La Segunda Marquetalia, la disidencia que fundaron “Iván Márquez” y el, presuntamente, asesinado “Jesús Santrich”, ha estado en la mira del Gobierno de Iván Duque y ocupado titulares en los principales medios del país desde su fundación en 2019. Es el único grupo al que el Gobierno le ha puesto un apodo, la “Narcotalia”, como la ha llamado Duque.

La Fundación Ideas para la Paz (FIP) sacó hoy un informe en donde analiza en detalle la estructura de esta organización criminal, su ideología, su relación con Venezuela, sus fortalezas y las dificultades que ha tenido para consolidarse a nivel nacional.

El informe fue elaborado a partir de una “revisión extensa de los comunicados, discursos y documentos de la Segunda Marquetalia, medios de prensa, literatura especializada, reuniones con expertos, así como insumos del monitoreo regional y el trabajo de campo en distintas regiones del país”.

Lejos de tener el poder de las Farc

Aunque la Segunda Marquetalia tiene la capacidad de convertirse en un actor armado fuerte, todavía es una estructura menos poderosa que el ELN y la disidencia de “Gentil Duarte”. 

Por eso, frente a voces que han señalado la influencia del grupo como instigador del paro, la FIP afirma que “es un error interpretar este momento como producto de una gran conspiración de la cual también haría parte la Segunda Marquetalia, sobredimensionando su capacidad de influencia y gestión”.

Según la FIP, se trata de un grupo que ha tenido varias dificultades para consolidarse. La principal de ellas es que “Márquez” y sus demás comandantes están en plan de refundar la guerrilla de las Farc “de arriba hacia abajo”. Lo que aspiraron a hacer fue retomar la línea de mando que había en las Farc e incorporar a las otras disidencias, pero esto no sucedió. La razón es que, desde la firma del Acuerdo, los mandos medios que no se desmovilizaron han ido ganando poder y autonomía y tienen “pocos incentivos para integrarse a una organización vertical”.

Este es el caso de Gentil Duarte. Era un mando medio en las Farc, y ahora lidera la disidencia más poderosa del país que se rehusó a someterse a las órdenes de “Márquez”.

La FIP también explica esta dificultad de refundar las Farc en el hecho de que las dinámicas del conflicto cambiaron tras la firma del Acuerdo. Ahora la guerra está atomizada en varias regiones y cada una de ellas tiene dinámicas diferentes.

Por eso, el éxito de esta disidencia dependerá “de la conformación de una estructura descentralizada y con márgenes de autonomía, adaptada a las distintas condiciones locales, las respuestas del Estado y los cambios al otro lado de la frontera”.

Mando y control menos unificado   

La Segunda Marquetalia ha buscado reconstruir la estructura de las Farc, pero ha hecho cambios en el camino. Si bien persiste la estructura jerárquica, su estructura de mando está concentrada, en su mayoría, en Venezuela. Por eso, sus líderes han tenido que darle más poder a los frentes que funcionan en regiones apartadas, sobre todo dentro de Colombia. 

El grupo tiene una Dirección Nacional, donde están “Iván Márquez”, “El Paisa”, “Romaña” y otros  nueve. Y por otro lado, tiene una Dirección Intermedia, que comunica a las organizaciones regionales con los principales comandantes. 

Eso lo demuestra que, por ejemplo, aunque todos los frentes que componen la Segunda Marquetalia busquen controlar las rutas del narcotráfico, los ubicados en la zona fronteriza tienen funcionamientos distintos a los del centro del país. Los primeros están más preocupados por controlar las rutas de la droga hacia Venezuela, Perú y Brasil. Los del centro buscan control territorial en el área urbana y rural, en su competencia con otros grupos ilegales, como el Clan del Golfo o las disidencias de Gentil Duarte y Mordisco.

Para propiciar la expansión territorial, los cabecillas tuvieron que aprovecharse de los mandos medios de las Farc, que tuvieron influencia en varias regiones. Ellos son quienes conocen las dinámicas de reclutamiento en los municipios, saben establecer conexiones con sus habitantes y conocen las dinámicas regionales del conflicto. 

Mezcla de veteranos y combatientes nuevos 

Entre agosto y noviembre del año pasado la Defensoría del Pueblo emitió dos alertas tempranas –una en Caldono, Cauca y otra en Tibú, Norte de Santander– en las que advierte sobre la presencia de disidencias adscritas a la Segunda Marquetalia. En ambas señala que una de las principales prácticas utilizadas por las disidencias para expandirse es el reclutamiento forzado, un delito de lesa humanidad. A los menores de edad, en especial a las mujeres, las invitan a fiestas, reuniones o grupos virtuales con las que los integrantes de los grupos armados buscan contactarlas. 

Eso explica que, aunque los mandos altos e intermedios de las disidencias son excomandantes de las Farc, el grueso de los combatientes de esos grupos armados son personas nuevas. La mayoría, según el informe de la FIP, tienen “poco entrenamiento y adoctrinamiento político”. 

Otros puntos importantes son el poder que tienen los grupos armados en ciertas regiones, la capacidad de llenar los vacíos institucionales y las economías regionales basadas en la droga. 

Es decir, en lugares donde escasean las oportunidades de estudio para los niños y niñas, y donde la oferta laboral se reduce casi exclusivamente a trabajar en la cadena de producción de la droga, los grupos armados se convierten en una posibilidad. Según el informe, “en esto tiene un papel central el Estado, ya que sus acciones pueden impactarlos y causar divisiones, pero también generar las condiciones para la cooperación y aumentar la cohesión frente a un enemigo común”.

