Dentro de dos semanas comenzará el proceso para elegir a la nueva Mesa Nacional de Víctimas, que se encarga de representar al universo de las víctimas en todo el país. Esta mesa, que tuvo casi un centenar de integrantes desde que comenzó la puesta en marcha del programa bandera del presidente Santos, ahora pasará a tener una organización totalmente diferente. El mayor cambio es que sólo habrá unas 40 personas representando a todas las víctimas del país y que la mitad tendrán que ser mujeres.

Dentro de dos semanas comenzará el proceso para elegir a la nueva Mesa Nacional de Víctimas, que se encarga de representar al universo de las víctimas en todo el país. Esta mesa, que tuvo casi un centenar de integrantes desde que comenzó la puesta en marcha del programa bandera del presidente Santos, ahora pasará a tener una organización totalmente diferente. El mayor cambio es que sólo habrá unas 40 personas representando a todas las víctimas del país y que tendrá que haber un mínimo de mujeres escogidas.

Estos dos cambios quedaron consignados en el protocolo de participación, un documento que -como contó La Silla- el Gobierno y las víctimas han venido discutiendo desde hace varios meses y que fue finalmente aprobado hace dos semanas por la Unidad de Víctimas. Y que, a partir de ahora, define cómo participarán las víctimas en los ocho años que le queda de vigencia a la ley que busca repararlos por los daños que les ocasionó el conflicto. Pero que hasta ahora no sido muy visibilizado.

El principal problema es que la anterior mesa nacional de víctimas era un grupo tan grande que era difícil de coordinar y de trabajar. Entre sus 103 miembros había 33 líderes de víctimas nacionales (uno por cada departamento), 33 representantes de organizaciones defensoras de las víctimas, 15 representantes de los desplazados, 10 representantes de los diferentes hechos victimizantes que reconoce la ley y otros tantos de minorías étnicas.

Y a pesar de su tamaño, no era suficientemente representativo: no había, por ejemplo, líderes que representaran a las víctimas Lgbti o a los adultos mayores.

Ahora la mesa tendrá un número mucho más pequeño, pero reflejará mejor el universo de las víctimas. Habrá dos representantes por hechos victimizantes contra la vida (como homicidios o secuestros), dos por hechos contra la integridad física (como minas antipersonal), dos por violencia sexual, dos por la población Lgbti, dos por los discapacitados, dos afrocolombianos, dos indígenas, dos Rrom, dos por los adultos mayores, dos por los niños y adolescentes, dos por las mujeres y diez por los desplazados.

En muchas de estas categorías, la mitad deberán ser -por obligación- mujeres. Y en caso de que algún departamento no esté representado en éstas, se sumará un líder de allí. El número será entonces variable pero rondará entre 40 y 45 personas.

Es decir, la mesa ahora sí será un pequeño microcosmos de las cerca de 5 millones de víctimas que tiene Colombia.