El presidente llegó cuatro horas tarde, a las 9:00 de la noche.
“Este proyecto presenta un capítulo mundial para Colombia de dignificación del trabajo”, dijo. Y aunque la propuesta mantiene la esencia de buscar más garantías para los trabajadores, al final llegó con cambios que la hacen menos radical.
Una moderación que mantuvo las líneas rojas
Frente al borrador que se filtró hace un par de semanas, el proyecto de ley de la reforma laboral que presentaron Petro y su ministra de Trabajo llegó más moderado al Congreso.
El documento inicialmente proponía unas condiciones más rígidas para la contratación, para el reajuste salarial y para el despido de trabajadores. Pero algunos puntos cambiaron en las mesas de concertación que abrió el gobierno con sindicatos y empresarios.
Para Rosmery Quintero, presidenta del gremio de las mipymes, Acopi, Ramírez “sí es una ministra que apoya, escucha y respeta. Ha escuchado las sugerencias, pero también es clara con lo que puede ceder y en lo que no. La reforma se moderó bastante”, le dijo a La Silla.
El espíritu de la reforma es mejorar la calidad del empleo. Para eso, propone el contrato a término indefinido como regla general, limitar la tercerización y que más trabajadores tengan fuero. Es decir, que sea más difícil despedirlos. En esos puntos se metieron matices, según el último borrador que conoció La Silla este jueves.
Entre los cambios está que duplicaron el tiempo a partir del cual los contratos de prestación de servicios se convierten en contratos a término indefinido. En el borrador inicial pedían que si después de un año a un trabajador se le renovaba ese tipo de contratación, debía pasar a contrato indefinido. En el proyecto fijaron una propuesta de dos.
El otro cambio grande fue el de pedirles a las empresas que le suban obligatoriamente a los empleados lo equivalente al dato de la inflación. Antes, pedían que eso aplicara a todos los trabajadores, sin distinguir nivel de ingresos. Ahora solo aplicará a los que ganen hasta dos salarios mínimos.
El proyecto se moderó en algunos puntos, pero dejó claras las líneas rojas por otro lado. Dejó quieta, por ejemplo, la propuesta de cambiar el comienzo de la jornada nocturna de 9:00 de la noche a 6:00 de la tarde. También quedaron los recargos propuestos por el trabajo de los domingos y festivos, que hoy le pagan a las personas 75 por ciento extra por día trabajado. Eso subiría al 100 por ciento.
Entre los puntos que mantiene el proyecto luego de las mesas con empresarios y trabajadores está el fuero para poblaciones vulnerables. Se trata de una protección especial para personas con discapacidad, mujeres con un embarazo de seis meses, trabajadores a punto de pensionarse y personas con algún problema de salud. Para despedirlos hay que seguir procedimientos especiales, como llevar la solicitud ante un juez.
También incluye artículos para la equidad de género. Por ejemplo, garantiza la flexibilidad laboral para aquellas personas que tengan a alguien a cargo, tengan que salir a una cita médica o incluso tengan dolores intensos por la menstruación. En ese punto, le agrega más tiempo a la licencia de paternidad para que quede igual a la de maternidad.
Lo que le queda al gobierno es, como dijo la ministra de Trabajo cuando se dirigía al Congreso a radicar la reforma tras el discurso del presidente, arrancar una estrategia de defensa.