Santos anunció la salida de Vargas Lleras y de Mesa del gobierno, su intención de reelegir sus políticas y la conformación de un equipo para esa reelección en la Fundación Buen Gobierno. 

Foto cortesía Juan Pablo Bello – SIG

Esta mañana, una semana antes de que se venza el plazo para las renuncias de quienes deseen aspirar a la Presidencia, Juan Manuel Santos informó que aceptó la renuncia del ministro Germán Vargas Lleras y del Alto Consejero Juan Mesa, y anunció que busca la campaña por la reelección de sus políticas. Al hacerlo, mostró que su énfasis va a pasar de hacer (o tratar de hacer) un buen gobierno, a asegurar la reelección a través de un equipo esencialmente político que estará en su Fundación Buen Gobierno.

Dos de las personas más cercanas a Santos, Juan Mesa y Gabriel Silva, van a dedicarse a la campaña de reelección. No en vano, en nuestro ránking de los más poderosos en la Casa de Nariño, consultado con personas que conocen el tejemaneje de Presidencia, quedaron primero y tercero.

La estrategia del gobierno es ir pasando figuras claves a la Fundación Buen Gobierno, la entidad que fue su plataforma política desde 1994 hasta que se fue a Palacio con la elección de Santos, funcionando como un think tank que ayudó con muchos insumos al plan de este gobierno pero sobre todo como una plataforma de presentación para hacer política.

Juan Mesa es el hombre más poderosos de Palacio, y ahora se va a dirigir la Fundación Buen Gobierno. Desde ahí va a estar a cargo de la campaña reeleccionista.

Foto: Juan Carlos Sierra – Revista Semana

Juan Manuel Santos no ha anunciado si será él quien vaya por la reelección o no.

Foto: Juan Pablo Pino

Ya se habían visto algunas señales. En marzo Santos anunció que Juan Felipe Muñoz, su anterior Consejero para las Comunicaciones, se iba a Buen Gobierno. En abril el anuncio fue el del general Óscar Naranjo. Ahora aclaró que la junta directiva será presidida por Vargas Lleras y también llegarán Silva, María Emma Mejía y Juan José Echavarría, ex codirector del Banco de la República.

Esos nombramientos tienen varias lecturas. Con la entrada de Vargas Lleras y Naranjo, Santos atornilla a su lado a las dos figuras que, según las encuestas, podrían competir con él en su reelección y le termina de quitar al uribismo la posibilidad, cada vez más remota, de lanzar a Naranjo. La Silla supo que, además, varias personas cercanas a Santos le han sugerido que busque llevar al cacique conservador Luis Alfredo Ramos al gobierno como ministro, una movida que, de lograrse, golpearía al uribismo. Es decir, repite su estrategia de hace tres años, de llevar a sus rivales para gobernar con ellos y no contra ellos.

Una sorpresa es el nombramiento de Maria Emma Mejía, quien estaba en la lista sin concretar de la tercería que lidera Antonio Navarro. Sin embargo, Santos la ayudó a ser Secretaria General de la Unasur y tiene experiencia en llegarle a los empresarios y a otros sectores políticos. Además, dada su trayectoria, en el futuro podría ser un buen reemplazo para María Ángela Holguín, quien ha sufrido un gran desgaste por el fallo de La Haya, en el segundo Gobierno.

Pero quizás la movida más clave -aparte de la obvia de Vargas Lleras- es la salida de Juan Mesa de la Secretaría General de Presidencia.

El efecto Mesa

La salida de Juan Mesa de Palacio tiene varios efectos. El primero, darle una mayor libertad para hacerle las vueltas tras bambalinas a Santos sin las ataduras de ser funcionario público, especialmente ahora que la reelección es una realidad y seguramente los órganos de control, la oposición y la sociedad civil van a mirar con lupa todas las movidas de Palacio.

Eso tiene especial importancia en el caso de Mesa, quien en la oposición es señalado de ser el que le hace ‘las vueltas non santas’ al Presidente. Por ejemplo, se rumora que fue él quien acordó con el representante Augusto Posada el polémico artículo que presuntamente afectaría la parodia o que fue clave en las movidas para golpear a Alexandra Falla de la Autoridad Nacional de Televisión por una demanda contra la silla del Ministerio de TIC en la Antv, a través de W Radio, justo durante la preparación de la licitación del Tercer Canal.

Mesa es quien ha manejado la relación a alto nivel con los medios, no sólo porque los conoce desde adentro -ocupó varios altos cargos directivos en Caracol Radio- sino porque tiene contactos personales, como ser el hermano de la gerente de Semana y el yerno de Hernán Peláez, director de La Luciérnaga, y muy cercano a Julio Sánchez, en la W. También es cercano a políticos por haber sido Secretario Privado y Alto Consejero de Comunicaciones en el gobierno Samper, y a grandes empresarios. Todas esas relaciones las puede manejar más fácil sin estar en el Gobierno. Por ejemplo, la semana pasada, él estuvo reunido en Salinas con un grupo de empresarios extranjeros interesados en los puertos.

