Detrás de la victoria de primera vuelta de Juan Manuel Santos no solamente estuvo J.J. Rendón, en quien todos los medios tenían puesto el reflector; también estuvieron un grupo de asesores gringos de los que mucho se habla pero poco se sabe.
'Made in USA': los asesores gringos en la campaña de Santos
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Detrás de la victoria de primera vuelta de Juan Manuel Santos no solamente estuvo J.J. Rendón, en quien todos los medios tenían puesto el reflector; también estuvieron un grupo de asesores gringos de los que mucho se habla pero poco se sabe.
Se trata de Jack Leslie, James Carville y Ravi Singh.
La campaña maneja el asunto con hermetismo, quizá para evitar una polémica similar a la que estalló cuando se supo que J.J. Rendón trabajaba para Santos sin visa de trabajo.
Aunque en la campaña de Santos dieron versiones distintas y contradictorias respecto del verdadero rol que juegan – unos dijeron que eran clave y otros que Carville sólo se encargaba de las encuestas –, ellos habrían sido quienes insistieron en hacer una campaña más cercana a la gente, con un candidato más afable y menos a la defensiva.
A pesar de lo positivo de este cambio - Santos empezó a verse más conciliador y amable -, los gringos también habrían sido quienes le propusieron al candidato que usara el color naranja y se alejara de la 'marca' Uribe y el sello de La U.
Sin embargo, la asesoría de ellos, junto con la estrategia definida por J.J. Rendón de retomar la sombrilla de La U, de regionalizar la campaña con mensajes publicitarios específicos para cada departamento y crear una mayor asociación entre Santos y Uribe, fue definitivo en la remontada. A eso se añadió la llegada de Roberto Prieto a la gerencia y la reestructuración interna.
Las campañas en Estados Unidos no dan un paso sin una encuesta, una medición o un grupo focalizado con el que previamente se haya evaluado un eslogan, un discurso o un comercial.
Datos como el que el ateísmo de un candidato impacta de manera negativa en los colombianos, es la clase de información que se explota en las campañas de Estados Unidos una vez se obtiene ese dato en las encuestas internas.
Varios elementos de la campaña de Santos han sido importados de afuera. En los debate finales antes de la primera vuelta, la campaña promovía el plan de comer crispetas con los amigos y le daba a los seguidores una guía para ver el debate (y para hacer crispetas), e invitaba a discutir preguntas como “¿Qué candidato se expresa con mayor fluidez?”; “¿En cuanto a seguridad, quién tiene la mejor propuesta”; “De 1 a 10, qué calificación le das a Juan Manuel Santos?”.
En las regiones, los coordinadores locales tienen unas directrices exactas sobre cómo deben hacerse los refrigerios – el peso del pan, la cantidad de jamón y queso, el tamaño de la caja y el tipo de bebida –. Por otro lado, la campaña propuso llamar al candidato por su nombre, y subrayó eslóganes de manera reiterada – como “más trabajo” – e hizo énfasis en que Santos nunca había sido elegido a un cargo público sino que había sido un mero servidor público. Y por último están los 'call-centers' que usa la campaña, para contactar a posibles votantes y enviar mensajes personalizados sobre el candidato.
“Juan Manuel Santos no da un paso sin él”, dijo a La Silla Vacía una fuente cercana a la campaña. Jack Leslie no sólo es asesor del candidato de La U, sino también su amigo.
Leslie es el director de la firma de consultoría política Weber Shandwick, una de las más importantes de Estados Unidos. Por sus manos han pasado candidatos como el senador Edward Kennedy, y ha sido asesor en crisis como el ataque al World Trade Center en 1993, y a las Torres Gemelas en 2001.
No es la primera vez que Leslie trabaja para una campaña en Colombia. Fue el estratega de cabecera de la campaña de Virgilio Barco Vargas en 1986, y uno de sus asesores más cercanos durante el gobierno. Cuando nadie daba un peso por su candidatura, Leslie le recomendó avivar el trapo rojo, hablarle a los liberales, y así logró llegar a la Casa de Nariño el poco carismático padre de la actual embajadora en Washington Carolina Barco.
