Petro y Robledo: la pelea es peleando
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El alcalde Gustavo Petro acusó la semana pasada al Moir de estar detrás de las protestas violentas contra Transmilenio y pidió explicaciones al senador Jorge Enrique Robledo. Foto: Juan Pablo Pino |
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El senador Robledo negó que estuviera detrás de las protestas, y anunció que citará a un debate de control político al alcalde. Foto: Juan Pablo Pino |
Los disturbios en Transmilenio la semana pasada no sólo dejaron millones de pesos en pérdidas, varios heridos y decenas de personas presas. Destaparon una pelea política entre dos de las más grandes figuras de la izquierda en el país: el senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, y Gustavo Petro, el alcalde de Bogotá elegido por el movimiento Progresistas. Los dos ya venían peleándose los votos de la izquierda, pero la mayoría de las veces lo hacían por debajo de la mesa. Ahora, la pelea es peleando.
“Lo que pasó fue que, como en los duelos, Petro tiró un guante de desafío. Y Robledo lo tomó”, dijo a La Silla Aurelio Súarez, miembro del Moir y amigo cercano de Robledo.
El guante se lanzó el viernes cuando Petro anunció que detrás de las protestas violentas en Bogotá estaba el Moir, esta corriente de izquierda que pertenece al Polo Democrático y cuyo líder es el senador Robledo. Petro le pidió al Senador del Polo que respondiera por los desastres.
La Silla Vacía reveló el viernes que, efectivamente, algunos miembros del Moir participaron en las discusiones con el Distrito en los Comités de Usuarios planteados por Petro. Y ya que el Moir ha sido uno de los críticos activos de Transmilenio, no sorprendería que algunos hayan participado en las protestas. Pero por ahora, Petro no ha demostrado que los que participaron del Moir fueran los que echaron piedra y rompieron vidrios, ni que sea Robledo el líder que organizó los desastres. Por esto la acusación fue vista inmediatamente como un reto por el senador del Polo. Y decidió aceptar el duelo.
Por las anteriores acusaciones, Robledo dijo que está estudiando la posibilidad de poner una demanda por injuria y calumnia contra el Alcalde. También anunció que lo citará a un debate de control político en el Senado.
El capitolio, entonces, será el primer circo romano (o la primera arena) dónde se desarrollará este duelo, que promete continuar hasta 2014.
Petro y Robledo son quizá las dos figuras más importantes de la izquierda en este momento. El senador del Polo fue uno de los más votados en las pasadas elecciones legislativas: obtuvo casi 165 mil votos en 2010, de los cuales la mayoría fueron en Bogotá: 53 mil.
Y Petro, después de separarse del PDA, logró obtener el segundo cargo ejecutivo más importante del país: la alcaldía de la capital, que ganó con 723 mil votos. Estos resultados, no sólo demostraron cómo estos dos grandes líderes de izquierda han sido claves para la capital, sino que les permitieron posicionarse como futuros candidatos presidenciales.
Aunque el Senador Robledo no ha dicho aún públicamente que se lanzará a la presidencia en 2014, sí ha dicho que lo está pensando seriamente y varios de sus amigos más cercanos han dicho a La Silla que lo más probable es que lo haga, ya que el Polo en este momento cuenta con pocas figuras políticas de alcance nacional (a excepción de la ex alcaldesa Clara López).
Petro, por su lado, ya ha dicho públicamente que no abandonará su cargo para aspirar a la Presidencia, cosa que sus amigos más cercanos no creen. “Si Gustavo ha conseguido los logros comprobables en los temas más importantes de Bogotá, pensar que no es una posibilidad que abandone el cargo no es realista. Él ha dicho públicamente que no lo va a hacer. Pero yo creo que eso lo define el momento político”, dijo a La Silla Alex Vernot, asesor muy cercano a Petro.
Pero ya sea personalmente o en cuerpo ajeno, Progresistas y El Polo se enfrentarán en 2014 en las urnas y Petro y Robledo estarán compitiendo por los votos de la izquierda que se dividieron cuando Petro salió definitivamente del PDA. Lo difícil, para Petro, es que Robledo le lleva ventaja política.
