Aún hay varias fichas que faltan en el episodio que hoy tiene al alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, y a su esposa y uno de sus hijos en el ojo del huracán.

Desde que estalló el escándalo que involucra al hijo del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández,y a su gobierno en un presunto tráfico de influencias en el fallido contrato de las basuras, muchas han sido las preguntas que han aparecido en torno a este episodio.

Tras cuatro días de reportería sin obtener respuestas, La Silla recopiló todos los hechos que aún no tiene sentido (tanto en el lado del denunciante como de los denunciados) sobre el escándalo, que, de resultar cierto, sería un golpe al corazón de esa administración.

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¿Por qué solo dos personas firman el contrato de la distribución del corretaje?

Hasta ahora el dato más revelador del escándalo tiene que ver con el documento en el que se pacta la distribución de una comisión por el lobby para la adjudicación del contrato de las basuras a la Unión Temporal Vitalogic RSU.

Según ese documento, hay dos partes en el negocio. 

La primera tiene que ver con el contrato de corretaje que pactó Carlos Adolfo Gutiérrez Pinto con JC de Colombia EU (acordó la entrega de 666 mil dólares de comisión) y con Servicios Convergentes de Colombia, Sercom, firma que de haberse adjudicado de la planta de basuras hubiera sido la operadora (acordó el 2,2% de la operación de la planta durante todo el tiempo que estuviera funcionando).

La segunda es la que está relacionada con el documento en el que aparece Luis Carlos Hernández, el hijo de Rodolfo de Hernández. 

Según ese documento, la idea era que Gutiérrez repartiera el 77% de su comisión entre el hijo de Hernández (28%), el químico que formuló los pliegos de condiciones y estructuró la licitación, Jorge Alarcón (34%), y Luis Andelfo Trujillo (15%), quien es el que aparece denunciando ante la Procuraduría.

El contrato habría sido redactado el 26 de agosto de 2016. La autenticación, según se lee en los sellos de Notaría, se hizo casi tres meses después (23 de noviembre). 

En ambos casos los únicos que firman son Trujillo y Hernández.

Hasta ahora no hay duda de que la firma del hijo de Hernández es real. El Alcalde no lo ha desmentido y hoy habló de ese documento como si su hijo efectivamente lo hubiera firmado. 

Pero en adelante el tema es menos claro. 

Aunque Gutiérrez era la pieza infaltable para que se repartiera la plata, porque sin su voluntad de entregar parte de la comisión el acuerdo se quedaría sin piso, él no aparece firmando, ni en el contrato original ni en la autenticación. 

Así que aunque el documento refleja el interés del hijo de Hernández de beneficiarse por un contrato entregado en la administración de su papá, no es tan claro, en caso de que se hubiera adjudicado, como se hubiera cerrado el negocio si ahí no aparece firmando el directo beneficiario de la comisión.

La Silla buscó a las otras partes. Alarcón nos aseguró que  nunca conoció del acuerdo que aparecen firmando Trujillo y Hernández y que prueba de ello es que él no aparece aceptándolo. 

En cuanto a Gutiérrez y a Trujillo no logramos ubicarlos. El número de Luis Carlos Hernández no está activado. 

 
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¿Por qué el contrato de corretaje de Vitalogic con Gutiérrez se hizo para remover tierras?

José Manuel Hormaza, representante de la Unión Temporal Vitalogic RSU, reconoció que las empresas que integran esa sociedad firmaron un contrato de corretaje con Carlos Adolfo Gutiérrez Pinto. 

Aunque no dio mayores detalles sobre las condiciones,  según le explicó a La Silla, él y sus socios dieron con Gutiérrez Pinto porque “luego de empezar a buscar personas” para desarrollar su proyecto “hubo gente” que les recomendó ese nombre. 

Hormaza también se mantuvo (se lo dijo a Vanguardia el fin de semana) en que la idea de firmar el contrato de corretaje con Gutiérrez tenía como fin definir a la persona que se encargaría de la remoción de tierras en El Carrasco en caso de que el proyecto les fuera adjudicado. 