Después, Leslie asesoró a Barco sobre cómo mejorar la imagen de Colombia en Estados Unidos, percibida entonces como una democracia al servicio del Cartel de Medellín. Con encuestas en mano, el norteamericano le insistía al entonces Presidente que antes de todo había que cambiar la opinión de los estadounidenses sobre Colombia.
“No puedes ignorar esos números, no puedes simplemente mostrar lo que se está haciendo en Colombia contra los carteles de la droga. Sería visto como propaganda. No va a funcionar. Tienes que considerar lo que piensa la opinión pública sobre esto. Eres visto como un villano. Primero tenemos que mostrarte como víctima. Después como héroe. Después como líder”, le dijo Leslie a Barco en una ocasión, según el diario Los Angeles Times.
James Carville es un hombre orquesta. Ha sido comentarista político y deportivo, actor, litigante y – principalmente – consultor y estratega de campañas electorales en varios países del mundo. Quienes lo conocen dicen que es un excéntrico, que habla a toda velocidad y combina groserías e insultos con ideas brillantes. Aunque desde hace unos años no está en el centro de la política gringa, recientemente, con ocasión del derrame de petróleo en la Costa de México, criticó ácidamente al presidente Barack Obama, a pesar de ser demócrata y de apoyarlo después que salió elegido.
Según algunas fuentes de la campaña de Juan Manuel Santos, Carville es un asesor que se dedica únicamente a hacer encuestas, analizarlas y después remitir recomendaciones por escrito ("asesor tipo memo", dicen). Agrega la fuente que fue en esas encuestas internas donde se reflejó la ventaja que le llevaba Santos a Mockus días antes de la primera vuelta. Pero, afirmó, no tiene ningún papel central de estrategia ni toma las decisiones.
Otras fuentes cercanas a la campaña dicen lo contrario: que el papel de Carville es más importante. Que, de hecho, se ha reunido varias veces en Bogotá con la plana mayor – con Santos abordo – donde en términos muy duros los recriminó por el carácter antipático y duro que mostraba públicamente el candidato (reunión que se llevó a cabo de principio a fin en inglés). En una de las reuniones, Carville – que siempre viste de jeans y tenis – se quitó los pantalones, quedó en pantaloneta y salió a correr un rato. La discusión siguió sin él. Cuando regresó se sentó, tomó la palabra y dio su opinión.
Carville es un asesor de primer nivel, por lo cual sus servicios pueden ser muy costosos – en millones de dólares se cuentan sus honorarios –. Aunque esto depende de qué tan involucrado esté con la campaña. “En Bolivia [donde asesoró al candidatura presidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada] hizo muy poco del trabajo práctico o de la estrategia. Fue más que todo el personaje que llegó a la campaña para inspirar al equipo, pero fueron los otros quienes hicieron el trabajo pesado”, contó a La Silla Vacía Rachel Boynton, una periodista norteamericana que hizo un documental sobre él.
El director de la 'Sala de Guerra'
James Carville fue el director de la campaña presidencial que llevó a Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos, en 1992. Carville inventó la 'Sala de Guerra', un lugar donde todo la información sobre el candidato – absolutamente toda – se controlaba. Un numeroso grupo de personas monitoreaban los medios nacionales, los cables extranjeros, los rumores de la competencia. Todo.
El libro 'Carrera por la Presidencia', de Peter Goldman y Thomas M. De Frank, describe el funcionamiento de la 'Sala de Guerra':
"Bajo la bandera de batalla, la 'Sala de Guerra' tuvo bastante éxito en capturar la agenda de la campaña en otoño. Los integrantes del equipo rastraeaban todas las palabras y las pausas de Bush [padre], y rebuscaban cualquier material que hubiera para refutarlo.
