Después de cuatro días de negociación sin tregua, ayer el Gobierno y Fecode tampoco lograron ponerse de acuerdo para levantar el paro. Por ahora, sí ha habido avances parciales sobre la mayoría de puntos que tiene el pliego de peticiones, ambas partes han cedido en sus posiciones y ha habido dentro de Fecode consenso para buscar acuerdos. Sin embargo, hay un punto en el que ninguno ha querido dar el brazo a torcer y que tiene bloqueada la negociación: los ascensos.

Después de cuatro días de negociación sin tregua, ayer el Gobierno y Fecode tampoco lograron ponerse de acuerdo para levantar el paro. Por ahora, sí ha habido avances parciales sobre la mayoría de puntos que tiene el pliego de peticiones, ambas partes han cedido en sus posiciones y ha habido dentro de Fecode consenso para buscar acuerdos. Sin embargo, hay un punto en el que ninguno ha querido dar el brazo a torcer y que tiene bloqueada la negociación: los ascensos.

La puja es porque la Ministra de Educación, Gina Parody, considera como un inamovible que 130 mil maestros que han entrado a trabajar para el Estado desde el 2002 se sometan a una prueba que mide sus capacidades y que les permite ascender en su escalafón salarial si sacan 80 puntos sobre 100. Ese ascenso es lo que en últimas les garantiza tener mejores sueldos, que como contó La Silla sí son muy bajos.

Lo que exige Fecode, en cabeza de su presidente Luis Grubert, es que esta evaluación se elimine, o que se mantenga pero sin relación con los ascensos. Y que los maestros puedan subir en el escalafón acreditando las otras tres cosas que hoy se miden: experiencia, títulos académicos (maestrías y posgrados) y publicaciones o papers.

Eso haría que su ascenso fuera más parecido al de los maestros que entraron antes del 2002 y que no tienen que presentar esta evaluación.

 

“Si se resuelve este problema, se resuelven todos los demás”, le dijo a La Silla uno de los miembros negociadores de Fecode. “No vamos a aceptar que para ascender nos hagan un examen que determine si somos competentes o no. Eso es un absurdo. Los títulos son sinónimo de idoneidad”. Lo mismo ratificó otra fuente muy cercana al sindicato.

“En este punto todos están radicales”, dijo por su parte un miembro del equipo negociador del Gobierno.

Ambas partes hoy están paradas en la raya y se niegan a ceder. Por eso, a pesar de que el pasado fin de semana se lograron avances en otros puntos, éste es el nudo gordiano que impide llegar a acuerdos para levantar el paro y permitir que casi 9 millones niños vuelvan a estudiar.

En lo que sí se ha avanzado

Desde el pasado viernes, Fecode y Gobierno reanudaron los diálogos que se rompieron el 21 de abril, cuando ambas partes se pararon de la mesa cuando Fecode anunció que  los maestros irían a un paro indefinido porque no llegaron a acuerdos después de 51 días de negociación.  

Ante el anuncio, la ministra Parody respondió exigiendo el fin del paro antes de volver a negociar, dijo que habría sanciones para quienes cesaran las actividades y se llevó todas las propuestas que había presentado en la mesa hasta entonces como el aumento del 10 por ciento salarial, la eliminación de la evaluación escrita para maestros y la bonificación a quienes estaban acabando su carrera.

Este fin de semana, gracias a la mediación del Defensor del Pueblo Jorge Amando Otálora, volvieron a la discusión con sus equipos fortalecidos. Por el lado del Gobierno, entraron a negociar directamente la ministra Parody y el ministro de Trabajo, Lucho Garzón. El ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, los reforzó el domingo, cuando habló de los recursos con los que cuenta el gobierno.

Antes, la discusión había estado en manos de un equipo de seis personas del Ministerio de Educación encabezada por el viceministro de educación, Luis Enrique García de Birgard, el Secretario General, William Mendieta (de toda la confianza de la ministra), José María Leiton, director de fortalecimiento territorial, la directora jurídica y dos asesores externos del ministerio que suelen hacer parte de estas negociaciones.

Fecode, por su parte, pasó de tener 10 negociadores a 15, al incluir a todos los miembros de su junta directiva. Además de ellos, desde el sábado este equipo está acompañado por el presidente de la Cut, Luis Alejandro Pedraza, que no tiene voto para definir la posición del gremio de maestros, pero cuya presencia manda un mensaje de unidad entre los sindicatos.

Además de la unidad que representa Pedraza, y para evitar alguna división que el Gobierno pudiera aprovechar, los 15 han decidido que sólo pueden cambiar sus posiciones si para ello hay consenso.

Eso ha logrado que la junta se mantenga unida y se haya mantenido la fortaleza del paro, a pesar de que hay por lo menos dos sectores que han pujado históricamente por el control del sindicato.  

Se trata del sector que hoy domina a Fecode, encabezado por su presidente, Luis Grubert. Son 10 de los 15 miembros de esa junta que han sido elegidos democráticamente y que son muy cercanos a los ex senadores progresistas Luis Carlos Avellaneda, Jorge Guevara y Antonio Navarro (que suman seis miembros) y la candidata a la alcaldía de Bogotá del Polo, Clara López (que tiene a uno, Tarcisio Mora). También hay otros tres secretarios de Fecode que son independientes, como Luis Alfonso Chala, Javier Arenas y Ricardo Avendaño.