Además, le dijo a La Silla que le entregaría una copia de ese contrato, pero al cierre de esta historia jamás llegó.

Sin embargo, la versión oficial de Vitalogic no cuadra con el fin de ese tipo de contratos.

Como el contrato de corretaje es el equivalente a pagarle a un tercero para que intermedie entre dos partes con el fin de que cierren un negocio, dos abogados especialistas en temas administrativo le explicaron a La Silla  que no tendría sentido el uso de esa figura para subcontratar una actividad propia del objeto del contrato. 

El uso de ese tipo de contrato se entiende menos teniendo en cuenta que Gutiérrez, según el contrato de la distribución de esa comisión, pactó que le entregarían 666 mil dólares, y el 2,2 por ciento de la operación de la planta de tratamiento durante todo el tiempo que durara funcionando, por su labor como intermediario.  

 
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¿Quiénes son los otros que aparecen en el contrato de la distribución de corretaje?

Además de los nombres de Luis Carlos Hernández, el hijo del Alcalde de Bucaramanga, y de Jorge Alarcón, el químico contratado por la Emab para formular los pliegos, hay dos más de los que poco se sabe y que son claves en el entramado del escándalo. 

El primero es el de Carlos Adolfo Gutiérrez Pinto, quien es el que firmó el contrato de corretaje con la Unión Temporal Vitalogic RSU.

Aunque su papel es clave, porque él era el encargado del lobby y además su nombre aparece en el documento con el que presuntamente se comprometería la repartición de esa comisión, su nombre es prácticamente desconocido en el departamento.

La Silla lo rastreó y solo encontró que fue Subteniente de la Policía y demandó cuando fue retirado del cargo porque tenía intenciones de ascender en esa institución. También, aparece como representante de un consorcio  al que le fue adjudicado este año un contrato por $134 millones en la CAR del Guavio (tiene jurisdicción en el oriente de Cundinamarca) para hacer unos estudios con el fin de canalizar una quebrada. 

La Silla le preguntó a diez fuentes, entre los implicados en el escándalo, periodistas y contratistas de obra, sobre su origen, y solo cuatro nos dieron alguna referencia.

Todas coincidieron en que era contratista de obra, pero ninguna nos dio más detalles, a excepción de que se movía en municipios de Santander y el Magdalena Medio.

Geovias, que es una de las empresas que aparece en el consorcio de la CAR de Guavio, coincide con esa descripción, pero quien aparece en papeles es Yamile López Jiménez, esposa de Manuel Niño Prieto, un arquitecto de Bucaramanga que hasta el año pasado fue el representante legal de esa empresa.

En Vitalogic nos dieron un número de contacto de Gutiérrez, pero cuando le timbramos nos contestó una persona que se identificó como Fernando Marín, y aseguró que lo conocía pero que ese no era el número de él y no nos dio otro número.

Sobre la experticia de Gutiérrez en el tema de las basuras, o como lobbysta nadie nos dio razón.

El segundo nombre es el de Luis Andelfo Trujillo Hernández. 

Trujillo es clave porque además de aparecer junto al hijo de Rodolfo Hernández en el documento con la intención de reclamar una parte de la comisión que recibiría Gutiérrez, es quien denunció un presunto interés indebido del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, en el contrato. 

De su nombre es menos lo que se sabe. En La Silla hablamos con tres abogados que nos dijeron por aparte que habían conversado con él sobre las denuncias y sobre las pruebas adicionales que tendría, pero ninguno nos dio su número de contacto argumentando que no estaban autorizados. 

Solo uno de esos abogados lo describió como un ganadero amigo de la familia de Hernández, pero no encontramos ningún reporte de su nombre, que explicara su participación en el negocio de las basuras o en calidad de qué se haría acreedor a una parte de la comisión.

Otras dos personas le dijeron a La Silla que sí habían visto a Luis Trujillo. 

Por un lado, el representante de la UnitónTemporal de Vitalogic, José Manuel Hormaza, aseguró que en una ocasión lo vio junto a Carlos Gutiérrez en una cena, pero aclaró que su relación comercial no era con él. 

