Yahir Acuña parece haber encontrado la alianza que lo volverá más súper poderoso de lo que ya ha demostrado ser.

Fue un triunfo cantado. Tal y como se anticipó debido a su campaña en la que repartió whiskey y plata por montón e hizo alianzas con siete candidatos al Senado, el representante Yahir Acuña se convirtió el pasado domingo de legislativas en el gran fenómeno electoral en Sucre.

En cuatro años pasó de 51.160 a 126.097 votos. Es decir que aumentó en su votación en un 146 por ciento y les ganó de lejos en número de apoyos a todos los senadores que hicieron campaña en ese departamento. Incluyendo a Teresita García Romero, la heredera del otrora indestronable Álvaro ‘el Gordo’ García.

Con semejante votación, totalmente atípica pues nunca en Sucre un representante la había sacado, Yahir se queda con dos de las tres curules asignadas para ese departamento en la Cámara. Sin embargo, su triunfo tuvo un sabor agridulce porque su partido, 100% por Colombia, no alcanzó el umbral de votos necesarios para conservar su personería jurídica y por lo tanto deja de existir.

En ese caso, según nos informaron en la Registraduría, Acuña y la segunda de su lista (Candelaria Rojas) se pueden posesionar como representantes, pero deberán buscar inmediatamente escampadero en algún partido que quiera recibirlos y formar bancada con ellos.

Ante este panorama, ayer en la Sincelejo política muchos se preguntaban si Yahir no terminó perdiendo más de lo que ganó debido a que se queda sin su partido de bolsillo -es una famiempresa en la que varios de sus parientes son dirigentes- con el que tiene la posibilidad de dar avales y de recibir financiación estatal. Un político de la región le dijo a La Silla que le parecía raro que Yahir no hubiese presentado más listas a la Cámara (sólo presentó en Sucre, Santander, Casanare y Bogotá, y esta última se la tumbaron por no cumplir la cuota de género) que le permitieran sumar más votos para alcanzar el umbral que es del 3 por ciento de los votos válidos en su caso a Cámara, pues él no presentó listas al Senado.

Hasta llegó a correr ayer en Sincelejo un rumor sin confirmar de que Yahir Acuña estaba internado en una clínica por el impacto de no haber alcanzado el umbral.

La Silla supo que la realidad es que lo del umbral no transnochará a Acuña. Él no tendrá que tocar puertas en partidos que podrían rechazarlo debido a su investigación por parapolítica. El nuevo gamonal de Sucre ya tiene partido con personería jurídica que lo reciba. Se trata de la Fundación Ébano de Colombia (Funeco), que con 58.965 votos se ganó las dos curules para afrodescendientes con María del Socorro Bustamante y Moisés Orozco Vicuña, lo que le dio la personería, y que es manejada tras bambalinas por Yahir Acuña como lo contó La Silla.

Dos fuentes de Sucre que conocen de cerca la organización de Acuña le dijeron a La Silla que el representante manifestó ayer su intención de meterse en Funeco. “Dice que para eso creó ese movimiento”, dijo una de las fuentes.

Con esa jugada, Yahir no sólo quedaría con las curules de Sucre y partido propio, sino como posible jefe de una bancada ya no de dos, sino de cuatro representantes. Un paso más hacia su sueño de convertirse en el próximo Gobernador de Sucre y poner el alcalde de Sincelejo.

La cercanía con María del Socorro
Yahir Acuña, nuevo gamonal de Sucre.
María del Socorro Bustamante, elegida representante por las negritudes.
Moisés Orozco Vicuña, representante electo, fue uno de los candidatos cuestionados por León Valencia y su fundación.

María del Socorro Bustamante, la mayor votación de la lista de Funeco, es la polémica excandidata a la Alcaldía de Cartagena a la que Cambio Radical se negó a avalar en esa contienda luego de que ella asistiera a un evento en el que estaba Enilce López ‘La Gata’, condenada por homicidio.

Después de ese episodio, Bustamante aterrizó en las toldas del movimiento Afrovides y con ese aval participó (y perdió) en las elecciones atípicas a la Alcaldía de Cartagena. Afrovides es el mismo movimiento que avaló a Yahir Acuña en 2010 y del cual él se adueñó cambiándole el nombre por 100% por Colombia y poniendo a varios miembros de su familia como dirigente, como contó Semana.

