La mezcla de estructura y espontaneidad con la que Petro conquistó el Caribe

La mezcla de estructura y espontaneidad con la que Petro conquistó el Caribe
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El sábado, con el sol a pleno, alrededor de 30 mil petristas llegaron al cierre de campaña de Gustavo Petro en Barranquilla. Se agitaban las ya tradicionales banderas del Partido Comunista, de las distintas corrientes de la Colombia Humana, de los sindicatos de maestros. Pero también estaban presentes las banderas de Dolcey Torres, el congresista liberal electo de una casa política tradicional de Puerto Colombia y que llegó al petrismo oficialmente hace semanas.

La imagen de los asistentes al evento fue reflejo de lo que ha sido la campaña del petrismo en el Caribe: una mezcla de petristas espontáneos, movimientos de izquierda que se han organizado mejor y estructuras de políticos tradicionales. En la noche cuando Petro se subió a la tarima, otra vez en forma de P, se confirmó el éxito del evento pues el par vial de la carrera 50 estaba repleto.

Si las elecciones fueran en el Caribe, Petro, según varias mediciones, ganaría en primera vuelta. Una fortaleza notable en una región donde la política del voto amarrado y los clanes tradicionales predominan. Un logro de una estrategia que combinó una diversidad de métodos y alianzas.

En Barranquilla, la diversidad política se notó en los que rodeaban a Petro en la tarima. Estaba su hijo y diputado del Atlántico Nicolás Petro y el senador electo Pedro Flórez, que venía del sector privado sin militancia política, pero se metió en la lista del Pacto porque el senador Armando Benedetti le cedió el cupo y es visto como parte del clan Torres de Puerto Colombia, aunque él lo niega.

Al lado de Petro también estaba el representante electo y actor Agmeth Escaf, que antes de llegar al petrismo tampoco tenía trayectoria política, pero sí buenas relaciones con Christian Daes, un empresario y megacontratista de Barranquilla en la era Char con el que Petro tuvo acercamientos.

La tarima la completaba el representante liberal Dolcey Torres, el pastor cristiano y excandidato presidencial Alfredo Saade, el líder petrista local Orlando de la Hoz, el abogado petrista Miguel Ángel del Río y la senadora electa y defensora de derechos humanos Gloria Flórez.

La sofisticación de la campaña

Iván Vargas fue miembro del M-19, tiene 52 años y en su foto de perfil de Whatsapp aparece con una camisa y una gorra de “Petro Presidente”. Vargas fue uno de los coordinadores de la campaña de Petro hace cuatro años en Barranquilla y recuerda que, en el cierre en la cancha Cevillar, la plata que mandaron de la campaña en Bogotá no alcanzó para la tarima y les tocó poner de su bolsillo.

“Fue una campaña con las uñas, con el sombrero en la mano pidiendo recursos”, dice Vargas, quien lidera un sector importante de la Colombia Humana en la ciudad.

Para esta campaña las cosas han cambiado, hay más recursos y están mejor organizados. En 2018 tenían una casa de sede de campaña y no la podían usar de forma permanente porque los dueños dormían en ella. En contraste, hoy tienen una sede en el reconocido barrio El Prado exclusiva para la campaña. Es más grande, tiene varias oficinas y aire acondicionado. La sede la gestionó el senador Armando Benedetti, que ha hecho su carrera política en partidos tradicionales.

Tampoco ha habido dificultades económicas para armar eventos de campaña, como el del sábado. Ese evento fue un trabajo articulado entre los líderes petristas locales, Nicolás Petro y el senador electo Pedro Flórez.

Como contamos, según fuentes de la campaña, para el primer gran evento de plaza pública de Petro en esta campaña, del 10 de septiembre de 2021, el empresario Euclides Torres y Pedro Flórez, aportaron la plata y la logística. Ellos lo niegan, pero su influencia en la campaña ha sido evidente desde entonces, pese a no venir del petrismo.

Para mejorar la organización de la campaña fue clave Armando Bendetti, quien estuvo liderando en el Caribe durante varios meses del 2021, y Nicolás Petro.

Según el diputado Petro, “Después del 2018, sabíamos que el 2022 tendríamos una oportunidad única alimentada por el pésimo gobierno de Duque. Eso nos permitió tener la motivación para remendar los errores del 2018”.

“Por ejemplo la organización, tener mínimamente una estructura. Concientizar a nuestras bases de la importancia de tener testigos electorales”, agrega. Actualmente hacen reuniones por sectores para capacitar a los testigos electorales y hay líderes zonales que coordinan todo el proceso.

Ese trabajo de vigilancia de testigos electorales del Pacto Histórico fue clave para detectar las inconsistencias en los resultados del preconteo en las elecciones legislativas, que no reportaron alrededor de 500 mil votos del Pacto por un error humano sistemático por el mal diseño del formulario E-14 que hizo la Registraduría. Ese trabajo tuvo la coordinación nacional de Álvaro Echeverry, ex secretario del partido de La U y mano derecha del senador Roy Barreras.