Por otro, una fuente que está relacionada con el escándalo pero que pidió la reserva de su nombre para ahorrarse problemas, aseguró que en una ocasión vio a Luis Carlos Hernández junto a Trujillo, pero no precisó las circunstancias.

 
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¿Qué fue lo que pasó para que Trujillo además de denunciar se autoincriminara?

En este punto el nombre de Trujillo despierta más preguntas.

Como según sus propias denuncias él participó de la presunta negociación de la operación de la planta de las basuras con el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, y eso es el equivalente a aceptar que cometió un delito, la pregunta del millón es qué fue lo que pasó para que además de denunciar se autoincriminara.

La Silla lo buscó para conocer más detalles de las denuncias, pero pese a que insistimos con los tres abogados con los que hablamos y que nos dijeron haber conversado con él sobre ese caso en particular, no nos dieron su número de contacto porque no los habían dado autorización. 

Dos de ellos, sin embargo, nos aseguraron que el problema tenía que ver con que Trujillo habría invertido de su propio dinero en temas relacionados con el contrato, bajo la promesa de que la unión temporal de Vitalogic se lo ganaría.

“Como le quedaron mal y él estaba reclamando la plata que no le devolvían, pues denuncia con intención de vengarse”, dijo una de esas fuentes. 

Como no logramos hablar con él no pudimos comprobar la veracidad de esas afirmaciones. 

En todo caso también queda la duda sobre por qué abrió una supuesta caja de pandora y después de eso decidió no volver a aparecer.

 
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¿Por qué Rodolfo Hernández se demoró en dar explicaciones en medios?

Aunque en los dos años que completa de periodo, Rodolfo Hernández  se ha hecho fama de frentero, ahora que le tocó responder directamente por un escándalo de corrupción que involucra a su familia y presuntamente a su administración decidió demorar su aparición.

El día en el que estallaron las denuncias, solo habló con Caracol Radio. Su aparición fue desafortunada porque además de que respondió con evasivas y de escudar las denuncias en el discurso de que era la “politiquería” que quería atacarlo, no explicó cómo o en qué circunstancia terceros habrían influido o si no lo hicieron, y cuál era su relación y la de su familia con ellos.

El silencio se mantuvo hasta hoy en la mañana cuando accedió salir al aire en La W y en Blu Radio, luego de tres días de no contestarle a medios locales por los señalamientos.

En Blu dio toda su versión.

Básicamente Rodolfo dice que cree que el documento en que el que aparece su hijo, quien desde que todo estalló dejó de contestarle, sí es real. También, que no conoce a Trujillo, y que no ha tenido ni tuvo intereses en que Vitalogic se quedara con el negocio de la planta de las basuras.

Además se mantiene en que la “prueba contundente” de que no ha habido corrupción en su administración es que el contrato no fue adjudicado. 

Sin embargo, hay hechos que no quedan del todo claros.

Por ejemplo, en la entrevista dice que no sabe quiénes son los dueños de Unión Temporal, pese a que se reunió con ellos y ellos le explicaron la idea de su negocio.

Adicionalmente, La Silla supo que la existencia del documento no era nueva para Hernández.

Una fuente de adentro de la Alcaldía que lo sabe de primera mano nos confirmó que Hernández sabía del contrato de la distribución de la comisión en el que apareció su hijo desde mediados de octubre de este año, pero solo optó por publicar una circular rechazando cualquier favorecimiento a través de sus hijos en ese momento. 

Es decir, Rodolfo Hernández sabía hace mes y medio que en cualquier momento ese documento se iba filtrar y no contó con nombres propios lo que estaba sucediendo, ni salió a denunciarlo.

Además, como se demoró tanto en dar una versión que desde el primer día hubiera podido entregar (no contó que en los últimos días hubiera sucedido algo nuevo), queda en una posición complicada.

 
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¿Por qué Rodolfo Hernández insistió en entregar el contrato a la Unión Temporal de Vitalogic?

Como contó La Silla en su momento, cuando se iba a entregar el contrato para la construcción y la operación de la planta de las basuras, Rodolfo Hernández puso entre la espada y la pared su bandera anticorrupción. 