En aquella ocasión, Yahir mostró toda su identificación con María del Socorro al entregarle en persona el aval y declarar en medios que “con la mano de Dios… vamos a ganar Cartagena… vamos a tener alcaldesa de Cartagena, una mujer con los pantalones bien puestos… Si Dios me diera la oportunidad de inscribir mi cédula, la inscribiría en Cartagena y votaría por María del Socorro Bustamante”.

Ahora con Funeco, Yahir no entregó el aval públicamente a Bustamante. De hecho, muchos desconocen la relación del representante con esa fundación, pero tres fuentes que conocen la política en Sincelejo le confirmaron a La Silla que ésta es manejada por él.

Incluso, Yahir Acuña le hizo campaña al vallecaucano Moisés Orozco Vicuña, el segundo en la lista de Funeco, con unas declaraciones en las que celebró su aspiración por la circunscripción de las negritudes.

Orozco Vicuña era, según la Fundación Paz y Reconciliación que lidera León Valencia, el abogado de los hermanos Comba, narcotraficantes, y en 2011 aspiró a la Alcaldía de Yumbo (Valle) con el apoyo del parapolítico Juan Carlos Martínez.

Ni Orozco Vicuña ni María del Socorro Bustamante son negros, a pesar de haber obtenido sendas curules para representar a la comunidad afrocolombiana.

Con ellos dos y con Candelaria Rojas -de quien no pudimos tener mayores datos salvo que es de San Pedro (un pueblo de Sucre cuyo alcalde es de la cuerda de Yahir) y aspiró sin éxito a la Asamblea por Afrovides, cuando aún no había cambiado de nombre ese partido- formará bancada Acuña si entra a Funeco.

Eso es lo más probable no sólo porque dos fuentes confiables nos hayan dicho que Yahir quiere, sino porque es su salida más lógica: se quedó sin personería, en Funeco tiene sus aliados y es casi impensable que un partido grande lo acoja teniendo en cuenta las sombras que hay a su alrededor. Mucho más en época post electoral, cuando ninguna colectividad necesita su caudal de votos.

La Silla intentó anoche, cuando conseguimos los datos de esta historia, comunicarse con Yahir Acuña y María del Socorro Bustamante, pero ninguno de los dos respondió.

La campaña de los “10 mil millones”

Un colega que ha investigado a Yahir Acuña le dijo a La Silla que es impresionante cómo en poco más de cuatro años, pasó de ser “un don nadie” que vivía en el modesto barrio La Selva de Sincelejo a ser un potentado cacique político, que reside en una mansión del exclusivo barrio Venecia en la misma ciudad.

Como lo ha contado varias veces La Silla, Acuña representa un nuevo fenómeno electoral, pues cuando otros investigados por parapolítica caen, él emerge.

En un hecho inédito, apoyó siete campañas al Senado. Todas salieron y les fue bien en Sucre: Julio Miguel Guerra sacó ahí 38 mil votos. Musa Besaile 19 mil. Ñoño Elías 17 mil. José David Name 10 mil. Eduardo Pulgar 7 mil. Y Nora García 10 mil. Aunque de todas maneras no todos esos votos son necesariamente gracias a Yahir. De hecho, por ejemplo, Julio Miguel Guerra es de Sucre y su papá Julio Guerra Tulena es el gobernador, lo que seguramente le dio esa buena cantidad de apoyos. A Ñoño Elías lo apoyó en Sucre además su suegro, el parapolítico Erick Morris.

La campaña de Yahir estuvo marcada por la entrega de plata, como es vox pópuli en todo el departamento. Un líder político de un pueblo le dijo a La Silla que le había escuchado decir a Yahir que él compró 250 mil votos (aunque no los sacó) y que en su campaña se gastó fácilmente 10 mil millones de pesos. Un dato imposible de comprobar teniendo en cuenta que los gastos excesivos de las campañas nunca son reportados oficialmente.

A lo mejor por eso estaba tan seguro de que su partido pasaría el umbral de 351 mil votos (sus listas sacaron en total 153 mil votos) y mantendría su personería jurídica. O a lo mejor siempre tuvo la confianza en que, de no pasarlo, le quedaba Funeco en caso de que esa fundación sacara curules y obtuviera personería, como efectivamente pasó.

Sea como sea, Yahir Acuña parece haber encontrado la alianza que lo volverá más súper poderoso de lo que ya ha demostrado ser.

Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...