Cuando este sábado se instale el Congreso para su última legislatura, su presidente Juan Fernando Cristo habrá llegado también al último escalón de su carrera política como parlamentario. Dependiendo de cómo le vaya, Cristo se convertirá en un protagonista de primera línea en un eventual segundo gobierno de Santos.

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Este año será la instalación del último año de este Congreso.  Su mayor reto, si avanza el proceso de paz, es sacar la ley estatutaria del Marco para la Paz. Foto: Juan Pablo Pino

Cuando este sábado se instale el Congreso para su última legislatura, su presidente Juan Fernando Cristo habrá llegado también al último escalón de su carrera política como parlamentario. Dependiendo de cómo le vaya, Cristo se convertirá en un protagonista de primera línea en un eventual segundo gobierno de Santos.

Cristo llega a la presidencia de la Corporación con una meta clara y es contribuir a sacar adelante la reelección de Santos, para lo cual necesita preservar la Unidad Nacional no solo como una coalición legislativa sino como una coalición política.

Será un reto grande. Cristo asume la presidencia del Congreso cuando esta institución está gravemente desprestigiada. Según la última Gallup, tiene un 64 por ciento de desfavorabilidad, tan baja como cuando Andrés Pastrana propuso revocarlo a principios del 2000; el Gobierno, por su parte, enfrenta serias dificultades de gobernabilidad con agitaciones y paros en medio país y sin una estrategia clara para enfrentarlos y mucho menos un vocero; y para completar, la Unidad Nacional está fracturada.

El Partido Verde ha dicho que ve con buenos ojos una consulta interna para ir con candidato propio a la Presidencia y están trabajando en una posible tercería con Progresistas. El presidente del Partido Conservador ha dicho que los azules deberían llevar su propio aspirante y está en coqueteos con el expresidente Uribe. Cambio Radical –sin Germán Vargas arrastrando la lista- está a punto de perder su personería jurídica. Y el Partido de la U está tratando de ubicarse en el nuevo escenario.  Es decir, la Unidad Nacional está todo menos unida –por lo menos de dientes para afuera- alrededor de la segunda candidatura del presidente Santos.

“Hay que preservar la Unidad Nacional e impedir que haya una sola deserción”, dijo Cristo a La Silla.  “Dependerá de lo que haga el Gobierno”.

¿Qué podría hacer el gobierno cuando ya no le quedan muchos puestos por repartir y se viene la Ley de Garantías? Según Cristo, puede ejecutar todo el presupuesto que no ha ejecutado y puede acompañar a los partidos en lo regional. Puede hacer política, y en eso Cristo le puede ayudar mucho porque si algo es el nuevo presidente del Congreso es un político profesional.

¿Y quién es Cristo?
Juan Fernando Cristo ha vivido en el mundo político toda su vida. Pero en los últimos años pasó de ser un típico político tradicional a uno de opinión, después de que respaldó la Ley de Víctimas.

Foto: Juan Pablo Pino

Las declaciones de Clara López, presidenta del Polo, en el sentido de que no apoyaban una eventual ley para permitir las listas de coalición al Congreso dificultaron la posibilidad de que el Partido Liberal apoye al presidente del Congreso en esta iniciativa.

Foto: Juan Pablo Pino

Cristo está jugado por el proceso de paz y su prioridad será mantener unida la Unidad Nacional más allá de una coalición legislativa.

Foto: Ramón Espinosa – AP

Juan Fernando Cristo es un abogado cucuteño de 49 años, egresado de la Universidad de los Andes, que se hizo como político bajo el ala de Ernesto Samper. Fue su secretario privado en el Ministerio de Desarrollo Económico de Gaviria, fue su Consejero Presidencial para las Comunicaciones durante todo el proceso 8.000 y luego fue embajador suyo en Atenas.

En 1997, su papá Julio Cristo Sahium fue asesinado por el ELN y Cristo se devolvió para heredar la curul de quien había sido hasta entonces el gran cacique electoral liberal en Norte de Santander.

Cristo comenzó a destacarse en el Congreso en el gobierno de Uribe, cuando en la sequía burocrática de los rojos, se dedicó a hacerle debates de control político por las ‘chuzadas’, Agro Ingreso Seguro, las zonas francas de Mosquera de Tomás y Jerónimo y la ley de Justicia y Paz.

