1. Convierte la estrategia de atar ambiente, drogas y paz en su pilar de política internacional
“Destruid la planta que mata gritan desde el norte, pero la planta no es sino una planta más de las millones que perecen cuando desatan el fuego sobre la selva”, dijo Petro frente al mármol verde de la Asamblea General. El presidente de Colombia pronunció un discurso profundamente antiprohibicionista en la ONU, el escenario donde se sentaron pilares de la guerra contra las drogas, como la Convención Única de 1961, que comprometió a las partes firmantes, incluyendo a Colombia, a "arrancar de raíz todos los arbustos de coca que crezcan en estado silvestre y destruir los que se cultiven ilícitamente". En cambio, en ese escenario, Petro se refirió a la coca como la "la planta amazónica, planta sagrada de los Incas".
Fue una de varias ocasiones en las que el presidente vinculó la “fracasada guerra contra las drogas” a la destrucción de la Amazonia, lo que, a su vez, es un fenómeno clave en el calentamiento global.
Usar los dos temas no es una estrategia nueva desde Colombia, un país rico ambientalmente y, desde hace décadas, productor principal de cocaína. “Es una estrategia que ha utilizado Colombia siempre para llamar la atención internacional”, dice Sandra Borda, experta en política internacional de la Universidad de Los Andes.
Por ejemplo, durante el gobierno de Álvaro Uribe, el esfuerzo lo lideró el exvicepresidente Francisco Santos. Pero en ese entonces el vínculo entre narcotráfico y destrucción ambiental buscaba un apoyo internacional a la guerra contra las drogas y contra el terrorismo.
El objetivo de Petro ahora es el contrario. Busca que la urgencia por recibir ayuda para luchar contra el cambio climático se vincule, a su vez, a la agenda de reforma de la política global contra las drogas. Y ambas, de paso, a la Paz Total.
Más allá de que la destrucción de la Amazonia en Colombia tenga que ver más con la ganadería que con la siembra de coca, con la triada de paz, drogas y ambiente Petro sienta las bases de lo que será su búsqueda de liderazgo internacional. “Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas. (...) No toquen con sus venenos la belleza de mi patria, ayúdenos sin hipocresías a salvar la Selva Amazónica para salvar la vida de la humanidad en el planeta”, dijo Petro.
2. Se lanza como líder de la izquierda global con una crítica radical al capitalismo del “norte”
“Ven en la exuberancia de la selva, en su vitalidad, lo lujurioso, lo pecaminoso; el origen culpable de la tristeza de sus sociedades, imbuidas en la compulsión ilimitada del tener y del consumir. Cómo ocultar la soledad del corazón, su sequedad en medio de sociedades sin afectos, competitivas hasta encarcelar el alma en la soledad, sino es echando la culpa a la planta, al hombre que la cultiva, a los secretos libertarios de la selva”, afirmó Petro.
En el discurso el presidente usó permanentemente el contraste entre “el norte” y el resto, sin determinarlo directamente, pero refiriéndose implícitamente a Estados Unidos y a los países de Occidente. Con eso, usó buena parte de su alocución para hacer una crítica radical a Washington, el principal aliado de Colombia.
Lo hizo con una mezcla inusual de críticas al sistema económico, cultural y a la salud emocional de ese “norte”. “Petro acaba de hacer en la ONU un discurso tributario de la retórica de Hugo Chávez, la prosa de Eduardo Galeano y la lectura de Piketty”, escribió en Twitter Iván Garzón Vallejo, exdirector de Ciencia Política en la Universidad de la Sabana.
Por un lado, lanzó críticas contra aspectos fundamentales de la economía de mercado, por ejemplo, contra la competencia como generadora de innovación y contra el crecimiento económico a partir de la masificación de bienes de consumo. Pero también incursionó en la crítica cultural a una sociedad que diagnosticó como solitaria y en crisis de afecto: “¿Quieren menos drogas? Piensen en menos ganancias y en más amores”, prescribió Petro al norte global.
