Para sobrevivir en Medellín Quintero va con un ramillete de candidatos

Para sobrevivir en Medellín Quintero va con un ramillete de candidatos
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El alcalde Daniel Quintero tiene a su disposición un ramillete de candidatos jóvenes para intentar retener su poder en Medellín. “Esto es una carrera de supervivencia. El alcalde tiene múltiples puentes, y el puente que va quedando es por el que va caminando”, dice un dirigente de Independientes, su movimiento político, y quien pidió la reserva de su nombre.

Hay tres vertientes. El quinterismo puro, en el que están los candidatos de su entraña y que han crecido políticamente con él. El quinterismo a cuotas, que refleja sus alianzas con los grupos políticos tradicionales que gobiernan a su lado, como el del barón conservador Carlos Trujillo y el del exsenador liberal Julián Bedoya. Y el quinterismo sin Quintero, representado por una candidatura más independiente, pero que defiende sus tesis principales.

Cada uno de ellos tiene problemas en una elección que dentro de Independientes empiezan a sentir que será muy difícil de ganar.

El quinterismo puro arrastra con la impopularidad de su administración; el de los tradicionales con poca tracción en la opinión y con la incertidumbre de obtener el aval de sus partidos; y el último, el más independiente, está todavía en obra negra.

Tantear la resistencia de cada uno será clave para un alcalde impopular y acosado por escándalos de corrupción en su primer círculo de confianza. Sobre todo si el rechazo que genera Quintero impulsa el regreso de Federico Gutiérrez a la política local, un peso pesado que puede patear el tablero.

Frente a este difícil panorama, Quintero le apuesta a tener un menú de opciones amplias.

El quinterismo puro 

Es el puente con las vigas más inestables, y sobre él avanzan los candidatos que han crecido políticamente con el alcalde, mantienen una estrecha relación personal con Quintero y enarbolan las banderas del continuismo.

El más notable de ellos es Juan Carlos Upegui, de 33 años, el candidato oficial de Independientes y primo de Diana Osorio, la esposa de Quintero. También lo transita el exconcejal Albert Corredor, de 34 años, quien está recogiendo firmas para inscribir su candidatura y tiene al personal de la Secretaría de Educación trabajando para su campaña.

En 2017, Corredor fue asesor de Quintero durante su paso por el viceministerio de las Tic. Empezó su carrera política como uribista y fue concejal de Medellín por el Centro Democrático (2019 - 2022). Sin embargo, hizo parte del grupo de concejales rebeldes que se negaron a hacerle oposición al alcalde, rompiendo con la disciplina del partido, y desde entonces ataca al expresidente Uribe.

Upegui, por su parte, ganó el proceso interno para obtener el aval de Independientes, que recientemente obtuvo la personería jurídica aprovechando la feria de partidos del Consejo Nacional Electoral (CNE). Lo hizo con el pedigrí de haber estado en el pelotón de funcionarios de Quintero que renunciaron en 2022 para liderar la campaña del Pacto Histórico en Antioquia.

De hecho, su reconocimiento dentro del petrismo paisa fue clave para llevarse el aval de Independientes. El movimiento contrató una serie de encuestas para medir la popularidad de sus seis precandidatos y la metodología le daba el 50 por ciento de ponderación a la favorabilidad entre los votantes del Pacto.

En su discurso como ganador, Upegui hizo un llamado a la unidad de los sectores progresistas y propuso una consulta interpartidista.

Mencionó a líderes y activistas del Pacto en Medellín, a Corredor y a la exconcejala Paulina Aguinaga, precandidata a la alcaldía. También al concejal Fabio Rivera, del grupo del exsenador Julián Bedoya, aliado de Quintero, y al concejal Jaime Cuartas, de la coalición quinterista y con cuotas en la administración.

El quinterismo a cuotas

“Yo, primero, tengo que darle una o dos vueltas a la ciudad montado en la moto del aval”, dice Cuartas, quien se disputa la candidatura del Partido Verde a la alcaldía con el concejal Daniel Duque, acérrimo opositor de Quintero.

Cuartas, un político de centro que lleva tres períodos consecutivos en el Concejo, representa la línea del partido más abierta a pactar con el alcalde y con el petrismo local. “La idea es ver cómo vamos marcando y, si es el caso, juntarnos con las tendencias afines al partido. Pero no quiero ensillar el caballo antes de comprarlo”, dice.

