Ayer, en Ocaña, Norte de Santander, el Gobierno de Petro lideró un diálogo regional para el Catatumbo. Una región fronteriza donde se cruzan múltiples problemas: grandes cultivos de hoja de coca, grupos armados ilegales y una pobreza alta.
El evento reanudó la serie de 47 “diálogos regionales vinculantes” que va organizar el Gobierno hasta final de año. Esto de cara a la presentación del Plan Nacional de Desarrollo y con el objetivo de ampliar la participación de las organizaciones sociales en su construcción.
Las organizaciones campesinas hicieron un intenso trabajo de cabildeo. Instalado el evento, rodearon a los funcionarios del Gobierno Nacional para presentar sus documentos y hacer sus exigencias.
Los voceros de la Asociación por Unidad Campesina del Catatumbo (Asuncat) y de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), por ejemplo, entregaron un documento de 16 páginas con propuestas ambiciosas: desde la creación de la Universidad del Catatumbo y la construcción helipuertos para trasladar enfermos de gravedad hasta el diseño de carreteras binacionales que conecten a la región con el Lago de Maracaibo, en Venezuela.
Asuncat es una joven organización de campesinos fundada en el 2019. Ascamcat, por su parte, data de 2005 y está caracterizada por su afinidad ideológica con las extintas Farc y Comunes, el partido político que surgió tras su desmovilización. Estas dos organizaciones mandaron ayer la parada en Ocaña y se coordinaron para entablar diálogos con los funcionarios del Gobierno.
Diego Lozano, el funcionario del Departamento Nacional de Planeación (DNP) que lideró la metodología, no parecía un técnico que aterrizó desde Bogotá sino un cacique regional en campaña atendiendo a su clientela: hombres y mujeres se acercaron a estrechar su mano, pedirle una foto y contarle sobre los múltiples problemas de sus municipios, desde el estado de las escuelas rurales hasta los tiempos para pedir una cita por la EPS. “Yo veré doctor”, le dijo uno.
El evento estaba programado para el 1 de octubre e iba a contar con la presencia del canciller Álvaro Leyva, pero fue suspendido. El de ayer contó con la participación de poco más de 1.200 personas y, a pesar de dejar por fuera a organizaciones que no pudieron atender la nueva fecha puesta por el Gobierno, dejó en claro las enormes expectativas que tiene la región con la izquierda en el poder.
La puesta en escena
El lugar elegido fue la sede en Ocaña de la Universidad Francisco de Paula Santander, que desde las 8 de la mañana albergaba largas filas en su interior.
La guardia campesina de la Asuncat, uniformada con sus chalecos azules y sus bastones terciados, fueron de las primeras organizaciones en llegar. También lo hicieron desde muy temprano las mujeres de Poder Rosa, una organización de emprendedoras vestidas con gorras y camisas rosadas.
El camino hasta el coliseo, donde iba a darse el evento principal, estaba lleno de voluntarios dándole instrucciones a las personas y llevando mesas, cafeteras o cajas con refrigerios para el evento. En el fondo se escuchaban los sonidos de los tambores del grupo de música de la universidad.
En una carpa con 30 mesas un grupo de funcionarios le pedían los datos a los participantes y los asignaban en una de las 5 mesas de trabajo diseñadas por el DNP: Ordenamiento territorial, Transición energética, Seguridad y Justicia social, Desigualdad regional y Derecho a la alimentación. También había mesas para minorías, como Víctimas y comunidad Lgtbi. No se requería pertenecer a ninguna entidad ni organización, simplemente con la cédula cualquiera podía inscribirse en una de las mesas.
En el coliseo estaba la tarima, dispuesta para la mesa de los principales funcionarios invitados y flanqueada por una pantalla gigante. En esa mesa se sentaron el viceministro de Exteriores, Francisco Roy, y el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano. “Silvano ya no se acuerda ni de las calles de Villa Caro. Qué va a venir a hablar”, decía un campesino de San Calixto en referencia al pequeño municipio rural en el que nació el gobernador.
También estaban Diego Lozano, el técnico del DNP, el alcalde de Ocaña y la directora para el desarrollo de la Frontera de la Cancillería, Nancy Benítez.