Lo que está en juego y lo que marcó a esta campaña

Lo que está en juego y lo que marcó a esta campaña
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Gustavo Petro, Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández

El domingo, cuando los colombianos nos acerquemos a las urnas, esto será lo que estamos decidiendo:

1. Si el rechazo al establecimiento es mucho o es total

Si Federico Gutiérrez no pasa a segunda vuelta, por primera vez en la historia los partidos y apellidos que han puesto presidente quedarán fuera del poder. No estarán Uribe, Gaviria y Pastrana, la tripleta que abrazó a Iván Duque hace cuatro años. No estarán el partido Liberal, Conservador, el Centro Democrático, La U o Cambio Radical.

Si Gustavo Petro y Rodolfo Hernández son los candidatos que terminan disputando la segunda vuelta, el rechazo al establecimiento será casi total, a excepción de algunos santistas, samperistas, disidentes liberales y un puñado de maquinarias regionales que aterrizaron en el Pacto Histórico de Petro.

Especialmente la remontada de Rodolfo será un aviso resonante de ese rechazo a “los políticos corruptos” y a los medios inesperados por los cuales se puede acceder al poder en Colombia. Con una campaña sin contenido ideológico, sin plaza pública, con poco gasto en publicidad, sin plataforma programática es, más allá de la izquierda organizada, la mayor amenaza para los grupos políticos tradicionales. Para un sector que había logrado mantener el poder a pesar de su desprestigio generalizado, habría llegado finalmente una cuenta de cobro.

Pero incluso si “Fico” derrota a Rodolfo Hernández, llegar de segundo, sudando, detrás del Pacto Histórico, será un hecho inédito. Por primera vez, el discurso de miedo a la izquierda, al castrochavismo y a la guerrilla que han definido la política colombiana habrá sido superado por los deseos de un cambio profundo.  

2. Si Petro es el próximo presidente 

Ningún escenario prevé que Petro pueda ganar en primera vuelta, pero todos anticipan que será el ganador el domingo. Su paso a segunda vuelta no será noticia. Pero el márgen con el que llegue sí determinará si es derrotable por quien lo acompañe. Ese margen determinará si la segunda vuelta es competitiva o un mero ejercicio de trámite. Por encima de una votación de 45 por ciento, será difícilmente derrotable.

También tendrá su triunfo definitivo más asegurado si el que pasa a segunda es Federico Gutiérrez, quien moviliza en su contra el antiuribismo y a quien le queda más difícil sumar los votos de centro y los antisistema de Rodolfo Hernández.

En cambio, si el que pasa es Hernández, la segunda vuelta será altamente competitiva puesto que el ingeniero sigue siendo un desconocido todavía para una tercera parte de los colombianos, y los que lo ve con buenos ojos van desde la izquierda hasta la derecha.

Para entender qué más está en juego, vea

Lo que marcó esta campaña

A este punto de inflexión llegamos después de una campaña de dos meses y media atípica en muchos sentidos. Esto fue lo que la marcó:

1. El protagonismo de Gustavo Petro

Esta primera parte de la campaña fue sobre Gustavo Petro, más que sobre cambio y continuidad. El candidato del Pacto Histórico dominó la agenda de la campaña, con sus propuestas de ruptura al modelo económico, al sistema de salud y al pensional.

Con una campaña dominada por un discurso populista e ideológico de cambio pero con una forma más pragmática de hacer política —muy diferente a la del 2018— Petro logró unir a toda la izquierda menos al Moir detrás suyo, a las comunidades afro e indígenas, y sumar además a políticos tradicionales que representaban mucho de lo que él había criticado toda su vida. En las últimas semanas, además, sumó incluso a parapolíticos y al combo de la Gata, atraídos por su oferta de un “perdón social”.

Así, Petro logró romper su techo de izquierda, y convertirse en la fuerza política más votada de las consultas y de las elecciones legislativas. Este domingo se sabrá si su victoria en segunda vuelta es inevitable.