Por un lado, Robledo es senador, es decir, su deber es hacer política: generar debates, controversia, o hacer denuncias en el Senado. En cada entrevista que otorgue a medios nacionales o locales Robledo puede aprovechar para lanzar dardos a su competencia. En cambio, Petro ya es alcalde, lo que implica que no está habilitado para participar en política y que, si decide enfrentarse a Robledo, estaría incurriendo en un delito.
Por otro lado, Petro tiene como ventaja estar en el poder y, si efectivamente logra hacer una administración exitosa, más que denuncias fuertes en los medios, tendría resultados que mostrar y la posibilidad de presentarse como un gerente, cosa que no ha hecho el senador Robledo hasta ahora.
“Petro, si puede evitarlo, no va a ir al debate de Robledo, a menos que lo obliguen”, dijo a La Silla uno de los asesores del Alcalde. Para Petro, darle la oportunidad a Robledo de hablar en contra suya en el Congreso es darle la oportunidad de tener una vitrina en la que él, Petro, no puede responder sino enunciando conceptos técnicos pero no recordando la pelea política que tienen bajo la mesa desde hace varios años Robledo y Petro.
“Petro y Robledo son dos personas muy distintas, incompatibles”, dijo a La Silla el ex candidato presidencial Carlos Gaviria, quien es más cercano al senador Robledo y quien fue presidente del Polo Democrático cuando Petro y Robledo eran senadores. “Pero las peleas eran sobre todo en las reuniones de bancadas, había muchas diferencias entre ellos sobre todo en temas de política económica. No eran enfrentamientos parecidos a este”.
Petro y Robledo siempre lucharon desde orillas distintas de la izquierda. Robledo, siguiendo la doctrina del Moir, nunca apoyó la lucha armada y prefirió la academia en Manizales, dónde fue profesor pero también comenzó a liderar distintas organizaciones sociales (acompañó las luchas cafeteras en los noventa y también creó organizaciones sociales con productores de arroz en el Tolima o paneleros en Boyacá). Es más, Robledo estuvo tan concentrado en el tema del agro antes del Congreso, que cuando finalmente se lanzó a la política lo hizo con un movimiento llamado Unidad Civica Agraria.
Petro, en cambio, tomó el camino de la lucha armada y, aunque también se ha enfocado en temas agrícolas, la resolución del conflicto ha sido una línea clave que atraviesa su discurso. Por eso puso énfasis en el tema del despojo de tierras y la parapolítica en el Congreso. “Y la bancada del Polo lo felicitaba, pero nunca lo apoyó en las investigaciones”, dijo a La Silla un asesor de Petro.
Petro siempre criticó que el Polo no se pronunciara de forma más vehemente frente a los asesinatos de las Farc (cuando mataron a los 11 diputados del Valle, envió una carta al comité ejecutivo del Polo esperando una respuesta contundente de rechazo). Y el Polo, y entre esos Robledo, criticó que Petro, después de los debates por parapolítica, propusiera un acuerdo por la verdad con parapolíticos o paras en los que podrían llegarse a negociar las penas de quienes delinquieron, a cambio de que el país conociera la verdad.
En medio de estas tensiones internas, Petro y Robledo comenzaron a relucir en sus debates de control político y por su gran oratoria, pero cada uno por su lado. Asesores de ambas personalidades aseguraron a La Silla que nunca trabajaron juntos un proyecto de ley o prepararon un debate de control político.
Pero si bien la rivalidad entre ambos era obvia, en 2010 hubo un momento de amnistía. Por un lado, Robledo fue cabeza de lista para las elecciones al Senado y se dice que la razón por la que duplicó su votación fue que Petro no se lanzaba como su competencia (pasó de 80.000 votos a 165.000). Así mismo, Petro buscó el apoyo de Robledo durante las elecciones presidenciales y, al menos en Bogotá, fue Aurelio Súarez quién dirigió su campaña.
Pero después de que Petro destapara el cartel de la contratación en Bogotá y acusara, entre otros, al Moir de haberse quedado callado mientras que la corrupción se devoraba a la capital, la posibilidad de volverse a enfrentar quedó plasmada. Después de los disturbios de Transmilenio, ya no queda duda: Petro y Robledo se van a la guerra.
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