El domingo 13 de marzo se cierra la primera vuelta de la campaña política del 2022. Lo que ha sucedido en los últimos meses muestra hechos inéditos, sorpresas y tendencias que se han acentuado. Esta es la lista de las 10 más importantes hasta ahora.
Las 10 cosas que han marcado la campaña del 2022
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Las consultas presidenciales le quitaron brillo al Congreso, pero le dieron poder
Las consultas quedaron instauradas como una primera vuelta en una carrera presidencial que pasó a ser de tres rondas. Y al votarse el mismo día de las elecciones legislativas, la política presidencial opacó el debate público alrededor de las listas al Congreso y sus candidatos.
Paradójicamente, aunque les quitó brillo les dio poder a los congresistas. Los senadores y representantes a la Cámara hicieron alianzas con candidatos presidenciales, y serán determinantes a la hora de llevar votos a las consultas.
Candidatos de todos los espectros, desde Gustavo Petro, pasando por Alejandro Gaviria, y todos los del Equipo por Colombia, dedicaron grandes esfuerzos a cortejar parlamentarios, para quienes jugar en las consultas implica un esfuerzo marginal adicional. Y aunque ya ha quedado claro que las maquinarias o estructuras políticas no “ponen” presidente, en estas consultas podrían ser determinantes para definir los candidatos que van a la primera vuelta.
Después de la derrota de Vargas Lleras en primera vuelta de 2018, que significó también la derrota de las estructuras de los congresistas para influir en la política presidencial, en 2022 se reencauchan a través de las consultas.
Hay izquierda, hay centro y hay derecha
Las tres consultas reflejan tres bloques ideológicos distintos que organizan la política colombiana. Unos mejor que otros, los tres lograron dejar una impronta de lo que significa en el país la izquierda, el centro y la derecha.
La izquierda es la diversidad de un país que no está representado en el poder actual. El Pacto Histórico le dio una voz a las mujeres, indígenas, y afros que no habían tenido en la escena nacional. Representa a quienes se sienten excluidos de los beneficios del crecimiento económico y la estabilidad del país. Tanto que no tienen nada que perder con lanzarse a apoyar una agenda de cambios radicales, sobre todo de transformación del modelo económico.
Con el Equipo por Colombia surgió una derecha que no gira alrededor del uribismo, que había dominado la política colombiana, y especialmente su vertiente más conservadora, desde hace dos décadas. Aunque se presenta como una alianza de ejecutores regionales basada en los resultados, sin ideología, defiende una plataforma de valores conservadores y está integrada por la mayoría de partidos tradicionales. Todos menos Enrique Peñalosa están en contra del aborto, de la despenalización de las drogas, a favor de la Fuerza Pública y del Gobierno Duque. Es una alianza del Establecimiento que piensa que se debe conservar lo alcanzado, y profundamente escéptica de las propuestas de cambio de la izquierda.
El centro fue el sector que más dificultades tuvo para definirse. Dos visiones entraron en contradicción. Por un lado, un centro que representa una forma distinta de hacer política. Esta es la visión antipolítica que viene desde la Ola Verde y representa hoy Sergio Fajardo. Por el otro, un centro que representa una agenda de reformismo liberal, que abanderó Alejandro Gaviria, con una propuesta más pragmática de hacer política con alianzas con políticos. Al final, ni Fajardo ha logrado ilusionar como alguna vez lo hizo Mockus, ni Gaviria logró entusiasmar con su agenda de reforma liberal ni forjar una alianza realmente robusta de apoyos.
El tema de la campaña es Petro
No solo porque es la primera vez que un candidato de izquierda puntea en las encuestas. Gustavo Petro ha marcado la agenda de la campaña, que ha girado alrededor de la discusión de sus propuestas: sobre si el país debe declarar una moratoria a la exploración de petróleo; sobre si una reforma tributaria a 4 mil personas ricas puede recaudar lo suficiente para financiar un plan de gasto público masivo; sobre si hay que acabar o no las EPS; incluso sobre si se puede hacer un tren de Buenaventura a Barranquilla.
Mientras Petro llenaba plazas, los otros volanteaban y recogían firmas. Mientras los otros candidatos se encontraban en las salas de espera de los aeropuertos, Petro se movía en charter con su equipo de campaña. Mientras Petro es el candidato, los demás aspiran a ser el que lo derrote en segunda vuelta.
