El presidente Gustavo Petro asumió el reto de medir su fuerza en las calles y perdió. “Hoy los espero a las 4 pm en la plaza de armas y la plaza de Bolívar y en todas las plazas públicas del país”, dijo horas antes del discurso.
La plaza de Bolívar estuvo vacía, solo en Medellín se quedó alguna gente a oír su discurso en la calle, y en la Plaza de Armas, frente al balcón de Casa de Nariño, la gente se empezó a ir antes de que el presidente acabara de hablar.
Poco pueblo llegó al discurso del cambio
La jornada de manifestaciones citada en apoyo a sus reformas sociales fue impulsada, en su mayoría, por sindicatos y petrismo de base, principalmente en Cali, Barranquilla, Medellín y Bogotá. Aunque la Casa de Nariño había llamado a jornadas de socialización del artículo de la reforma de salud, el texto de más de 200 páginas apenas había salido la tarde anterior. En las cuatro capitales que cubrió La Silla Vacía hubo más movilización y arengas a favor del presidente que pedagogía sobre el proyecto.
Lo mismo ocurrió en el discurso de Petro. Fue el momento principal de la jornada, en un hecho simbólico sin precedentes, desde el balcón de la Casa de Nariño, frente al Congreso, donde se deberán aprobar sus reformas. La Plaza de Armas solo se llenó lo suficiente después de las 5PM para que el mandatario —con su esposa Verónica Alcocer, y Antonella, una de sus hijas— saliera a dar un discurso de casi una hora.
En el espacio, varias veces más pequeño que la Plaza de Bolívar, se pararon cómodamente funcionarios del gobierno, sindicalistas, y personas que madrugaron para llegar a ver de cerca al presidente. Aunque varios ministerios y entidades públicas dejaron salir temprano a sus empleados —como el Sena, el Ministerio de Vivienda y la Superintendencia de Notariado —, y los sindicatos hicieron sus convocatorias, el público no alcanzó para abarrotar la Plaza de Armas y la Plaza de Bolívar se quedó vacía.