Son narcos, con un mito fundacional político

El Gobierno de Iván Duque les ha negado un componente político y los ha reducido a una banda de narcotraficantes, de ahí lo de “la Segunda Narcotalia”. Y, en efecto, tienen relaciones comerciales con carteles de cocaína en otros países como el Cartel Jalisco Nueva Generación (México), el Primeiro Comando da Capital (Brasil) y el Cartel de los Soles (Venezuela). 

Por otro lado, tiene una narrativa política distintiva, adornada de prolíficos comunicados y “muy activa en la generación de un discurso”. 

Su origen se remonta a divisiones internas en las Farc que datan desde la época del proceso de paz sobre aspectos clave como la dejación de armas y el “abandono de los principios marxistas-leninistas” cuando la guerrilla se convirtió en partido político. Estas peleas internas no solo han llevado al alzamiento armado de “Márquez” y “Santrich”, sino que también han fracturado a los excombatientes que siguen firmes con su reincorporación.

La última de ellas fue la de los senadores Victoria Sandino y Benkos Biohó, que pelearon con las directivas del hoy partido Comunes y, por eso, no repetirán curul en el próximo periodo.

Por otro lado, la Segunda Marquetalia fue creada por ex negociadores del Acuerdo de La Habana, ex congresistas de la República, que denunciaron incumplimientos por parte del Estado. De ahí que, como objetivo estratégico, proponen “nuevo Acuerdo de Paz, con todos los actores del conflicto, en el marco de una constituyente y un Gobierno transitorio que surja de la unión de todos los sectores populares”.

Su carácter político también es visible en su intención de volverse un actor importante en las comunidades de las zonas en las que opera. Así lo explica la FIP:

“La dimensión ‘política’ continúa teniendo importancia, no solo reflejada en el discurso, sino en la pretensión de obtener y acumular poder, influir en el proceso de construcción estatal, establecer relaciones con las poblaciones, interferir o mediar en conflictos intracomunitarios o, en todo caso, sacar provecho de la debilidad institucional”.

Venezuela es un santuario, pero inestable

Venezuela ha sido el centro de la Segunda Marquetalia y ha hecho las veces de fortín para quienes controlan los grupos armados que la componen. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, les dio la bienvenida a “Iván Márquez” y “Jesús Santrich” cuando anunciaron el rearme. Además, en territorio venezolano está la Dirección Nacional, hay una cantera de nuevos combatientes y en los municipios fronterizos se concentra parte importante de la coca que los financia. 

Además hay hechos que sugieren que las acciones militares de Venezuela favorecen el accionar de la Segunda Marquetalia. Por ejemplo, se han enfrentado a sus rivales, los Frentes 10 y 28, que son de la disidencia de “Gentil Duarte”.

Sin embargo, la muerte de Santrich reveló que ese fortín es débil y que allí los cabecillas también son susceptibles de un ataque. El ex congresista fue asesinado el 17 de mayo en territorio venezolano. Sobre su muerte, la FIP dice reitera el abanico aún sin resolver de hipótesis: “van desde una operación gestada por las Fuerzas Militares colombianas hasta mercenarios y una posible traición”.

Además, a finales del año pasado el Ejército venezolano tuvo enfrentamientos con la Segunda Marquetalia, los primeros desde su surgimiento en 2019. Sobre estos la FIP enumera tres hipótesis: que los militares venezolanos querían repeler la violencia en la zona fronteriza, que era un ajuste de cuentas entre miembros de la misma disidencia o que el Ejército venezolano no sabía a quién se enfrentaba. 

Las fortalezas: Venezuela, experiencia y recursos

Además de contar con Venezuela como refugio (aunque el informe de la FIP pone esto en duda luego del supuesto asesinato de “Santrich”), la Segunda Marquetalia tiene una serie de características que podrían convertirla en un actor armado con fuerza.

Por un lado, sus comandantes tienen una larga experiencia en la guerra y, como dice el informe citando al investigador Francisco Gutiérrez, “la guerra no la puede hacer cualquiera: se necesita tener la gente con las destrezas adecuadas”. “Iván Márquez”, por ejemplo, lleva más de 40 años combatiendo al Estado colombiano.

También son clave otros dirigentes como “El Paisa”, “Romaña” y “El Zarco” que “manejan relaciones con actores locales, conocen las demandas y formas de gestión de los conflictos, los nichos de reclutamiento y saben de dónde obtener y extraer recursos”. 

La FIP también explica que esta disidencia cuenta con recursos con los cuales puede crecer. En este punto, destaca la adición del Frente Acacio Medina bajo el mando de John 40, a quien InSight Crime describe como “uno de los más ricos y poderoso traficantes de drogas con hombres a su mando”. La unión de “Márquez” y “John 40”  ocurrió este año y le aseguró a la Segunda Marquetalia “un respaldo económico determinante para su empresa criminal”.

Estudié Literatura y Filosofía en la Universidad de Los Andes y de ahí salí a hacer la práctica en La Silla Vacía. Cubrí Bogotá, el Caribe y, ahora, política y Congreso. @jpperezburgos

Soy periodista de género en La Silla Vacía y coordino el área de La Silla Cursos. Estudié periodismo en la Universidad de Antioquia en Medellín. Trabajé como investigadora en Hacemos Memoria y en el equipo que está construyendo la política de equidad de género de la Universidad de Antioquia....