Más allá de estos diagnósticos en lenguaje altisonante, el primer discurso de Petro en la ONU tuvo poco de apuestas concretas en política internacional. Esto lo atribuye Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario, al lugar y la personalidad del presidente: “Estamos en la Asamblea General, es el escenario de los grandes discursos, un área que sabemos le gusta a Petro. Luego veremos que tan hábil será la diplomática colombiana para lograr cambios concretos”.
3. Abandona la tradición de la responsabilidad compartida en la política de drogas
“La selva se quema, señores, mientras ustedes hacen la guerra y juegan con ella. Para ustedes mi país no les interesa sino para arrojarle venenos a sus selvas, llevarse a sus hombres a la cárcel y arrojar a sus mujeres a la exclusión”, denunció Petro.
A lo largo del discurso el presidente le dio un giro a la política de responsabilidad compartida de Colombia en el tema del narcotráfico. Tradicionalmente la política externa del país, además de exigir ayuda internacional para combatir el narcotráfico, reconocía que había causas estructurales, como la debilidad estatal, que contribuyen a su existencia.
Pero para Petro la responsabilidad de que Colombia sea un productor de cocaína recae sobre los países consumidores y capitalistas del “norte”. Se trata de una visión que contrasta la realidad del mercado de drogas, donde la participación del sur global es creciente. En especial en el de la cocaína, que tiene a Brasil como el segundo mercado mundial del alcaloide que produce Colombia, solo superado por Estados Unidos.
“A Colombia le costó mucho construir un discurso de corresponsabilidad, desde la era Barco. Es un discurso que permite ejercer el liderazgo en el tema de drogas con mucha más eficiencia que con este tono de ‘todo es culpa de ustedes`”, dice Borda, la académica de Los Andes.
4. Desaparece a Venezuela y los derechos humanos de su discurso internacional
No hubo ni una mención a Venezuela en el discurso de Petro. Es quizás el contraste más fuerte con el anterior presidente, Iván Duque, que centró su apuesta internacional en denunciar la dictadura de Nicolás Maduro.
“En eso sí fue muy pragmático, para ponerlo de alguna forma”, dice Basset. La omisión fue notable justo el día en el que una misión independiente creada por la ONU para vigilar la situación de derechos humanos en Venezuela denunció torturas sistemáticas por parte de los cuerpos de inteligencia contra miembros de la oposición.
Colombia, bajo Petro, ha desplegado una política pragmática contra las dictaduras de América Latina, rompiendo una tradición de defensa de la democracia y los derechos humanos. Precisamente sobre la misión que hizo las denuncias hoy en la ONU, el Gobierno de Petro no ha decidido si apoyará su continuación, al tiempo que reinicia relaciones diplomáticas con el Gobierno de Maduro y lo acepta como garante del proceso de paz con el ELN.
No solo hubo silencio sobre Venezuela, sino, en general, sobre el tema de las violaciones de derechos humanos en América Latina, incluyendo a Cuba y Nicaragua, un tema que había sido clave en la agenda internacional de Colombia en el pasado.
5. Juega a la ambigüedad en el conflicto de Ucrania
“Invadieron Ucrania, pero también Irak, y Libia y Siria. Invadieron en nombre del petróleo y del gas”, dijo Petro en su primera mención a la guerra en Ucrania, el tema central de la discusión global en esta edición de la Asamblea General.
La alusión a la invasión sugirió que Petro reconoce que la acción de Rusia es una agresión contra Ucrania, y si bien no hay una condena, se alinea con la posición de Estados Unidos y los países de Europa Occidental.
Sin embargo, su segunda alusión fue menos clara: “Desde América Latina, convocamos a Ucrania y Rusia a hacer la paz”, afirmó Petro poniendo al agresor y al agredido en el mismo plano.
“Deja un sabor, que ya habíamos notado en la campaña, de que hay una ambigüedad para alinearse del lado de Ucrania, sin tomar posición, cuando Rusia es ,declaradamente el agresor”, dice Basset.