2. La falta de garantías institucionales, comenzando por el Presidente

Esta campaña estuvo marcada por una creciente y generalizada desconfianza en la Registraduría y su cabeza, Álex Vega tras las irregularidades presentadas en las elecciones del Congreso, cuando inicialmente se dejaron de transmitir unos 500 mil votos a favor del Pacto Histórico. A esto se sumó la modificación que le hizo Vega al contrato con la firma española Indra, que tiene a cargo el software con el que se hace el escrutinio de los votos. Y la decisión a última hora de no contar con una auditoría externa e internacional a los sistemas informáticos del proceso electoral. La idoneidad del Registrador y de la identidad fue puesta en duda desde todas las orillas políticas, una situación inédita en la historia reciente. Ver más

A esta desconfianza, se sumó la falta de garantías que ofreció el Presidente, Iván Duque, a los candidatos rivales de Federico Gutiérrez en esta contienda, y en particular al líder de la oposición a su gobierno, Gustavo Petro. Sus continúas alusiones críticas a propuestas de Petro, sus maniobras preventivas para que si gana no le quede tan fácil llevar a cabo sus promesas y su complicidad frente a la abierta participación en política del comandante de las Fuerzas Militares pusieron en duda que el Presidente pueda jugar el papel de garante de la contienda. Y ante eso, no ayudó el doble rasero de la Procuraduría con sus intervenciones contra mandatarios por participación indebida en política, particularmente el Alcalde de Medellín, Daniel Quintero, aliado de Petro.

3. La ausencia física de Uribe

Por primera vez en este siglo, el ex presidente Álvaro Uribe no fue el eje de la campaña electoral. No solo eso. Uribe ni siquiera tuvo una presencia física protagónica en la campaña, sumido como está en su defensa legal y aislado políticamente porque en este momento podía restar más que sumar.

Si bien jugó un papel importante en las decisiones internas de su partido para que el candidato fuera Óscar Iván Zuluaga y luego —más soterradamente— para que el Centro Democrático le votara en la consulta y eligiera a ‘Fico’, ni siquiera adhirió oficialmente a Gutiérrez porque era consciente de que podría ser un lastre.

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4. La tercería rodolfista

Más allá de si logra pasar a segunda vuelta, Rodolfo Hernández fue el que logró consolidar una tercería independiente de la izquierda, el centro y la derecha. Con un discurso que, de manera caricaturesca, expresa los dos ejes sobre los que giró la campaña fallida de Sergio Fajardo: no ser ni Petro ni Uribe y propender por un camino político a la Presidencia sin clientelismo.

Hernández, un populista de Facebook, logró enarbolar en el último tramo de la campaña una bandera de cambio diferente a la de Gustavo Petro: la del odio a la clase política y la de la incorrección política.

5. La debacle del centro

Cuando arrancó la campaña, la coalición de centro tenía muchos activos de su lado: la mayor parte de la población se autodefine de centro; el uribismo carecía de un candidato fuerte; Petro tenía una resistencia grande tras los desmanes del paro; había varios candidatos con potencial.

Sin embargo, fueron incapaces de convertirse en una verdadera alternativa de poder. Las peleas públicas de la coalición pusieron en duda su promesa de ser capaces de unir al país; la decisión de moverse a la izquierda le dejó a Gutiérrez la carta anti-Petro; el partido Verde jugó el rol de caballo de Troya de Petro para socavarlos desde adentro; se definió el centro más por lo que no era que por una oferta ideológica clara; y la falta de ambición de la campaña de Fajardo para armar una campaña profesional desde el principio lo dejaron peleando por pasar el umbral.

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6. La irrelevancia del Acuerdo de Paz en campaña

A diferencia de la campaña anterior, el Acuerdo de Paz con las Farc fue un no tema de campaña. Todos los candidatos coincidieron en que cumplirían lo pactado, y ni siquiera Federico Gutiérrez, el candidato de la centro derecha, propuso hacerle reformas. Una buena noticia para el Acuerdo. La otra cara de ese ‘consenso’ es que el Acuerdo de Paz no logró convertirse en la hoja de ruta del país que soñaron sus negociadores, y cada vez más la conversación gira sobre el desafío de seguridad.

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