“Logísticamente hemos mejorado mucho, en campañas pasadas yo he sido testigo que hemos perdido posibilidades electorales porque no hemos tenido lo básico, que es la posibilidad de un refrigerio para un testigo, un vehículo para que la gente vote”, dice Máximo Noriega, líder petrista en Barranquilla.

Orlando de La Hoz, quien lidera el movimiento Juntos Llegamos, dice que en las legislativas mejoraron el trabajo de vigilancia con respecto al 2018 en el Atlántico, pero que en las presidenciales estará más cubierto por la llegada de grupos como el de Dolcey Torres.

“No alcanzamos a cubrir todas las mesas (en las legislativas), pero ahora sí vamos a cubrir todo o un 90 por ciento. ¿Por qué? porque llegó un movimiento nuevo, organizado, como el de Dolcey Torres, que los testigos de ellos van a servir para nosotros ahora”, dice de La Hoz.

A la par de ese ejercicio de testigos electorales, el abogado Miguel Ángel del Río fue designado por Petro para denunciar la compra de votos en el Caribe. Tiene un equipo de abogados voluntarios y ha puesto vallas con números telefónicos y correos para que la gente denuncie casos de fraude electoral. Esta semana denunció al excandidato conservador David Barguil y al representante de La U Erasmo Zuleta por corrupción al sufragante.

La articulación entre las distintas fuerzas del Pacto no ha estado alejada de pujas y peleas de poder interno, que en varias ocasiones se han hecho públicas. Asimismo, su diversidad y su forma de moverse distinta también es palpable en la plaza pública.

Espontáneos y maquinarias

A las 4:30 de la tarde, sudando por el calor, Fernanda Vidal esperaba la llegada de Gustavo Petro al evento en Barranquilla. Vidal tiene un negocio de comidas rápidas en Montería, pero cada vez que puede va a un evento de Petro, junto a sus amigos hace rifas y vende manillas para costearse los pasajes.

Tenía una camisa blanca de la Juventud Humana de Córdoba y estaba allí con otro grupo de amigos petristas. “Petro sabe cuales son los problemas que tenemos los jóvenes y adultos del país”, comentó.

A pocos metros de Vidal, había varios grupos con camisas rojas de “Dolcey Torres apoya a Petro”. Este grupo político tradicional movilizó a cientos de personas en buses para ayudar a llenar el evento de Petro.

Uno de los asistentes dijo que vino de Ponedera por el concejal Libanés Arteta, del partido de La U y aliado del clan Torres. “Voy a votar por Petro, pero vine porque tengo un compromiso con él por mi empleo”, dijo. 

La mayoría de la gente que tenía las camisas rojas de los Torres, venía de Puerto Colombia, se trasladaron en los buses amarillos de ese municipio, que estaban parqueados a pocas cuadras de la tarima. 

La mezcla de estructura y espontaneidad con la que Petro conquistó el Caribe
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“Nos pidieron el favor de venir”, nos dijo otro asistente que estaba bajo una carpa para cubrirse del sol. Él estaba en el grupo del concejal de Puerto Plinio Cedeño, de Cambio Radical

Pero la gente que venía de los municipios del Atlántico no era solo de los Torres, sino que había muchos petristas de base que hicieron malabares para movilizar gente. Raúl Goenaga de Baranoa tenía un maletín lleno de bolsas de agua de panela que regalaba a la gente que movilizó.

“Tengo más de 20 años en el petrismo y ya me he gastado todo mi sueldo en esta campaña”, dijo Goenaga entre orgulloso y preocupado. Una de las personas que movilizó Goenaga fue Cenit Altamar, de 73 años, que soñaba “él tiene que ser presidente para ayudar a nuestros pelados a ir a la universidad”.

También llevaron gente personas que tienen mayor fuerza política, como el concejal del Polo Antonio Bohórquez. Asimismo, las distintas corrientes de la Colombia Humana en Barranquilla, lideradas por petrista de vieja data como Máximo Noriega, Iván Vargas y Javier Felizzola.

En el Pacto en Barranquilla hay más de nueve movimientos y partidos políticos que tienen voceros. Y esa confluencia de fuerzas distintas, también ha generado tensiones internas.

La más evidente fue la de Miguel Ángel del Río y Agmeth Escaf para quedarse con la cabeza de lista a la Cámara del Pacto en el Atlántico. En ese entonces, en diciembre, las fuerzas políticas locales se dividieron y del Río y Escaf se lanzaron dardos en redes y en medios de comunicación. En la campaña en Bogotá terminaron eligiendo a Escaf y del Río renunció a su aspiración.

De hecho, el propio Nicolás Petro reconoce la dificultad de esa articulación: “Es complejo porque cada movimiento tiene su visión de campaña. Y dentro de cada movimiento algunos personajes ya están pensando en el 2023”.

Pero hoy todos los partidos y movimientos están concentrados en la campaña de Petro presidente. Si logran su objetivo, con un petrismo fuerte en Barranquilla se avecina una puja del tutifruti de fuerzas locales que hoy están unidas. 

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