Tratando de acelerar un acuerdo de cese al fuego bilateral y de hostilidades con el ELN, el presidente le aplicó al ELN una presión diferente a la militar. Utilizó la receta que ya han enfrentado otros que no se alinean con él: cuestionar ante la opinión pública el punto de honor de su rival. En este caso, las credenciales revolucionarias de los elenos.

El resultado por ahora es el anuncio del ELN de poner en “pausa” la mesa de diálogos en La Habana, según comunicó ayer el jefe negociador de esa guerrilla, Pablo Beltrán.

Petro reta al ELN en su punto de honor

Desde que Petro fue elegido, ha atacado a los medios que lo crítican por desinformar a la opinión pública; ha culpado a los bancos del fenómeno del “gota gota”; ha acusado a las EPS de quebrar la red hospitalaria en el país y a los fondos de pensiones de no ahorrar; y a los petroleros les ha dicho que el petróleo es igual de dañino a la cocaína.

Ahora, con el fin de presionar al ELN para que avance en un propósito central para el gobierno, que es el cese al fuego y de hostilidades, Petro les aplicó la misma táctica: el pasado viernes, en un largo discurso ante los altos mandos de las Fuerza Militares, el presidente cuestionó el mando y el carácter revolucionario de esa guerrilla.

“El ELN ha variado, no es un grupo insurgente como antaño, está peleando territorio por la economía ilícita (…), los frentes son autónomos, son federales, giran todos alrededor de la economía ilícita, poco tienen que ver con el padre Camilo Torres”, fueron las declaraciones que encendieron la mecha.

Con estas palabras ante los generales y almirantes, responsables de la estrategia y de las operaciones contra este grupo armado, Petro cuestionó la versión de sí misma que tiene esa guerrilla como una organización subversiva y alejada del narcotráfico. Fue una medida de presión diferente a la militar, pero igualmente letal para el sentido de honor de esta guerrilla.

Una fuente que ha sido acompañante del proceso con el ELN, que pidió no ser citada para poder hablar, le dijo a La Silla que hasta el segundo ciclo de negociación el gobierno quería mostrar resultados, pero que se había encontrado con una guerrilla que cedía poco y que está acostumbrada a un ritmo lento de negociación.

“Podemos tener una verdadera crisis si no hay cese al fuego, Petro quiere mostrar que la situación está mejorando”, dijo la fuente.

“El presidente está poniendo el dedo en la llaga”, dice Carlos Velandia, promotor de paz y antiguo miembro de la Dirección Nacional de esa guerrilla. “El ELN ha mantenido un relato hacia afuera en relación con las economías ilegales, especialmente el narcotráfico, pero lo que se está dando en los territorios es una cosa diferente. Es cierto que el ELN no es un cartel, eso no está en discusión. Lo que está en discusión es que mientras mantiene un discurso, en los territorios ocurre otra cosa”.

En efecto en regiones como Catatumbo, donde hace presencia su Frente de Guerra Nororiental, el ELN está estrechamente relacionado con actividades del narcotráfico, según lo han demostrado inteligencia militar y operaciones hechas en conjunto con los Estados Unidos, como Catatumbo Lighting.

Pese a que su involucramiento con el narcotráfico es vox populi en las regiones en las que hacen presencia, el jefe del ELN, “Antonio García”, ha sido tajante en exigirle al gobierno un trato muy diferente al que le están dando a organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico como el Clan del Golfo, que también quieren entrar a la Paz Total.

De ahí la reacción que tuvo la guerrilla ante las palabras del presidente.

Un día después de las declaraciones de Petro, la delegación negociadora de esa guerrilla lo acusó de deslegitimar la mesa de diálogos desconociendo su carácter político.

En vez de recular, Petro fue más allá. Ese mismo sábado, retó al ELN: “Sí queremos darle ese estatus político al ELN, pero reconociendo la nueva realidad. En esa medida, les propongo que trabajemos, en serio, un cese al fuego. Que se dejen de matar, que sea un cese de hostilidades a la sociedad”, dijo desde Olaya Herrera (Nariño), ante miles de campesinos cocaleros y en una zona donde hay presencia elena.