Aunque la Unión Temporal Vitalogic RSU quedó descalificada porque en vez de una póliza presentó una fianza, el Alcalde anunció que adjudicaría el contrato de todas maneras porque los requerimientos técnicos, que a su juicio, eran los más importantes, sí habían sido cumplidos por el proponente.

Eso desató una lluvia de críticas, que llevó a que Transparencia por Santander, comité que le hacer veeduría a la contratación del departamento, le pidiera a la Procuraduría que interviniera. 

Así fue y solo luego de que ese ente de control se metiera de lleno en el proceso y existiera un concepto sobre que el contrato tal y como pensaba firmarse podría ser lesivo para la ciudad, fue que se frenó la adjudicación del contrato a Vitalogic. 

Si bien parte del interés de Rodolfo Hernández en entregar ese contrato se podría explicar en que la emergencia sanitaria estaba a punto de acabarse y debía presentar una solución, con las denuncias sobre su presunta injerencia y la de su hijo, la pregunta que queda en el aire con esa insistencia es si el Alcalde tenía algún interés adicional en que Vitalogic fuera el ganador, algo que hoy salió a negar en medios.

 
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¿Hasta dónde llega la injerencia de los hijos del Alcalde en su administración?

Desde que se posesionó como Alcalde, el lado más flaco de Hernández han sido sus hijos. 

Inicialmente enfrentó cuestionamientos porque uno de ellos apareció en juntas directivas de la ciudad sin tener facultades para hacerlo; luego, porque otro apareció en reuniones con el parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil en su intención de hacer política; y ahora uno resulta involucrado en un escándalo de corrupción.

El común denominador en dos de los casos es que dos hijos de Rodolfo resultaron inmiscuidos en temas a los que por ser hijos del Alcalde tuvieron acceso. 

Según las denuncias, Luis Carlos Hernández tenía información privilegiada sobre el manejo de la licitación de las basuras y lo habría usado en su favor. 

Además, Socorro Oliveros, esposa del Alcalde, habría tenido parte en la negociación sugiriendo que el documento que hoy tiene en el ojo del huracán a su hijo se hiciera en las instalaciones de HG constructores, la empresa de Hernández. 

Hernández ha dicho que a través de su familia terceros no han salido ni saldrán favorecidos con su administración. Sin embargo, ni su hijo ni su esposa, han explicado por qué aparecen nombrados.

Así que aún existe la duda sobre si su hijo Luis Carlos intentó algo similar con otro tipo de contratos y sobre el acceso que tiene la familia del Alcalde a temas de la ciudad teniendo en cuenta, que otro de sus hijos (Mauricio Hernández), pasó de intentar hacer política a convertirse en el gestor social del municipio.

 
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¿El teflón de la imagen de Hernández resistirá?

En los dos años de su gobierno el Alcalde de Bucaramanga ha demostrado que su imagen tiene teflón. 

El aspecto clave para mantener su popularidad ha girado en torno a su discurso contra la corrupción.

Eso, por ejemplo, ha permitido que los atrasos en la ejecución de sus principales promesas campaña no afecten su imagen, le ha dado margen para explicar los desaciertos de su administración, e incluso, le ha dado para que aún hoy, con el escándalo en el que aparece su hijo, muchos de sus seguidores se vuelquen a apoyarlo. 
Hasta esta noche el comunicado de prensa que sacó ayer diciendo que la corrupción “había timbrado en su casa” pero que le había “cerrado la puerta”, tenía 200 comentarios, la gran mayoría respaldándolo. 

Sin embargo, como todo el trámite de las denuncias hasta ahora inicia, y aún falta que se respondan muchas preguntas sobre un tema que le da en el corazón a su administración, el teflón de Rodolfo Hernández entra a prueba. 

 

Nota de la editora: Actualizamos la historia a las 10:10 am con la versión que Rodolfo Hernández dio en Blu Radio sobre el escándalo.

Soy coordinadora de la Unidad Investigativa. Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga. Antes fui editora de La Silla Santandereana, donde cubrí poder en los dos santanderes y Arauca. Previo a La Silla, fue periodista de política y de la Unidad Investigativa...