Como gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo tenía el derecho a sentarse en la junta directiva de Hidroituango, la apuesta para generar el 17 por ciento de la electricidad de Colombia y un proyecto de infraestructura tan grande para Antioquia que iba a generar unos 100 millones de dólares al año al departamento, algo así como todo el presupuesto del Quindío de ingreso adicional.
Pero durante su gobernación, el proyecto acumuló retrasos y los encargados decidieron cambiar el diseño original de la obra para tratar de recuperar el tiempo perdido, con decisiones que llevaron a que el proyecto casi colapsara y que hoy lleve 4 años de retraso.
El candidato presidencial ha dicho que hay móviles políticos detrás de la sanción que le impuso la Contraloría General por esas decisiones, y que él no obtuvo responsabilidad en el colapso.
Como parte de la serie en las que estamos investigando los lunares de los candidatos presidenciales, revisamos todo el expediente de Hidroituango. Encontramos por lo menos seis oportunidades en las que Fajardo pudo haberse apersonado del principal proyecto en infraestructura y la mayor apuesta económica del departamento que manejaba y no lo hizo.
Estas son:
1. Decidió no estar en la junta de la empresa encargada de verificar el proyecto
Hidroituango es una sociedad entre el departamento y EPM, que crearon solo para hacer el proyecto. Antioquia es el socio mayoritario y tiene tres de los cinco puestos de la junta directiva. La empresa es tan importante que uno de esos puestos es para el gobernador (los otros dos, para dos de sus secretarios).
A pesar de esa importancia, Fajardo decidió delegar su asiento en la junta permanentemente a su suplente Iván Mauricio Pérez, gerente del Instituto para el Desarrollo de Antioquia (Idea), y estar pendiente indirectamente, pues Pérez y sus dos secretarios miembros de la junta lo mantenían informado de lo que pasaba en los consejos semanales de gobierno.
En 2011, antes de que Fajardo llegara a la Gobernación, Hidroituango decidió encargar a EPM de hacer todo el proyecto: construirlo, operarlo y solo devolverlo a la sociedad en 2061, en una suerte de concesión a su socio minoritario.
Esa relación de confianza enmarcó toda la relación de Fajardo con el proyecto. Cuando arrancó su administración envió este mensaje a la junta de Hidroituango: “para el Departamento HI es una sociedad en la que se tiene una relación de socios que se quiere potenciar… en la Junta hay altura y un gobernador y un alcalde cercanos. La gobernabilidad de HI está garantizada para que el proyecto sea exitoso en los cuatro años que vienen".
Es decir, de entrada planteó que confiaba en EPM y que era cercano a esa empresa; además, delegó su papel. La única función de Hidroituango era verificar el cumplimiento del proyecto y eso implicaba que marcara distancia para hacerle seguimiento.
2. Cuando recibió alertas concretas, hizo poco
Varios informes periódicos que recibió Sergio Fajardo muestran que sabía directamente de los problemas del proyecto, y a pesar de eso nunca fue a las reuniones de la junta, no hay prueba ni ha argumentado que estuvo en desacuerdo con decisiones de EPM o de la gerencia de Hidroituango ni, en general, se apersonó de la crisis creciente.
Fajardo dice que hubo 39 consejos de gobierno, 16 agendas de despacho y 29 informes semanales de seguimiento en relación a Hidroituango y que eso prueba su seguimiento al proyecto. Pero la mayoría trataban el Plan de Manejo Integral de Hidroituango, que correspondía a acciones de la Gobernación sobre factores externos al proyecto, y no sobre el proyecto mismo.
En otros sí hay alertas sobre el proyecto mismo, como el informe semanal de la Secretaría de Planeación del 7 de junio de 2013, que reportó a Fajardo que el subcontratista de los túneles era “un desastre”, y que había problemas con obras sin licencias ambientales