(...) Ninguna acusación se debía dejar sin contestar, ningún ataque sin rechazar, ningún reclamo sin cuestionar. Para el otoño, tal y como reclamaba la otra parte, no se podía leer una sola historia favorable sobre la campaña de Bush sin encontrar a George Stephanopoulos [uno de los consejeros de Clinton] en alguna parte entre el tercero, cuarto o quinto párrafo diciendo que eso no era así".
Carville es una persona irascible, temperamental. "¡Corran, no caminen!" o "Voy a explotar en cualquier momento", eran algunos de los alaridos que – según el libro – le daba a su equipo en la contienda del 92.
Otra anécdota más del libro de Goldman y De Frank ilustra su personalidad: "'Voy a estar irritado todo el día', dijo en otra ocasión, cuando alguien le propuso que tuvieran más reuniones con el equipo de trabajo. 'Este no es un trabajo para los débiles de corazón, ¿sabes? Estás hablando de que hablemos más. Yo estoy hablando de que pensemos más. No soy tu mamá. No soy tu papá. No puedo pensar por ti todo el día'".
El hito de la campaña de Clinton fue meter en la agenda electoral el problema de la economía. "¡Es la economía, estúpido!" (It's the economy, stupid), fue la frase que acuñó y que terminó por desequilibrar la balanza a favor de los demócratas. Carville estuvo detrás de esa consigna, y pegó la frase en el 'War Room' e insistía una y otra vez que nadie podía olvidarlo ni por un instante.
Carville también fue uno de los que aconsejó a Hillary Clinton no lanzarse a la presidencia en 2004, cuando George W. Bush se jugaba su reelección. También fue muy crítico del equipo de la campaña de Hillary en 2008 y, cuando Obama ganó, fue uno de los que le dijo a ella que no tenía otra posibilidad que aceptarle el ofrecimiento de ser Secretaria de Estado. "Una vez te lo han ofrecido, estás jodido", le dijo.
Otro de los 'gringos' detrás de Santos es Ravi Signh, estadounidense de nacimiento y de ascendencia hindú con fama de trabajar sin parar, como Carville. Como él mismo lo reconoce en algunas charlas que ha dictado, es adicto al Redbull y puede pasar varios días trabajando con apenas un par de horas de sueño.
Singh es conocido como el gurú de las campañas en Internet. Creó un programa llamado 'Electionmall', una plataforma de Internet para impulsar las campañas por ese medio y con el uso de las redes sociales. Singh es politólogo y tuvo un paso fugaz por la política. También ha asesorado campañas en varios países del mundo, como México y España.
Desde 2009, se rumoraba que Singh asesoraba a Santos. De hecho, en una entrevista radial Julio Sánchez se lo preguntó. Fuentes allegadas a la campaña dicen que Singh comenzó a asesorar al candidato de La U cuando estaba en el Ministerio de Defensa, y que ahora se limita a vender su producto y ponerlo a funcionar.
Otras fuentes indican que Singh tiene un papel más activo, y que está pendiente de todo lo que pasa en el centro de operaciones de Internet de la campaña, que cuenta con casi 80 personas. Por ejemplo, fue quien ideó el juego 'Supersantos', donde incluso él aparece. Singh no se sabe el nombre de las personas que trabajan con él y para identificarlas les pone alias relacionados con terminología militar. Sin embargo, Singh no toma decisiones de estrategia en la campaña.
Singh, al igual que Carville estuvo en Bogotá en estos días, y aunque la campaña no lo confirma, posiblemente sigue en el país. En parte el hermetismo obedece a que muchas personas que trabajan con los 'gringos' habrían firmado acuerdos de confidencialidad que, de romperse, los obligaría a pagar una alta suma.
Si, ahora que con el apoyo de Cambio Radical tiene a todos los partidos menos el Polo con él, Santos gana las elecciones su triunfo tendrá en parte el sello de ‘made in USA’.