Luces y sombras en el papel de las mujeres en la campaña
No había habido nunca una campaña con una participación de mujeres negras tan destacada. Dos de ellas, Mábel Lara y Catherine Ibarguen, encabezaron listas al Congreso y la lideresa de víctimas Yolanda Perea, de la lista cerrada del Nuevo Liberalismo, tiene chance de llegar al Senado. Francia Márquez ha sido la mujer más destacada de la campaña presidencial, y la única en la izquierda en competirle en algo a Petro.
En este cuatrienio la bancada de mujeres en el Congreso estará conformada por políticas aguerridas que mayoritariamente han hecho su carrera solas, sin heredar sus votos del papá, del hijo o de un tío condenado, muerto o jubilado.
En el escenario presidencial, en cambio, el nivel de participación femenina ha sido bajo. No solo en cantidad, solo 4 de 22 candidatos presidenciales son mujeres. Pero también en nivel. Incluso Francia Márquez, que ha sido la revelación de esta campaña, tiene una trayectoria pública y un conocimiento del Estado limitados para asumir la Presidencia. Ingrid Betancourt, que había logrado unir a los del centro y ofrecer un nuevo lenguaje en la campaña, ha demostrado desconocer muchos temas de Estado.
La búsqueda desesperada de algunos candidatos hombres por encontrar vicepresidentas, como en el caso de Rodolfo Hernández, da señas de un acervo limitado de mujeres con liderazgo nacional.
El Liberal es la bisagra y se cotiza como mercancía
Muchos quieren con el Partido Liberal, mientras César Gaviria se reclina en su cómodo sofá, donde recibe a políticos, y espera. El cortejo de Gustavo Petro a congresistas liberales ha sido incesante y con tan pocos escrúpulos que coquetea con Julián Bedoya y Luís Pérez, que hasta hace poco representaban mucho de lo que Petro criticaba. Alejandro Gaviria entró de la mano de César Gaviria a la contienda, peleó con él, se volvió a acercar, y ha agitado las banderas del reformismo del trapo rojo. Ambos buscaron disputarse, además de los apoyos, el espíritu de la bandera roja. Gaviria como una agenda reformista gradual, y Petro como el liberalismo revolucionario de Gaitán.
Incluso desde la derecha quieren con el liberalismo. El candidato del partido Conservador, David Barguil, se puso una camiseta roja para disputarse los apoyos de las estructuras liberales en la Costa Caribe con su competidor en el Equipo por Colombia Alex Char.
Mientras tanto Gaviria, presidente del partido, ha dicho que esperará los resultados de las consultas y las elecciones parlamentarias para definir con quién se va el partido. Con un cálculo frío y desprovisto de los debates que se agitaron en la campaña por disputa de sus banderas.
El Comité del Paro fue irrelevante, pero Petro capitalizó las movilizaciones
El paro de mayo del 2021 sacudió las fibras del país. Fue el evento político más importante del año y la movilización social más importante en décadas. Aún así, ningún candidato ha hecho el menor esfuerzo por aparecer en una foto con el comité de estudiantes y sindicalistas que lo convocó y le dio dirección. Después de que al final del paro el Gobierno Duque le ganara la partida en la negociación, el grupo nunca logró reasumir su liderazgo y solo algunos de sus organizadores, como la líder estudiantil Jennifer Pedraza, de Dignidad, entraron a listas al Congreso. Tanto que este año, cuando convocaron a una nueva movilización en marzo, la falta de apoyo de todos los sectores, incluyendo y principalmente el de Petro, fue tal que la cita se canceló.
Sin embargo, Petro sí ha logrado sacarle rédito político al paro. Por un lado, metió en sus listas a algunas de las figuras que ganaron mayor notoriedad durante las movilizaciones como José Alberto Tejada, el periodista que se hizo famoso en Cali por su cubrimiento de la primera línea (encabeza la lista cerrada del Pacto Histórico en el Valle) o Susana Boreal, quien acompañó el paro desde Medellín con su orquesta.
Por otro lado, Petro se ha apoyado en la organización barrial que surgió alrededor de las movilizaciones sociales de los dos últimos años como lo hemos contado en esta historia sobre las Casas Petro en Medellín o como se vio en su cierre de campaña en Cali. Y todo el ecosistema digital que surgió alrededor de las movilizaciones y de las primeras líneas se ha convertido en un amplificador del mensaje del candidato.