Mesa, además, estaba desgastado y estaba pensando en irse desde fines del año pasado. Ha tenido roces con varios políticos, que lo señalan como responsable de fisuras en la Unidad Nacional porque, por ejemplo, le ha ofrecido el mismo puesto a dos políticos o a dos partidos, promesas que evidentemente no habría podido cumplir. Ese es el caso, por ejemplo, del Icbf -que hoy sigue sin director en propiedad-, del Findeter o el Ministerio de Vivienda, que ahora es codiciado por Cambio Radical y por La U.

Además, también ha tenido dificultades con los ministros, que sienten que era más una muralla que un puente entre ellos y Santos. A varios les molestaba, además, que dada la multiplicidad de funciones de Mesa, estaba desbordado y tenía problemas para sacar adelante decisiones operativas de Presidencia, en contraste con la eficiencia de Juan Carlos Pinzón cuando tenía ese cargo.

Por último, Mesa se va a cuidar a Vargas Lleras. Los dos tienen sintonía política: Mesa es más samperista que gavirista y el liberalismo, que está bajo la influencia de Gaviria, tiene malas relaciones con Vargas. Y aunque Vargas queda formalmente como la cabeza de la campaña, como presidente de la junta directiva de Buen Gobierno (un cargo que siempre ocupó el mismo Santos), Mesa es quien tendrá el control operativo.

Como le dijo a La Silla un conocedor de la estrategia del Gobierno, “Vargas Lleras es como Messi, toca marcarlo doble”. Y Gabriel Silva y Juan Mesa son los indicados para hacerlo, tanto porque Vargas puede terminar siendo el candidato de Santos como porque podría terminar volteándosele como le pasó a Uribe con el mismo Santos.

Sigue el Plan B
Germán Vargas quedó alineado con Santos, lo que le da más fuerza a la reelección.

Foto: Juan Pablo Pino

Gabriel Silva es una de las personas de más confianza de Santos, y tendrá un papel clave en la reelección.

Foto: Juan Pablo Pino

Óscar Naranjo suma otra función: además de negociador en La Habana y asesor de Enrique Peña Nieto en México, estará en la junta directiva de Buen Gobierno.

Aunque el anuncio de hoy alinea definitivamente a Vargas y Santos, no por eso desaparece su Plan B. Vargas no dejará de tener protagonismo, pues queda a la cabeza de la reelección y aunque las casas las entregue otro ministro en los meses que se vienen, se encargó de ir a todos los municipios y de imprimirle su sello a ese programa.

Como contó La Silla, la decisión sobre la salida del ministro más protagónico del gabinete tenía tanto a Santos como a Vargas en una encrucijada: el gobierno sin Vargas pierde al ministro con mayor capacidad política y operativa y al ministro le serviría a futuro seguir entregando casas, pero para Santos dejar ir a su ministro estrella es abrirle la puerta a tener un contendor que sí le podría ganar.

La decisión que anunció hoy deja abierta la puerta a que el candidato del santismo sea Vargas Lleras. “Sí deseo, clara y firmemente, que las políticas que hemos promovido, continúen más allá del 7 de agosto de 2014”, dijo. “No tomaré ninguna decisión formal sobre mi futuro sino hasta la fecha indicada en la Ley 996 de 2005, es decir, seis meses antes de las próximas elecciones presidenciales. Solo entonces será oportuno comunicar de manera escrita y solemne la determinación que finalmente adopte”

Ese cuidado de Santos en anunciar que sí hay campaña por la reelección pero no es él necesariamente el candidato, puede obedecer en parte a no cerrarle las puertas a Vargas. Como en el Gobierno hay preocupación por la imagen de Santos y por el resultado de la negociación con las Farc, existe un escenario real para que el candidato sea el hasta hoy ministro.

Pero también podría ser una decisión que permite que Santos dejar ir a Vargas del gobierno sin que cause mucho impacto y se vea como que le quedó el rival por fuera, y que sencillamente no anunció su decisión de reelegirse porque eso reduce la gobernabilidad y podría afectar las negociaciones de La Habana.

En todo caso, a corto plazo el futuro político de Santos y el de Vargas Lleras están amarrados. Para Vargas una cosa era haber sido ministro de Santos en representación de Cambio Radical, sin meterse en la defensa del proceso de La Habana. Y otra es subirse a la reelección del santismo como cabeza de la Fundación Buen Gobierno, lo que seguramente lo pondrá a hablar de todas las políticas de Santos.

Para Vargas Lleras, esa decisión tiene el riesgo de que queda sujeto a la decisión de Santos para ser candidato el próximo año o en 2018. Pero también le evita el riesgo de terminar derrotado por Santos (que tendrá toda la  presencia y la maquinaria de un presidente que busca la reelección) y lo deja de primero en la línea de sucesión.

Incluso si termina siendo candidato en 2014, Vargas Lleras se la jugó por defender el Gobierno de Santos. Y Santos ya decidió no solo alinear a su ministro estrella, sino pasar su artillería política del Gobierno a la campaña.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.