Cuartas es uno de los precandidatos que están en la órbita del quinterismo por las múltiples alianzas que el alcalde ha tejido con los grupos políticos tradicionales de la ciudad. Ha hecho campaña con el exrepresentante verde y petrista León Freddy Muñoz, hoy embajador de Colombia en Nicaragua, y quien tiene una investigación en la Corte Suprema de Justicia por narcotráfico.

Con el mismo perfil de Cuartas —el de un político tradicional que lucha por su aval— está el concejal conservador Lucas Cañas, del grupo político del barón Carlos Trujillo, aliado de Quintero.

Cañas ha sido presidente del Concejo en nombre de la coalición quinterista y ha acompañado los principales proyectos del alcalde, incluso la polémica y fallida venta de los activos de EPM en Tigo-Une. 

Su búsqueda del aval conservador cuenta, por un lado, con el respaldo de sus dos compañeros de bancada, los concejales Babintón Flórez y Juan Ramón Jiménez, y por otro, con su larga militancia en el partido, donde ha pasado primero por sus juventudes y luego por su directorio nacional.

Sin embargo, tiene en contra el margen de maniobra perdido al interior del conservatismo después de la operación para sacar de su presidencia a Trujillo, y los poderosos rivales conservadores que tiene su grupo político en Antioquia, encabezados por el exsenador Juan Diego Gómez.

Recientemente, ha estado marcando distancia con la administración y se presenta como un crítico del continuismo. “Upegui no me menciona en la consulta porque no represento la continuidad. No más política cosmética, esnob y de Twitter”, le dijo Cañas a La Silla.

El quinterismo sin Quintero

Está representado, sobre todo, por la exsecretaria de salud Andree Uribe.

La semana pasada Uribe inscribió su movimiento por firmas, “Merecemos”, y ha estado en una intensa ronda de entrevistas por medios locales y nacionales marcando su distancia frente a Quintero. Esto a pesar de haber sido su funcionaria estrella durante la pandemia y haberlo reemplazado como alcaldesa encargada cuando fue suspendido por la Procuraduría, señalado de participar en política.

La desmarcada de Uribe fue con un portazo. Era una de las precandidatas de Independientes y salió del proceso interno cuestionando la metodología de las encuestas.

Su principal argumento era que la ponderación de las encuestas contratadas con el Centro Nacional de Consultoría (CNC), una de las encuestadoras mejor valoradas por el semáforo de La Silla, favorecía a Upegui.

Uribe, según tres fuentes reservadas de Independientes que conocieron de primera mano el conflicto, en principio estaba de acuerdo con la metodología, pero decidió, aconsejada por sus asesores, romper con el proceso para no estar marcada como la candidata de Quintero.

“Pero yo el puente con Andree no lo veo roto. Ella se desmarca del alcalde sin hacerlo de la izquierda. Finalmente somos animales que comemos del mismo árbol y estamos por el mismo lado de la foto”, le dijo a La Silla un dirigente de Independientes.

La estrategia de polarizar la ciudad es el principal flanco de críticas de Uribe a su mentor. “La ciudad está desgastada. Necesitamos debates con mayor profundidad, y dejar de buscar enemigos y controversias”, dice la exsecretaria de 31 años.

Sin embargo, reconoce que era necesario el choque frontal que Quintero le planteó a las élites empresariales de la ciudad, asociadas con el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). “Esa discusión era necesaria con respecto a los recursos de EPM. Medellín llevaba muchos años con una hegemonía económica”, le dijo a La Silla.

Uribe también piensa, como Quintero, que el centro y la derecha paisa son básicamente iguales y que en las últimas décadas gobernaron con las mismas ideas. “Son posturas muy alineadas hacia la derecha. Había una hegemonía en el control político de la ciudad”, dice.

Y finalmente, como los candidatos del alcalde a la alcaldía y la gobernación, quiere ser la candidata del Pacto Histórico en Medellín.

En esta candidatura, de una mujer joven y preparada, que tiene dos posgrados y se presenta como una técnica de origen popular, Quintero puede encontrar otro salvavidas para no ahogarse en octubre.

La continuidad de su proyecto político depende, en todo caso, de candidatos sin mucha trayectoria ni reconocimiento, que aspiran a dar la misma sorpresa que en 2019 dio un Quintero relativamente desconocido en Medellín.

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