niegue a discutir cómo salvar a las minorías políticas. Tanto la carta de Cepeda como la demanda de Baena les sirven para cuestionar hasta dónde está realmente comprometido el Gobierno con la apertura democrática.

“El Gobierno dice que no se pueden cambiar las reglas de juego electorales sobre la marcha, pero esa nueva curul termina beneficiando a la Unidad Nacional. Es la ley del embudo, se pueden cambiar las reglas para unos pero no para otros”, dice Gloria Inés Ramírez.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...