Pero también fueron los años en los que tuvo su primera familia. Pudo llevar a sus hijos al jardín de niños, caminar con ellos de la mano por la calle, viajar por carretera. En su casa les leía poesía y les cantaba. Las canciones del repertorio incluían las de su época en la guerrilla, como la “Mula revolucionaria”. “Gustavo tenía unos gallos”, dice Herrán sonriendo. El tiempo en Bruselas fue una pausa en la vida política que Petro imaginaba.
Y, como una pausa, fue breve. Petro volvió a Colombia con su familia en 1996. Dos años después empezó su carrera más conocida en el Congreso, entre 1998 y 2010. Fue en ese lapso, en el 2000 cuando conoció a Verónica Alcocer, su actual esposa. Todavía estaba casado con Mary Luz Herrán cuando comenzó a salir con ella y el divorcio duró varios años, hasta 2003. En el proceso tuvo una hija con Verónica, Sofía, que nació en 2001.
La separación alejó a Petro de Andrea y Andrés, que se quedaron con su mamá. “Él estuvo muy pendiente de ellos como hasta que tuvieron 15 años. Después se apartó. Tenía otra familia”, dice Mary Luz.
Andrea y Andrés estudiaban en el Liceo Francés, por su afinidad con el idioma, desde que volvieron de Europa. Y cuando Petro se fue de la casa y se casó con Verónica, también matriculó a sus nuevas hijas en el colegio: Sofía, Antonella y Nicolás, el hijo de Verónica de una relación anterior. Por un periodo, los cinco compartieron ese espacio, aunque sus familias estaban separadas y había tensión entre ellas.
Una de las cosas que las distanciaba era la economía. Mary Luz recuerda que, aunque Petro respondía lo correspondiente por Andrea y Andrés, a ella no le alcanzó para enviarlos al viaje de grado de bachiller a Europa, según la tradición del colegio. Sofía, Antonella y Nicolás sí lo hicieron.
Cuando se graduó, Andrea quiso volver a vivir con su papá. Se fue a la casa de Petro y Alcocer y por un año convivió con sus dos hermanas menores y su hermano adoptivo. Ahí afianzaron una relación que había sido menos sólida en el colegio. Aunque según Herrán, Andrea también se dio cuenta de que era otra familia.
Andrea viajó a Francia por la época en la que Petro se volvió alcalde y allá estudió economía, se casó y tuvo dos hijas, las únicas nietas de Petro. Eso los acercó. “Andrea me ha hecho abuelo con dos pequeñas marsellesas”, escribió Petro en su libro.
Pese a la separación, dos fuentes consultadas para esta historia que pidieron no ser citadas, coincidieron en que, de sus hijos, Andrea, de 32 años, es a la que Petro más escucha actualmente. “Era frecuente que sonara el teléfono en la alcaldía y fuera Andrea. Él siempre le contestaba”, dice una fuente. “Ella es la única que lo regaña, que le tira las orejas”, señala la otra.
En enero, antes de que estallara el escándalo de Nicolás Petro, Andrea comenzó a confrontar a su hermano en redes, por sus fotos con políticos tradicionales como Musa Besaile. El 6 de enero publicó un mensaje que, en alguna medida, era un anuncio de lo que vendría: “No nos metan el mismo costal (con Nicolás). Si él la embarró lo hizo solito. Nosotros somos la familia presidencial y como tal tenemos que dar ejemplo”.
Andrés Petro, el asilado en el extranjero
Andrés Gustavo, de 31 años, es el hijo menos conocido de Petro: fue el único que no estuvo en la posesión presidencial el 7 de agosto. Vive refugiado en Canadá y, por su condición, no puede viajar a Colombia. La idea de que saliera del país fue de su padre.
“Petro siempre dijo que Andrés se tenía que ir porque es el que más se le parece. Siente que es el que más está en riesgo. Andrés es Gustavo Petro joven. La misma cara, los mismos gestos”, dice Mary Luz.
Cuando vivían juntos, en los noventa, Andrés era el hijo que Gustavo Petro más sobreprotegía. Influía que era el más propenso a accidentes. Andrés se perdía en los centros comerciales, se ahogaba en el mar, se caía en la playa. Tenía las pestañas tan largas que a veces no veía por dónde corría y se estrellaba contra un muro o una palmera.
“Gustavo le encrespaba las pestañas para que pudiera ver por dónde iba”, recuerda Mary Luz.
Andrés siempre fue el hijo más sensible. En la mayoría de las fotos familiares Andrea aparece sonriendo y Andrés llorando. También fue el que sufrió más entre los dos por la separación de sus padres. “Para Andrés la ausencia del padre fue muy difícil. Le dio muy duro. En algún momento le dije a Gustavo que sus hijos eran adolescentes y que necesitaban un padre. Que era importante que él estuviera, que le pudieran contar su primera experiencia sexual, por ejemplo. Fueron cosas que me contaron a mí”, dice su madre.
En 2017, tras graduarse de psicología en la Universidad de los Andes, Andrés se fue a Canadá. Al principio no como asilado sino como estudiante de creación literaria. Para sobrevivir allá, además de lo que le daban sus padres, trabajó en un restaurante en el que lavaba platos. No le dijo a sus jefes que era hijo del segundo candidato presidencial más votado en Colombia. Pero cuando se enteraron, el año pasado, lo ascendieron a un cargo en el que manejaba personal.
Andrés creció lleno de preguntas para su padre. Pero la distancia hizo que muchas se las formulara a sí mismo. Por ejemplo, no hablaron sobre la razón por la que Petro insistió tanto para que se fuera del país.
En 2018, cuando volvió brevemente a Colombia para la campaña presidencial, Andrés dijo en una entrevista: “Nunca hablé con mi papá de sus verdaderas intenciones de que yo me fuera del país. Decía que estudiar en el exterior es mucho mejor. Pero yo que no vivo en su núcleo familiar tengo menos protección que mis otros hermanos. Tal vez él veía un riesgo”.
Ahora que Petro es presidente, Andrés se ha seguido formulando preguntas sin respuesta. Este año publicó un artículo, compartido por Petro en su Twitter, que concluye así: “Qué es lo que hace que ahora que está cumpliendo su sueño (ser presidente) lo veamos tan sensible y afligido?”.
Sofía Petro, el orgullo
Sofía Petro, la primera hija de Gustavo y Verónica Alcocer, fue la más mediática en la campaña pasada a sus 21 años. Suspendió su estancia en Francia, donde estudia ciencia política, para acompañar a su padre en los debates presidenciales. Respondió a críticas en redes, dio entrevistas, y se volvió una de las figuras visibles del sector feminista que apoyó a Petro.
Desde que era niña, Petro ha querido darle voz a Sofía. En 2012, cuando recién comenzaba su periodo como alcalde, Gustavo Petro era incluso más activo en Twitter. El 31 de marzo publicó cerca de 20 mensajes en la red social, muchos en respuesta a sus seguidores. Uno de ellos invitaba a un apagón por el planeta esa noche: “No ignores este mensaje, ayudemos a generar conciencia. ESTO SÍ IMPORTA”.
Un par de minutos después de esa publicación, Petro hizo otra en la que dijo con orgullo que el tuit anterior lo había redactado Sofía. “El último mensaje lo acaba de escribir mi hija Sofía de 10 años”.