Aunque Cristo nunca se había concebido a sí mismo como una víctima de la violencia, la llamada de Diana Sofía Giraldo, la decana de periodismo de la Universidad Sergio Arboleda invitandolo a asumir la vocería de las víctimas para que no solo los victimarios tuvieran su silla en el Congreso, lo hizo dar un vuelco en su perfil. 

Para 2010, cuando llegó por cuarta vez al Senado con un poco más de 40 mil votos, Cristo había pasado de ser un político tradicional a convertirse en uno de opinión y además, en un aliado clave del presidente Santos, a quien tampoco había apoyado durante la campaña.

Durante este gobierno, Cristo, junto con el representante liberal Guillermo Rivera, se convirtió en el principal abanderado de la Ley de Víctimas y en el padrino político de la Unidad de Víctimas.

Cabalgando sobre el prestigio de haber impulsado la ley estrella del Gobierno y apalancado en sus buenas relaciones con los medios, este senador liberal se convirtió en el candidato obvio de los rojos para presidir el Senado.

Sus dilemas

Hay dos leyes complicadas esta legislatura, que son la ley ordinaria de Salud y la de Educación. La de salud porque enfrentará el duro lobby de las Eps, y la de Educación porque tiene del otro lado la propuesta de la Mane, que ya demostró su capacidad de movilización social para presionar al Gobierno. Si el proceso de paz avanza lo suficiente para llegar al Congreso en los próximos meses, sacar adelante la ley estatutaria del Marco para la Paz será la prioridad número uno de Cristo.

Pero si no se discute esa ley este semestre, fuera del reto que supondrá para Cristo lidiar con el ausentismo del Congreso en época preelectoral, la verdera labor del nuevo presidente del Senado será la mecánica electoral con miras al 2014.

En este campo su dilema será si juega con las reglas electorales de hoy, las cuales terminarían ayudando sobre todo a su partido, el Liberal, que se ha visto burocráticamente fortalecido por su lealtad al Presidente. O si cumple su promesa de ayudarle a los partidos minoritarios sacando adelante una ley que permita llevar listas de coalición para Congreso.

Cristo confirmó a La Silla que él insistirá en sacar adelante este proyecto, que considera importante para la democracia. De hecho, está pendiente una reunión con el Ministro del Interior, con Alfonso Prada, del Partido Verde, y con Iván Cepeda, que está impulsando una coalición amplia de izquierda, para discutir este proyecto, del cual ya hay un borrador.

Sin embargo, La Silla confirmó que por el lado del Partido Liberal –que sería el aliado obvio de Cristo en la Unidad Nacional- la iniciativa cuenta con muy poco ambiente.

 “Es muy complicado apoyar una ley para las minorías de oposición cuando el partido de oposición dice que no lo quiere”, dijo uno de los congresistas a La Silla haciendo referencia a la declaración de la presidenta del Polo Clara López de que no apoyan este proyecto de coalición.

El Polo le dio la excusa perfecta para no apoyar esta ley a un partido como el Liberal, que ya tiene solicitudes de miembros de partidos minoritarios pidiendo pista de aterrizaje en los rojos. Y que no quiere correr el riesgo de que una vez presentado el proyecto de Cristo –así sea exclusivamente para los minoritarios- le metan un mico en el Congreso y termine ayudando a los conservadores a unirse con el Centro Democrático de Uribe. Y que, además, dado que permitiría que Cambio Radical se les ‘acolinche’ terminaría subiendo el costo de cada curul.

Por otro lado, en las bancadas azules y de la U hay bastante prevención sobre la llegada de Cristo a la presidencia del Congreso porque consideran que con él en este cargo y la cercanía natural entre los rojos y el presidente Santos, los liberales terminarán siendo privilegiados por el gobierno en las elecciones de 2014.  “Una visita del presidente del Congreso a las regiones mueve cosas”, dijo un representante.

Cristo ha hecho saber desde ya que éste será su último año en el Congreso. Pero como en fila para heredar sus votos están su hermano Andrés y su aliado político en la ley de víctimas Guillermo Rivera, eso no representa suficiente garantía para los otros partidos.

Por eso, Cristo ha sido claro que más que trabajarle a los liberales le trabajará a reforzar la Unidad Nacional, coalición que sería indispensable para sacar adelante las reformas que se están pactando en la Habana y la segunda presidencia de Santos.

Si logra mantener esa coalición pegada, en un escenario pos-conflicto, Cristo sería un jugador de primera línea en un segundo gobierno santista. Ya ha comenzado a sonar como su eventual fórmula vicepresidencial –algo que Cristo ha desmentido-. Pero seguramente habrá otras ofertas.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...