Ni Uribe ni el Acuerdo de Paz son ya un tema determinante de campaña
Uno de los fenómenos más notorios de esta campaña es que por primera vez en 20 años no ha girado alrededor de Álvaro Uribe. A pesar de sus esfuerzos —que han incluido hasta aparecer en video con Epa Colombia, quién se hizo famosa por su vandalismo durante las marchas de 2019— el expresidente no ha logrado armar una narrativa persuasiva en esta campaña y tampoco ha sido el eje integrador de la coalición de la derecha.
Los miembros del Equipo por Colombia se dieron el lujo de no invitar al candidato del Centro Democrático a la coalición y si el candidato que gane el domingo tiene una votación muy superior a la del Centro Democrático en el Congreso se reducirán los chances de Óscar Iván Zuluaga de llegar a la primera vuelta.
Cabe la teoría de que el expresidente Uribe haya querido —y consentido— este desenlace porque sabe que un candidato menos uribista tiene mayores posibilidades de derrotar a Petro. Pero su falta de protagonismo en esta campaña seguramente se reflejará también en una reducción de curules para su partido en el Congreso, que va con muchas menos figuras de opinión y más políticos tradicionales.
La otra cara de este fenómeno es que el Acuerdo de Paz no ha sido un tema importante de campaña. Quizás porque los dos temas que más movilizaron a la derecha en 2018 son irreversibles —la JEP y las curules de los exguerrilleros en el Congreso— hasta Zuluaga ha dicho que cumplirá con lo pactado. Pero también porque el presidente Duque logró que el Acuerdo de Paz no se convirtiera en una hoja de ruta para el país como esperaban muchos de los que votaron por el Sí.
Mientras los nuevos partidos hijos del Acuerdo de Paz fueron la noticia, Comunes pasó desapercibido
Otra paradoja de este período es que el partido de las desmovilizadas Farc ha pasado sin pena ni gloria en esta campaña, ninguneado incluso por el Pacto Histórico de Gustavo Petro; el candidato ha preferido la foto con Luis Pérez que con los líderes desmovilizados de las Farc.
Con sus cinco curules aseguradas, sus líderes no han tenido ninguna visibilidad en la campaña. En contraste, los otros partidos que resucitaron por vía del Acuerdo con las Farc han tenido más protagonismo como el Nuevo Liberalismo, el Oxígeno Verde de Ingrid y Salvación Nacional.
La Alianza Verde dilapidó su capital político
Hace cuatro años, Claudia López y Angélica Lozano lideraron desde la Alianza Verde la consulta anticorrupción y lograron sacar la histórica votación de 11,6 millones de votos. López fue elegida como alcaldesa de Bogotá con la mayor votación de la ciudad (1,1 millones de votos) y su popularidad rozaba el 80 por ciento.
El Partido, además, fue la gran revelación de las legislativas del 2018 con más de 1,3 millones de votos y nueve curules en el Senado, una proeza para un partido tan joven.
La Alianza Verde tenía la marca, las figuras y la bandera anticorrupción para descollar en 2022. Sin embargo, el partido llegó a la campaña sin candidato presidencial, dividido en dos o tres pedazos, avalando a varios polémicos candidatos que desdicen de la bandera anticorrupción y con una alcaldesa a la que incluso concejales de su mismo partido encuentran que es rentable políticamente criticar.
A pesar de su impopularidad, Duque encontró puesto en el Equipo por Colombia
El presidente Duque tiene una favorabilidad en las encuestas menor al 20 por ciento, con lo cual cuando arrancó la campaña era previsible que solo el Centro Democrático cargaría con el lastre de su desprestigio. Sin embargo, encontró un abrigo fuera de su partido, en el Equipo por Colombia.
Los exalcaldes que conforman esta coalición opinan —como quedó en evidencia en el debate que organizó La Silla Vacía con Caracol— que Duque ha sido buen presidente y lo han defendido públicamente.
Duque ha tenido, en todo caso, poca relevancia en la campaña. Intentó infructuosamente que los del Equipo por Colombia invitaran a Óscar Iván Zuluaga y ha tratado de armar una narrativa en contra de Petro que no ha sido suficiente para detener su ascenso en las encuestas.
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