Marelen Castillo es caleña, hizo un doctorado en educación de Nova Southeastern University de la Florida, y lleva 14 años trabajando en la Universidad Uniminuto de Bogotá. Fue vicerrectora académica y hoy es directora de iniciativas académicas.
Castillo, de alrededor de 50 años es una mujer de raíces afro con trayectoria netamente académica, específicamente en educación. Su familia es de Buenaventura pero ella nació y se crió en Cali. Es licenciada en Biología y Química en la Universidad del Valle, ingeniera industrial de la Universidad de Occidente, y una maestría en la Universidad de Monterrey de México.
La docente, nunca ha ocupado un puesto público y solo ha tenido un contrato con el Estado, para asesorar a la Dirección de Educación Superior del Ministerio de Educación en 2016.
Desconocida fuera de los círculos académicos, viajó a Bucaramanga para conocerse con Rodolfo Hernández el sábado pasado. Se reunieron en las oficinas de HG, la constructora del exalcalde.
A través de amigos en común, Castillo entró en la baraja de fórmulas vicepresidenciales del exalcalde de Bucaramanga, tras el descache con Paola Ochoa. Esa fórmula, anunciada de manera poco coordinada, tanto que incluso sus asesores más cercanos no se enteraron del nombramiento, reveló una impulsividad en la toma de decisiones de Rodolfo, basada en instintos que no siempre eran acertados.
Llegó, además, luego de que una lista larga de otras mujeres hubieran rechazado el puesto para acompañarlo, un golpe a la percepción de viabilidad de un presidenciable.
La opción de Castillo, que según dos fuentes cercanas a Hernández será formalizada internamente hoy en la tarde y anunciada en los próximos días, no cambia mucho ese panorama. Una mujer desconocida totalmente en el mundo político, sin experiencia pública ni grandes logros de gestión en el mundo privado, será la compañera de un outsider que terminaría su mandato bordeando los 80 años.
