El Plan Nacional de Desarrollo que Gustavo Petro le presentó al país la semana pasada incluye la propuesta de transformar el sistema de adopción en Colombia. El gobierno quiere que este sea manejado solamente por el Estado, a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf). Eso saca de la ecuación los centros de protección, instituciones privadas que por años han acompañado a los niños que no pueden estar con sus familias biológicas y que hoy tienen a su cuidado a 19 mil niños.
“Se avanzará en la desinstitucionalización de la niñez en protección, ampliando las modalidades alternativas de cuidado. El servicio de adopción se reestructurará para ser ejecutado directamente por el Icbf”, dice el documento en su exposición de motivos.
La propuesta aterriza los llamados de organismos internacionales para que las adopciones estén a manos del Estado, con el fin de evitar que privados metan la mano y tergiversen el proceso. Además, la “desinstitucionalización” busca que, bajo la tutela estatal, los niños abandonados estén en hogares sustitutos mientras son adoptados y no en casas donde los cuidan como pasa ahora.
Pero desconoce que las casas de adopción privadas en Colombia –que cuentan con el respaldo del Icbf– se encargan del 34 por ciento de las adopciones y que el sistema actual de familias no da abasto.
Lo que Petro quiere cambiar
Todas las adopciones en Colombia están a cargo del Icbf a través de la misma institución o de seis Instituciones Autorizadas para Adelantar Programas de Adopciones (Iapas). Cuatro están en Bogotá, una en Medellín y una en Cali. Además de adopciones, las Iapas también están encargadas de la protección de la infancia y en ellas residen los niños y niñas durante un proceso de restablecimiento de derechos.
De los niños que cuidan solo el 15 por ciento son adoptables pues la mayoría regresan a sus familias tras un largo proceso de acompañamiento.
El Icbf tiene asiento en los comités de esas instituciones, asiste a sus reuniones y es el que autoriza o no los procesos de adopción. Pero cuando un niño va a ser adoptado, es la institución la que contrata a los abogados para adelantar el proceso y a los psicólogos para acompañar al niño y a la familia.
Como el Icbf tiene en su planta a los profesionales que hacen el proceso administrativo, este es gratuito. Mientras que en una de las Lapas la adopción puede valer entre 6 y 12 millones de pesos, según la institución. Con los privados es la familia la que paga directamente a los profesionales que se necesitan a través de esa casa.
Ana Isabel Moreno es psicóloga especializada en procesos de adopción y madre adoptiva de dos niñas. Ambas adopciones las hizo a través de la Fundación Casita de Nicolás, que es la única autorizada en Medellín para adelantar las adopciones.