Los restantes cinco miembros de la junta, que son más radicales, son los dos son cercanos al Moir del senador polista Jorge Robledo, Francisco Torres y Luis Alberto Mendoza -los más vehementes según dos fuentes cercanas a Fecode-, y Pedro Luis Arango y Over Dorado, que pertenecen a Marcha Patriótica y al movimiento sindical Guillermo Marín, respectivamente.

Con ellos -aunque no tan radical- está el fiscal del Fecode, William Velandia, que es de la cuerda del senador del Polo, Senen Niño. 

Según dos fuentes consultadas por La Silla cercanas a Fecode, este grupo es el que ha presionado porque la negociación se resuelva en un “todo o nada”. Sin embargo, hasta ahora, el grupo mayoritario ha logrado moderarlos para que se unan a las exigencias.

“Ellos saben que el terreno no está para andar con candela. Ya no son tan fuertes y las decisiones se están tomando por consenso. Por eso están suavecitos. No hay que radicalizar esta discusión”, le dijo a La Silla uno de ellos.

Por ejemplo, el domingo, Grubert logró que toda la junta de Fecode aceptara bajar su pretensión de nivelación salarial de un aumento del 28 por ciento a uno del 16 por ciento.  12 puntos menos que según uno de los voceros de Fecode demuestra que “tienen voluntad” para negociar. Y con eso se acercaron a la propuesta del Gobierno, que pasó de ofrecer 10 a 12 por ciento.

Sin embargo, ninguno de los miembros de la junta está “suavecito” con la evaluación.

El domingo ambas partes acordaron negociar este punto en una comisión especial integrada por dos representantes del Gobierno y dos de Fecode.

Por parte de los primeros estaba el viceministro de educación García de Brigard y Leiton, director de Fortalecimiento Territorial del Ministerio de Educación. Por lo segundos estaban dos miembros de la junta directiva de Fecode, Over Dorado (del ala más radical de Fecode) y Carlos Enrique Rivas (cercano al ex senador Jorge Guevara), acompañados por el asesor Jhon Ávila, del Centro de Investigación docente de Fecode.

Los cinco estuvieron reunidos desde las 4:30 hasta casi las seis de la mañana cuando finalmente decidieron levantarse de la mesa porque no lograron avanzar.

La Silla supo que hasta esa hora, el Gobierno había propuesto que se hiciera un examen exclusivamente para los 40 mil de los 130 mil maestros que han perdido reiterativamente  el examen de ascenso. La idea es que esta vez podrían pasarlo y ascender.

García de Brigard y Leiton se mantuvieron en la propuesta de Parody de que la fórmula para las evaluaciones futuras es grabar a los profesores en la clase para ver cómo las dictan, revisar cómo las preparan y revisar qué dicen los padres y las directivas de los colegios sobre su desempeño. Es decir, no se movió de su postura inicial.

Dorado y Rivas insistieron en que no. Defendieron la propuesta de Fecode, de que el cambio debe ser cambiar la evaluación por un “diagnóstico formativo” que no determine el ascenso, pero que permita una retroalimentación a los maestros que identifique sus fortalezas y debilidades para ajustar los planes de cada escuela.

Al final se pararon para presentar a todos sus negociadores la propuesta opuesta. Como ninguno de los dos equipos aceptó la propuesta contraria se levantaron las negociaciones.

Esto impidió que se concretaran los avances logrados hasta ahora y que se concentraban sobre todo en que el Gobierno aceptara considerar la inclusión de algunas exigencias de los maestros en el Plan de Desarrollo que esta semana tendrá su último debate en el Congreso.

Esos puntos incluyen la gratuidad de la educación, la inclusión del preescolar como una política de formación académica, la concurrencia en los pagos de las deudas de los sueldos (que la Nación ayude a los departamentos y municipios a pagar lo que les deben a los maestros) y el mejoramiento de la infraestructura educativa del país.

Aunque no en todos se han logrado acuerdos concretos, como por ejemplo en la inclusión del preescolar, ese punto no es determinante en esta negociación. Según las fuentes (una negociadora de Fecode y otra cercana a Grubert), si se resuelve el tema grueso de los ascensos, el sindicato podría moderar sus exigencias con acuerdos internos definidos por mayoría para darle solución a los demás puntos.

“Si el Gobierno resuelve el lío de los ascensos es viable hacer un acuerdo con el tema de la plata. Así la discusión se mueve a temas más fáciles, pero es que ahora tienen congelados los ascensos”, dijo una fuente cercana a Fecode. 

Pero en últimas este lío sigue siendo de plata. Los maestros que no han logrado ascender porque no han pasado la evaluación del Ministerio están estancados en la escala salarial. Por eso, aunque han cedido en la nivelación salarial para el conjunto, la pelea ahora es sobre todo es por los que no han podido aumentar su salario por cuenta de estos ascensos. Faltará ver entonces quien vá a ceder primero para llegar a un acuerdo. 

Contexto

Fui periodista de La Silla Vacía a cargo de cubrir Bogotá, el Congreso y las movidas de poder en el Pacífico. Soy politóloga con maestría en periodismo. Me gusta el periodismo de datos, el reportaje y hago fact checking.