Les tendió también un puente para acercarse: les propuso iniciar con un cese al fuego de carácter territorial que se pueda expandir a nivel nacional. Con la gran y polémica concesión de que la guerrilla —aún armada— pueda trabajar con las comunidades en el diseño de políticas para el desarrollo del territorio.

“Empecemos un cese al fuego. Un proceso que empiece a darle confianza a la sociedad colombiana que ya está descreída de tantos años de prometer paz”, dijo Petro.

La respuesta del ELN fue casi inmediata. En un comunicado ayer lunes, el Comando Central del ELN (Coce) dijo que la negociación estaba en “crisis” por las declaraciones de Petro. Luego, Pablo Beltrán, jefe negociador de esta guerrilla, dijo que los diálogos entraban en una “pausa” hasta hacer todas las claridades sobre la posición del gobierno frente al estatus político del ELN.

La “pausa” en la mesa vuelve mostrar un ELN poco flexible

Ante el comunicado del Coce y la delegación del ELN, Presidencia respondió a la guerrilla. En un documento de una página, el gobierno Petro reiteró que el estatus político de la guerrilla ya estaba reconocido en una resolución. Además, aclaró que las declaraciones de los últimos días eran “un llamado a ambas partes a ser responsables con las dinámicas del conflicto armado”.

Sin embargo, la respuesta no fue suficiente para conjurar la crisis. El negociador Beltrán anunció la noche de este lunes la suspensión de la mesa de diálogos en La Habana hasta que se resuelvan las preocupaciones de esa guerrilla. 

“Ha habido unas declaraciones públicas que ayudan a solucionar el asunto, pero el fondo del asunto, lo que motivó el reclamo nuestro sigue latente para evaluarse”, dijo Beltrán ayer y llamó a la sociedad a “tener paciencia”.

Al respecto, Velandia —quien escribió el libro “El ELN desde mi ventana” sobre esta guerrilla— cuestiona que el ELN llame “crisis” el efecto de las palabras de Petro. “Crisis son los muertos, la presión militar en los territorios, crisis son los desplazamientos forzados. Esa es una crisis, no una desavenencia verbal que es connatural a la confrontación de ideas; esas desavenencias no pueden llevar a paralizar una mesa”, dice.

“Si el ELN sigue dilatando la entrega de resultados va a dejar al gobierno sin campo de maniobra y en esa medida, el gobierno en algún momento va a tener que levantarse de la mesa”, dice  Luis Fernando Trejos, investigador  del conflicto y profesor de la Universidad del Norte. “Creo entre líneas que el presidente Petro midió el aceite y realmente no hubo mayor rechazó en la opinión pública”.

Para monseñor Héctor Fabio Henao, quien acompaña la mesa de diálogos en La Habana como representante de la Iglesia, las consecuencias no van tan lejos como para plantear una ruptura del proceso.

“Este es un momento que indudablemente presenta dificultades, pero también se presenta una oportunidad de mejora y de transformaciones”, le dijo Henao a La Silla. “Pienso y espero que en esa línea se avance, siempre bajo la perspectiva de los impactos en el proceso global que puede tener, por ejemplo, el no alcanzar definiciones sobre el cese al fuego, que es un tema tan esperado por la sociedad colombiana”.

Luis Eduardo Celis, experto en el ELN e investigador de Pares, coincide en que las declaraciones del presidente “van a paralizar la mesa, va a haber uno o tres días de discusiones en La Habana, pero finalmente es solo un impasse”.

Lo que nadie se atreve a predecir es si al final la estrategia del presidente logrará mover al ELN hacia un cese del fuego, o por el contrario fortalecerá la iniciativa que ha demostrado la guerrilla desde que se volvieron a sentar a negociar.  

Periodista de la Universidad de Antioquia. En La Silla Vacía empecé contando las movidas políticas de Antioquia como practicante, ahora escribo sobre el conflicto armado, las políticas de seguridad, la justicia transicional y los esfuerzos de paz en el país.